-¿Y por qué te ves tan sorprendida, Vera?-le preguntó él, con expresión brusca.
-Bueno... normalmente no asistes a eventos desde el accidente, y...
-¿Y por qué no vendría yo a este evento concreto, Vera? Es la fiesta de cumpleaños de mi abuelo y también la fiesta de cumpleaños de la empresa de la que soy director ejecutivo. Después de mi abuelo, soy la persona que tiene más derecho a estar aquí y la que la mayoría de la gente espera que esté allí, de hecho.
Su sonrisa vaciló levemente, pero Vera logró no perder la compostura.
-¡Pero, claro que sí!-Dijo ella y soltó una pequeña risa. Danika luchó por no poner los ojos en blanco-¿Y esta hermosa joven?
Brennon claramente ya le había dicho quién era la pelirroja que acompañaba a Hernán, y él lo sabía muy bien.
-Como si no lo supieras. Permiso-La voz de Hernán no tenía emociones y Danika se sorprendió de lo indiferente que era con esa mujer. Él mantuvo su expresión neutral.
Danika hizo un gesto a Vera, como pidiéndole permiso, y siguió a Hernán alejándose de la mujer, quien no los siguió.
Vera juntó las manos, tratando de contener su irritación.
"Cálmate, Vera. ¿Qué importa si se casó? ¡Sigue siendo un lisiado que no puede tener hijos!", repetía mentalmente, hirviendo de ira. "Deja que el lisiado tenga un poco de felicidad, ¿vale?", se burló. Después de todo, si no trabajaba de cintura para abajo, ¡pronto su bella esposa le llenaría la cabeza de cuernos!
Más satisfecha, Vera fue a buscar a su propio hijo.
Hernán se detuvo cerca de la mesa reservada para él y Danika y esperó a que ella arreglara la silla para poder estacionar allí la silla de ruedas. Se alegró de no tener que decirle eso a Danika al menos. Ella tenía suficiente sentido común para actuar antes de que él hablara.
-Hernán, ¿necesitas algo?-preguntó Danika, antes de sentarse en la silla a su lado.
-No, estoy bien-Respondió él y miró a su alrededor-Espero que traigan las bebidas pronto. ¡Necesito algo fuerte para resistir la presencia de ciertas personas!
No pasó mucho tiempo para que Lazlo subiera al escenario y pronunciara un discurso, para luego llamar a Hernán para que subiera también. Danika dejó paso a su silla de ruedas y se quedó al final del escenario, sin subir con él porque no le había informado que debía hacerlo.
Ella miró a su alrededor y vio a Xandros con la mirada fija en su hermano, con cierta burla, mientras Catriona parecía admirar al apuesto hombre que hablaba. Danika se sintió incómoda, pero justificó su sentimiento con el hecho de que Hernán era su marido y no le gustaba lo que hacía Catriona. Sólo eso. No eran celos. ¡Ni siquiera conocía a Hernán! Simplemente estaba engañada por sus recuerdos del hombre en el hospital.
Xandros atrajo a Catriona hacia él y, mirando a su hermano, la besó. Danika entonces se dio cuenta de que aparentemente Xandros sabía del interés de Catriona en Hernán, pero lo que había hecho significaba que los sentimientos de la mujer eran correspondidos por Hernán. Esto entristeció a Danika.
-Y quisiera llamar aquí a mi querida esposa, a quien ahora conoceréis. ¡Danika Allaband! -Anunció Hernán y Danika miró a su alrededor, asustada, cuando escuchó su nombre resonando por la habitación.
Miró a Hernán, quien le tendió la mano, sonriendo. Parecía un caballero de los libros y películas que ella tanto amaba. Él arqueó levemente una ceja y ella se dio cuenta de que lo estaba avergonzando.
Danika comenzó a subir las escaleras, pero los focos la dejaron un poco desorientada y ella terminó dando un paso en falso y cayendo por las escaleras, lastimándose las rodillas. Danika escuchó unas risas y, al levantar la vista, vio a Vera y Catriona.
-¿Cariño?-La llamó Hernán, a su lado. Un guardia de seguridad la ayudó a levantarse. Danika quiso enterrar su cabeza en un agujero cercano, pero se levantó e intentó actuar con la poca dignidad que le quedaba-¿Estás bien?-susurró Hernán y ella asintió.
Él tomó el micrófono.
-¡Un médico, por favor!-Dijo-¡Mi esposa está embarazada! ¡Necesito saber si todo está bien!
El silencio que siguió fue increíble. Lo primero que escuchó Danika fue el sonido de cristales rompiéndose. Miró a su alrededor y vio a Xandros, cuya mano sangraba, mirando a Hernán como si pudiera matarlo.
Lazlo se acercó y le susurró algo al oído a Hernán, quien asintió y tomó la mano de Danika y la atrajo hacia él.
-Siéntate en mi regazo-Murmuró, señalando su propia pierna con la otra mano. Los ojos de Danika se abrieron y ella miró a las personas - ¡Ahora!
Ella no discutió y, un tanto torpemente, hizo lo que él le pidió. La colonia de Hernán se le metió en la nariz y la mareó. Podía oler el aroma a madera, mezclado con alcohol.
Hernán conducía por el pasillo, la gente se alejaba y Danika estaba muy pendiente de su mano en su cintura.
-Puedes apoyar tu cabeza en mi hombro-Susurró y ella hizo exactamente eso, para no poder mirar a toda esa gente, pero eso la hizo aún más consciente de su la presencia de Hernán.
Él detuvo la silla después de un rato y levantó la cabeza. Hernán suspiró profundamente. El aliento de Danika en su cuello lo estaba dejando "entusiasmado".
-Déjeme verla, señora Allaband - pidió el médico, un hombre de poco más de treinta años. Cuando extendió la mano para tocar a Danika, Hernán lo agarró de la muñeca.
-Tenga cuidado donde pone las manos sobre mi esposa-Dijo y el médico asintió. Danika miró sorprendida a Hernán, pero luego sacó ese pensamiento de su mente. Aquello no eran celos. Era simplemente un hombre que no quería compartir lo que era suyo, le gustara o no el objeto en cuestión. Además, estaban fingiendo ante esas personas. Fingir estar celoso haría que la mentira fuera más creíble.
Danika se sentó en el sofá y dejó que el médico comprobara lo que decía que era necesario.
-Señor Allaband, me parece que todo está bien-dijo-Pero si quiere puede llevarla mañana a los exámenes. Lamentablemente no puedo proporcionar eso en este momento.
-Bien. Gracias doctor. Ya nos puedes dejarnos-Dijo y el doctor hizo una reverencia antes de irse.
Volviéndose hacia Danika, Hernán la miró de arriba abajo.
-¿Estás seguro de que no te lastimaste?
-No, no me lastimé. No me golpeé la barriga ni nada aquí en el abdomen.
-No solo pregunté por el bebé-Dijo Hernán, y por un momento, Danika creyó ver algo en sus ojos, pero pronto desapareció.
-Estoy bien. De hecho, me acabo de golpear las rodillas.
-Déjame verlas entonces.