Capítulo 6 Ven a su rescate

"Cariño, ¿qué haces parada aquí discutiendo con esta gente?".

Después de escuchar esa voz tan profunda y magnética, todos voltearon al mismo tiempo y cuando Lucia vio quién era, se quedó atónita.

"¿Quién es este tipo? Una vez que Jonah te abandonó, seguramente tomaste al primero que pasó para divertirte, ¿o no?", preguntó Mina con tono de burla. Como era un hombre sumamente guapo, esta se sintió celosa.

'Después de todo, Lucia solo es una chica común y corriente, además, no pertenece a la clase alta, por lo que tiene que trabajar arduamente para que le alcance el sueldo. ¿Cómo es posible que ande con algulien que pertenece a la élite de la sociedad? Los únicos hombres de clase alta que podrían interesarse en ella son los de edad avanzada', se pensaba ella. Por todo eso, Mina creía que ese apuesto joven debía ser un proxeneta que se acostaba con mujeres ricas a cambio de dinero.

"Querida, ¿cómo es posible que tengas tan mal gusto?". Con una mano en el bolsillo de su pantalón y la otra rodeando la cintura de Lucia, Malcolm elevó las comisuras de los labios, exhibiendo una encantadora sonrisa. A pesar de parecer una simple pregunta, estaba llena de sarcasmo, lo cual provocó un escalofrío en las espinas de todos, haciendo que olvidaran su expresión de cordialidad.

"No puedes ser más que una especie de vividor que se acuesta con las mujeres por dinero. No te pongas en ridículo", replicó Mina.

"Muy bien, regresemos", dijo Jonah apartándola, antes de que ella dijera algo más ofensivo.

Pues aunque el joven que estaba parado frente a ellos parecía bastante inofensivo, obviamente se sintió intimidado por él.

"¿Acaso todavía la amas? ¿Por qué te molesta tanto que le demuestre mi desprecio? ¡No olvides que si no fuera por mí, seguirías trabajando para ganarte el pan de cada día!". Mina, quien estaba furiosa, hablaba apretando los dientes.

"¡Ah, es cierto! Gomez Properties, ¿verdad?", exclamó Malcolm con el ceño fruncido, después de pensar durante un momento.

"¡Para ser un plebeyo, parece que al menos eres bastante sensato!", masculló Mina mirándolo con desdén.

Aunque el traje de Malcolm era elegante, no tenía etiqueta de diseñador, por lo que ella pensó que debía ser un traje costoso, pero de una tienda común.

"Lucia, solo un hombre con los bolsillos vacíos como él andaría con una chica como tú. Jonah no te quiere y, por ello, para él no eres otra cosa que un costal viejo". Mina no quería dejarla en paz tan fácilmente.

Por su parte, Lucia apretó los puños con fuerza mientras sentía que el sudor comenzaba a resbalar por su cuello. No podía soportar que alguien como Mina se burlara de ella y trató de sacudirse la mano del joven para irse de inmediato, pero le fue imposible hacerlo.

Dándose la vuelta y poniéndose de puntillas, Lucia susurró en el oído de Malcolm, "Lo siento".

Él la miró profundamente a los ojos, en silencio y, entonces, ella dejó de luchar, rodeó su cuello con los brazos y lo besó. Por un segundo, él trató de contener el impulso de devolverle el beso, pero no pudo, por lo que comenzaron a besarse apasionadamente, como si estuvieran solos. Y Malcolm la soltó hasta que ella se quedó sin aliento.

"¿Qué es lo que acabas de decir? ¿De verdad crees que mi novio necesita la aprobación de personas como tú? Lo que yo creo es que estás muy equivocada, porque fui yo la que dejó a Jonah y entonces tú corriste a tomarlo entre tus brazos. ¿Deseas saber algo más al respecto?". El tono de Lucia era frío y su sonrisa, sarcástica.

"¡Está bien, di lo que quieras! Pero explícame, ¿a qué se dedica el pobretón de tu novio?". Mina no estaba dispuesta a quedar en ridículo ante los demás y no podía creer que Lucia pudiera salir con un hombre que valiera la pena.

"¿Te refieres a mí? Bueno, tan solo soy un oficinista", respondió Malcolm con indiferencia.

"¡Bueno! ¡Supongo que ser empleado de oficina es mejor que ser un proxeneta! ¿Tú también trabajas para una empresa de medios barata, así como ella?". No había duda de que Mina lo miraba con desprecio.

Lucia miró a Malcolm, abrió la boca a punto de decir algo, pero cambió de opinión y se quedó callada. Sabía que un hombre que podía pagarse una suite tan cara como la de él en X Town, definitivamente no era un tipo común. Tal vez fue su propia vanidad lo que la obligó a guardar silencio.

