-Un dulce muchacho, me imagino que debe tener mi edad.
-¿veinticinco? - pregunta nuevamente la rubia.
-Si me imagino...
-Que suerte tienes Black, nosotras con puro viejo - dice una pelirroja algo molesta.
-Ya les dije que ustedes escogen hasta donde quieren llegar, no sean ridículas - dice poniéndose su vestido. Se acerca a su tocador y toma unos pañitos húmedos, se comienzan desmaquillar.
-¿Qué haces? - le preguntan.
-Lo de siempre - dice ella.
-Una vez al mes permites que alguien tomé tu vestido, por qué lo quieres espantar.
-¿Espantarlo?, soy más hermosa cuando no estoy sudada.
Se quita rápido el maquillaje y se vuelve a maquillar sin permitir que sus amigas vean su rostro. Cuando está nuevamente en su personaje las mira y ellas a ella.
- ¿Después de esto te vas a casa? - le preguntan.
- si - responde - Cuídense mucho, me avisas si les hacen algo o necesitan algo.
Todas la miran y asienten con la cabeza.
Ella camina por el pasillo y va subiendo la escaleras al tercer nivel. Las mesas tienen velas todo esta bonito, algo más arreglado que la última vez que subió.
Camina como siempre lo hace, su mirada está en la comida pues antes de venir aquí no ha cenado.
El único pensamiento de ella cuando acepto cenar con el muchacho fue que comería, solo por no gastar dinero y tiempo buscando que comer cuando saliera de aquí.
Toca las sillas y sigue avanzando, el muchacho está parado arriba mirando el paisaje de la cuidad, la bulla de los carros y la larga fila que se ha formado abajo.
Se acerca al muchacho y toma su hombro, él voltea y ella retrocede.
No es el muchacho que ella esperaba, la mandíbula del hombre es marcada, sus ojos celestes son fríos, sus cuerpo es tonificado y ancho.
Debió fijarse mejor.
Él hombre avanza y ella retrocede, choca con la silla.
-Tu - susurra temblorosa.
Él sonríe y agarra las sillas con ambas manos, quedando ella atrapada entre sus brazos fuertes.
-Jefe - dice ella mirándolo a los ojos.
-Hoy la cantidad de dinero que ofrecieron por si fue grande, estuve muy tentado a aceptarlo - dice mirándola a los ojos.
Ella tiene miedo, sabe que si el jefe debe ser por algo que hizo mal o alguna queja, tiene una reputación de ser despiadado con las chicas, nadie lo quiere ver. Aunque nunca lo ha visto con las demás chicas, a ella se lo presentaron como el jefe.
- ¿Por qué no lo acepto? - pregunta con la respiración agitada.
-Ofrecía cien dólares menos de lo que habías ganado en toda la noche - dice él con una amplia sonrisa.
Ella aprieta la mandíbula, quiere gritarle.
-Pienso que sí es necesario tocarte deben ofrecer más...
-Wait - dice sorprendida, el jefe se apega más y ella pone su mano. Comienza a reírse y mira con frialdad al jefe.
Él está algo sorprendido, la mira y ella inclina su cabeza, se quita la máscara.
-¿Usted cree que pagan por acostarme con ellos esa cantidad? - le pregunta indignada.
Él está algo confundido.
-No se equivoque jefe - dice alzando su mano, la pone en el hombro del jefe y ejerce presión para que se aleje.
Él se queda en su mismo lugar y ella siente que invade su espacio personal.
-Ellos solo quieren salir conmigo, quiza tienen esa vaga esperanza de poder enamorarme, nadie lo ha hecho - dice ella mirando esos ojos confundidos, su tono de voz incluso es de orgullo -. No se preocupe yo seguiré trabajando aquí, pero es ridículo pensar que ellos se acuestan conmigo, solo es una cena y me pide que me quite la máscara, piensan que puedo ser ese trofeo que pueden lucir en su reuniones, decir que soy su amante, yo les vendo la posibilidad de que algún día podría serlo aceptando sus cenas, me vuelvo tan exclusiva por solo una vez al mes ofrecerles a algún afortunado la dicha de compartir mi mesa.
Él jefe sonríe y hecha la cabeza hacia atrás, quita las manos de la silla y se aleja en dirección a la esquina de la azotea donde observa a todos.
-Que interesante lógica - dice él en voz baja. Ella se acerca poniéndose a su mismo nivel.
-Los hombres - Dice con ironía -. Ellos solo anhelan lo que no pueden tener ni con dinero, piensan en el amor y yo lo único que pienso es en su dinero, llevo un año trabajando aquí y he cenado con 11 hombres de los cuales sin hacer nada hasta me han propuesto matrimonio, me imagino que se lo han comentado - dice ella mirando hacia abajo, y recordando a esos hombres.
-Hablan de ti como si fueras una diosa, algo que nadie puede tener.
-Quedó demostrado en el segundo mes cuando alguien se atrevió a tirar de mi con fuerza, y tocarme sin mi consentimiento en una zona que yo no he permitido....
-Le rompiste la cabeza y las manos a puro pisotones - dice él con una sonrisa gratificante.
-Ahí fue donde todos me tuvieron miedo, por qué no fui castigada, sabían que si usted me defendía nadie se atrevería a tocarme, por ende me tratan con pinzas muy delicadas, sabe que soy capaz de sacarles un ojos.
Ella voltea y se sienta en el borde de la pared, alza la cabeza y mira al hombre
-Eres una persona muy interesante - dice.
-Gracias, pero sino es mucha molestia quiero comer.
-Claro vamos a sentarnos a comer....
-No - dice ella muy calmada.
-¿Qué?
-Tengo reglas, yo no le regaló mi tiempo si no pagan, ¿Dígame jefe, usted ha pagado por mi tiempo? - pregunta con la mandíbula firme, los ojos en llamás y las piernas cruzadas.
Él Comienza a reírse fuerte.
-Enserio debo pagar...
-Acabo de perder un mes, no volveré a darle la oportunidad a nadie dentro de un mes.
Ella se levanta y camina hacia la mesa y el jefe toma su brazo con fuerza. Ella lo mira a los ojos y el no se intimida.
- ¿Cuanto quieres? - le pregunta.
-Esos cien dólares que faltaban para que iguale mi ganancia de hoy - dice con una amplia sonrisa.
El gusto del jefe por ella es evidente, pero ella no lo ve, de todos los hombres que ha visto la mirada de jefe no le transmite nada.
-Te daré esos cien dólares que tanto pides.
-Bien, bienvenido sea a sentarse conmigo - dicho esto ambos se va a sentarse a la mesa.
Ella ve los platos y cada detalle en la res.
-Comencemos - dice ella. Comienzan a comer. Él jefe le da miradas rápidas a su compañera de esta noche.
La mira como mastica, como sus labios se mueven y sobre todo lo integrante que es.
-¿Qué estudias, o no estudias? - le pregunta.
-Marketing y publicidad Administración es un curso que llevo aparte - responde tomando un poco de agua.
-¿Deseas vino? - le pregunta.
-Realmente no lo deseo, estoy bien con el agua.