Luna de Traicion
img img Luna de Traicion img Capítulo 8 Las Garras del Pasado
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Capítulo 10 Fuego Cruzado img
Capítulo 11 Secretos en la Oscuridad img
Capítulo 12 El Lobo Solitario img
Capítulo 13 El Arte de la Manipulación img
Capítulo 14 Entre Dos Fuegos img
Capítulo 15 Una Propuesta Oscura img
Capítulo 16 Pasión Prohibida img
Capítulo 17 El Juego de Cass img
Capítulo 18 La Visión de Amara img
Capítulo 19 La Rebelión Se Acrecienta img
Capítulo 20 Decisiones Peligrosas img
Capítulo 21 Ecos del Pasado img
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Capítulo 8 Las Garras del Pasado

El viento soplaba con fuerza en las afueras de Nueva York, levantando remolinos de hojas caídas que danzaban bajo el cielo gris. En un antiguo almacén abandonado, alejado del bullicio de la ciudad, un grupo de figuras se movía en silencio, como sombras que se deslizaban entre las ruinas. Entre ellas, Aiden Blackwood, el lobo rebelde, caminaba con paso decidido, su mente en un solo objetivo: rebelarse contra Damien Wolfe.

Aiden era un hombre de aspecto duro, con una barba oscura que enmarcaba su rostro anguloso y ojos que brillaban con un fuego indomable. Su historia con Damien se remontaba a años atrás, cuando ambos lucharon codo a codo en guerras que habían forjado su lealtad y amistad. Pero con el tiempo, esa amistad se había deteriorado, dando paso a la desconfianza y el resentimiento.

Damien había elegido un camino que Aiden no podía seguir. Mientras Damien se centraba en proteger a su manada y mantener un equilibrio de poder, Aiden sentía que su líder se estaba ablandando, que estaba permitiendo que las emociones y las alianzas lo debilitaran. Aiden quería un liderazgo más fuerte, uno que no vacilara en hacer lo necesario para mantener a los licántropos en la cima del orden sobrenatural.

Y estaba dispuesto a tomar el poder por la fuerza si era necesario.

El almacén era el lugar donde Aiden había comenzado a reunir a aquellos que compartían su descontento con Damien. Hombres y mujeres lobo que, como él, creían que su líder había perdido el camino. La atmósfera en el lugar era tensa, cargada de una energía que presagiaba conflicto. Sabían que estaban desafiando a uno de los hombres más poderosos de su especie, pero Aiden era un líder carismático, capaz de inspirar lealtad incluso en los más reticentes.

Esa noche, sin embargo, Aiden tenía otro plan en mente. Había recibido información sobre Izzy Moreau, la mano derecha de Elena Castillo, y veía en ella una oportunidad para fortalecer su posición. Izzy era una mujer astuta y leal a Elena, pero Aiden sospechaba que bajo esa fachada de lealtad había una ambición que podía ser explotada. Si lograba ganarse su confianza, podría usarla para socavar la relación entre Elena y Damien, y de paso, acercarse más a sus propios objetivos.

Dejó a su grupo de seguidores en el almacén y se dirigió hacia la ciudad, hacia una pequeña cafetería donde sabía que Izzy tenía la costumbre de detenerse después del trabajo. Se aseguró de llegar antes que ella, eligiendo una mesa en una esquina discreta desde donde podía observar la entrada sin ser visto.

Poco después, Izzy entró en la cafetería, su expresión seria mientras pedía un café para llevar. Aiden la observó detenidamente, notando la tensión en sus hombros y el cansancio en su rostro. Sabía que era una mujer ocupada, con un trabajo exigente, pero también sabía que la presión constante podía abrir grietas incluso en la armadura más dura.

Cuando Izzy se giró para salir, Aiden se levantó de su asiento y se acercó a ella con un aire de casualidad calculada. "Izzy Moreau, ¿verdad?" dijo, su voz suave pero cargada de intención.

Izzy lo miró con una mezcla de sorpresa y precaución. "¿Nos conocemos?" preguntó, sin dejar de evaluar al hombre que tenía frente a ella.

Aiden sonrió levemente, su mirada fija en la suya. "Soy Aiden Blackwood. Sé que trabajas con Elena Castillo, y pensé que podríamos tener una conversación interesante. Hay asuntos en juego que podrían beneficiarnos a ambos."

Izzy lo miró con desconfianza. Sabía quién era Aiden, y sabía que era un hombre con una reputación peligrosa. "No veo qué podríamos tener en común, Aiden. Mi lealtad es hacia Elena, y no tengo intención de traicionarla."

Aiden levantó las manos en un gesto conciliador. "No estoy aquí para pedirte que traiciones a nadie, Izzy. Todo lo contrario. Creo que podríamos ayudarnos mutuamente. Damien Wolfe no es el hombre que tú o Elena creen que es, y yo puedo ofrecerte una perspectiva que quizás no hayas considerado."

Izzy entrecerró los ojos, tratando de leer más allá de las palabras de Aiden. "¿Y qué exactamente estás proponiendo?"

