Joseph Von Archer.
En cuanto el avión aterriza, siento un gran alivio de que este tormentoso viaje termine, miro el reloj y noto que ya son las dos de la tarde, hora de México. Creo que todavía es muy temprano para dirigirme al evento, así que decido ponerle fin a este delirio que vivo día a día al recordarla.
-Me voy a la empresa, ustedes vayan a la casa los veo más tarde.
- ¿Y para qué vas? si ya casi están de salida -pregunta Ivan un poco extrañado, por mi decisión tan repentina.
-Voy a ver los avances de algunos proyectos y a cotejar que la guardería se esté manejando como lo indicamos. -Invento de pretexto, para salir del interrogatorio.
-Qué pretexto más absurdo, eso lo puedes saber con los informes y fotografías que te han mandado. -alega Ibsen, riéndose de mis excusas, a decir verdad tiene razón, es un pretexto muy absurdo.
- ¿No será que quieres ver a alguien en especial Mon Ami? -dice Frederick, en un tono muy burlón.
Su comentario no me gusta para nada y al voltear a verlo, para encararlo, veo en sus ojos un brillo que delata que está tramando algo, ¿pero... qué?
-No seas absurdo, Frederick. -contesto molesto, por su comentario.
-Ya déjalo Frederick, sea cuál sea el motivo de su visita, no es de nuestra incumbencia. -dice Ibsen, para calmar los ánimos, ya que se percata de mi reacción.
-Nosotros te alcanzamos en el evento, por ahora vamos a tu casa a cambiarnos y a beber algo, pues estamos muy sedientos. -propone Ivan, muy despreocupadamente, como haciendo caso omiso ante el enojo que Frederick me provoca.
Estoy por subirme al carro, cuando de repente Frederick se acerca a mí diciendo:
-Pues yo sí te acompaño, tengo curiosidad por ver tu empresa, tal vez entienda porque estás tan ansioso por ir. - No tengo otra opción y acepto su compañía, después de todo no creo que pase algo malo porque me acompañe.
Al llegar a la empresa el personal que todavía se encuentra laborando se sorprende al verme, debido a que no esperaban mi presencia en la empresa, sino hasta mañana. Entre ellos veo al Ingeniero Velarde muy asombrado y nervioso, por mi visita inesperada. Titubeante se acerca a mí, para darme la bienvenida.
- ¡Doctor, Von Archer, que sorpresa!, no esperaba verlo por acá a estas horas. No nos avisaron, para recibirlo como se merece.
-Buenas tardes Ingeniero, no se preocupe, no avisé de mi llegada. Sólo estoy de paso, para ver algunos detalles, nada formal. El lunes lo veremos todo en la junta.
- ¿Quiere que le dé un recorrido por la planta, para que vea los últimos avances?
-No es necesario, ya el lunes lo haremos como está planeado, para que sea productivo -Noto que el ingeniero, se esfuerza para atenderme, debido a que nadie más lo hará y para no perder más tiempo cambio el tema de conversación -. Me enteré que ya se va a jubilar, lo felicito, muy merecido se lo tiene.
-Sí señor, muchas gracias. -responde sonriente.
-Espero que su reemplazo sea tan eficiente como usted. -le digo haciendo un reconocimiento a su servicio en la empresa.
-Le aseguro señor que es mucho mejor que yo. Ella, es muy capaz y dedicada a su trabajo, aunque apenas tiene con nosotros poco más de un año, ha demostrado ser apta para el puesto. -alega muy orgulloso de su reemplazo.
- ¡Oh, es una mujer! Eso sí que me sorprende. Durante mucho tiempo solamente hombres han ocupado ese puesto.
- ¿Le molesta que sea una mujer la que me reemplace señor? -cuestiona temiendo una inconformidad de mi parte por su elección.
-No para nada. Es sólo que me sorprende que una mujer haya podido ganar el puesto. Debe ser de un carácter muy fuerte, para dominar a tantos hombres a su mando, eso es digno de admirarse. -argumento justificando mi sorpresa.
-Eso sí señor, se sorprendería al verla trabajar, ella es una líder nata. Su nombre es Sofia Palacios Beltrán, ya la conoce usted, es la mujer a la que ayudó en el elevador el año pasado.
Al escuchar su nombre siento un extraño palpitar en el corazón, acompañado de una sensación difícil de explicar que recorre mi cuerpo, es como si miles de cargas eléctricas me recorrieran, y una sensación de alegría me invade al saber que ella ha salido adelante en este corto periodo. No quiero que los demás noten mi reacción y mucho menos Frederick, así que me mantengo ecuánime, para no dar a notar mis sentimientos.
