Llegamos a la mansión y me encerré en mi habitación, recibí una llamada de Marrota en la cual me informaba que pasaría por aquí, que estuviera lista porque tiene que comunicarme algo, así que me bañe y vestí, la verdad es que no se notaba que me hubiera cambiado ya que siempre utilizaba los mismos colores y atuendos: un pantalón de mezclilla negro con el talle alto, una blusa negra de tirantes, adherida a mi piel y mis infalibles botas. Me sentía bastante bien solo usando ese tipo de prenda de vestir, las cuales parecían más bien un uniforme. Me hice una trenza en el cabello y salí de allí.
En el camino me encontré con Rosa
-el señor Manuel quiere verla- esta no me miro y camino a toda velocidad cuando me dijo aquello, yo le seguí los pasos pero con más calma hasta llegar a la sala donde uno de los hombres de seguridad me indicó que pase al estudio
-93- saludó Marrota -veo que te has sabido incorporar- este estaba sentado en un sillón frente a Manuel y ambos fumaban y tomaban
-Marrota - mantuve una postura firme y visualicé que en un sillón al lado de Marrota había un bulto el cual supuse que era el dinero de la apuesta
-vine hasta aquí por esto- toco el bulto -y porque necesito que hablemos-
Manuel se puso de pies -los dejo para que hablen- salió y cerró la puerta
-esto es para ti- señaló el dinero -debo informarte de algunos términos ya que tú llega aquí fue tan espontánea que no tuve tiempo de pensar que sería lo mejor para ti, así que ya lo hice y es lo siguiente, por tu seguridad los del Clan no saben que estás aquí, para ellos estás en Nebraska cumpliendo una orden del Manglar y en cuanto el Cártel, recuerda que no tienes que hacer lo que no te guste, se la fama de Manuel y no dudo en que ya te ha llevado a la cama...
-Marrota- intente hablar pero levantó su mano
-no estoy aquí por explicaciones, cómo te decía, recuerda que fuiste contratada para un trabajo, no para regalar placer o complacer a alguien, este dinero es para que vayas diseñando un plan de escape para que te salgas de esta vida Maria, si es que así puede ser llamada, no quiero que sigas en ella, luego de esto te sales-
-Marrota, ¿a que se debe esto?, ¿acaso es porque me acosté con Manuel?, yo no quiero salirme- me puse de pies
-sin quejas Maria, te vas del Clan, esta vida ya no es más para ti y no me interesa a donde te vayas, nadie debe saberlo - se puso de pies y salió, dejándome una gran incertidumbre acompañada de vacío y un sin sabor. Tome aquel dichoso bulto para dejarlo en mi habitación, luego de eso salí para reunirme con los hombres de Manuel, necesito analizarlos a todos juntos y luego por separado para ver cómo piensan en distintas posiciones, tanto en grupo como por individual, la vez anterior que lo hice fue ante la presencia de Manuel y algunos mostraron nervios, por eso necesito hacerlo sola sin el escrutinio de este, para ver sus verdaderos sentimientos.
Una hora después ya había hablado con todos y ninguno me dio la impresión de que fuera un soplón, todos se mostraban fiel y dispuestos a dar la vida si fuere necesario por esta familia, como algunos dijeron que eran; esto me confirma de que debo enfocarme en el exterior ya que el interior aparenta estar bajo control.
-¿va a cenar ahora joven?- preguntó Rosa
-no, gracias, nadaré una poco, puede que coma algo más tarde - seguí el camino hasta la habitación y recordé que no lleve traje de baño así que tomé una toalla y fui hasta la alberca, puse mi pistola en una silla cerca de donde estaba, me quite la ropa, dejando solo la ropa interior que constaba de un diminuto brasier y unas tangas, me sumergí en el agua la cual estaba un poco fría y era de esperarse por la época en la que estamos, luego de varios minutos salí y rápidamente tomé mi pistola y apunté hacia una columna donde se podía ver una silueta
-quien debería actuar así debo de ser yo, a final de cuentas estás en mi casa y nunca te había visto- camino hasta la luz y pude ver a un hombre de algunos veinte y tantos años, cabello castaño, cejas pobladas, ojos marrones, de complexión fornida y bastante alto, lucía muy elegante con un traje y el habano que fumaba le daba cierto toque de rudeza debajo de aquel traje.
