Capítulo 3 Robo

- ¿Y esta?

- es exactamente igual a la que me mostraste hace cinco minutos.

- ¡Agh!- la chica suspira fastidiada volviendo al armario para seguir buscando algo que ponerse.

Leandro por su parte suelta una risa y vuelve a su teléfono para seguir pasando las publicaciones de manera distraída.

Su amiga era la peor persona a la hora de salir, se demoraba como mínimo una hora en maquillarse, y luego estaba el dilema de buscar que ponerse. Llevaba ya unas tres horas en la casa de la rubia y esta todavía no estaba lista para irse.

- ¿Te escribieron los chicos?- preguntó la rubia mientras tiraba más y más ropa al suelo. Leandro estaba realmente sorprendido con la cantidad de prendas que tenía.

El con sus dos pantalones y cuatro remeras estaba más que satisfecho.

- si, ya están en la fiesta y de hecho me están preguntando por qué nosotros aún no estamos allá.

- pues diles que estamos en un problema serio, ¡No tengo nada que ponerme!

- Aisha tienes unas cuatrocientas prendas de ropa, ¿¡Cómo es posible que no tengas que ponerte!?

- pues no sé pero lo es. - suspiró con fastidio.- dios es que nada combina, tal vez debería buscar otro vestido...

- ah no, eso sí que no.- Leandro se puso de pie rápidamente y se acercó a su amiga.- has estado una hora para elegir ese vestido, ni loco dejo que te lo quites.- Aisha rodó los ojos y se cruzó de brazos mientras veía a su amigo revolver la ropa, poco después lo vió levantar una chaqueta de cuero que ni siquiera sabía que estaba ahí.- ¿Que te parece esta?

- ¡Es perfecta! - la rubia tomó la chaqueta dando saltitos y corrió a mirarse al espejo para ver cómo le quedaba. Leandro sonrió suspirando de alivio pues al fin podrían irse. Su amiga volvió para tomar su rostro y darle besos en las mejillas haciendo fruncir el ceño con desagrado.- te amo, te amo, te amo. ¿Te he dicho ya que eres un genio?

- no necesito que me lo digas amiga mía, sé que lo soy.- sonrió.

- ay ya, bájale a tu ego.- La chica tomó su pequeño bolso y metió las últimas cosas que necesitaba, luego miró a Leandro.- ¿Nos vamos?

- dios... Por fin.- se dió la vuelta para ir hacia la puerta de la habitación.

- no exageres, ni que hubiera demorado tanto.

- caro, solo fueron tres horas metido en tu habitación, viendo como buscabas una maldita chaqueta.

Su amiga soltó una carcajada y ambos bajaron las escaleras. Se despidieron de los padres de la chica antes de salir y luego fueron hacia el coche aparcado frente a la casa. Leandro se subió en el asiento del conductor y Aisha a su lado.

Arrancó de inmediato pues ya iban llegando bastante tarde. Estiró su mano para poner algo de música mientras la rubia se miraba al pequeño espejo y se retocaba nuevamente el maquillaje. En un momento sacó un frasco de perfume y se roció con este. Leandro no tardó en arrugar la nariz.

- ¿Podrías no ponerte eso dentro de mi coche?- dijo tras bajar la ventanilla.

- ¡Ash! Felipe siempre apesta todo con el olor a cigarrillo y no le dices nada hipócrita.

- el fuma en la parte trasera y con las ventanillas abiertas. Además no es lo mismo.

La discusión duró casi todo el camino, aunque era algo normal con su amiga, así funcionaba su relación con ella.

Cuando llegaron a la fiesta, Leandro se dió cuenta de que había más gente de la que pensaban, le tomó un buen rato encontrar un lugar donde estacionarse.

- no pensé que estaría tan llena.- Aisha miraba hacia la fila de personas que esperaban para entrar.

- ni yo, aunque es normal. Es sábado.

- pues si, supongo.- su amiga se encogió de hombros.- mientras haya lugar para bailar pues todo bien.