-Ah, sí, la recuerdo. -respondo con indiferencia, tratando de ocultar mi verdadera reacción.
El ingeniero no se da cuenta de mis emociones, pero Frederick sí, aunque se encuentra a una distancia razonable entretenido con la recepcionista, pudo percibir mi reacción y se comunica conmigo mentalmente, al mismo instante en que el Ingeniero me habla de los avances de la empresa.
-Al parecer esa chica te tiene loco ¿Verdad Mon Ami? -pregunta en un tono burlón.
-Cállate Frederick, no sabes lo que dices.
-Sé muy bien lo que digo Mon Ami. Oí como te pusiste, con sólo oír su nombre te emocionaste. Ese latir tan especial de tu corazón no me engaña.
Aunque es mi mejor amigo hay veces que quiero matarlo, porque siempre de alguna manera busca la forma de exasperarme con sus comentarios fuera de lugar. Me tranquilizo para no hacer evidente mi enfado delante del Ingeniero.
-No es eso, solamente me dio gusto saber que ha salido adelante, para hacerse cargo de su bebita, no confundas las cosas, ok. -Le digo con un tono autoritario.
-Está bien no te enojes, Mon Ami, solamente decía.
Después de mi charla con Frederick, sigo platicando con el Ingeniero unos mitos más sobre la empresa y al terminar me despido de él con el pretexto de ir a la guardería a ver las instalaciones, aunque insistió en acompañarme lo convencí de que no es necesario.
Frederick y yo nos dirigimos al elevador, para ir a la guardería que quedó situada en uno de los pisos donde estaban algunos consultorios para los obreros. Al llegar me percato de que ya no hay nadie, lo cual no impide que de un pequeño recorrido.
Mientras avanzo veo que lo han hecho tal como lo pedí, con todo lo indispensable para el bienestar de los pequeños. Después de unos minutos de recorrido me dispongo a salir, convencido de que por el momento no tengo oportunidad de ver a Sofia.
Estamos a punto de retirarnos de la guardería cuando de repente percibo un ligero rastro de un aroma muy particular que me recuerda a Sofia. Afino mis sentidos y puedo escuchar a dos pisos debajo de mí el bombeo de un corazón agitado, de inmediato pienso que podría ser ella, aunque es imposible pues en estos momentos debe de estar preparándose, para el evento de esta noche. Frederick capta la exquisita fragancia con más fuerza que yo, debido a que es un excelente rastreador. Él es el tipo de vampiro que puede encontrar a quien sea con sólo oler una prenda que contenga el olor de una persona, aunque esta se encuentre al otro lado del mundo.
- ¿De quién es ese delicioso aroma? -Inquiere Frederick. Puedo notar en su rostro el deleite que le causa percibir esa fragancia, sus ojos brillan de deseo ante la idea de probar ese manjar.
-No lo sé, parece que hay alguien a dos pisos de nosotros, por el latir de su corazón puedo decir que se está ejercitando, además porque el gimnasio se encuentra en ese piso. - Niego saber quién es, para que Frederick no insista en bajar, pero mi negativa es inútil.
- ¡Vamos a ver, Mon Ami! me muero por saber quién es el dueño o dueña de esa sangre tan suculenta. -propone deleitándose en el sabor de esa sangre.
-No tiene caso, ya es tarde. -Intento por última vez persuadirlo de desistir a su deseo, pero mi intento es tan inútil como el anterior.
-Si no vas tú, iré de todos modos. No pienso perderme la oportunidad de saber quién es el dueño de esa sangre tan escasa y por eso más suculenta que las demás. No todos los días te encuentras un O- a donde vayas. -dice como retándome.
Su comentario no es para nada de mi agrado, ya que no quiero que se encuentre a solas con Sofia, podría verse tentado a hacerle daño. Él es el tipo de vampiro al que le gusta tener aventuras y relaciones carnales con humanas hermosas, para tenerlas a su disposición y hacerlas sus Blut Slave[1] y Sofia no está exenta de esos peligros.
-Está bien vamos. -acepto al ver que no tengo otra opción.
