Luna de Traicion
img img Luna de Traicion img Capítulo 7  Una Alianza Tentadora
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Capítulo 10 Fuego Cruzado img
Capítulo 11 Secretos en la Oscuridad img
Capítulo 12 El Lobo Solitario img
Capítulo 13 El Arte de la Manipulación img
Capítulo 14 Entre Dos Fuegos img
Capítulo 15 Una Propuesta Oscura img
Capítulo 16 Pasión Prohibida img
Capítulo 17 El Juego de Cass img
Capítulo 18 La Visión de Amara img
Capítulo 19 La Rebelión Se Acrecienta img
Capítulo 20 Decisiones Peligrosas img
Capítulo 21 Ecos del Pasado img
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Capítulo 7  Una Alianza Tentadora

Elena Castillo estaba sentada en su oficina en lo alto del rascacielos que albergaba la sede de Castillo Technologies. Afuera, la ciudad de Nueva York bullía con su energía frenética, pero dentro de las paredes de cristal de su despacho, reinaba un silencio casi sepulcral. El brillo de las pantallas de su computadora era el único testigo de su mente en constante actividad.

La noche anterior con Damien todavía estaba fresca en su mente. Aunque habían acordado mantener una distancia emocional y separar lo personal de lo profesional, Elena no podía evitar que su mente volviera una y otra vez a esos momentos de pasión desenfrenada. Sin embargo, sabía que no podía permitirse dejar que esas emociones nublaran su juicio. Demasiadas cosas estaban en juego.

Mientras intentaba concentrarse en su trabajo, un suave golpe en la puerta la sacó de sus pensamientos. "Adelante," dijo, enderezándose en su silla.

La puerta se abrió y, para su sorpresa, Lucian D'Arcy entró en la oficina, su presencia dominando la habitación de inmediato. Lucian estaba vestido con un traje negro impecable, y su expresión, aunque cordial, tenía un aire de misterio que nunca dejaba de afectar a Elena. Cada vez que lo veía, sentía una atracción oscura que la inquietaba, pero que no podía ignorar.

"Lucian," dijo Elena, intentando mantener la compostura mientras lo observaba acercarse. "No esperaba verte aquí."

Lucian esbozó una sonrisa suave, casi encantadora, mientras se acercaba al escritorio de Elena. "Lo sé, Elena. Pero hay asuntos que necesitan ser discutidos, y pensé que sería mejor hacerlo en persona."

Elena asintió, indicándole que se sentara frente a ella. "¿A qué se debe esta visita tan inesperada?"

Lucian se acomodó en la silla con una gracia natural, sus ojos azules fijos en ella con una intensidad que parecía atravesarla. "He estado pensando en nuestra conversación anterior, y en la posibilidad de una alianza entre nosotros. He llegado a la conclusión de que podríamos lograr grandes cosas juntos, Elena. Pero para eso, necesito que confíes en mí."

Elena mantuvo su expresión neutral, aunque podía sentir el magnetismo de Lucian tirando de ella, envolviéndola en una red de palabras cuidadosamente elegidas. "Confianza es una palabra fuerte, Lucian. Y en este mundo, es algo que no se da a la ligera."

"Lo sé," respondió Lucian, inclinándose un poco hacia adelante, como si quisiera acercarse a ella sin romper la distancia física. "Pero también sé que eres una mujer inteligente, una mujer que sabe reconocer el poder cuando lo ve. Y yo puedo ofrecerte un poder que va más allá de lo que Damien Wolfe podría darte."

Elena sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar el nombre de Damien. La mención de él la hizo recordar la complejidad de la situación en la que se encontraba. Por un lado, estaba el deseo visceral que sentía por Damien, una conexión que había experimentado de una manera intensa y casi primitiva. Pero por otro lado, estaba Lucian, con su encanto peligroso y su promesa de algo más oscuro, algo que despertaba una parte de ella que hasta ahora había mantenido oculta.

