━━━━━━━ ⟡ ━━━━━━━
Al día siguiente, estando ya en la empresa, Álvaro me llama otra vez por teléfono.
-Señor Caden, le dije que si sabía algo le diría, escúcheme... Ellos no han pagado el alquiler este mes. Investigué con el dueño de los apartamentos y me ha dicho que están retrasados.
-Bien Álvaro. Ven acá inmediatamente porque iremos allá... Justamente estaba pensando en ir, pero ya tengo claro lo que voy a hacer por tu llamada.
Más tarde
Álvaro llega, entonces nos vamos inmediatamente en mi auto con mi chófer al hogar del dueño de ese edificio.
En el camino hacia allá, él me mira curioso...
-Señor Caden, ¿y qué piensa hacer allá? -Me indaga el detective.
-¡Álvaro, no te pago para que me pregunte, ok!
Me altero porque sé que él no va a entender mi locura.
-Perdone, señor. Es verdad.
Tiempo después
Llegamos al lugar, salgo del vehículo junto a Álvaro.
Enseguida el señor Pablo, dueño del edificio, es quien nos recibe de inmediato.
Después de saludarlos, ya estamos sentados en su pequeña oficina que tiene delante de su hogar.
Pongo la mano en mi barbilla pensando en iniciar la conversación lo más prudente posible.
-Me enteré de que la señora María y su familia, aún no han pagado los retrasos de la vivienda. -expreso introduciéndome lentamente hacia mi plan.
-Así es, señor, pero ¿por qué le interesa esto a usted?
-Descuide, soy amigo de la señora María... La conozco. -digo inteligentemente sonriendo.
-¡Ah, bueno!, entonces en ese caso viene usted para ayudarla. -Pablo sonríe sabiendo que hay dinero de por medio.
-Sí, pero no de la forma que usted cree. -Le aviso.
Él se asombra de inmediato. -¡No!, ¿y entonces cómo será, si no le pagarás el mes de renta?
Prosigo ágilmente ofreciéndole un trato. -Verás, si quiere le pagaré inclusive hasta el triple por el mes del apartamento, con tal de que me ayude usted.
Enseguida a él se le abren los ojos al ofrecerle tal cantidad de dinero.
-¿Y, cómo le ayudo?
-Usted echará a la calle a la señora María y su familia, mañana en la mañana. -expreso mis palabras sin ningún remordimiento, entonces tanto el señor Pablo como Álvaro me miran asombrados y atónitos.
-Señor... -Pablo apenas pronuncia unas palabras y sigue hablando-. Caden, ¿verdad?, no puedo hacer eso, tendría malas repercusiones contra mí
-Tranquilo Pablo. Mire, ella no estará en las calles porque irá a mi hogar y la ayudaré, así que no le remuerda la conciencia por eso; además no tendrá problema por ello, soy un hombre de dinero y le ayudaré.
-Bien, si es así, no sé por qué lo hace... Pero bueno, lo haré, y no sé qué pretexto inventaré.
Muevo mis manos con intranquilidad, ya que esto me pone ansioso porque sé que es una locura.
-Haga lo tenga que hacer, invente que es hasta por remodelación, ¡lo que sea, pero hágalo! -le grito finalmente para presionarlo a hacer mi encomienda por muy absurda que parezca.
-Está bien, señor Caden, lo haré. -expresa estando algo nervioso.
Nos levantamos y estrechamos las manos.
Nos marchamos de ahí, entonces Álvaro me mira extraño y no se atreve a hablarme,
-No me mires así, no pienso darte explicaciones de porque lo hago, ok. -enseguida le digo para que no me agobie con su mirada, mientras abordamos el vehículo.
-Tranquilo señor Caden, ya me imagino, pero no abriré mi boca.
-Más te vale, Álvaro.
Entramos al auto, enseguida nos marchamos de ahí.
Luego él se queda en su hogar y yo regreso al trabajo nuevamente
━━━━━━━ ⟡ ━━━━━━━
Tiempo después
Ya en la noche estoy en mi hogar y la señora María nos sirve la cena como de costumbre.
Mi madre Antonia me mira, intuyendo algo y es que no puedo disimular mucho ante ella.
-¡Hijo, está muy contento! -expresa ella con emoción.
-¡Sí!, ¿no puedo estarlo?
-Claro que sí, pero está tan risueño hoy...
Ella sonríe y no sigue indagando.
-Es porque pasé un buen día, ma. -solo respondo, pero ella sigue mirándome intuitivamente.
Tiempo después, culminamos de cenar y ella se levanta mientras yo me quedo sentado.
-Ya me retiro a mi habitación, hijo.
-Bien, descansa, "ma".
Cuando ya mi madre no está, miro y aprovecho para recalcarle a María mientras coge los utensilios de la mesa.
-Escúcheme, doña María, no tiene por qué estar así conmigo por los comentarios que hice sobre su hija; solo quiero apoyar y cualquier cosa estoy en la disposición de ayudar. Cuente conmigo... Lo que sea que se le ofrezca, por favor, no dude en pedir mi ayuda.
Ella me mira, algo extrañada porque obviamente no sabe sobre mi plan en marcha.
-No sé por qué me dice usted esto, pero lo tendré en cuenta, señor Caden... Ya me retiro. -responde ella con gran seriedad y es que ha estado evitándome, seguro porque no quiere tener una conversación conmigo sobre su hija.
-Está bien, doña María. Descanse. -respondo decidiendo no importunarla más.
Ella se retira, entonces pongo la mano en mi mejilla y quedo sonriendo por lo que he tramado.