NARRADO POR ALANA----------------
Nancy y yo decidimos volver a la capital, nos llevamos a la bebé y a la niñera; Claudia.
-¿No le dijiste a Nando de que vinimos a la capital? -me preguntó Nancy cuando llegamos.
-No, Nancy. No creo que sea necesario. Es más ni siquiera le importa y ni me llama. ¿Ves? No intentes convencerme de buscarlo que no lo voy a buscar -le respondí a Nancy.
Me movilicé abriendo la puerta del carro y bajando del auto.
-Por lo menos una notificación. Sea como sea es tu esposo y debe de saber donde estás. Tú y él tienen problemas de celos y creo que te conviene de que él sepa donde tú estés -trató de concencerme ella.
Entendí que era con buena intención, pero en definitiva no me agradó su consejo. Vacilé por unos segundos y decidí no decirle nada.
-No pienso decirle nada -sentencié.
Decidí avanzar mis pasos y casualmente nos abrieron la puerta. Saludanos cordialmente a todos. Mis padres estaban en el estudio, de inmediato nos movimos hacia allá.
-Hola mami y papi -pronuncié al entrar, ensanché una sonrisa y ellos se alegraron al vernos.
-Alana -dijo mi madre, de una vez miró a Nancy y le dio una mirada muy seria-. Vienes al país y la primera casa que pisas es la de tu hermana -se quejó mi mamá-. Dime Nancy.
-¡Mamá! ¡No es para tanto! -se quejó Nancy-. Deja el drama. Yo te llamo todos los días. Siempre me mantengo en contacto contigo y vienes con eso -rodé los ojos-. ¿Qué hay de malo que yo quisiera visitar a Alana? Ella necesita ni compañía. Además me quedaré un tiempo aquí.
Ella la miró sorprendida.
-¿Te quedarás un tiempo Nancy? Espero de que me visites más seguido.
-Claro que sí, mamá.
Mientras ellas conversaban yo me movilicé hacia un mueble junto a la niñera y la bebé. Mi papá solo los observaba a ellas mientras se hablaban, aveces sentía como que discutían hasta que decidieron olvidar ese asunto. Mi papá se movilizó y tomó a la bebé con él, la cargaba con mucho amor y ternura. Mi mamá al ver a papá se movilizó hacia la bebé. Vi que Nancy rodó los ojos.
En la noche nos retiramos y Nancy quería salir para una discoteca. Yo no quería y no estaba para eso.
-¿En verdad crees de que yo te voy a acompañar?
-¡Alana! ¡¿Qué hay de malo?! Tú y tu esposo están peleados.
-¿Y por eso tengo yo que ir a una discoteca? No me gusta y lo sabes Nancy.
-Vamos -volvió a insistir mientras ella iba al volante-. Vamos Alana. Solo por hoy.
-No lo sé.
-Tú quieres. No digas que no.
-Tengo mucho que no me meto en una discoteca. La última vez que lo hice Nando y Liseth me reprocharon -recordé aquel día, más nunca quise volver.
-¿Y si vamos por esta noche?
-¡Nancy!
-¡Alana!
Rodé los ojos. Nancy se estaba volviendo insoportable verdaderamente y decidí hacerle compañía.
-Lo haré por ti y no te acostumbres Nancy -dije finalmente.
Mi hermana se quedó tranquila al escucharme, eso era lo que ella quería. Íbamos transitando el camino hasta llegar a la casa, allí nos desplazamos para tomar una ducha y vestirnos de nuevos. Nos marchamos hacia una discoteca. Yo tenía tanto que no iba, que me encontraba todo como tan extraño. Decidí quedarme tranquila, nos quedamos en un mueble y pedimos vino. Tomamos tanto de que no nos dimos cuenta cuando regresamos y ni como. Me desperté al día siguiente recordando poca cosa. Deslicé mis manos para tomar mi móvil y vi muchas llamadas perdidas de Nando, las cuales ignoré.
-Seguramente se dio cuenta pero que sufra.
Por lo tanto, me movilicé rápidamente para tomar un baño, me puse ropa y en seguida busqué a mi hermana. Ella aún estaba durmiendo, decidí dejarla dormida y me busqué a Sonia que estaba en la cocina.
-Hoy pasaré el día fuera, me llevaré a la niñera y a la bebé -le comuniqué a Sonia.
Ella asintió. Rápidamente busqué a la niñera y estaba con la niña en la sala de estar.
-Busca el bulto de la bebé, pasaremos el día afuera -fue lo que yo dije.
Entonces esperé a que retornara, tomé las llaves de mi auto y nos marchamos al apartamento de mi hermano. Llegué allá y él estaba despierto. Me miró extrañado.
-Tú.
-Sí.
-¿Te votó Nando?
-Claro que no, mi hermano. Huyo de él y no es lo mismo.
Me miró aún más sorprendido.
-¿Qué?
-Déjame entrar hermano.
-Disculpa -y nos dejó pasar.
Entramos adentro y me senté en un mueble.
-Nancy y yo nos fuimos a una discoteca. Tú sabes de que Nando está en la capital por unos días. Se fue enojado. Me levanté esta mañana y vi muchas llamadas perdidas de él.
-Estás huyendo de él -pronunció ni hermano parado en frente de mí.
-¿Por qué huyes? ¿Te acostaste con alguien?
-No, no quiero escuchar sus reclamos. De seguro ya lo sabe y ne saldrá con sus sermones.
-Hermana es que tú, no debiste de haber ido a una discoteca a estas alturas...
-¿Te lo encuentras mal?
-Claro.
Mi hermano desaprobó por completo lo que hice. Me dijo que hablaría con mi hermana. Entonces decidí mejor callarme la boca mientras él emitía sus sermones. Vi que llamó a mi hermano y hablaron sobre el asunto.
-¿Qué harás si lo encuentras en la casa? ¿O qué haría él?
-Nada.
-Te va a reclamar.
-Eso es lo que menos me importa.
No me importaba para nada. Por lo tanto me quedé quieta esperando alguna respuesta alguna de mi hermano.
-Alana cometiste un error -volvió a recordarme y rodé los ojos.
-Es verdad tienes razón. No puedo hacer nada al respecto. Nando a mí que no me moleste para nada. Se va de la casa enojado por unos días y entonces quiere venir a reclamarme.
Me molestaba esa situación desde que supo que yo fui a una discoteca de una vez se sintió interesado.