Capítulo 5 El placer es mío

"Señorita Cassandra Yan, ¿aceptas a este hombre, el señor Martin Lu, como futuro esposo? ¿Prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?". La voz del sacerdote volvió a escucharse.

Los ojos de Susan estaban fijos en Cassandra. Ella le dio muchísimas vueltas para conseguir que la chica se casara con Martin, pero cuando lo vio, cambió de opinión.

'¡Qué suerte tiene la puta esta!

¿No puede rechazarlo y volver con Roger?

¿Acaso no lo amaba a él?', gritó mentalmente. La chica no logró mantener la sonrisa en su rostro. Roger era un hombre competente y estaba destinado a hacerse cargo del Gu Group. Sin embargo, cuando vio a Martin, se dio cuenta de que Roger no le llegaba ni a la altura del talón.

"Sí, quiero", dijo Cassandra.

El sacerdote les sonrió y dijo: "Le pido a la pareja que intercambien anillos. Les deseo una larga y feliz vida juntos, y espero que tengan hijos pronto".

Carlos hizo la entrega de los anillos. Martin tomó el suyo y lo introdujo en el dedo anular de Cassandra.

Acto seguido, ella hizo lo mismo.

A partir de ese momento eran marido y mujer.

Una vez finalizada la ceremonia, llevaron a Cassandra al Yan Garden. Mientras el auto entraba en la propiedad, ella observó los alrededores siendo consciente de que ahora tenía una nueva vida.

En su vida anterior, odiaba a Martin y al Yan Garden. Ella lo provocó en su noche de bodas y él terminó encerrándola en una habitación oscura durante tres días.

En aquel momento solo podía pensar en Roger.

Ahora se dio cuenta de lo estúpida que fue.

Tuvo suerte de que él no la castigara con dureza.

El auto disminuyó la velocidad hasta que se detuvo al llegar a la villa principal. Carlos salió del auto y abrió la puerta de atrás. Cassandra salió vacilante y, aturdida, echó un vistazo a su alrededor.

Martin y Carlos no le prestaron atención. Después de todo, era la primera vez que la chica iba al Yan Garden, y era normal tener esa reacción al hallarse en un lugar desconocido.

"Esta es la villa principal. De ahora en adelante vivirás aquí. Por cierto, permíteme que me presente. Soy Carlos Mo, asistente personal de Martin. Si necesitas algo, puedes pedírmelo", expuso el hombre.

Cassandra recordó que en su vida anterior Carlos la había ayudado mucho, pero estaba tan obsesionada con Roger que ignoraba a todos los demás.

Ella le sonrió suavemente y dijo: "Gracias, Carlos".

La dulce sonrisa de la chica lo tomó por sorpresa. 'Se ve hermosa cuando sonríe.

¡Espera! ¿Por qué tengo tanto frío?'.

Entonces, se dio la vuelta lentamente y miró a su jefe, cuyo rostro se puso oscuro mientras lo fulminaba con la mirada.

"De nada, Cassandra", respondió el asistente con una sonrisa irónica.

'Por favor, no me sonrías más. ¡De lo contrario, Martin me despellejará vivo!'.

Cassandra se volvió hacia Martin. En su vida anterior, ese hombre la aterrorizaba. La verdad era que no lo conocía. Solo sabía que era un hombre sanguinario y violento que derrotó a sus hermanos y que acabó convirtiéndose en el jefe más joven de la historia del Clan Lu.

Era innegable que se trataba de una persona impecable tanto en apariencia como en capacidades. Cassandra, aunque no tenía sentimientos hacia él, quería mantener una relación amistosa.

Sin embargo, fue una lástima que en su vida anterior ella estuviera cegada por sus sentimientos hacia Roger.

"Cariño, estoy un poco cansada. ¿Puedo ir a cambiarme de ropa?". La chica miró a Martin con expresión esperanzada.

'No puedo creer que lo haya llamado cariño', pensó para sí misma. Tenía la piel de gallina.

La expresión del rostro del hombre se suavizó y respondió: "Está bien".

Luego, la chica se levantó el dobladillo del vestido y entró en la villa. Martin, por su parte, se quedó observando su figura hasta que desapareció de su vista.

Con una mirada de pánico, Carlos dijo: "Señor Martin, no sé por qué me sonrió. Tal vez esté de buen humor por la boda".

Su jefe lo ignoró. El asistente no podía verbalizar lo que estaba pensando en realidad. Un sudor frío se formó en su frente al mismo tiempo que contenía la respiración; no quería provocarlo lo más mínimo.

Después de una larga pausa, Martin le ordenó: "Dile a las personas que vigilan al Clan Yan que se retiren".

A Carlos le sorprendió su orden. "¿Está seguro? ¿Y qué hay de la gente que sigue a Roger Gu?".

Este era rival de su jefe.

Martin entrecerró los ojos ante la mención e inclinó la cabeza de manera pensativa.

"Que continúen", expuso finalmente después de otra pausa.