En ese momento, Blue, Valentina y Leopold se di
rigieron al almacén. Cogieron sus artilugios para poder
defenderse y hacer la misión. En ello estaban cuando,
Blue le dijo a Valentina:
-Ten, Valentina. Aquí tienes el casco, un pintala
bios, nuestras esposas especiales, este auricular pequeño
para la oreja que sirve para poder entender los dialectos
de todas las lenguas del mundo, tanto del pasado como
el presente, y la gabardina que nos identifica como agen
tes del tiempo. -Valentina cogió el auricular, se lo puso
en el oído y lo activó.
Cuando lo hizo, empezó a mirar extrañada la gabar
dina y pensando en voz alta, aunque no muy fuerte, dijo:
-Qué raro. He visto esta gabardina en algún otro
sitio hace poco.
Blue no la entendió del todo y le preguntó:
31-¿Qué has dicho? Por cierto, si usas el reloj dentro
de la Agencia no te afectará tanto el viaje en el tiempo.
Es gracias a Leopold, que modificó la máquina para que
no nos afectara, aunque yo ya me acostumbré -le ex
plicó Blue.
-No, he dicho nada. Hablaba conmigo mismas -
contestó Valentina-. Y exactamente, ¿para qué sirve
este pintalabios? ¿Tenemos que estar guapas en todo
momento? Aparte, este color es muy oscuro, si te lo
pones parece que seas gótica -comentó Valentina.
-Gracias por decir que el color es de gótica, es mi
color favorito -le dijo Blue algo molesta-. Pero no es
un pintalabios cualquiera, se usa para dejar KO, por si
te descubren.
En ese momento, Valentina se fijó en que el color
de los labios de Blue era del mismo que el del pintala
bios: morado oscuro... Sin darse cuenta, había metido
la pata.
-Chicas -les interrumpió Leopold-, no es un
buen momento para estar de charla. Cojamos todos los
artilugios y para la sala de viajes.
Los tres se dirigieron a la sala. Blue le enseñó como
modificar la fecha en el reloj a Valentina y, posterior
mente, los tres le dieron al botón a la vez. Mientras esta
ban en el agujero de gusano, Blue le dijo a Valentina que
abriera los ojos; que no tenía que perderse los colores y
la vista mientras viajaban al pasado. Valentina empezó
a abrir los ojos poco a poco hasta que lo hizo del todo
32y, entonces, se quedó impresionada. Era verdad lo que
dijo su compañera: una vista espectacular y colores por
todos los lados. Parecía que estuviera viendo una aurora
boreal; nunca iba a olvidar esa imagen.
Blue le preguntó si le gustaba esa sensación que le
llenaba y le comentó que por eso mismo ella adoraba
ese trabajo. Aparte de vivir experiencias inolvidables,
era por lo fascinante de ayudar a que todo siguiera igual.
Al fin, llegaron a la fecha indicada. Leopold se di
rigió a las chicas y les preguntó si estaban bien. Cuando
iban para el punto exacto del campamento, de la nada,
surgió un explorador romano. Este les preguntó quiénes
eran y por qué estaban en esa zona. Todos levantaron
las manos y Blue le dijo a Valentina:
-¿Ves el pintalabios en el bolsillo de atrás de mi
pantalón? -Valentina asintió-. Bien, pues lentamente
cógelo y apunta al romano. No debe alertar a los demás
que estamos aquí.
-Pero ¿un pintalabios nos va a salvar en este mo
mento? -le preguntó Valentina.
-Sí, tú hazme caso. No aparenta ser lo que es -le
contestó Blue.
Valentina hizo caso y lentamente, sin que se diera
cuenta el romano, cogió el pintalabios mientras Leopold
distraía con explicaciones absurdas a este. En medio de
una de esas explicaciones, Blue gritó:
-¡Leo, al suelo!
33Tras escuchar el grito, tanto Blue como Leopold se
agacharon, pero Valentina se quedó petrificada.
-¡Tira de la parte de abajo hacia ti mientras apun
tas al romano! -le explicó Blue.
Valentina, ya de los nervios, accionó el pintalabios,
pero no apuntó al romano. Por fortuna, sí le dio al ca
ballo, lo cual hizo que el romano se diera un golpe en
la cabeza con una rama de un árbol y cayera al suelo
inconsciente.
Blue y Leopold se pusieron de pie y se quedaron
mirando a Valentina.
-Pero ¿tú apuntaste al romano o al caballo? Pobre
animal no te hizo nada -le dijo Blue, mientras se le
escapaba una risa nada más acabar la frase.
