- Para empezar, no me digas princesa. - Dije con un bufido. - Estabas ahí cuando tu jefe dijo que esto era solo de nombre. Ahora, con respecto a ese favor... necesito que vayas por tío Chad y le expliques la situación. Me temo que parte de esta pequeña actuación requiere que me encierre una semana y mi tío podría tomar eso muy mal. - Dije encogiéndome de hombros.
- Lo haré en cuanto la deje en su recámara, princesa. - Dijo escaneando los pasillos.
- Eres imposible. - Dije con un suspiro. - Por cada "princesa" que salga de tus labios voy a idear una nueva tortura que te deje llorando en el suelo. - Dije mirando a mi alrededor.
No sabía dónde estábamos, pero por mi vida que no era el ala de emparejamiento. Era demasiado bonito como para ser solo el corredor en el que pasaban las parejas cachondas antes de encerrarse y hacer bebés.
- Lo que usted quiera, princesa.
- Bien, ahora sé que lo haces a propósito. ¿Es usted masoquista, sir Kyrian?
- No, su majestad. - Dijo el maldito con una sonrisa.
Yo resoplé y continuamos nuestro camino en silencio.
Después de muchas vueltas, escaleras y pasillos llegamos a una puerta enorme y blanca.
- Esta es su nueva habitación, princesa. - Dijo uno de los guardias y abrió la puerta.
Esto no era una habitación, era una casa enorme. Mármol y tonos azules decoraban el lugar. Una cama de gran tamaño se encontraba justo en medio de tanto lujo. Dos pares de puertas a cada lado de la habitación eran lo que yo suponía el armario y el baño.
- De acueeeerdo. ¿Tienen órdenes de que permanezca aquí dentro sin salir? - Pregunté a los chicos.
Ellos se miraron entre sí y luego me contestaron negativamente.
- Bien, entonces, si no les importa me gustaría dormir un poco. - Dije dirigiéndome directo a la cama y bostezando ruidosamente. - Kyrian, ve con el tío Chad, por favor. - Dije sin darme la vuelta.
Me arrojé en la gran cama y me metí en las cobijas. Lo último que recuerdo es pensar que olían a mango y que era lo más delicioso que había olfateado en mi vida.
Desperté abruptamente cuando el peso de otro cuerpo hundió el colchón. Yo abrí los ojos y me encontré en medio de la oscuridad; mi cerebro medio dormido no pudo ubicar en dónde estaba así que me puse alerta y lista para atacar.
- Soy yo. - Dijo una voz masculina muy cerca de mí. - No quería despertarte.
- No importa. - Dije desperezándome. - De todas formas, por la escasa luz en la habitación imagino que he dormido por un rato y necesito comer. - Luego recordé que estaba usando un vestido manchado de tierra, sudor y solo la diosa sabía qué más. – Quizá primero necesito un baño... Espera, ¿Qué haces aquí?- Pregunté desconcertada.
- Me preparo para dormir. - Dijo con voz indiferente. No podía verlo muy bien debido a que mi cerebro seguía medio dormido así que no podía saber si iba en serio o no.
- De acuerdo, principito. ¿Tengo que hacer la pregunta obvia?
- No. - Dijo tranquilamente. - Este es mi cuarto privado y te quedarás aquí de ahora en adelante.
- ¿Parte de nuestra tapadera?
- Si.
- ¿Siempre eres tan monosilábico?
- Si.
- Bueno, yo no lo soy.
- Lo noto.
- ¿Eso te molesta?
- No.
- Bien. Ahora, ¿Sabes qué ha pasado con el tío Chad?
- Si, ha atacado a algunos miembros de mi guardia personal y sometido a Kyrian. - Dijo divertido. - Le di una habitación para que descanse y puedan hablar por la mañana.
Eso era... sorprendentemente amable.
- Gracias.
Nos quedamos en silencio por unos segundos antes de que mi estómago hiciera fuertes ruidos.
- Entonces... ¿Tienes servicio a la habitación?
Veinte minutos después yo comía en una mesa que estaba en el rincón de la habitación. No encendí a luz porque no sabía los hábitos para dormir de Cole, así que comí en silencio y en cuanto estuve satisfecha fui explorar cuál de las puertas era el baño y me encontré con que la puerta de la izquierda era el armario. Un muy enorme armario.
Ya que no tenía ropa aquí me encogí de hombros y tomé una de las camisas de Cole para usar después de mi baño. La puerta de la derecha era el sueño húmedo de cualquier loba: Una enorme tina de hidromasaje y una regadera de techo sobre ésta.
