Capítulo 7 En el hospital otra vez

A decir la verdad, Yates siempre había tratado a Cheryl como si fuera su nieta legítima e incluso la quería más que a su propio nieto.

Cuando ellos se casaron, una estrella menos conocida aprovechó que estaba en la misma fiesta e hizo que los reporteros tomaran fotografías aparentemente íntimas de ella y Jarred. Lo que la gente no sabía era que se trató simplemente de un accidente.

Aunque la familia Fuller había podido suprimir la noticia antes de que esta se difundiera, Yates igual llamó a su nieto y lo golpeó frente a su esposa.

El anciano solo dejó de golpearlo cuando la chica le suplicó clemencia.

La realidad era que al hombre no no le importaba el estado de su nieto en absoluto, en su lugar, estaba mucho más preocupado por Cheryl. El hombre mayor había dicho una y otra vez que la única nieta política que iba a aceptar sería ella.

Por esa razón, la familia Fuller la apoyó de manera incondicional.

Pero eso era antes, como ella y Jarred se estaban divorciando, la única manera en la que Yates iba a estar de acuerdo sería si Cheryl se lo pedía por su propia cuenta.

De no ser así, el anciano simplemente iba a castigar a su nieto y le iba a enseñar una lección sobre cómo ser un esposo leal.

"¿Podrías darle la noticia a mi abuelo? Te lo suplico. Él solamente te va a escuchar a ti".

Al ver que Cheryl no respondía, Jarred se sintió obligado a hablar una vez más.

En ese instante, la joven sintió una punzada en su corazón. Como había nacido en cuna de oro, Jarred rara vez pedía ayuda, solo lo hacía a menos que fuera absolutamente necesario.

Sin embargo, para poder llevar a cabo el divorcio sin problemas y hacer que el puesto de la señora Fuller estuviera libre, él pudo rebajar su orgullo.

'¿Realmente Ines es tan importante para él?

Entonces, ¿por qué era tan apasionado conmigo antes? ¿Acaso simplemente fui un juguete sexual para él ?'.

Enseguida, las lágrimas brotaron de los ojos de Cheryl. Luego, agarró las sábanas con tanta fuerza que las venas resaltaron en el dorso de su mano.

Finalmente, Jarred sintió algo extraño y miró hacia arriba.

En ese momento, su esposa estaba sentada en el borde de la cama, a su alcance. No obstante, el hombre no tuvo el coraje de sostener su mano de nuevo.

Su camisón estaba desarreglado, pero seguía viéndose sexy. El dobladillo levantado de su ropa dejaba al descubierto sus esbeltas piernas.

Sus hombros, por otro lado, estaban medio expuestos, haciéndola parecer todavía más seductora.

"De acuerdo", dijo Cheryl, rompiendo el silencio.

Sin embargo, en lo único que Jarred podía pensar era en lo fino que era su camisón.

'Ella vomitó ayer. ¿Y si se resfría con eso?', se preguntó a sí mismo.

Con eso en mente, su corazón se llenó de pesar. "Deberías vestirte rápido", comentó él.

Al escucharlo, las manos de Cheryl temblaron y sintió como si le hubiesen echado un balde de agua fría. Ella acababa de acceder a su petición, y su esposo ya la estaba instando a cambiarse y salir. ¿Acaso tenía mucha prisa?

¿De verdad está tan ansioso por que ella viera a su abuelo y pudiera divorciarse de él?.

Toda la sangre en su cuerpo parecía haberse congelado y su mente estaba completamente revuelta.

Aparte de eso, el dolor en su corazón era tan intenso que apenas podía respirar.

Enseguida, la mujer se levantó de la cama desorientada. Era como si estuviera flotando y todo a su alrededor estuviera distorsionado y borroso.

Lo único que podía sentir en ese instante era el dolor desgarrador provocado por aquella horrible broma del destino.

Posteriormente, Cheryl entró al baño, mirándose la cara en el espejo.

La luz allí dentro era tan deslumbrante que se sintió mareada. Cuando la joven finalmente recobró el sentido, ya estaba cayendo de lado.

'¡No puedo caerme!

Mi vientre...'.

Cheryl estaba luchando por mantenerse consciente. En ese momento, sintió una mano cálida detrás de su espalda.

Finalmente, la mujer dejó de resistirse.

Perdió al fin la conciencia.

Tras despertar, la chica ya estaba en el hospital. El olor a desinfectante llenaba el aire.

Entonces, vio a Jarred de inmediato y lo miró a los ojos.

Él estaba hablando con un doctor que estaba cerca. "¿A qué más debemos prestar atención?", indagó él.

Al escucharlo, el médico negó con la cabeza y contestó: "Nada más. A su esposa le hace falta descanso, además no ha estado comiendo bien. Todo eso añadido a su estrés, fue lo que le causó el mareo. Por lo tanto, no hay necesidad de preocuparse demasiado".

De hecho, la voz del doctor sonaba bastante familiar.

Por esa razón, Cheryl miró con más detenimiento y empezó a sudar frío.

Ese había sido el médico que le había dicho unos días atrás que estaba embarazada.

"Pero, señor Fuller...", en ese instante, el doctor frunció el ceño. "¿No sabe que está...?".

"Jarred".