-Definitivamente, con los nervios, no miré donde
apuntaba -le contestó Valentina-. Igualmente, no soy
muy fan de los caballos. No sabía que era un pintalabios
eléctrico. ¿Ya existen en vuestro tiempo? -preguntó
curiosa Valentina.
Leopold al escucharla decir que no era muy fan de
los caballos, se rio. Blue le comentó que era la primera
chica que hacía reír a Leopold, ya que ella nunca lo vio
así. En ese momento, Blue pensó que al final sí que aca
baría siendo divertida la misión.
Llegaron cerca del campamento, y fue entonces
cuando Leopold les contó el plan a llevar a cabo. Al
acabar, se pusieron en marcha. El chico se puso la ar
madura del romano aturdido, se montó en el caballo
34y se dirigió al campamento para averiguar qué estaba
pasando. Las chicas se quedaron fuera esperando, y
justo en ese momento, aparecieron dos agentes de la
Agencia Tempus. Valentina se los quedó mirando de
pie. Afortunadamente, Blue la cogió de la gabardina y
la tiró al suelo antes de que esos dos agentes la vieran.
Valentina, extrañada, se dirigió a Blue.
-¿Esos quiénes son? -le preguntó-. Parecen
que sean de los nuestros, pero llevan otro sello diferente.
-Son de la Agencia que intenta aprovecharse de
los cambios del tiempo para su beneficio. Para resu
mírtelo, ellos son los malos y nosotros los buenos -le
respondió Blue-. Arrgg y no está Leo cuando se le
necesita. Tendremos que hacerlo nosotras mismas. Por
lo que veo solo hay dos. Sal tú y los distraes mientras yo
les atizo una descarga -convino Blue.
-Tengo una idea mejor: yo les distraigo y tú los
capturas -le dijo Valentina-. No hace falta dejarlos
inconscientes. ¿No quieres saber si hay alguno más? -
le preguntó.
-¡Vaya! ¿Y eres la nueva? -preguntó Blue sor
prendida-. Venga, hacemos eso. Tengo una red en el
reloj que se dispara.
Una vez acordado el plan, Valentina se dispuso a
salir.
-¡Hola chicos! ¿No hace una noche fresquita? -
les preguntó Valentina.
35Los dos Agentes se giraron de golpe y uno de ellos
le gritó:
-¡Tú eres de la Agencia del tiempo! ¿Has venido
tu sola? Qué valiente. Vamos Charlie, ve a por ella.
Valentina les sonrió.
-¿Tú crees que una chica tan dulce como yo estaría sola? ¡Ahora Blue! -gritó Valentina.
Blue salió de la nada y les lanzó la red. Los dos
quedaron atrapados. Ella se dirigió a Valentina y le dijo:
-¿Chica tan dulce? Y luego soy yo la creída de la
Agencia -dijo sonriendo.
-Bueno... ya voy cogiendo confianza. Esto de ser
una agente, me está gustando y mira que es mi primera
misión. Y sin tener formación -dijo Valentina rascándose la cabeza.
En ese momento, apareció Leopold vestido de romano y vio la escena de los dos intrusos capturados.
-Siempre soy yo el que tiene que hacer el trabajo
sucio de vestirse e ir de incognito. Y al final, nunca atrapo a nadie -comentó resignado Leopold.
Los tres empezaron a preguntar a los agentes capturados. Ambos les aseguraron que no había nadie más;
que les enviaron a ellos porque el trabajo era muy fácil
de hacer. Blue, Valentina y Leopold pusieron los relojes
a la fecha correcta del presente y volvieron con los intrusos a la base general.
Einstein y los demás agentes les estaban esperando
en la sala de control. El resto de compañeros se llevaron
36a los agentes capturados al calabozo. El profesor les felicitó y se dirigió a Valentina para explicarle dónde estaba,
en qué consistía el trabajo, quiénes eran los de la otra
Agencia y las reglas básicas de los viajes en el tiempo.
En ese momento, Blue interrumpió y le comentó
al profesor que lo dejara para el día siguiente, ya que
acababan de venir de una misión y debían de comer algo
en la cafetería. Una vez el profesor accedió, las chicas
se dispusieron a salir de la sala central. Valentina suspiró al saber que podían descansar y le preguntó a Blue
si dentro de la Agencia había algún sitio donde poder
dormir, ya que donde vivía su tío solo disponía de una
habitación. Blue le dijo que dentro de la Agencia ha
bía habitaciones para los interinos que no tenían donde
dormir. Las dos chicas cogieron el ascensor para ir a la
cafetería, en el cual por pura casualidad se encontraron
con Mike Duffour. Blue le saludó cordialmente mientras
Valentina se quedó mirando fijamente al señor Duffour.
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