Al mediodía, a la hora de su descanso, Catalina caminó alrededor de una de las piscinas. Miró el reflejo de unas escasas nubes sobre la superficie del agua.
Sintió el motor del helicóptero mientras observa hacia la colina.
En aquel lugar encontró un poco de paz, la que se le había negado por un tiempo. Ahora, el Resort del Sur, era su nuevo hogar, su refugio a la espera a que pase la tormenta. Ignorando por completo los planes de Gabriel. Pareciera que los cielos estuvieran conspirando en su favor. ¿Seguirá cerrando su corazón, se negará aceptar lo que está sintiendo por Julián?
Atendió con amabilidad a las personas que llegan a pasar unos días rodeados de naturaleza y tranquilidad.
Al finalizar el día, ella como de costumbre se dirige a su habitación se da una gran ducha y se pone ropa cómoda, luego baja al comedor por su cena, sus demás compañeros no han sido tan amigables como se espera entre personas adultas y no los culpas, hay una extraña invadiendo su lugar de trabajo. Se ha acostumbrado a estar en soledad.
Hasta su mesa se acerca uno de los guardias del lugar.
-¿Puedo acompañarte? -preguntó de pie apoyando sus manos sobre el respaldo de la silla y su cuerpo inclinado hacia adelante, se veía imponente.
-Si, claro, soy Catalina-se presentó.
-Bastián, mis amigos me dicen Basti, tú también me puedes llamar así-dijo sonriendo, mostrando sus dientes bien alineados contrastando su blancura con su piel más oscura.
-Hermoso lugar-mencionó Catalina para seguir la conversación.
-Estoy fascinado desde que llegué, como guardia debes recorrer el lugar y es realmente magnífico, hasta diría que mágico.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí ¿-quiso saber Catalina
-Veinte días apenas, pero ha sido suficiente para enamorarme.
-Es mágico este lugar, uno se enamora fácilmente de su entorno y su bella naturaleza.
-Así es.
Al llegar el camarero con su cena, comenzaron a saborear aquel magnífico plato de comida, intercambiaron sonrisas y su cena fue bastante amena junto a Bastián.
-¿Qué harás luego? -preguntó Bastián
-Caminar en las afueras, disfrutar con la naturaleza, oxigenar mis pulmones con el aire limpio.
-¿Te puedo acompañar?
-Seguro, es bueno tener compañía-respondió y luego sonrió.
Bastián solo respondió con una sonrisa, pero en ella encerraba una cierta preocupación por la hermosa y melancólica mujer que tenía enfrente.
Él había sido elegido por Julián para el resguardo de Catalina en todo momento sin que ella lo note.
No le iba a ser difícil a Bastián lograr cumplir con el pedido de Julián.
Pues era un tipo amable, divertido, cuando se le permitía, muy sociable fuera de sus horas de trabajo. Cuando se interesa en alguien, no está dispuesto a una charla superficial.
Nunca se cuestionaría si había hecho lo correcto o no al tomar la responsabilidad de cuidar la vida de Catalina.
Julián en tanto en Etruria ha ido en busca de Gabriel, quería confirmar por el mismo que aquel hombre es el tipo que asesinó a su hermana para cobrar el seguro que había contratado.
-Julián, ¿por qué no le has dicho a Catalina que eres el señor Montecinos?
-Porque no quiero asustarla, y no se hable más del asunto, su respuesta hacia Roberto fue tajante y cortante, fría, molesta-además espero que esto termine pronto, una vez a salvo y ese patán en la cárcel, viajaré lejos de aquí.
-Ay amigo, a mí no me engañas, lo has convertido en algo personal ¿Qué no sabes que adonde vayas, los sentimientos van contigo, así no te vayas a la luna, la seguirás pensando?
-Deja de decir sandeces, que sabes tú lo que me pasa.
-Te conozco mejor de lo que imaginas, te recuerdo que crecimos juntos, el que ahora sea uno de tus abogados, no quita que hayamos sido amigos por tantos años, se lo que te atormenta, es hora de sacarlo afuera y comenzar a vivir. Por lo demás no fue tú culpa.
No hubo réplica de parte de Julián, solo se acercó a la ventana y desde allí con sus manos en los bolsillos, miró hacia el jardín con mirada melancólica, ahogó un suspiro, luego se dio vuelta hacia su amigo y preguntó.
-¿Qué harías en mi lugar?
-Comenzaría por dejar atrás el pasado, me perdonaría, me presentaría ante Catalina como Julián Montecinos Basalto. Luego declarar mis sentimientos y dejar que el tiempo haga su parte.
-Suena sencillo, como borro de mi cabeza la imagen de mi amigo, al verme con su novia y que lo llevó al suicidio.
-Tú y yo sabemos que él arrastraba una depresión endógena, y bueno tu error fue aceptar la invitación de su novia, que por cierto tú y yo sabíamos cómo era ella, solo que tú caíste en la tentación y no mediste consecuencia, de lo que te debes sentir culpable es de haber sido ingenuo.
-Aun así, me atormenta todo eso. Por cierto, ¿Cómo van los papeles del divorcio de Catalina?
-Lo hemos enviado, pero no se ha podido encontrar a Gabriel para que los reciba, ¿crees que ande en busca de ella? -preguntó con desconcierto.
-Espero que no, de momento está segura en el Resort. Él es un hombre que no sé cómo ha conseguido que la policía lo apoye.
-Hemos estado averiguando y tal vez es porque procede de una familia con parientes de alto rango en el ejército, de hecho, él fue uno del comando especial en rescate y asesinato, el hombre está loco y entrenado y la mezcla de esas dos características, lo convierten en un asesino peligroso.
-¿Por qué no habrá acabado con Catalina antes?
-Porque...el seguro... comienza a regir después de unos años de matrimonio, él al casarse con ella, se casó con un seguro.
-Fue eso lo que hizo con mi hermana. Que maldito-dijo con furia, golpeando con su puño sobre el escritorio.
-Lo atraparemos, el pero, es que no contamos con la policía y sin su apoyo nos resulta difícil avanzar, ellos lo protegerán y nosotros corremos el riesgo que nos culpen por acoso, y si eso sucede amigo, créeme que este bastardo obligará a Catalina a volver con él, sugiero que vayamos con precaución, sería bueno que paremos los trámites de divorcio por ahora, es lo que puedo sugerir. Habla con aquel viejo capitán que fue amigo de tu papá y quizás él pueda ayudar con su influencia sobre el capitán de Etruria o mejor aún que nos ayude con la policía de Maisan, adónde pertenece ahora Catalina.
-Lo visitaré en cuanto regrese, contrataré hombres entrenado, hombres que no les importe enfrentar a quien sea contar de proteger a Catalina.