Capítulo 2 Una oportunidad casi perfecta

- ¡Maldito puto de mierda!- los gritos resonaban por toda la habitación al igual que los golpes.

Desde un rincón, totalmente encogido y aterrorizado, Aaron observaba la escena temblando y jadeando, como el hombre de gran tamaño le daba una paliza a patadas y puñetazos al chico pelinegro que se encogía tratando de resistir.

Podía ver la sangre chorrear por el suelo y las paredes, si seguía así iba a matarlo. Aún así no se atrevió a moverse de su lugar, no podía hacer nada pues no quería recibir otra paliza. No iba a soportarla. Sentía un dolor punzante en las costillas y todo su rostro también chorreaba sangre por los resientes golpes.

Temblaba incontrolablemente, deseando que todo acabara ya. Y luego de unos cuantos minutos por fin se acabó.

Los golpes se detuvieron, aunque el pelinegro continuó jadeando adolorido, se quedó tirado contra el suelto. Por un momento Aaron tuvo miedo que el intimidante hombre volviera a arremeter contra el, estuvo a punto de moverse hacia abajo de la mesa para protegerse, pero no fue necesario.

El mayor se dió la vuelta y caminó a pasos tranquilos para ir a sentarse al mismo sofá de cuero en el que estaba hace apenas unos minutos. Con total tranquilidad apoyó los codos sobre los posa brazos y los miró con una total indiferencia.

Aaron se estremeció en su lugar, a la expectativa de lo que estaba a punto de suceder.

Patrik siempre lograba intimidarlo con la mirada, esos ojos oscuros que mostraban total dominación. Desde la primera vez que lo conoció supo que no le gustaban, pero con el tiempo aprendió que su mirada realmente le causaba terror sentirlos sobre el. Cargaban con una frialdad indescriptible que le helaba la sangre. Pero eso no era lo único a lo que le temía, todo en ese hombre le daba miedo. Su tamaño era algo que también lo hacía sentir insignificante, un hombre de al menos un metro ochenta y largos, con brazos fuertes y una figura lo suficientemente grande como para deatrozarlo de un soplido.

- vengan acá.- lo escuchó decir mientras tomaba una cajetilla de cigarrillos y sacaba uno para llevarlo a su boca.

Los chicos se estremecieron ante la orden. Aaron dudó un momento pues quería mantenerse lo más lejos posible de ese hombre, pero sabía que si se atrevía a desobedecer le iría peor.

Con dificultad se levantó y fue hasta el hombre, arrodillándose frente a el en una posición de sumisión total, bajando la cabeza para no tener que mirarlo a los ojos. Pasaron unos cuantos segundos más hasta que sintió como el otro chico también llegaba a arrodillarse a su lado.

El silencio se prolongó por un tiempo más, Aaron pudo escuchar al mayor suspirar y enseguida percibió el olor al humo que se coló por sus fozas nasales.

De repente una mano lo tomó por el mentón, obligándolo a levantar la cabeza, aunque mantuvo la mirada lo más baja que le fue posible. Pudo ver de reojo como Patrik analizaba su rostro, posiblemente asegurándose de que las marcas no fueran muy graves y no le quedaran cicatrices. Tenía terror de saber cómo sería el estado de su rostro.

- miren nada más lo que me obligan a hacerles.- suspiró cansado.- todo esto es culpa suya, si se portaran bien, si hicieran lo que les digo nada de esto habría pasado.

Su voz se oía desepcionada. Como si tuviera derecho a estarlo. Después de darles la paliza de su vida se atrevía a decirles que todo era su culpa, y en la cabeza de ambos chicos eso era cierto.

Había sido un error, ellos no habían querido desobedecer, pero habían sido idiotas e ingenuos y finalmente se habían ganado lo que ahora estaban viviendo.

Patrik estaba furioso pues a sus ojos lo habían dejado como un idiota.

El problema había sucedido esa mañana, cuando ambos chicos tuvieron un encuentro juntos. Pocas veces los llamaban a ambos, pero había momentos en los que sucedía. Luego de tanto tiempo haciendo eso Aaron había descubierto los fetiches más raros que las personas podrían tener.

Esa mañana habían sido llamados por dos hombres mucho mayores que ellos, los habían citado en un hotel cercano y ambos habían llegado juntos al lugar. Dieron el servicio como sabían que tenían que hacerlo, pero luego de este, cuando pidieron su paga resulta que los hombres se negaron a pagar. Los estafaron y lo peor de todo es que ese tipo de servicios siempre eran conseguidos por Patrik por lo que no había manera de que este no se enterase de lo que había sucedido. Cuando ambos chicos llegaron al lugar con el rabo entre las patas y sin un centavo, enloqueció y ahora esa era la situación.