Se bajaron juntos y cruzaron la calle hacia el club. No se detuvieron para hacer fila y Leandro pudo escuchar a muchos protestar por eso, sin embargo no les prestó atención y siguió a la rubia cuando esta fue hacia el guardia.

- tenemos VIP.- le anunció entregándole las entradas de ambos. El guardia las miró y asintió, indicándoles que podían pasar.- geacias guapo.- sonrió coqueta su amiga.

- ¿Tan temprano empezamos?- protestó mientras caminaba junto a la chica.

- ya quisieras que me liara con el guardia, así tendríamos entrada gratis todos los días.- sonrió la chica mientras iban hacia la barra.- ¿Dónde estarán los chicos?

- les dije que ya habiamos llegado así que no deben tardar en aparecer.

Y así fue, apenas llegaron a la barra, dos personas se les unieron al instante.

- que puntuales amigos míos.- Felipe fue quien llegó primero con ellos.- se supone que llegarían hace una hora.

- mejor tarde que nunca mi cielo.- suspiró la chica mientras llamaba al barman.- tráeme un daikiri cielo, porfa.- le pidió al chico que se acercó.

- que sean dos.- pidió Leandro antes de que el chico se fuera.

- ¿Tu no tienes entrenamiento mañana?- inquiete Aisha.

- un poco no me hará daño.- le resta importancia.- por cierto, ¿Dónde está Tino?- dirige la pregunta a su amigo.

- venía conmigo pero se perdió en el camino con un chico que encontró por ahí, ya sabes cómo es.

Pero el nombrado no tardó mucho en llegar. Apareció tambaleándose de un lado a otro por lo que Leandro pudo suponer que ya estaría algo ebrio.

- vaya, creí que ya no venían.- comentó apenas llegar.

- a mi no me digas, no fue mi culpa.- Leandro se apresuró a defenderse.

El menor de los amigos se acercó a Aisha para revolverle el cabello.

- ¿La diva no encontraba su oufit?- Aisha le sonrió y tomó su mano para darle un beso.

- pues no cariño, si tú hubieras estado ahí seguro que lo encontraba antes. Aunque la verdad es que ya necesito que nos vayamos de compra otra vez.

Tino sonrió mostrando sus perfectos dientes.

En ese tema ellos eran los que mejor se entendían. Ambos eran unos amantes de la moda, les encantaba ir de comprar y probar nuevos estilos todo el tiempo.

Sobre todo Tino, quien siempre se ponía la ropa más extravagante y llamativa que encontraba. Decía que le gustaba resaltar.

Hoy llevaba puesto un buzo ancho de color rojo, que combinaba con su cabello de mismo color, un pantalón claro y un gorro del mismo color con algún estampado. Y por supuesto lo que no podía faltar, su increíble maquillaje. Tino amaba maquillarse, o más bien hacerse delineados que le salían extremadamente perfectos. Aisha muchas veces le pedía que se los hiciera pues decía no tener pulso.

Los cócteles por fin llegaron y comenzaron a beber juntos, como hacían casi todos los fines de semana.

- yo creo que me voy a bailar ya.- anunció Tino luego de un rato.- tengo ganas de mover estas nalgas.- sonrió y dirigió su mirada hacia Felipe.- ¿No vienes?

- todavía no, buscaré a alguien para invitar primero y te alcanzo.

A Leandro no se le pasó desapercibida la mueca de su amigo al escuchar las palabras de Felipe, aún así no comentó nada.

- yo voy contigo bebé.- Aisha dejó su vaso sobre la barra.

- anda tu, vete a conseguir a tu próximo objetivo.- le sonrió Felipe.- luego nos cuentas quien es el pobre chico.- dijo con diversión.

- que va, hoy estoy noventa-diez. Noventa mujeres, diez hombres. Me voy a tener que cruzar con Brad Pitt para no terminar liandome con una chica.

Sus dos amigos se marcharon a la pista de baile a disfrutar, Felipe se quedó un momento más con el pero no duró mucho.

- bueno, yo tengo un encuentro.- le anunció.- podrías ir a bailar un rato, no te morirás por un poco de diversión.