"¿Y qué es exactamente lo que ofreces, Lucian?" preguntó Elena, su voz firme pero con una curiosidad que no pudo reprimir.

Lucian la observó por un momento, su sonrisa ampliándose ligeramente. "Ofrezco una alianza que te pondrá en una posición de poder que nunca antes has experimentado. Juntos, podríamos controlar sectores que hasta ahora han estado fuera de tu alcance. Pero más que eso, Elena, te ofrezco la verdad sobre el mundo en el que te estás adentrando."

Elena entrecerró los ojos, tratando de leer más allá de sus palabras. Sabía que Lucian no era alguien que diera algo sin esperar algo a cambio. "¿La verdad? ¿Y qué verdad sería esa?"

Lucian se levantó de la silla y caminó lentamente hacia el ventanal que daba una vista panorámica de la ciudad. "La verdad sobre Damien Wolfe, sobre lo que realmente es y lo que representa. Él te ha contado solo una parte de la historia, la parte que le convenía que supieras. Pero hay mucho más, cosas que podrían cambiar tu percepción de él y de lo que está en juego."

Elena sintió que su corazón latía un poco más rápido, aunque mantuvo su exterior impasible. Sabía que estaba siendo manipulada, pero la oferta de Lucian tenía un atractivo que no podía negar. La posibilidad de conocer más sobre Damien, de entender mejor el peligro en el que se encontraba, era tentadora.

"¿Y por qué deberías ser tú quien me cuente esa verdad, Lucian? ¿Qué ganas con esto?" preguntó Elena, levantándose también y caminando hacia él.

Lucian se giró para mirarla, sus ojos brillando con una intensidad casi hipnótica. "Gano tu confianza, Elena. Gano la oportunidad de mostrarte que no todos en este mundo están destinados a traicionarte. Quiero que veas que hay una alternativa, un camino que podrías tomar donde el poder no tiene que ser una carga, sino una ventaja."

Elena se detuvo a solo unos pasos de él, sintiendo la atracción entre ellos como una corriente eléctrica. Sabía que estaba jugando con fuego, pero también sabía que, en este momento, no podía permitirse dar un paso atrás.

"¿Y qué pasaría si decidiera tomar ese camino contigo?" preguntó Elena en un susurro, su voz cargada de una mezcla de desafío y curiosidad.

Lucian dio un paso hacia ella, cerrando la distancia entre ellos hasta que apenas quedaban unos centímetros entre sus cuerpos. "Entonces, Elena, descubrirías que el mundo es mucho más grande y más oscuro de lo que alguna vez imaginaste. Pero también descubrirías que conmigo, podrías tener todo lo que siempre has deseado, y más."

Elena sintió cómo su respiración se aceleraba mientras los ojos de Lucian se clavaban en los suyos. Había algo en él, en la manera en que la miraba, que la hacía sentir vulnerable y poderosa al mismo tiempo. Era como si pudiera ver a través de todas sus defensas, leer cada uno de sus deseos más profundos y oscuros.

Sin embargo, en su mente, la imagen de Damien no se desvanecía. Recordaba la intensidad de su noche juntos, la conexión que habían compartido, y no podía evitar sentirse dividida entre el deseo que sentía por Damien y la atracción casi prohibida hacia Lucian.

Elena dio un paso atrás, rompiendo el hechizo momentáneo. Sabía que debía mantener su claridad, que no podía dejarse arrastrar por las emociones que ambos hombres despertaban en ella. "Lucian, lo que ofreces es tentador, pero necesito tiempo para considerar mis opciones. No tomaré una decisión precipitada."

Lucian la observó con una mezcla de admiración y respeto, como si entendiera perfectamente su lucha interna. "No espero menos de ti, Elena. Tómate el tiempo que necesites, pero recuerda que el tiempo no siempre está de nuestro lado. Las decisiones que tomes en los próximos días podrían cambiar tu destino para siempre."

