Hay muchas cosas que están supuestas a ocurrir en la primera etapa de la vida; ir a la escuela, aprender a leer, andar en bici, disfrutar de la vida sin preocupación porque la adultez te guarda todo eso.
Los niños, ángeles de luz, joyas, tesoros, durante todo el trayecto de su etapa, merecen lo mejor; sonrisas, amor, afecto, comprensión... Ellos hacen la sociedad de los próximos veinte años. Sin embargo, durante la etapa de su formación deben enfrentarse a cambios para adaptarse, acoplarse y ser capaces de coexistir en esta sociedad. Lo triste es que mientras estos cambios ocurren, sus pequeños corazones que aún no poseen la facultad de proteger sus sentimientos, quedan expuestos y, sin remedio alguno, sufren.
Hay sufrimiento en la niñez causado por boberías según muchos adultos, mas eso no quita que les duela y les deje marcas... La burla de otros niños, la incomprensión de maestros, el abuso de hermanos mayores, defectos personales, decepciones amorosas, dificultades para aprender, deseos no cumplidos... Y decenas de factores que influyen a dañarles.
Entonces si encima de todo esto debemos sumar también el factor "MALOS PADRES", ¿cómo se supone que obtendremos una mejor sociedad?
Los niños son un regalo especial, delicado, frágil, que por lo visto está como tesoro en vasos de barro. Cuántos indolentes no hay teniendo hijos de burla, trayendo criaturas al mundo sin la capacidad económica, educativa y mucho menos emocional para tener un bebé... Haciendo que los niños hagan cosas que son antinaturales como trabajar en lugar de aprender, tener responsabilidades de adulto, estresándose, cargando un peso sobre sus débiles hombros que le han atribuido, pero que no les corresponde.
Existen padres que, en lugar de alejar el miedo infundido por las noches oscuras, lo crean; que en lugar de reconfortar, de alentar, fomentar sueños, los destruyen con desatención y desprecio.
Cuántos padres creando heridas, dolor en sus pequeños... Siendo causa de gran parte de los daños, como fantasmas que están constantemente cerca para atormentarte y lo lindo, sin tener la culpa de ello, porque nadie pidió nacer y en caso de hacerlo, hubiésemos pedido una familia normal.
¿Cómo se puede suponer entonces, que habrá buenos adultos si formamos niños malos?
Siendo la mente de estos pequeños como una gran masa que podemos moldear a nuestro antojo, enseñándoles a odiar; a ser egoístas; a no pensar en el prójimo; a dar prioridad primero al "yo"; a que como niños, están siempre en el segundo plano, carentes de importancia por ser niños; a que las metas trazadas pueden siempre esperar porque trabajar es siempre lo primero; a que reír mucho está mal; a que no pueden contar con apoyo de nadie; a que en la lista de necesidades las suyas están el último eslabón; a que tener amigos está mal; a que pensar diferente es sinónimo de rebeldía y a que pese a sus esfuerzos nunca serán suficiente ni darán lo suficiente como para enorgullecer a nadie; a que querer estás lejos de casa para tener un poco de paz mental es ingratitud; a que no querer parecerse a sus malos padres es irrespeto... ¿Qué esperamos de nuestros hijos?
¿Cómo es posible que nuestra mente tan absurda, pueda pretender que después crear monstruos, como Frankenstein e Igor, tendremos hijos devotos?
¿Por qué será que en la tarea tan simple de ser padre, se pueda fallar tantas veces en los aspectos más básicos?
¿Acaso es demasiado pedir tener progenitores normales?
¿Acaso no querer ser herido es demasiado?
¿Acaso es demasiado querer un padre y no un verdugo?
°García