Aiden se inclinó un poco más cerca, bajando la voz para que solo ella pudiera escucharlo. "Una tregua, Izzy. Ambos sabemos que Damien está manipulando a Elena, usándola para sus propios fines. Pero yo no estoy aquí para enfrentarme a ella, sino para mostrarle que hay otra manera, un camino en el que ella y tú podrían tener más poder, más control."

Izzy permaneció en silencio, evaluando cada palabra. Sabía que Aiden no era de fiar, pero también sabía que el poder tenía muchas formas, y que en su mundo, la información era una moneda tan valiosa como cualquier otra.

"¿Y qué te hace pensar que yo estaría interesada en tu oferta, Aiden?" preguntó finalmente, su tono frío pero con una chispa de curiosidad.

Aiden sonrió, sabiendo que había captado su interés. "Porque tú, más que nadie, sabes que en este juego no se trata solo de sobrevivir, sino de ganar. Y yo puedo ayudarte a ganar, Izzy. Todo lo que necesito es una oportunidad para mostrarte que Damien Wolfe no es el líder que Elena necesita. Juntos, podríamos asegurarnos de que ella no caiga en sus garras."

Izzy lo miró fijamente, su mente trabajando rápidamente. Sabía que estaba caminando sobre terreno peligroso, pero también sabía que no podía rechazar una oportunidad sin considerarla completamente. "No puedo prometerte nada, Aiden. Pero estoy dispuesta a escuchar lo que tienes que decir. Si realmente crees que tienes algo que ofrecer, te escucharé."

Aiden asintió, su expresión mostrando una mezcla de satisfacción y respeto. "Eso es todo lo que pido, Izzy. Nos veremos pronto, y te mostraré que hay mucho más en juego de lo que crees."

Con esas palabras, Aiden se dio la vuelta y salió de la cafetería, dejando a Izzy con sus pensamientos. Sabía que había plantado la semilla de la duda, y que ahora solo era cuestión de tiempo antes de que esa semilla comenzara a crecer.

Izzy observó cómo Aiden se alejaba, su mente llena de preguntas y posibilidades. Sabía que estaba entrando en un juego peligroso, pero también sabía que, en su mundo, el riesgo a veces era necesario para alcanzar la victoria. Y aunque sus lealtades permanecían con Elena, no podía ignorar la sensación de que algo grande estaba por venir, algo que cambiaría el curso de todo.

Mientras la noche envolvía la ciudad, Aiden regresó a su escondite con una satisfacción creciente. Sabía que había dado el primer paso en su rebelión contra Damien, y que la conversación con Izzy era solo el comienzo. La guerra por el control de la manada estaba en marcha, y Aiden estaba decidido a no detenerse hasta que Damien cayera y él tomara su lugar.

El pasado tenía garras afiladas, y Aiden Blackwood estaba dispuesto a usarlas para deshacerse de aquellos que consideraba débiles, para asegurar que los licántropos fueran liderados por alguien dispuesto a hacer lo necesario, sin importar el costo.

La luna llena brillaba intensamente en el cielo, y Aiden, bajo su luz, sintió la fuerza de su resolución crecer. La rebelión había comenzado, y no había vuelta atrás.

Aiden Blackwood regresó al almacén donde sus seguidores lo esperaban, la satisfacción brillando en sus ojos oscuros. Había dado el primer paso hacia su objetivo, y sabía que ahora era cuestión de tiempo antes de que las piezas comenzaran a caer en su lugar. El lugar estaba sumido en un silencio expectante, roto solo por el ocasional crujido de madera vieja bajo los pies de los hombres y mujeres que lo miraban con respeto y algo de temor.

Aiden sabía que su liderazgo se basaba tanto en la fuerza como en el miedo, y había aprendido a usar ambos para mantener a sus seguidores en línea. Pero esta noche, tenía algo más que ofrecerles: una esperanza renovada de que su rebelión contra Damien Wolfe no solo era posible, sino inevitable.

Al ingresar al centro del almacén, Aiden levantó una mano para silenciar cualquier murmullo entre sus hombres. Todos sabían que, cuando él hablaba, era para algo importante.

"Esta noche," comenzó Aiden, su voz resonando en el amplio espacio vacío, "he dado un paso crucial hacia nuestra victoria. Izzy Moreau, la mano derecha de Elena Castillo, ha aceptado considerar nuestra propuesta. Es solo cuestión de tiempo antes de que ella se dé cuenta de que estamos ofreciéndole una alternativa mucho mejor que la que tiene ahora."

Sus palabras fueron recibidas con una mezcla de asentimientos y murmullos aprobatorios. Sabían que ganar a Izzy sería un gran golpe para Damien, pero Aiden también sabía que esto era solo el comienzo.

"Aiden," dijo una voz desde las sombras. Era Lucas, uno de los lobos más leales a Aiden, un hombre tan implacable como su líder. "¿Qué sucede si Damien descubre lo que estamos planeando? Sabes tan bien como nosotros que no se detendrá ante nada para mantener su poder."