Me apresuré a quitarme el vestido y encendí el agua. Pronto tuve el suficiente vapor como para sofocarme y eso era perfecto; con un poco de agua caliente esperaba que los golpes de Cole no me hicieran sufrir por la mañana.
Tomé cualquier frasco de uno de los estantes, una toalla y me metí en la enorme tina poniendo a tope el hidromasaje. Estuve ahí dentro simplemente disfrutando del agua mágica que nunca se enfriaba por lo que creo que fueron horas y en cuanto me dio sueño salí. Me sequé lo mejor que pude y coloqué la toalla mojada en un cesto. La camisa que pedí prestada (o que me robé, aún no lo tengo claro) me llegaba por debajo de las rodillas.
Salí del baño y miré la cama. Se veía tan malditamente tentadora... pero no me sentía cómoda durmiendo con Cole; el chico pasaba de caliente a frío en dos segundos y no quería que al despertar volviera a ser un idiota. Con un suspiro de anhelo me dirigí de nuevo al armario y saqué un par de cobijas de los estantes. Luego, me fui directa al bonito sofá que estaba a lado de una de sus ventanas. Me acomodé para dormir y volví al hermoso mundo de los sueños.
Me desperté ante un ruido insistente y gemí en voz alta.
- ¡Abre la maldita puerta, Cole! – dijo la voz de un hombre enojado.
Entonces me sentí cargada y puesta en un mullido y hermoso colchón. Yo gemí de felicidad mientras los golpes continuaban insistentemente.
Rodé por el espacio como un gato y me restregué en el hermoso aroma de las sábanas. Mierda, yo quería de este jabón.
Entonces el peso de un cuerpo masculino cubrió el mío y una voz ronca y suave susurró en mi oído.
- Despierta, princesa. Quizá puedas hacer enojar a mi hermano mucho antes de lo previsto. - Dijo divertido.
Yo abrí los ojos y lo miré fijamente. Estaba despeinado y se notaba el crecimiento de su barba de un día. Yo quise probar las aguas y los límites.
- Buenos días, guapo. - Dije con una sonrisa coqueta y mis manos se posaron en sus hombros. - ¿Por qué hay tanto ruido?
- Supongo que alguien le dio las buenas noticias a mi querido hermano sobre el nuevo miembro de la familia - Dijo sin apartar la mirada de la mía.
No se apartó ni quitó mis manos, así que lo tomé como una invitación a tocarlo. Entonces la puerta volvió a sonar e interrumpió el momento. Yo hice un puchero y miré hacia la puerta brevemente.
- ¿Crees que se vaya pronto?
- No.
- ¿Qué quieres hacer?
- Marcarte.
Yo abrí mis ojos como platos. No esperaba esa contestación; luego lo miré con curiosidad.
- ¿Cómo me marcarás?
Él sostuvo el peso de su cuerpo con una mano y con la otra trazó una línea desde mi mejilla hasta el hueco de mi cuello donde mi pulso latía.
-Te morderé aquí y estarás rodeada de mi esencia por al menos un mes.
- Suena divertido. ¿Para qué me marcarás?
Me miró serio durante dos segundos antes de que bajara su boca a mi cuello y me lamiera lentamente antes de morder.
Automáticamente mi cuerpo reaccionó y se convulsionó de placer haciéndome lanzar un gemido largo que estaba segura de que sería malinterpretado pero me daba igual.
Retiró lentamente sus colmillos de mi cuello antes de lamer la herida. Luego descubrió su cuello y acunó tiernamente mi cabeza.
- Tu turno.
- Uh... - Dije indecisa. - No has respondido mi pregunta.
- No. - Estuvo de acuerdo.
- Entonces, ¿No me dirás?
- No.
- Eres exasperante. - Dije en tono bajo y sin estar realmente enojada.
Tomé su cabeza y lo acerqué a mi boca antes de darle un beso duro rápido y luego giré su cuello para clavarle mis colmillos en el punto exacto en el que me marcó.
Su cuerpo se tensó y soltó un largo gemido también mientras la rica sangre entraba en mi boca. Nunca había probado la sangre, pero era sorprendentemente... no desagradable.
Saqué mis colmillos ante la nueva oleada de golpes en la puerta y me aparté de su cuello admirando mi obra.
- ¿Olerás a mi tú también?- Pregunté curiosa.
- Si, durante algún tiempo, al menos.
- De acuerdo. ¿Y por qué esto era necesario en este momento?
Me miró y luego me regaló una pequeña sonrisa antes de levantarse de la cama e ir hacia la puerta sin responderme.