Conforme bajamos en el elevador, su rastro se hace cada vez más intenso, con cada bocanada de aire que respiro me inundo de su fragancia y mi lengua percibe su delicioso sabor, a mi mente llegan destellos de lo que vivimos hace casi un año en este mismo elevador. Mis pensamientos se centran en el latir de su corazón acelerado como el de un caballo al trotar libremente por una llanura y mi corazón se acelera al mismo ritmo ante la posibilidad de verla de nuevo. Espero que, con saberla bien se vaya de mí esta necesidad de protegerla y pensarla día y noche, solamente así podré llevar mi vida tan tranquila como antes de conocerla.
Al entrar al gimnasio, veo una mujer de larga cabellera roja que está de espaldas a nosotros haciendo ejercicio, trae puestas unas mallas color negro muy ajustadas, dejando ver así su silueta tan estilizada, y un top en color azul que cubre su busto. Al ver ese cabello rojo sangre, su delicada y nívea piel que se deja ver en sus brazos y vientre descubiertos, confirmo que es Sofia. Ella no se da cuenta de nuestra presencia, está muy concentrada en su rutina y por la música que oye a un volumen que le impide escucharnos aunque estemos cerca, por alguna extraña razón siento mucha alegría al verla sana y salva. Frederick no deja de observarla muy detenidamente, se ve extasiado con ella y comenta algo que no me gusta mucho.
- ¡Vaya! Joseph, pero que empleadas tan suculentas, en todos los sentidos, tienes aquí. -dice mientras pasa un trago de saliva y lame sus labios, como si se estuviese saboreando a su presa y su mirada puesta en Sofia brilla de excitación.
Lo miro molesto, por su reacción ante Sofia y él al ver mi postura ante sus comentarios se justifica diciendo:
-Vamos, Mon Ami me conoces, esa belleza no puede pasar desapercibida así como así, ¿A poco me vas a decir que no está para saborearse? - pregunta descaradamente.
Sus comentarios me enfurecen aún más. Tomo un respiro para calmarme y no hacer tan evidente mi enojo, que la verdad, ni yo comprendo por qué me ofende que él se refiera así de Sofia.
-No me gusta que hagas esos comentarios tan obscenos de ella. -Le advierto.
- ¿Qué, la conoces?, ¿Acaso es tu amiguita con derechos o algo por el estilo Mon Ami? -pregunta muy descaradamente. Es como si quisiera verme explotar, no comprendo porque hace eso.
- ¡No es nada de lo que estás pensando!, y sí la conozco. Ella es Sofia.
-Pero que guardadito te lo tenías, habías dicho que es de buen ver pero no dijiste que es un portento de mujer. Con razón te trae de cabeza Mon Ami, y no es para menos una mujer como esa hasta al más mojigato le haría tener fantasías. -Sigue con sus comentarios ofensivos ¿Cómo puede pensar que tengo fantasías con ella?
Siento que en poco tiempo voy a perder la paciencia y arremeter contra él.
- ¡No es lo que tú crees sí! -espeto. -Lo mío, es más un sentimiento de protección y respeto hacia ella, por eso te pido que dejes de decir ofensas hacia su persona.
-Cálmate Mon Ami, no son ofensas es solamente un homenaje a su hermosura nada más. - Se excusa muy irrespetuosamente.
-Pues... a mí no me parece eso, y si en algo valoras nuestra amistad deja de decir tantas tonterías ¿Quieres? -le sugiero antes de que mi enojo sea más evidente
-Está bien Mon Ami, me callo.
Estaba a punto de retirarme del gimnasio, para sacar a Frederick y que dejase de hacer sus locas fantasías con Sofia, cuando de repente mi necesidad de hablar con ella se hace más fuerte y me obliga a desistir de mi decisión de retirarme. Con paso lento y firme camino en su dirección, sólo espero que con asegurarme que está bien y cruzar unas palabras con ella se termine esta obsesión de tenerla en mi mente todo el día.
No tardo más de unos segundos en estar frente a ella, pero como se encuentra a la altura del suelo boca abajo haciendo sus ejercicios no nota cuando me acerco, aunque de repente ella se percata de mi presencia y levanta su mirada un poco molesta por mi intromisión, pero al verme puedo notar una reacción de sorpresa en su rostro y se sorprende tanto que pierde la fuerza de su brazo izquierdo causando que se desequilibre por completo. Automáticamente le extiendo mi mano para ayudarla antes de que se caiga y se dé un buen golpe en la cara.
«Otra vez tengo que estar presente, para que no se lastime y ¿otra vez siento la necesidad de ayudarla?»