"Trabajo en Evans Group", respondió Malcolm con desgano.

"¡Mmm! A pesar de que esa es una gran empresa, eres solo un empleado, por lo que prácticamente eres un donnadie. ¡En cambio Jonah es el gerente general de Gomez Properties!". Mientras Mina miraba a Lucia con desprecio, sostenía con fuerza el brazo de Jonah.

"Su vida no tiene nada que ver contigo. ¡Qué bueno que seas una mujer de alcurnia que tiene una vida dichosa! Vámonos, Malcolm, solo estamos rebajando nuestro nivel al hablar con ellos". A continuación, Lucia miró a la pareja con los ojos echando chispas de disgusto, dio la media vuelta y se fue.

Malcolm, quien mostraba una leve sonrisa, la siguió con un ligero brillo en los ojos. Él sostenía la cintura de la chica con una mano, como si quisiera hacer evidente que ella le pertenecía. Y justo antes de irse, les lanzó una mirada con el ceño fruncido a Mina y a Jonah.

"Ya puedes soltarme. Lamento haberte utilizado", se disculpó Lucia tranquilamente, tratando de mantenerse a distancia de él.

"¿Por qué no seguimos jugando a que somos novios?", preguntó Malcolm, levantando la barbilla de Lucia con el dedo. "¿O acaso te preocupa que mi posición social no sea tan buena como la de él?". Malcolm se rio entre dientes.

"Si puedes permitirte el lujo de conseguir una suite tan lujosa, ¡es seguro que no eres un tipo común! Es solo que perdí el interés en el juego", respondió ella con frialdad, retirando la mano del joven de su barbilla.

"¿Ah sí? Parecería que confías mucho en mí". Al decir eso, Malcolm la soltó.

"¡Bueno! ¿Pero para qué viniste aquí?". Lucia sintió de repente que sería ridículo pensar que él había aparecido allí por una simple coincidencia.

Se conocieron en X Town accidentalmente. ¿Cómo podrían encontrarse en S City una vez más? ¿Y en esas circunstancias tan extrañas?

"Es obvio que estábamos destinados a encontrarnos de nuevo". Malcolm sonrió, causando que aparecieron unos atractivos hoyuelos en sus mejillas. Su voz era magnética e irresistible.

'¿Eh?', mientras lo escuchaba, por un momento la mente de la chica se quedó en blanco. '¿Estará insinuando que deberíamos tener sexo esta noche?'. Sin decir una sola palabra, ella puso los ojos en blanco lista para irse.

"¡Ay, Dios mío! ¡Un héroe ha salvado a esta belleza! Lucia, dinos, ¿quién es este joven tan guapo? ¿Tienes una relación con él? ¡Guau! Vimos cuando ustedes se besaron...".

Cuando los compañeros de la chica notaron que ella no regresaba después de mucho tiempo, pensaron que le podría haber pasado algo, por lo que fueron a buscarla. Fue entonces cuando presenciaron la pelea entre las dos chicas y cuando estaban a punto de ayudar a su amiga, vieron a Malcolm.

"¡Estás imaginando cosas! ¡Detente o te acusaré con tu novia!", le advirtió ella a Hayes.

"Maldita sea, ¿por qué las mujeres serán unas criaturas tan astutas? ¡Eres venenosa, Lucia! Como tienes a tu héroe junto contigo, tendremos que divertirnos solos. Estoy seguro de que cada momento de esta romántica noche será precioso, así que disfrútala", bromeó Hayes.

"¡Ya me voy!". Como ella no quería responder ninguna tontería, decidió irse.

Y Malcolm la siguió. Era obvio que él no había aparecido por mera coincidencia. Después de salir de su oficina, él usó la dirección que Bob le había dado para dirigirse al lugar donde vivía Lucia. Como la había visto llamar a un taxi, la siguió hasta que llegó a un bar y allí vio la manera en que Mina la insultaba.

Después de todo, al parecer estaban destinados a encontrarse de nuevo en un bar.

"Permite que te lleve a casa". A él no le importaba si ella se le resistía, así que simplemente tomó su mano y comenzó a caminar hacia su auto.

Sin oponer resistencia, ella lo siguió.

Durante todo el trayecto, ninguno de los dos habló. Sentada en el auto, ella cerró los ojos disfrutando la suave música que sonaba en la radio y que la hacía sentir somnolienta. De manera que bajó la ventana para mantenerse despierta. A Malcolm eso no le importó y siguió conduciendo sin hacer ningún comentario.

