Capítulo 9 Conocerlos

Yo traía un pantalón pegado a mi cuerpo tipo strech negro, mi camisa era a cuadros, mi cabello recogido en coleta de caballo, no traía casi nada de maquillaje.

En cuanto iba bajando las escaleras, escuché el resoplido de la Madre, sonreí al verla ahogarse en un vaso de agua.

__Los tiempos han cambiado definitivamente. __dijo la mujer de mediana edad.

Mientras tanto Alejandro puso oídos sordos a sus palabras, yo estaba riéndome por dentro, pues que rayos le habrá caído a esta señora y rostizado su masa encefálica.

__"¡Madre, Padre, bienvenidos!"

__"¡Hah, bienvenidos!" Puedes creer eso, parecería que no quería ni bajar a recibirnos. Se queja de entrada.

Después de un momento me mira bien con ojos de águila y dice; __¿Y esta cosa rara parecida a una mujer de dónde la sacaron? __hace esa referencia a mi persona.

__Esta cosa rara, es la esposa de tu hijo Alejandro Copoa, y hace un momento no bajamos enseguida por que estábamos mmm... Ya sabrá usted que podría estar haciendo una pareja de recién casados en una habitación encerrados.

La cara de Alejandro Copoa se puso roja como un tomate, su padre se echó a reír de medio lado, la mujer joven pelirroja que hace un momento no me desvío la vista al bajar de un carruaje, se tapó la boca en señal de, quien sabe qué, me valió un Zacatal de M.

Su madre puso su manita al frente en señal de que se desmayaria, al ver que nadie la había acudido a ayudarla, ni modo, no se desmayó.

Mi esposo seguía rojo de la cara, yo le metí un codazo y le dije:

__Esposo mío, tu madre está enferma, ¿Por qué no la llevamos a un hospital y la dejamos al cuidado de los doctores?

__Ay Dios, Alejandro, te buscaste a una esposa o a una enemiga para mí. __Ella continúo despotricándome.

__Mira sus fachas, no está vestida adecuadamente, no tiene educación, no es apta para ser tú... Alejandro Copoa la interrumpió.

__Madre, así con todos los defectos posibles, yo la elegí para ser mi mujer, la amo, espero que ustedes no sean tan obvias para referirse a ella la próxima vez, pues al ofenderla me ofenden a mi.

__¡Alejandro! __Gritó un caballero que estaba junto a la pelirroja!

__¿Ahora estás hasta en contra de tus padres por una extraña?

Vi como las facciones de Alejandro se retorcían, era obvio que él estaba enojado con ellos, pensé que estaría enojado conmigo por que de alguna manera yo provoqué que me atacarán.

Pero él me estaba defendiendo a mi, sentí algo de calor de su cariño en mi. Lo miré de nuevo, él sólo me arruyó en sus grandes brazos.

__Aqui el único extraño eres tú, tío Marshall, ella es mi esposa y está en su casa.

El hombre quedó pálido de ira, su cara se puso roja, la madre de Alejandro Copoa me miró con desdeño y se puso de pies, enseguida dijo: __¡Nos vamos!

__¡Mamá, dijo mi esposo abnegado. __En el puente Masuhra, debes tener cuidado de no correr muy rápido, hay fisuras.

Al parecer, ella pensó que iba a haber un arrepentimiento repentino de su hijo y le pediría quedarse, pero no, lo que le había dicho era que tuviera cuidado al marcharse.

Habiéndo ella salido del caserón, su papá nos dijo: __Bueno hijo, ya que al fin elegiste una mujer para ti, espero tengan un largo matrimonio y sean muy felices.

Alejandro asintió y agradeció a su padre. El señor que era muy parecido a su hijo me miró y sonrío, luego dijo:

__No avisamos a venir aquí, así que estoy seguro que no nos esperaban. Así que ya nos vamos. En cuanto a tu madre, ella terminará aceptando en el futuro, es cuestión de tiempo.