Aiden fijó su mirada en Lucas, su expresión dura. "Damien ya está debilitado. Está distraído con sus propios asuntos, con Elena y con el peligro que representa Lucian D'Arcy. No le daremos la oportunidad de reaccionar hasta que sea demasiado tarde. Cuando se dé cuenta de lo que está sucediendo, ya será un hombre acabado."

El grupo se silenció, considerando las palabras de Aiden. Sabían que la clave de su éxito radicaba en la rapidez y la sorpresa, pero también en la capacidad de socavar la confianza que Damien había construido con tanto esfuerzo.

"Nosotros," continuó Aiden, "seremos los que reconstruiremos este clan. Seremos los que tomaremos el control, no solo de Nueva York, sino de todo lo que nos pertenece por derecho. No más concesiones, no más acuerdos a medias. Es hora de que los licántropos recuperen su lugar en la cima del orden sobrenatural, y yo seré quien los guíe."

Las palabras de Aiden fueron recibidas con un rugido de aprobación, un sonido que resonó en las paredes del almacén. Sabían que se estaba gestando una guerra, y cada uno de ellos estaba dispuesto a luchar hasta el final. Aiden, con su carisma y su visión, les había dado una razón para creer en algo más grande que ellos mismos.

Después de un largo momento, Aiden levantó la mano una vez más, silenciando el grupo. "Mantened los ojos abiertos y los oídos atentos. Quiero informes regulares de los movimientos de Damien y de cualquier interacción entre él e Izzy. Esto es solo el comienzo, y debemos estar preparados para lo que venga."

El grupo asintió en silencio, disipándose gradualmente hacia las sombras del almacén, listos para cumplir las órdenes de Aiden. Sabían que la batalla estaba por venir, y cada uno de ellos tenía un papel que desempeñar en el futuro que Aiden había prometido.

Cuando el último de sus hombres se fue, Aiden se quedó solo en el centro del almacén, la fría brisa nocturna filtrándose por las grietas de las paredes. Sabía que el riesgo era enorme, pero también sabía que las recompensas eran aún mayores. Damien Wolfe lo había subestimado, y ese error le costaría caro.

Aiden se permitió un momento para reflexionar sobre todo lo que había llevado a este punto. Recordó los días en que él y Damien eran aliados, cuando compartían una visión para su clan, una visión que había sido distorsionada por el tiempo y las circunstancias. Pero ahora, esa visión estaba muerta, y Aiden estaba decidido a forjar una nueva.

En otro rincón de la ciudad, Izzy Moreau caminaba por las calles de Nueva York, su mente todavía procesando la conversación que había tenido con Aiden Blackwood. Sabía que estaba jugando con fuego, pero también sabía que, en su mundo, las oportunidades no siempre se presentaban de manera clara o segura.

Izzy había pasado gran parte de su vida trabajando al lado de Elena, protegiendo sus intereses y asegurándose de que la empresa de Castillo Technologies prosperara. Pero también sabía que había límites a lo que podía hacer en ese rol, límites impuestos no solo por el mundo de los negocios, sino por las fuerzas sobrenaturales que se movían a su alrededor.

La oferta de Aiden era peligrosa, pero también estaba llena de posibilidades. Si podía jugar sus cartas correctamente, podría posicionarse en una situación de poder que nunca antes había imaginado. Y aunque su lealtad hacia Elena seguía siendo fuerte, no podía ignorar la sensación de que había algo más, algo que podría ganar si aceptaba la propuesta de Aiden.

Izzy llegó a su apartamento y se detuvo frente a la puerta, respirando profundamente antes de abrirla. Sabía que el próximo movimiento que hiciera sería crucial. Podía advertir a Elena sobre Aiden, mantener su lealtad inquebrantable, o podría explorar lo que Aiden le había ofrecido, abrir una nueva puerta hacia un futuro incierto pero tentador.

Una vez dentro, se dejó caer en el sofá, cerrando los ojos mientras intentaba despejar su mente. Sabía que la decisión no podía tomarse a la ligera, y que cualquier paso en falso podría tener consecuencias catastróficas.

Pero mientras la noche avanzaba, Izzy no podía sacudirse la sensación de que el equilibrio de poder estaba cambiando, y que ella tenía la oportunidad de influir en ese cambio de una manera que nunca antes había tenido.

Con un suspiro, se levantó y caminó hacia la ventana, observando la ciudad que nunca dormía. Sabía que, en los próximos días, tendría que tomar una decisión. Y esa decisión podría muy bien determinar no solo su futuro, sino también el de aquellos a los que había jurado proteger.

Izzy sabía que estaba en la encrucijada de su vida, y que la elección que hiciera podría cambiar todo. Pero mientras miraba las luces parpadeantes de la ciudad, no podía evitar preguntarse si estaba lista para enfrentarse a las garras del pasado y forjar su propio destino.

Y mientras la luna brillaba en el cielo, Izzy Moreau decidió que, independientemente de lo que viniera, no se acobardaría ante el desafío. Estaba preparada para lo que fuera necesario, incluso si eso significaba caminar por un camino oscuro y peligroso.

La guerra estaba en marcha, y todos sabían que solo los más fuertes sobrevivirían.

            
            

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