Amor Mio. Eres Indomable
img img Amor Mio. Eres Indomable img Capítulo 5 5
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Capítulo 5 5

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Victoria y Jenna se miraron, más calmadas, y luego arquearon las cejas.

-¿Problemas en la escuela? -inquirió la pelirroja, pasando su mano por mi espalda.

Chasqueé la lengua.

-Sí -respondí-, lleva apenas una semana en la primaria y ya ha recibido burlas y acoso debido a su condición de salud.

Jenna me besó la sien y se apegó a mí, cobijándome con calor.

Las dos sabían lo difícil que había sido para mí lidiar con la condición de Fred y hasta el momento seguía siendo un proceso de mucho aprendizaje. Lo peor de todo era que él no debía adaptarse a los demás, sino los demás a él. Mi hijo ya había sufrido mucho gracias al prejuicio de montones de adultos estúpidos, situación que le había hecho sentir vergüenza de sí mismo y de su propio cuerpo, lo que le dificultaba el poder relacionarse con los demás.

Cuando Fred se debatió la vida en la incubadora, sufrió una gangrena intestinal producto de una enfermedad llamada Enterocolitis. Aquella condición mortal por poco me lo quita de las manos, pero finalmente todos los esfuerzos dieron frutos. Sin embargo, mi niño quedó marcado para siempre, ya que perdió parte de la función de su intestino, lo que lo obligaba a llevar una ileostomía, la que por consiguiente había hecho que muchas personas lo trataran como alguien diferente, cuando simplemente no lo era.

-Los niños son una mierda en la escuela -espetó Victoria con pesar-, eso gracias a que tienen padres de mierda. Yo ya crie y la mía ya es una adolescente, pero te entiendo muy bien.

Suspiré, mirándola.

Victoria había tenido que lidiar con su hija cuando apenas tenía 16 y su niña ya tenía 15. Había sido un proceso largo, enfrentando designios de la vida que por poco la hacen decaer. Al menos tenía a Richard, que a pesar de haberle mentido por años respecto a su condición sexual, seguía siendo su mejor amigo y apoyo.

-Espero pueda encontrar amigos -murmuré-, sé que será difícil... -Pero no imposible -me interrumpió mi rubia amiga, sosteniéndome la mano-. Ya lo verás.

-Y bueno, creo que es momento de alistarte para ir a esa despedida de soltera -insistió la pelirroja.

-Victoria -le reprochó Jenna.

-¡Solo decía! -se excusó levantando las manos-. Mira, Julianne, sé que aún estás ardida por lo que ocurrió con Jason, esta es tu oportunidad para demostrar que eres una mujer madura y fuerte, capaz de hacerle frente incluso a esta situación. Además, podrás ver si esa chica, la tal Amanda, tiene buenas intenciones o definitivamente quiere aprovecharse de tu nombre.

Jenna nos miraba en completo desacuerdo mientras que Victoria tenía los ojos grandes y una ceja enarcada, a la espera de que aceptara.

-Bien -espeté-, pero iremos un rato, ¡nada más! Es sólo a ver de qué se trata todo y se acabó.

La pelirroja aulló de alegría y me abrazó, mientras que Jenna se lamentaba, porque a pesar de no querer iba a acompañarme de cualquier forma.

Me miré al espejo y sonreí frente a mi imagen en el espejo.

Estaba despampanante.

Llevaba un vestido apretado de color azul, con un pequeño escote sutil. Mi cuello de cisne estaba despejado, pues llevaba mis ondas tomadas en una cola de caballo.

-Te ves fabulosa -me dijo mamá, quien ya había llevado a Fred a dormir.

-Gracias. -Le sonreí.

-No le hagas mucho caso a Victoria, sabes que está algo loca -me recordó.

Me reí.

-Lo sé, pero tengo a Jenna, mi puritana a medias favorita.

Sentí el claxon inconfundible de Victoria desde la vereda de mi casa y yo tomé rápidamente mi bolso. Antes de partir le di un beso a Fred de buenas noches y me quedé un rato mirándolo, pensando en lo mucho que seguía costándole vivir su vida sin el apoyo de Jason, que se había estado alejando poco a poco de él desde que nos divorciamos.

La imagen y los recuerdos me hicieron salir de la casa a paso rápido, abstraída en malos sentimientos y pesares. Victoria llevaba gafas y su fiel pañuelo rojo al cuello, instalada en su descapotable. Jenna estaba detrás, temerosa de lo que podría ocurrir esta noche; no confiaba en ninguna de las dos porque odiaba meterse en problemas, a diferencia de nosotras.

-Odio este descapotable -exclamó ella, acomodándose el suéter de algodón.

Victoria y yo nos reímos mientras encendía el coche y emprendía carrera al lugar en donde se desarrollaría la despedida de soltera.

-No puedo creer que la despedida sea aquí -dije saliendo del coche.

Estábamos frente al negocio de Jason, una discoteca lujosísima y el antro más importante de Chicago.

-¡Cuando le pedí que me diera una chance de ocuparla para celebrar mi tercer libro me envió al carajo! -gruñí.

Victoria se sobó las manos como si estuviera dispuesta a golpear a quien sea que se le cruzara. Era una bestia sinigual y la amaba.

-Qué hijo de puta -murmuró quitándose las gafas y luego abriendo su chaqueta de cuero y tachas.

Las dos miramos a Jenna, que parecía más temerosa que nunca de entrar.

-Nos meteremos en problemas por esto, ¡se los recuerdo!

-Prometo que no será así -respondió Victoria.

-¡No confío en ti!

Me reí y tiré de su brazo para que entráramos. La música ya estaba a tope.

La puerta no tenía gorilas que nos impidieran entrar, así que nadie nos vio inmiscuirnos. El lugar estaba muy bien decorado, con guirnaldas, globos y demás cosas con colores rojo, rosa y negro. Todo gritaba despedida de soltera, desde los Gogo Dancer encerrados en jaulas, vistiendo sólo un apretado intento de zunga mientras la piel les chorreaba de aceite, hasta los bocadillos con alusiones al pene para las mujeres desesperadas por uno en la boca. Nada del otro mundo, excepto porque Jason se encontraba aquí.

-¿Qué hace ese tonto acá? -me preguntó Victoria al oído.

Me encogí de hombros y les pedí que nos acercáramos para escuchar la conversación que parecía tener con el guardia.

-Quiero que mantengas esto en orden, ¿bien? Amanda debe tener la despedida más increíble del mundo, excepto si uno de los strippers se pone coqueto, ¿eh? -se rio, dándole un codazo al calvo de 3 metros-. ¡Mi amor! De ti estaba hablando precisamente -exclamó, levantando la mano hacia ella para que lo viera.

            
            

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