Capítulo 8 Antes de la boda

El día de la boda se aproximaba rápidamente y Jennifer había solicitado una licencia a la empresa con anticipación. No había visto a nadie de la familia Lu desde su enfrentamiento con Elliot, pero no tenía más remedio que volver a su antigua casa, pues la boda se iba a celebrar al día siguiente.

Después de todo, aquella era su familia, y de acuerdo con las tradiciones, debía quedarse en la mansión donde vivía antes y esperar a que el novio la recogiera al otro día.

Cuando llegó a casa, se encontró con Elliot. El rostro del hombre estaba lívido y lucía exasperado, así que decidió no prestarle mucha atención, asintió con la cabeza y se dirigió apresuradamente hacia su habitación.

El comportamiento de Jennifer puso a Elliot más furioso.

'Esta maldita chica nunca antes se había atrevido a ser tan grosera conmigo. ¿De verdad cree que después de casarse con Ryan puede hacerme a un lado así, a su padre?'.

Los ojos de Elliot brillaban con matices de crueldad. Pensó que podía controlar esta estúpida chica por el resto de su vida y no esperaba que ella lo desobedeciera en un momento tan crítico, por lo que se sentía muy enojado.

Afortunadamente para él, ella ignoraba la existencia de aquel testamento.

Mientras repasaba las líneas del documento, su mirada se tornaba cada vez más cruel.

Si Jennifer quería casarse con Ryan sin ningún obstáculo, tenía que pedirle permiso, y esto lo hizo sonreír maliciosamente. Necesitaba ese testamento. Dado que la chica se negó a aceptar sus condiciones, no lo podía culpar por ser tan crudo con ella.

Lo primero que hizo Jennifer al llegar a su habitación fue tomar una ducha para calmarse y despojarse de todo el cansancio de ese día. Luego se vistió, se sentó frente a la cómoda, y miró su reflejo, perdida en sus pensamientos.

De repente, la puerta se abrió y Elliot apareció en el umbral con una expresión seria en el rostro y un vaso de leche en la mano. Caminó hacia ella y se lo entregó. "¿Sigues enojada conmigo?".

Jennifer miró el recipiente y por un momento no pudo ocultar su sorpresa, pero lo tomó entre sus manos y movió la cabeza con una sonrisa. "No, papá. Somos padre e hija y lo que ocurrió fue solo un malentendido. Nunca debe haber odio entre nosotros, ¿verdad?".

Elliot suspiró levemente y dijo: "Dices que no estás enfadada conmigo pero no volviste a casa en varios días".

Jennifer se sorprendió con lo que él dijo, así que sonrió y trató de explicarse: "Papá, ¿a qué te refieres? He tenido mucho trabajo en la oficina últimamente, y mi jefe me dio también tareas por algunos días. A esto se añaden los preparativos para la boda, lo que quiere decir que no he tenido tiempo para nada. Realmente no estoy molesta contigo".

Jennifer le guiñó un ojo a su padre como solía hacer e hizo un mohín para parecer ofendida.

Al principio, Elliot se sorprendió con su reacción pero luego se sintió aliviado.

'Esta chica sigue siendo la misma ingenua y crédula de siempre', pensó el hombre, y consideró que la había sobreestimado.

La respuesta de la joven le quitó una preocupación de encima y decidió actuar como un padre amoroso, acariciándole la cabeza con cariño. "Jen, antes me enojé contigo por tu propio bien, pues Ryan no es alguien a quien puedas controlar, y solo me preocupa que pueda lastimarte. No quise decir esas palabras aquel día. Espero que no te lo tomes en serio".

Jennifer sintió que todo su cuerpo se volvía rígido instintivamente, pero resistió a los gestos de Elliot y mantuvo una compostura serena, aunque su corazón quisiera estallar en su pecho. Él dijo que no quería hacerlo, que como padre, ¿cómo podía decir algo así para criticar a su propia hija? Si en realidad no tenía esa opinión, ¿cómo podía vomitar esas palabras tan fácilmente?