Elena asintió, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que estaba en una encrucijada, que las elecciones que hiciera no solo afectarían su vida, sino también el destino de aquellos que la rodeaban.

Lucian se acercó una vez más, esta vez para tomar suavemente su mano. "Solo quiero que sepas que estaré aquí, esperando por ti, cuando estés lista para hacer lo que sea necesario para sobrevivir en este mundo."

Elena sintió el calor de su toque, una caricia que despertó un cosquilleo en su piel. Sabía que Lucian era peligroso, que su poder radicaba en su habilidad para seducir y manipular, pero también sabía que había algo en él que la llamaba, una oscuridad que resonaba con una parte de ella que aún no había explorado por completo.

"Lo tendré en cuenta, Lucian," dijo Elena, su voz firme aunque su interior estaba en tumulto.

Lucian asintió, soltando su mano lentamente. "Nos veremos pronto, Elena. Estoy seguro de ello."

Con esas palabras, Lucian se dio la vuelta y salió de la oficina, dejando a Elena sola con sus pensamientos. Mientras la puerta se cerraba detrás de él, Elena sintió una mezcla de alivio y confusión. Sabía que debía mantenerse alerta, que estaba en medio de un juego de poder mucho más grande de lo que había imaginado.

Pero mientras se sentaba de nuevo en su escritorio, la imagen de Lucian y Damien se mezclaba en su mente, y se dio cuenta de que, aunque había logrado mantener su compostura, la batalla interna entre su deseo por Damien y la atracción oscura hacia Lucian estaba lejos de resolverse.

Elena suspiró, apoyando la cabeza entre sus manos. Sabía que el camino que tenía por delante estaba lleno de peligros, pero también lleno de posibilidades que nunca antes había considerado. Y mientras la noche comenzaba a caer sobre la ciudad, no podía evitar preguntarse cuál de esos caminos la llevaría al poder... y cuál a la perdición.

Elena permaneció sentada en su oficina, con la mirada perdida en el horizonte de Nueva York que se extendía más allá del cristal de la ventana. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, marcando el final de un día que había dejado su mente en un torbellino. La conversación con Lucian había dejado una impresión profunda, y por más que intentara concentrarse en su trabajo, sus pensamientos volvían una y otra vez a las palabras que él había pronunciado, al enigma que representaba.

Sabía que debía ser cuidadosa. Tanto Damien como Lucian eran jugadores peligrosos en un tablero que apenas comenzaba a comprender. Uno ofrecía protección y un sentido de conexión que la hacía sentir viva de una manera que no había experimentado antes. El otro, un poder oscuro y un conocimiento profundo de un mundo que la atraía y la repelía al mismo tiempo.

Sin embargo, no podía evitar la sensación de que estaba caminando sobre una cuerda floja, y que cualquier paso en falso podría hacerla caer en un abismo del que no habría retorno.

Un sonido suave, casi imperceptible, la sacó de sus pensamientos. Elena se giró y vio a Izzy Moreau entrando en la oficina, con la preocupación dibujada en su rostro. Izzy, su leal asistente y confidente, rara vez se mostraba tan inquieta, lo que hizo que Elena se tensara al instante.

"¿Qué sucede, Izzy?" preguntó Elena, tratando de mantener la calma.

Izzy cerró la puerta tras ella y se acercó al escritorio, su expresión seria. "Elena, he estado recibiendo algunos informes que creo que deberías conocer. He notado que Lucian D'Arcy ha estado haciendo movimientos en sectores donde antes no tenía interés. Parece que está preparando algo grande, algo que podría afectar directamente a Castillo Technologies."

Elena asintió, sintiendo cómo la tensión en su pecho aumentaba. "Lo sé, Izzy. Lucian vino a verme hoy. Está interesado en una alianza."

Izzy la miró con incredulidad. "¿Una alianza? Elena, sabes que no puedes confiar en él. Lucian juega un juego peligroso, y siempre tiene una agenda oculta. Si te está ofreciendo algo, es porque planea obtener mucho más de lo que está dispuesto a dar."