Al incorporarse, a pesar de que por el ejercicio tiene un color rojizo en el rostro, puedo notar que sus mejillas se encienden de un color más rojo y su corazón ya agitado se acelera más, tal vez se apena que la vea en esas condiciones, y no es para menos, me imagino que si se ejercita a esta hora debe ser porque no le gusta que la vean. No me queda más que sonreírle cordialmente para que tenga confianza y no se apene más.
- ¡Hola, Sofia! veo que aprovechas las instalaciones. -Es lo primero que se me ocurre decirle para romper el hielo.
Ella no corresponde a mi saludo de inmediato, más bien pone una cara de delirio de persecución como si quisiera salir corriendo en este instante, pero al ver que no tiene escapatoria pasados unos segundos responde titubeante:
-Perdón señor no lo vi llegar, que pena que me vea así. -dice tratando de ocultar su piel del abdomen con sus brazos, como si quisiera esconderse, para que no la vea.
Extrañamente siento una ligera molestia de que me hable con tanta formalidad, pensé que después de nuestro último encuentro habría más confianza.
- ¿Señor?, ¿En qué quedamos?
-Perdón... Joseph
-No te preocupes, es normal sudar al hacer ejercicio, de esa manera el cuerpo elimina las toxinas.
Me enfoco tanto en la presencia de Sofia que no me fijo en qué momento, Frederick se acercó a nosotros, hasta que escucho su voz en mi mente. Esto sí que me está preocupando, Sofia hace que hasta el más básico de mis instintos vampíricos esté fallando. Pero, ¿Qué me pasa?, volteo a verlo con una mirada interrogante esperando respuestas a su intromisión.
- ¡Vaya! qué confiancitas con tu empleada Mon Ami, pero con una mujer como esa dejo que me falte al respeto todo lo que quiera, ¿No me vas a presentar a tu encantadora amiga?
Trato de controlar el enojo que me causa, para no hacerlo tan evidente.
- ¿Y cómo para qué?
- ¿Cómo que para qué?, para entablar una relación con ella, porque si tú no la quieres, yo sí Mon Ami. Mírala, para haber tenido un bebé no está nada mal, hasta parece que no ha tenido hijos. Esas curvas que la delinean están de miedo y esas piernas, ni te cuento la de cosas que haría con ella. - Su manera de referirse de Sofia enciende más mi furia, no me gustan para nada sus comentarios.
Entorno mis ojos hacia él lanzándole una mirada penetrante, si fuese una estaca le hubiera traspasado la cabeza, por la fuerza con la que lo estoy mirando.
Debido a su intromisión no tengo otra opción más que presentarlo con Sofia, por mera educación para con ella. No puedo salirme de repente sin presentarla, sería una ofensa y falta de caballerosidad, la haría pensar que me avergüenzo de ella o algo así.
-Sofia, te presento a Frederick Von Winsor, es un querido amigo mío de Alemania.
Él la observa seductoramente y noto un brillo de lujuria en su mirada, es como si quisiera devorarla en este instante, y no solamente me refiero de la manera alimenticia sino de la carnal también.
-Mucho gusto, señor. -contesta cortésmente, pero sin demostrar señal de que se emocione por la presencia de mí amigo.
Frederick haciendo alarde de su galantería extiende su mano haciendo una caravana, y toma la mano de Sofia depositando un beso en ella. No le veo sentido a que esté haciendo tales rutinas, llevo siglos viéndolo como interactúa con las mujeres y como el supone conquistarlas. Cualquier mujer se derrite ante tantos galanteos como él los llama, pero sé que no es más que actuación, para conseguir a sus presas.
-El gusto es mío, señorita -habla con aquella voz un poco fingida, remarcando su acento francés, para que se oiga muy seductor.
Ella permanece indiferente a los galanteos que Frederick le hace, lo cual me saca una sonrisa involuntaria, un tanto por burlarme de mi amigo y en parte de alivio, ya que la mayoría de mujeres que pasan por los galanteos de Frederick caen fácilmente.
Él solamente se queda observándola seductoramente, como esperando a que ella se sonroje, suspire o cambie su ritmo cardíaco tan solo por su presencia o por sus supuestos galanteos, pero se topa con la frialdad e indiferencia de Sofia. En mi fuero interno no dejo de reírme ante el fracaso de mi amigo, pues él no esperaba encontrarse una mujer fría y aguerrida como lo es ella. Ahora me doy cuenta, lo útil que es la coraza que Sofia usa, es muy buena arma para evadir malas compañías masculinas, aunque eso no la hace inmune al ser hipnotizada por un vampiro, y eso me preocupa, ya que es una de las armas favoritas de Frederick cuando sus planes no toman el rumbo que él espera.