- saben perfectamente que odio que me desobedezcan. Si no pueden hacer algo tan simple como su trabajo entonces no me sirven para nada.- los ojos de Aaron se llenaron de lágrimas ante esas palabras. Sintió una pequeña presión en su mentón, posiblemente sobre uno de sus tantos moretones.- lo único que tienen que hacer es complacer a sus clientes y traerme el dinero pero no para eso sirven.- bufó molesto.- pero claro, yo siempre dándoles oportunidades y oportunidades. Les he tenido mucha paciencia hasta ahora, pero eso ya se acabó. Saben que son mis favoritos pero eso no quiere decir que se van a pasar de listos así que lo diré una sola vez y quiero que me escuchen bien.- ambos lo miraron con miedo, Aaron sintiendo como la mano que estaba en su mentón iba hacia su cabello.- quiero que se vayan ahora a la calle, no los quiero ver aquí en toda la noche pues se la pasarán buscando los clientes suficientes hasta que puedan recuperar el dinero que me deben. No estoy jugando así que más les vale que me obedezcan porque sino habrá serias consecuencias.- pasó la mirada de uno a otro.- ¿Está claro?

- si.- asintieron ambos chicos al mismo tiempo.

- muy bien.- soltó a Aaron y los empujó a ambos para alejarlos.- lárguense ya mismo, antes de que decida darles otra paliza.

Los chicos no necesitaron que se lo dijera una segunda vez. Cada uno fue a tomar la ropa que les había Sido arrancada durante la golpiza y ni siquiera se detuvieron para vestirse, salieron del apartamento con esta en la mano.

Ya en el pasillo comenzaron a vestirse sin dejar de caminar hacia la salida.

- Dom...- Aaron llamó la atención del otro chico con una voz llena de terror. Dominic se volteó a mirarlo y cuando llevó su mano hacia donde Aaron señalaba pudo percatarse de que su cabeza tenía una gran herida que no paraba de sangrar. Sin embargo no era algo que no hubiera sucedido antes.

- estoy bien, tranquilo.- lo calmó.- anda, tenemos que salir Aaron.- El menor asintió y ambos salieron del edificio. Una vez fuera Dominic volvió a voltearse para mirarlo.- vamos a trabajar ¿Si? Nos encontramos aquí más tarde, trata de hacer dinero Aaron, nos matará si no obedecemos.- Aaron solo pudo asentir temblando un poco aún. Dominic suspiró al verlo y se acercó a el para tomar la fina chaqueta que traía puesta y comenzar a abrocharle la cremallera, odiaba verlo tan desabrigado pero no habia manera de conseguir ropa.- nos vemos luego, ve a trabajar.

- está bien.- el menor volvió a asentir.- nos vemos luego.

Y después de eso cada uno fue por su lado.

***

- ¡agh!- el hombre sobre el soltó un último jadeo antes de correrse por fin tirándose sobre su cuerpo.

Aaron se quedó lo más quieto que pudo a pesar de que lo estaba aplastando, por suerte luego de unos segundos el tipo por fin se apartó.

El menor no esperó ni un minuto más para levantarse de la cama, buscó su ropa regada por el suelo y comenzó a ponérsela mientras observaba al hombre que se reponía del reciente orgasmo sin prestarle la más mínima atención.

Cuando terminó de vestirse se quedó ahí parado sin decir nada pues no era necesario, el sujeto sabía muy bien que era lo que estaba esperando.

- ¿Sucede algo niñito? Por como me miras diría que te quedaste con ganas de más. - se burló soltando una sonora risa que le taladró los oídos al menor.

No respondió pues no valía la pena hacerlo, ya tenía suficientes golpes de parte de Patrik como para ganarse otro de parte de un cliente.

Esperó paciente viendo como el tipo tomaba su pantalón del suelo y sacaba su cartera del bolsillo. Sin embargo cuando tiró el billete sobre la cama su rostro mostró inconformidad.

- eso no es suficiente, falta dinero.- se atrevió a protestar.

- ¿Ah no?- el sujeto lo miró con burla, fingiendo desconcierto.- debo haber entendido mal. Ni modo, eso es lo único que tengo así que vas a tener que confirmarte putito. Toma el dinero y lárgate antes de que me den ganas de volver a desnudarte.

Aaron sabía que de nada le serviría ponerse a pelear, nunca ganaba contra ese tipo de gente.

Tomó el miserable billete y salió del cuarto a paso apresurado.

Una vez fuera del hotel volvió al frío de la calle, sus dientes castañearon al sentir el aire gélido y recordó que Dominic siempre le decía que se abrochara la chaqueta así que eso hizo, a pesar de que está era tan fina que no le cubría en absoluto del frío.

Observó sus zapatillas, los cordones estaban desatados pero eso no era algo que pudiera solucionar pues no sabía cómo atarlos.

Comenzó a caminar por la ciudad con la esperanza de encontrar un cliente pronto para volver a estar dentro de un hotel y no tener que soportar el frío. Además necesitaba hacer el dinero a toda costa, sino Patrik iba a asesinarlo.

