Amor Mio. Eres Indomable
img img Amor Mio. Eres Indomable img Capítulo 4 4
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Capítulo 4 4

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La verdad, me costaba asumirlo, pues habían pasado dos años casi del momento en que decidí que divorciarnos era correcto, situación difícil, ya que seguía encaprichada como las tontas. No me entendía, pero Jason había hecho lo posible por seguir rodeando mi cabeza. ¿Cuántas veces me había buscado antes y luego me había desechado sin motivo alguno? Quizá unas tres, la última antes de que se fuera de viaje. En cada ocasión que estaba a punto de olvidarlo, él volvía.

-Vamos a casarnos -nos informó-, en un mes.

Yo tragué y apreté las manos tras mi espalda. A pesar de saberlo, la idea seguía dándome arcadas.

-Oh, qué sorpresa. Los felicito, ¡hacen una muy linda pareja! -mentí.

Yo estaba de piedra viendo cómo se abrazaban, sintiéndome una basura apilada en una esquina.

-¿Qué es casarse, papi? -volvió a preguntar Fred, ladeando un poco la cabeza.

-¿Qué tal si te pones a jugar? Iré contigo en un rato, ¿me esperarás? -le pregunté al oído.

Él asintió, y en cuanto lo bajé, se fue corriendo hacia la sala de juegos.

Jason y Amanda suspiraron, especialmente la última, que miraba hacia la dirección donde se había ido mi hijo.

-Le costará entender, aún es muy pequeño -dije, cruzándome de brazos-. Ten más tacto, Jason.

-¿Qué? -inquirió, indignado-. Bien, lo siento, me cuesta, tú sabes.

Amanda nos miró a ambos.

-Ella tiene razón -destacó la chica-. Sé que es un niño especial y que no es fácil para él enfrentar estas situaciones. Quizá sea buena idea volver en unos días, sentarse a conversar y plantearle las cosas de diferente manera.

Amanda tenía razón. Quizá odiarla era una estupidez.

-Sí, tienes razón, cariño, debo medir mis palabras. -Suspiró-. Pero bueno, también hemos venido para hablar expresamente contigo, Julianne.

-¿Sí? -inquirí con la ceja enarcada.

-Nos gustaría que fueras a la boda.

Puse mil caras antes de detenerme a comprobar si estaba de broma. ¿Cómo carajos esperaba que me tomara una invitación como esa? ¿Era imbécil o definitivamente pensaba con los testículos?

-Y que les lleve el regalo más grande -me reí mientras movía la punta de mis tacos en el suelo.

Como ninguno emitió gesto o palabra alguna, me di cuenta que estaban hablando en serio.

-En realidad, yo insistí con la idea de que vayas a mi boda -afirmó Amanda, acercándose de manera afable y cordial-. Y también quiero que vengas a mi despedida de soltera, la que es pasado mañana, por cierto.

Estiré los labios mientras levantaba las cejas, pensando cómo tomarme semejante invitación. ¿Es que ella no sabía que hasta hace unos meses Jason me imploraba volver a estar juntos?

Definitivamente no.

-Lo sé, es raro, eres la ex esposa de Jass y todo ese rollo, ¡pero de verdad quiero ser tu amiga! Además, siento mucho respeto por ti, y no solo porque eres la periodista a la que adoraba cuando iba en la secundaria y sólo era una adolescente, sino porque eres la madre de Fred, el hijo del hombre que amo. ¡Ven a mi despedida de soltera! ¡Será divertido!

Suspiré, porque la respuesta era clara: no. ¡Por ningún motivo!

¿Creían que iba a humillarme de esa manera? ¿Ser mi amiga? ¡Estaba loca!

-Yo, la verdad, no sé si sea muy buena idea.

-Pienso lo mismo -murmuró Jason por lo bajo y luego carraspeó.

Amanda lo miró, con total desaprobación.

-Yo quiero que así sea. Piénsalo, ¿sí? ¡Por favor!

Asentí, sin saber qué responder respecto a eso. Supongo que lo pensaría, pero la respuesta iba a ser cien por ciento no.

Amanda se marchó al coche, por lo que Jason y yo quedamos a solas. Él suspiró y se acercó, pero yo me alejé.

-Julianne, sé lo que debes pensar, pero las cosas ocurrieron.

Suspiré.

-No quiero explicaciones.

-Sé que he sido un estúpido por años, que no me he portado bien contigo y que te he hecho mucho sufrir, pero conocer a Amanda me hizo replantearme muchas cosas. Quiero ser un mejor hombre, por eso he venido aquí a ser franco. Julianne, lo siento, por todo.

Tragué.

-Debiste pensar en eso antes de hacer ilusiones que no podías sobrellevar. Ahora, preocúpate de tu boda, yo no te creo nada.

Se le pusieron los ojos acuosos y luego los cerró, apretando los párpados.

-Amanda sabe que aún te quiero, que amo a Fred y que son mi familia...

-No quiero escucharte. Jason, vete, ¿sí? Estoy cansada.

Suspiró y asintió. Buscó a Fred, a quien le dio un fuerte abrazo y entonces se marchó.

-¡Tienes que ir! -me gritó Victoria, mi segunda mejor amiga.

No esperaba menos de esta loca.

Había llegado recién ayer de uno de sus tantos viajes atolondrados, disfrutando de la soltería que sólo un matrimonio fallido le había brindado, igual que yo.

-¿Te das cuenta que será la despedida de soltera de Amanda? ¡La futura esposa del imbécil de Jason! -le recordé haciendo una mala cara.

Jenna tenía a su perro entre las piernas, mirándonos a cada una como quien mira un partido de tenis.

-Creo que Julianne tiene razón, o sea, qué asco ir a eso. La dignidad, amiga -dijo la rubia.

-Gracias, Jenna.

Victoria nos miró sin poder creerlo y movió su cabello rojo aleonado, molesta por nuestra negativa.

-Es la única manera de saber quién es esa chica, estoy segura que sólo te invitó porque quiere hacerse de contactos, esa mierda de " ay, Julianne, eres mi ejemplo a seguir en el periodismo " es una farsa afirmó ella, que siempre solía hablar entre gritos.

Pestañeé, pensando en la situación. Quizá tenía razón.

-Ay, Vicky... -comenzó Jenna, dejando al perro a un lado.

-¡No me llames Vicky, Tetas Falsas! -espetó Victoria, fulminándola con la mirada.

Jenna abrió la boca, anonadada y dispuesta a rebatir. Yo puse los ojos en blanco y les hice parar con un solo grito.

-¡Es suficiente! Tú, Victoria, estás empecinada con la idea de que me vengue porque no pudiste hacerlo de tu ex esposo gay -le hice saber. Ella apretó la mandíbula y se cruzó de brazos-, y tú, Jenna, ¡deja de negar que te las operaste al salir de la universidad! ¡Son falsas!

Me levanté de la silla y suspiré, mirando a la ventana de la gran casa de Jenna Fisher.

-Lo siento -les dije una vez que me calmé-, pero estoy de los nervios, me siento estúpida y no quiero pensar mal de Amanda. La maldita chica se ve adorable y hablaba en serio respecto a respetar mi trabajo. No quiero que me contaminen la cabeza, chicas, ya he tenido suficiente con Fred estos últimos días.

            
            

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