Veo en la mirada de Frederick el coraje por su fracaso, pero al igual veo que la observa con más deseo que antes. El desinterés de Sofia, puede provocar que, se convierta un reto más placentero para Frederick. Antes de que la situación tome otro rumbo decido terminar la conversación lo más pronto posible, también porque noto la incomodidad de Sofia con nuestra presencia.
-Nos vemos más tarde en el evento Sofia. -Digo con un asentimiento - ¡Muchas felicidades, por tu nombramiento!
-Gracias, señor... digo Joseph
Veo en su rostro alivio de poder salir de esta situación y se retira rumbo a los vestidores y sin nada más que nos retenga nos retiramos del gimnasio. Ya en el elevador Frederick aprovecha para seguir hablando de Sofia.
-Mon Ami te felicito, por tan hermosa adquisición.
- ¿A qué te refieres con adquisición Frederick?
-A tu amiga Sofia, está divina Mon Ami. Es el sueño de cualquier hombre o vampiro, según sea el caso. -responde esbozando su típica sonrisa retorcida y suspira profundamente. - ¿Viste esos Cristales salinos que recorrían por su hermosa espalda?
Con cada palabra suya siento que se me crispan los nervios, pero logro mantenerme ecuánime, para no provocar una pelea.
-Sí, vi que estaba sudando por el ejercicio, ¿qué tiene de raro eso?
- ¡Ay! Mon Ami, Mon Ami, para mí no es sudor, son gotas de pasión. Es tan sensual verlas recorrer por su cálida piel hasta perderse en la curva de sus caderas, y que decir de su deliciosa fragancia ¡qué sabor!, disfruté cada bocanada de aire que respiré en su presencia y el excitante calor que emana de su cuerpo. Aunque déjame decirte que tu amiga, es diferente a todas las mujeres que he visto, ante nuestra presencia no reacciona igual que las demás, cualquier otra al estar en presencia de dos vampiros de nuestra talla caería extasiada. -dice un poco extrañado, por la reacción de Sofia.
En este momento veo la oportunidad de persuadirlo de sus intereses, para con ella.
-Ella es así Frederick y nada lo va a cambiar, así que no pierdas tu tiempo, créeme te vas a aburrir, mejor búscate a alguien que ceda ante tus encantos.
-En eso te equivocas Mon Ami. NBrie puede resistirse a mis encantos, así ha sido desde hace siglos, y aunque me cueste trabajo lo voy a lograr te lo aseguro.
Cada comentario me confirma más sus intenciones, para con Sofia y eso no me agrada en lo absoluto. Ella no es el tipo de mujer que él busca para esas actividades que le encantan, así que hago un último intento de persuadirlo, esta vez siendo más directo.
-Déjala en paz, Sofia tiene familia y ella no es del tipo de mujer que buscas.
-Lo sé, pero me gusta experimentar. -argumenta lanzándome una mirada cínica.
Este último comentario colma mi paciencia, lo cual me extraña. En toda mi existencia, nunca he aprobado las prácticas de Frederick siempre permanecí indiferente ante estas hasta ahora, por alguna extraña razón no me agrada la idea de que quiera a Sofia como su Blut Slave.
-Genial, pensé que con este viaje las cosas se arreglarían y que dejaría de preocuparme por Sofia y de pensar en ella, pero ahora me siento en la necesidad de protegerla de Frederick y sus sucias prácticas sexuales; Bravo Joseph bien jugado. -Me repito a mí mismo en mis debates mentales de manera sarcástica.
« ¿Pero qué me pasa, porque me importa tanto?, nunca he sentido deseo de proteger a ningún humano como con Sofia. Sí he ayudado a lo largo de la historia en accidentes ocasionales, porque me encontraba en el momento y lugar precisos, pero nunca me quedó el deseo incontrolable de seguirlos protegiendo o la necesidad de pensar en esas personas, ¿por qué tengo tanto interés en ella? si no es nada mío, ni siquiera la veo con algún interés físico.»
[1]Término que se usa para referirse a un esclavo de sangre este puede ser vampiro o humano sin importar el sexo, el esclavo de sangre está destinado a satisfacer las necesidades de sangre o carnales de su dueño. La práctica de mantener un esclavo de sangre ha caído en desuso pero no está prohibida.