"Lo sé," respondió Elena, su voz reflejando el conflicto interno que sentía. "Pero no puedo simplemente ignorarlo. Hay algo en él... algo que me hace pensar que hay más en juego de lo que puedo ver."

Izzy se acercó más, bajando la voz como si temiera que alguien pudiera escucharla. "Damien Wolfe también está en movimiento. Sus contactos están aumentando en la ciudad, y su gente está más activa que nunca. Es como si ambos estuvieran preparándose para una confrontación directa, y tú estás justo en el medio."

Elena sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que estaba atrapada entre dos fuerzas poderosas, pero escuchar a Izzy confirmar sus temores hacía que la situación pareciera aún más sombría. "¿Qué sugieres que haga, Izzy?"

Izzy la miró con firmeza, su lealtad brillando en sus ojos. "Tienes que ser más astuta que ambos. No puedes permitirte ser una pieza en su juego. Usa lo que te ofrecen a tu favor, pero no te dejes atrapar por ninguno de los dos. Sé que Damien te importa, pero no puedes bajar la guardia, ni siquiera con él."

Elena suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que Izzy tenía razón. No podía permitirse el lujo de confiar ciegamente en nadie, ni siquiera en Damien, por mucho que deseara hacerlo.

"Gracias, Izzy," dijo Elena, su voz suave pero decidida. "Haré lo que sea necesario para proteger lo que es mío. Pero necesito que estés atenta a cualquier movimiento de Lucian. Si algo cambia, quiero saberlo de inmediato."

Izzy asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. "Cuenta con ello, Elena. Estoy contigo en esto."

Con esas palabras, Izzy se retiró, dejando a Elena sola una vez más en su oficina. La sensación de soledad se hizo más intensa, pero también fortaleció su resolución. Sabía que no podía permitirse ser dominada por ninguno de los dos hombres que ahora competían por su lealtad y, posiblemente, por su corazón.

La noche había caído completamente cuando Elena decidió que era hora de marcharse. Tomó su abrigo y salió de la oficina, sintiendo el peso de las decisiones que tendría que tomar en los próximos días. Mientras el ascensor la llevaba hacia el vestíbulo, su mente volvía una y otra vez a las palabras de Lucian, y la promesa implícita de poder que contenían.

Al llegar a la planta baja, las puertas del ascensor se abrieron con un suave zumbido, y Elena salió al vestíbulo, que estaba casi desierto a esa hora. Sin embargo, cuando se dirigía hacia la salida, sintió una presencia familiar, y su corazón se aceleró.

Damien estaba esperando junto a la puerta principal, su figura imponente proyectando una sombra larga bajo la luz tenue del vestíbulo. Sus ojos grises la observaban con una intensidad que la hizo detenerse en seco. Había algo en su expresión que era diferente, una mezcla de preocupación y algo más, algo que hizo que la piel de Elena se erizara.

"Damien," dijo Elena, intentando mantener su tono neutral mientras se acercaba a él. "¿Qué haces aquí?"

Damien no respondió de inmediato. En su lugar, se acercó a ella con pasos lentos y medidos, como si estuviera evaluando cada movimiento. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomó su mano, su toque firme pero gentil. "Necesitaba verte, Elena. Hay algo de lo que tenemos que hablar, algo que no puede esperar."

Elena sintió que el nudo en su estómago se apretaba aún más. La cercanía de Damien la afectaba de una manera que no podía ignorar, y aunque su mente le gritaba que debía mantener la guardia alta, su cuerpo respondía a él de una manera que la hacía sentir vulnerable.

"¿De qué se trata, Damien?" preguntó, su voz apenas un susurro.

Damien la miró profundamente a los ojos, y Elena pudo ver el conflicto en su mirada. "Lucian. Sé que ha estado cerca de ti, que te ha hecho ofertas. Quiero que sepas que no estoy aquí para decirte en quién confiar, pero necesito que entiendas lo peligroso que puede ser él. No quiero que te hagas daño por estar en medio de esto."