Era un joven realmente guapo y, según Lucia, con una apariencia incomparable. Recordó sus pestañas largas, dándose cuenta de que estas eran mucho más gruesas de lo que pensaba. Él conducía su auto con mucha concentración, lo cual solo se sumaba a su encanto.

"¿Ya estás contenta?", preguntó él de repente, mientras se volvía a mirar a Lucia, quien parecía mareada.

Sabía que ella lo había estado mirando durante algún tiempo, estudiándolo como si no quisiera dejar de disfrutar de ninguna parte de él.

"Sí, estoy tan contenta que quiero hacerte mío", respondió ella, con indiferencia. Después de todas las copas que bebió en el bar, su tono estaba lleno de seducción.

"Hemos llegado". Malcolm ignoró sus palabras y la miró.

Después de dejar el auto en el estacionamiento del sótano, lo rodeó para abrirle la puerta como un verdadero caballero. Eso la tomó por sorpresa, pues estaba acostumbrada a que la gente la tratara con indiferencia y nunca esperó que él la tratara con tanta caballerosidad.

"¿Dónde estamos?". La brisa de principios de verano rozó su piel y ella se puso seria. Evidentemente, no era su casa, ni algún lugar que ella conociera.

"Aquí vivo yo", dijo Malcolm con frialdad.

Al escuchar eso, Lucia se quedó sin habla. Era la primera vez que un hombre la llevaba a su casa con tanta facilidad.

"¿No querías hacerme tuyo?". Malcolm se rio entre dientes. Ella era la primera mujer que decía quererlo para ella.

Sin embargo, ella todavía lucía en estado de conmoción y sus palabras tan casuales se habían vuelto contra ella. Estaba borracha mientras lo contemplaba fascinada por su apariencia y eso había causado que realizara tal comentario en el auto. De repente, ella se echó a reír. Cuando lo conoció en X Town, había ido a su habitación sin vacilación y ahora estaba haciendo exactamente lo mismo. El hecho de no poder resistirse a ese hombre era un misterio para ella. '¿Tendrá él poderes mágicos?'.

Malcolm rodeó su cintura con el brazo, acompañándola para entrar en el ascensor, este se detuvo en el último piso y él pasó su tarjeta de acceso, luego ingresó la contraseña antes de abrir la puerta y entrar.

El apartamento tenía una decoración clásica, pero con evidentes toques modernos y amplios espacios. Las hermosas ventanas de la sala de estar llamaron la atención de Lucia, quien al asomarse a través de ellas, pudo ver una espléndida vista de la ciudad. Sorprendentemente, podían apreciarse miles de estrellas en el cielo y Lucia se quedó observando su brillo.

"¿Verdad que es hermosa?", preguntó Malcolm suavemente acercándose a ella para abrazarla por la espalda.

"¡Sí, así es! ¿Sabes lo raro que es ver estrellas en S City? Pensé que todas las estrellas habían desaparecido detrás del cielo oscuro". Bajo el maravilloso manto nocturno, la chica ya no pudo seguir resistiéndose a Malcolm y apoyó la espalda contra su pecho.

"¿En qué piensas? Te daré un regalo a cambio de tus pensamientos", preguntó Malcolm de manera casual.

"Como al parecer mis pensamientos son muy valiosos, dime, ¿qué regalo me darás a cambio?", preguntó ella, riendo.

"Puedo darte todo lo que deseas", dijo Malcolm con calma, abrazándola con más fuerza.

"Quiero casarme. ¿Me lo podrías conceder?". Dicho eso, la chica lo miró fijamente por un momento, para después estallar en carcajadas.

Ella no lo conocía en absoluto. Se había acostado con él una vez y sabía que se llamaba Malcolm, sin embargo, ni siquiera podía asegurar que ese fuera su verdadero nombre. Además, no tenía ni la menor idea de lo que él hacía para ganarse la vida. Pero teniendo en cuenta sus modales, pensó que debía de ser de buena familia. Claro que un mentiroso tendría que tener buenas dotes para la actuación.

"¡Ay, vamos! No me mires así, solo estaba bromeando. No necesito ningún regalo. Solo estaba recordando mi pasado", dijo ella con una sonrisa, cuando vio el ceño fruncido de Malcolm.

Después de todo, cualquiera se sorprendería si alguien le propusiera matrimonio la segunda vez que se encontrara con esa persona. Seguramente se preguntaría si estaba loco o si había escuchado mal. Así que era natural que Malcolm pareciera confundido al escucharla.

"Yo...". El joven hizo una pausa y la miró con un brillo extraño en los ojos.