"Lo sé", respondió la chica en voz baja.

Elliot la miró y continuó: "Ya que insistes en casarte con Ryan, está bien, te apoyo. Ahora bebe la leche y vete a dormir temprano pues vas a casarte mañana, Jen, y quiero que seas la novia más hermosa del mundo".

Jennifer asintió con la cabeza levemente y apretó más fuerte el vaso de leche en su mano.

Ella no era estúpida y percibió la contundente mirada de Elliot sobre el recipiente de cristal.

Es posible que le hubiera puesto algo en la leche...

Pero...

¿Cómo podía escapar de esta situación?

Sentía que había algo mal con aquel líquido y no era tan tonta como para beberlo, pero Elliot la observaba insistentemente y no podía negarse rotundamente, especialmente porque el hombre se había esforzado mucho para fingir ser un padre preocupado solo para asegurarse de que ella cayera en la trampa.

Si ella no lo bebía ahora podía darle a entender que continuaba enojada con él.

Jennifer estaba atrapada en una encrucijada y no sabía cómo salir cuando, de repente, su teléfono celular comenzó a vibrar. La llamada la libró de su martirio y rápidamente contestó. "Derek, ¿qué? ¿Estás borracho en el bar? Está bien, siéntate tranquilo y espérame ahí. No andes deambulando, ¿de acuerdo? Voy a recogerte de inmediato".

Antes de que Derek pudiera reaccionar, Jennifer colgó el teléfono.

Dejó la leche sobre la cómoda y se puso de pie. Ansiosamente le dijo: "Papá, Derek regresó del extranjero y sus amigos le prepararon una fiesta de bienvenida, pero se emborrachó y me pidió que lo recogiera. Necesito salir un momento".

A Elliot no le dio tiempo para responder, la chica simplemente pasó a su lado y estaba a punto de irse, al verlo, agarró su brazo y le recordó: "Jen, mañana vas a casarte con un miembro de la familia Gu, y justo la noche antes de la boda vas a ir a esa clase de lugar para encontrarte con otro hombre en medio de la noche. Si alguien intenta armar un escándalo al respecto, ¿cómo enfrentarás a la familia Gu y vivirás con ellos en el futuro?".

Las palabras del hombre reflejaban preocupación, pero la verdad era que si Jennifer se marchaba, arruinaría sus planes cuidadosamente trazados. ¿Cómo podía llevar a cabo su próximo paso?

Por lo tanto, estaba decidido a no dejarla ir sin importar las excusas que ella tuviera.

Jennifer se puso más ansiosa al escuchar las palabras de su padre. "Papá, volveré pronto, no te preocupes. Sé lo que tengo que hacer. Además, Derek y yo solo somos amigos. Él regresó del extranjero y se emborrachó. No puedo abandonarlo".

Mientras hablaba, Jennifer liberó su brazo de las manos de Elliot y agregó: "Llevaré a Derek con la familia Xiao y regreso a casa pronto".

La chica salió apresurada de la habitación antes de que él pudiera objetar algo más.

Elliot la vio alejarse y poco a poco se desvanecieron de su rostro la cálida sonrisa y la expresión de angustia que antes mostraba. Su mirada se volvió fría y decidió buscar otra estrategia para lograr sus objetivos.

Mientras meditaba profundamente, pensó en la conexión entre Jennifer y Derek porque quizás podía valerse de esto.

En Ciudad F todos conocían acerca de la relación entre ambos y comentaban mucho sobre esto. Muchas veces la cercanía entre ambos había sido objeto de atención de los medios de comunicación y la habían exagerado, pero por alguna razón desconocida, Derek se había marchado repentinamente de la ciudad y se fue al extranjero hace medio año.

Quizás el regreso del joven era otra oportunidad que Dios le daba.

Elliot consideró esta hipótesis y tuvo una idea, por lo que sonrió con frialdad.

Esta vez, no dejaría que Jennifer se saliera con la suya.