Las calles estaban bastante concurridas por lo que supuso que era fin de semana. Tanto personas como vehículos llenaban las calles iluminadas. Cada uno demasiado metido en su mundo como para notar al chico. Aunque la verdad es que ya todos en la ciudad estaban acostumbrados a ver personas como el por ahí pues era algo muy común de la ciudad que estaba llena de prostitutos y prostitutas merodeando por las calles ofreciendo servicios.

Aaron preferia que las personas lo ignoraran, le gustaba que fueran lo suficientemente distraídas como para fijarse en el, pues si no era así, lo que recibía eran miradas de asco y comentarios desagradables.

Fue hasta una esquina y allí se quedó un buen rato, observando los coches pasar y deseando que alguno se detenga, pero luego de aproximadamente una hora y media se dió cuenta que no tendría suerte esa noche.

Se sentía cada vez más desesperado, además de eso tenía muchísima hambre y sentía que si no comía algo pronto iba a desmayarse.

Abrazándose a si mismo comienza a caminar nuevamente por las calles, miró hacia las tiendas con cansancio, pasó por delante de una panadería y pudo sentir que se le caerá la saliva al ver esos deliciosos bocadillos a través de la vitrina. Luego de unas cuantas cuadras caminando algo llamó su atención.

Música.

A unos metros de el pudo ver una larga fila de personas que se encontraban esperando para entrar a un club dónde parecía haber una fiesta. Aaron se detuvo para mirar al guardia, un tipo casi tan enorme como Patrick, de brazos fuertes y musculosos.

Lo pensó un rato, debatiéndose entre si debería hacerlo o no. Odiaba robar, lo detestaba pero se sentía desesperado y una fiesta era el lugar perfecto pues nadie le estaría prestando atención, la mayoría de las personas estarían ebrias por lo que era muy poco probable que lo atraparan.

Tragó saliva y con la decisión ya tomada comenzó a caminar hacia la fiesta.

Eran demasiadas personas por lo que no le sería difícil escabullirse, aprovechó el mínimo momento en el que el guardia se distrajo discutiendo con alguien por alguna cosa y se coló hacia el interior del lugar.

La música se hizo más fuerte una vez dentro, siendo una tremenda molestia para sus oídos, haciendo que tuviera ganas de taparlos. No soportaba los sonidos tan fuertes.

Caminó lentamente por el lugar, el cual estaba a rebozar de gente. Algunos se encontraban en la barra bebiendo mientras que otros estaban en la pista de baile. Esos eran su objetivo.

Era un lugar bastante grande, y Aaron se aseguró de memorizar las salidas porque en caso de tener que correr no podía llegar a perderse. Una vez memorizado el panorama empezó a observar a las personas, buscando con la mirada algún objetivo fácil. No tardó mucho en encontrarlo.

A unos metros de el, divisó a un chico de cabello castaño, que se iluminaba de más colores debido a las luces del club. Este iba de la mano de una chica, que tiraba de el, aunque no se veía que este quisiera ir hacia donde ella lo llevaba que era... La pista de baile. Al parecer se resistía mientras le decía algo que el no podía escuchar.

Y por un momento Aaron se distrajo observandolo, se dió cuenta segundos después que se había quedado mirándolo por mucho tiempo, había algo en el que lo había dejado hipnotizado, pero reaccionó enseguida tratando de concentrarse en su verdadero objetivo.

Estaba muy distraído así que era la oportunidad perfecta.

Metió las manos en sus bolsillos y se adentró entre la multitud, esquivando personas. Lo bueno de ser tan bajo era que difícilmente alguien lo notaba.

Finalmente cuando estubo lo suficientemente cerca hizo lo que debía.

Tras unos pasos se estrelló contra el cuerpo del chico. Su abilidosa mano se adentró en el bolsillo del hombre durante apenas un segundo, sacando la cartera de una manera meticulosamente discreta.

Cuando el chico se volteó para mirarlo y chocó con su mirada se paralizó. Por un momento sus labios no se movieron, se quedó atrapada en esa mirada, en esos ojos que lo observaban con confusión y curiosidad.

- l-lo siento.- logró decir tras unos segundos y se apresuró a alejarse de el, sintiéndose terriblemente culpable.

No se atrevió a ver cuánto dinero traía la cartera, simplemente se la guardó en el pantalón y continuó caminando, tratando de ir lo más lejos posible.

Tenía que aprovechar la oportunidad para conseguir el dinero, tal vez hasta le sobraba algo para comer, eso esperaba porque su estómago ya dolía.

Su siguiente objetivo no fue difícil de encontrar. Se esperó unos cuantos minutos hasta finalmente ir hacia el. Estaba bailando entre un grupo de otros chicos, parecía distraído y tal vez algo ebrio.

Sin embargo esta vez no salió igual de bien, ya que cuando al fingir el choque y meter la mano en el bolsillo esta se le quedó atrapada por alguna razón, provocando que se asustara y el chico notara lo que estaba intentando hacer.

El pánico lo invadió de inmediato.

            
            

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