Elena apretó la mano de Damien, sintiendo la sinceridad en sus palabras, pero también consciente de que había más en juego de lo que él estaba diciendo. "Damien, sé que hay cosas que no me estás contando. Si quieres que confíe en ti, necesito saber la verdad, toda la verdad."

Damien suspiró, bajando la mirada por un momento antes de volver a encontrar sus ojos. "Hay cosas sobre mi pasado, sobre la relación que tengo con Lucian, que son más complicadas de lo que puedo explicar en este momento. Pero lo que necesitas saber es que él hará cualquier cosa para ganar. Y si te tiene que usar para conseguir lo que quiere, lo hará sin dudarlo."

Elena sintió un escalofrío ante la advertencia de Damien, pero también notó el peso de las palabras no dichas, las sombras de secretos que aún estaban ocultos entre ellos. "Damien, si quieres que confíe en ti, necesito saber todo. No puedo seguir en esto a ciegas."

Damien soltó su mano con un gesto de frustración, pasándose una mano por el cabello. "Lo sé, Elena. Y te lo diré, te lo prometo. Pero por ahora, solo te pido que tengas cuidado. No dejes que Lucian te manipule. No quiero perderte."

Elena sintió una mezcla de emociones tumultuosas. Parte de ella quería confiar en Damien, dejarse llevar por la conexión que sentía con él. Pero otra parte, la parte que había aprendido a sobrevivir en un mundo de tiburones corporativos, sabía que no podía permitirse el lujo de ser ingenua.

"Damien, no soy una niña a la que se pueda proteger de todo," dijo Elena con firmeza. "He llegado hasta aquí tomando mis propias decisiones, y seguiré haciéndolo. Pero si realmente quieres protegerme, entonces necesito que seas honesto conmigo, completamente honesto."

Damien la miró con una expresión de dolor, como si sus palabras lo hubieran alcanzado profundamente. Finalmente, asintió. "Lo seré, Elena. Te lo prometo. Pero esta noche, solo quería asegurarme de que estás a salvo."

Elena sintió su resolución tambalearse por un momento, y sin pensarlo, se acercó a él, apoyando su mano en su pecho. "Damien, no necesito que me protejas de todo. Solo necesito que me acompañes en esto, sin secretos."

Damien tomó su mano y la apretó contra su pecho, su mirada suave pero decidida. "Estoy aquí contigo, Elena. Siempre estaré contigo."

Elena sintió que su corazón se aceleraba, y antes de que pudiera detenerse, se inclinó hacia él, sus labios encontrando los de Damien en un beso que fue tanto una declaración como una entrega. El mundo alrededor de ellos pareció desvanecerse, dejando solo el calor de su cuerpo y la fuerza de la conexión que compartían.

Cuando finalmente se separaron, ambos estaban respirando con dificultad, sus miradas entrelazadas en un entendimiento silencioso. Elena sabía que las cosas no serían fáciles, que el camino por delante estaba lleno de peligros y decisiones difíciles. Pero en ese momento, con Damien junto a ella, sintió que podría enfrentarlo.

"Vamos a casa," susurró Damien, su voz baja y cargada de promesas.

Elena asintió, sabiendo que, al menos por esa noche, podía permitirse olvidar las sombras que se cernían sobre ellos y simplemente ser, aunque solo fuera por un momento.

Mientras salían juntos del edificio, caminando hacia la noche que los envolvía, Elena sabía que la batalla por su corazón y su lealtad estaba lejos de haber terminado. Pero con cada paso que daba, sentía que estaba un poco más cerca de descubrir en quién realmente podía confiar, y qué camino debía seguir en un mundo donde las alianzas eran tan peligrosas como necesarias.

La luna brillaba sobre ellos, y aunque las sombras los rodeaban, Elena estaba decidida a no dejar que la oscuridad la consumiera. No mientras tuviera el control de su destino.

            
            

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