Leandro sonrió negando.

- estoy bien aquí, gracias.

Felipe no insistió pues era algo a lo que ya estaban acostumbrados, sabían que no le gustaba bailar, el disfrutaba más de las fiestas simplemente quedándose ahí, bebiendo y charlando con cualquier persona que se le cruzara una vez estuviera lo suficiente subido.

Charló un rato con el barman sobre cualquier cosa, iba por su tercer trago cuando se dió vuelta para mirar hacia la pista, observa a las personas con total aburrimiento pero entonces lo vió.

Cerca de la puerta, casi como si estubiera tratando de camuflarse en la oscuridad, encogido en sí mismo y mirando todo como un gato asustado.

Leandro se quedó hipnotizado sin darse cuenta. Sus ojos lo repasaron una y otra vez con descaro, tenía algo que no le permitía apartar la mirada, llamaba si atención. No parecía pertenecer ahí, su imagen no encajaba con el resto de la fiesta y quizás era eso lo que más le sorprendía.

Pero no tuvo mucho tiempo para seguir viendolo porque sintió una mano en su antebrazo que lo hizo levantarse de su asiento.

- Lean, vamos a bailar. - Aisha había vuelto con los pelos revueltos pero el movimiento.

- sabes bien que no bailo, eso no va a pasar. - trató de volver a acercarse, queriendo volver a poner su atención en ese chico, pero su amiga no le dió oportunidad.

- vamos Lean, solo por esta vez, tienes que divertirte un poco, además me tienes que ayudar con Tino porque en cualquier momento se cae.

Eso no le gustó a Leandro, sabía que su amigo estaba bastante ebrio, así que no creía que Aisha estuviera mintiendo.

- lo iré a buscar y lo traeré a qué se siente un rato, pero no pienso bailar.- sentenció.

Aisha rodó los ojos pero no insistió más.

Solo alcanzó a dar unos pasos detrás de ella cuando chocó contra alguien, provocando que se soltara bruscamente de la chica y diera unos pasos hacia atrás.

Estaba preparado para maldecir a quien fuera el atropellado, pero cuando se volteó para soltar groserías, estas se le atragantaron.

Se encontró frente a frente con algo que no se esperaba para nada. No era un rostro molesto buscando maldecirlo también por el choque, al contrario, era una expresión contraída y unos ojos bien abiertos que lo observaban desde unos centímetros más abajo.

- l-lo siento.- ni siquiera tuvo tiempo de contestar pues tras decir eso el chico desapareció de su vista tan rápido como había aparecido.

Leandro se volteó confundido pero el chico se había perdido entre toda la multitud de personas.

- ¿Estás bien?- Aisha lo miró extrañada. Ella no había visto muy bien al chico pues había estado a la espalda de este.- que bruta es la gente.

Leandro asintió y ya sin reaccionar se dejó arrastrar por su amiga nuevamente.

Le costó un poco sacar a Tino de la pista pues este estaba aún más ebrio, con esfuerzo consiguió llevárselo, Aisha lo ayudo y entre ambos lo acercaron a la barra para dejarlo sentado.

- te pediré un agua y nos iremos a casa.- le dijo Leandro, sin embargo, cuando metió la mano en su bolsillo para tomar su cartera se percató de algo.

No estaba.

Revisó en el otro pero no había ni rastros de esta y el estaba seguro de que ahí la había puesto. Era imposible, no podía haber desaparecido.

Su mente empezó a analizar cualquier lugar en el que podría estar, tal vez se le había caído o tal vez... El chico.

¡Claro!

¿Cómo no se había dado cuenta antes?

El había pagado las bebidas antes de que Aisha lo arrastrara hasta la pista, hasta ese momento tenía su cartera, luego chocó con ese chico que lo había mirado con miedo de que... Lo descubriera, de que descubriera que le había robado.

Maldita sea, era un idiota.

Totalmente enfadado estaba dispuesto a buscarlo, pero no hizo falta porque en eso un grito se alzó de entre la multitud.

- ¡Ladrón!

            
            

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