Hablo, pero no digo lo suficiente.
Creo, pero no con la fe necesaria.
Canto, pero no con la musicalidad precisa.
Pienso, pero no existo.
Actúo, pero no como debería.
Son muchos los dedos acusadores prestos a señalar y dispuestos a emitir juicio.
Ante el estrado de los hombres, la condena es inevitable. No hay escapatoria, estás eternamente expuesto a la condena, porque el Juzgado no se define ni se pone de acuerdo en los criterios, por lo que al intentar presentar defensa, pierdes sin remedio.
Digas lo que digas, siempre saldrás perdiendo.
Busca el mejor abogado, de todas formas perderás el caso.
Presenta tu escrito de defensa, trata, pero será en vano, ante todos aquellos que se catalogan jueces, todos están destinados a perder.
No escuchan, no comprenden.
Son sabios en su propia opinión, nadie llena sus expectativas, sus requerimientos son demasiado altos, el listado de cualidades es demasiado largo.
Son muchas las voces que emiten criterio, que demandan un proceder diferente, siempre más, exigen más, quieren más.
Presuntuosa es su verborrea, su objetivo es que pierdas, que siempre pierdas.
La justicia es una utopía, una falacia, mientras que nosotros los condenados, siempre vamos a perder ante el sistema de jueces que insaciables, demandan todo de ti.
°García