Me coloqué la toalla, recogí la ropa y camine hasta aquel hombre -eso debes reclamárselo a tu padre- sí, era Javier quien estaba allí, lo había visto en fotos y la verdad es que no le hacían justicia, volví hasta la habitación para darme una ducha y colocarme algo cómodo; fui hasta la cocina para comer algo.
-en definitiva, mañana irás con Rosa por algo de ropa, me tienes la vista enferma usando el mismo atuendo siempre mi'ja- Manuel habló mientras se asomaba a la cocina
-me pongo con lo que me siento cómoda señor Manuel - tome un pedazo de fruta
-¿en algún momento pensaste ser militar o algo así?- preguntó cuando sacó una cerveza de la nevera
-no, nunca me ha llamado la atención esas cosas-
-todo parece indicar que ustedes son buenos amigos - las palabras con cierto deje de burla de Javier llenaron el lugar, yo por mi parte no alce la mirada y mucho menos respondí a sus palabras
-Javier, parece que ya conociste a 93- mire por el rabillo del ojo y vi como Manuel se tomaba un trago y ponía una mano sobre el hombro de su hijo
-¿ella es nuestra "Sicaria"?- sus palabras esta vez fueron más serias -vaya, cuanto a avanzado esto del "empoderamiento femenino"- rio a carcajadas y juro por el Clan que sentí el inmenso deseo de golpearlo, así que para evitar aquel sentimiento me pare de la mesa y me despedí; sentí pasos detrás de mí, pero no me detuve
-¿no te enseñaron modales?- vi a Javier a recostado de la pared mientras yo abría la puerta
-con permiso- azote la puerta al entrar, este tal Javier lo que tiene de lindo lo tiene de insoportable.
Ha pasado una semana y cada día es una crucifixión al lado de Javier, nunca se cansa de fastidiar, tiene toda la pinta de un niño mimado, trato de limar asperezas, pero es misión imposible, así que tomé la firme decisión de abstenerme de responder ciertas preguntas, también deje caer las murallas con Rosa, a fin de cuentas no estaré aquí para siempre y más expuesta al peligro no puede estar, digo, vive en la casa de un Cártel.
-¿qué fue eso?- preguntó uno de los hombres al momento de correr hacia afuera, Rosa y yo le seguimos
-¡NOS ESTÁN ATACANDO!- gritó uno de los hombres -¡HAN PASADO EL SEGUNDO ANILLO!-
En ese momento miré a Rosa y le indiqué que no se separara de mí, corrimos hasta llegar al cine subterráneo donde se encontraba Manuel
-Señor Manuel, nos están atacando- le dije una vez entré y me coloqué frente a él
-¿cómo dices?, pero, ¿quién?- se puso en pies tan rápido como pudo y verificó que su pistola estuviera cargada para luego quitarle el seguro.
-no lo sé señor, ya van por el segundo anillo de seguridad - salimos de allí y uno de los hombres nos informaron que era la DEA, como todavía faltaban cuatro anillos para llegar hasta donde estábamos si no es que mueren antes, sacamos todo lo importante con lo cual podíamos cargar y fuimos directo hacia el túnel de escape, una vez estuvimos todos dentro la puerta fue cerrada y el móvil satelital de Manuel empezó a sonar
Luego de varios segundos de silencio habló -ching*da madr*, eso quiere decir que mis propios socios son los soplones... gracias González, mantenme informado del más mínimo movimiento - me miró y yo asentí, ya sabía lo que seguía, se había desatado una guerra entre cárteles y yo formaría parte de ella.
Cuando salimos de allí habían varios vehículos esperándonos, rápidamente nos subimos y salimos a toda velocidad.
-señor Manuel, si me permite, creo que el Cártel Del Norte fue quien soltó la lengua de más -
-¿lo dices por Maritza?-preguntó mientras pasaba su pulgar por debajo de su labio inferior
-si señor-
-esa perr* nunca me convenció, pero ya verá-
-¿y qué piensa hacer señor?-
-aún no lo sé 93, pero esto no se va a quedar así, esa perr* maldit* conocerá al Cartel el Manglar como el monstruo que puede llegar a ser cuando enfrenta a un enemigo-
-yo si creo saber cómo papá - dijo Javier viendo hacia la nada con una sonrisa retorcida, que me causó escalofríos.