Cuando llega a la puerta de su apartamento abre la puerta y corre en dirección al sofá. Agarra su teléfono y va directo a su cuenta de banco. Mira la cifra y sus ojos brillan de emoción por qué pronto alcanzará la meta.
Pone su teléfono sobre su mesita y cierra los ojos unos segundos, los cuales se vuelven una eternidad.
En el club aún la fiesta continua. Todos los hombres disfrutan de la compañía de las chicas mas hermosas de la cuidad, mientras caen en los excesos de una noche de viernes. Él los observa desde lo más alto, inspecciona cada gesto, cada movimiento de las chicas, examina como recogen el dinero de piso, como es que no ponen límites a los hombres solo por más dinero.
Cuando era niño siempre soñó con continuar el negocio de su madre y veinte años después continúa con el legado de su madre, la misma profesión que ella ocupo ocupan estás señoritas, ninguna vende su cuerpo si no lo quiere. Les ofrece un lugar donde bailar y que les paguen, pero muchas de ellas no se conforman con bailar y anhelan más dinero y sucumben ante el.
Unas horas antes estaba en el mismo lugar mirando bailar a la gata, verla que ella no agarraba el dinero, que hablaba con los clientes le hizo pensar mucho en su madre, ese cabello negro oscuro y esos ojos celestes profundos, esa mirada fría como si nadie le importará, transmitía soledad, una soledad que le gusta.
Mira su reloj y sabe que ha terminado.
-Si pudiera permitirme hablar con usted jefe - escucha una voz masculina.
Voltea y ve al jefe de vestuarios.
-Habla - dice mirando su rostro cansado y sus manos temblorosas.
-Tengo el vestido que pidió para la señorita Adela - dice él algo nervioso, baja la mirada y el se acerca.
-Esperaba que estuviera para la otra semana, pero creo que está bien. Gracias por su trabajo -dice el.
-Gracias por la confianza señor - dice el jefe de vestuario.
-Señor Erick - llama el jefe antes de que se retire de su oficina, el voltea a mirarlo y se quedan en silencio.
Piensa antes de preguntar, pero si no pregunta sabe que morirá de la curiosidad.
-Gata así le dicen, ¿Sabe su nombre? - pregunta.
El jefe de vestuario mira al jefe y niega con la cabeza.
-No señor, ella jamás fue llamada por su nombre - dice mirando a su jefe.
Él hace una ademán con la mano para que se retire.
¿Así que tengo trabajando a alguien que ni yo conozco? - se pregunta a si mismo.
Cuando se encuentra en su habitación mira al techo y se queda pensando en como se despidieron, ella no tuvo miedo simplemente se parado y se fue.
¿ Así es como siempre te despides de todos? - recuerda que le pregunto.
Ella asintió con la cabeza y alzó su mano para moverla, se dio la vuelta y lo dejo solo arriba. No fue tras ella... Se pregunta por qué no fue tras ella.
Solo fue un cliente más para ella, pero para el jefe ese acercamiento fue más que una simple cena.
Se mueve de un lado al otro inquieto, debe saber el nombre de aquella muchacha cueste lo que cueste.
Aquella tarde nuevamente se iban a presentar, esta vez habían organizado una coreografía y ya no sería " Viernes Sexy", ahora era "Sábado vigoroso".
Entre todas las chicas ella estaba con ese típico cabello suelto, su mirada tan fría como siempre, con una mano en la cintura y otra en la cabeza.
Mientras el maestro de baile, les enseñaba los últimos pasos para dejar atónitos a los clientes, ella y las demás chicas observaban.
-Gata - llama el maestro. Ella lo miro a los ojos y lo dejo sin palabras.
Las chicas esperaban que el profesor hablara, pero se contuvo de gritarle.
-Desde cero, ahora - gritó, ella se puso atrás de todas y miro hacia arriba.
Ella mostró esa mirada despectiva tan característica de ella. Pareciera como si estuviera molesta.
En los camerinos todos hablaban del regalo del Jefe, todos hablaban del vestido de Adela.
Ella se acercó a ver a su amiga y ver ese vestido color vino suelto con los cortes perfectos, con esos arreglos de oro.
-Está hermoso - dijo en voz alta, todas se callaron y la miraron.
-Gata no quiero que sientas celos, ya sabes el jefe, bueno...
-Estoy realmente celosa por tu vestido, no por quién te lo ha regalado, yo tengo novio no te preocupes...
Escucha murmullos, de las chicas. Saben que es algo inusual que una de nosotras tenga novio.
-No sabes que bailas por las noches. Me imagino que no, sino no creo que estuvieras aquí.
Quiere hablar y retractarse pero le comienzan ha hacer demasiadas preguntas que la deja mareada, toda la atención es para ella.
Las preguntas paran cuando indican que van a presentar el número.
-¿Dolor de cabeza que te pregunten? - Adela habla mientras se retoca el maquillaje.
-Bueno lo siento por robarte la atención...
-¿Tu robarme la atención? - le pregunta con cierto sarcasmo.
Ella se amarra el cabello y se acerca a Adela y mira ese vestido que tanto le ha gustado.
-No quiero la atención de nadie, solo del hombre que me ama, me desea y me respeta, yo no soy un juego de momento - dice agarrando los hombros de Adela.
Le da un beso en la cabeza y camina hacia el escenario.