Amor Mio. Eres Indomable
img img Amor Mio. Eres Indomable img Capítulo 6 6
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Capítulo 6 6

6

Amanda Covington se veía hermosísima con su conjunto rojo pasión, que le hacía mostrar sus atributos juveniles con suma elegancia. Por unos segundos sentí que me veía fatal.

-Qué hermosa eres -le dijo Jason, atrapando su cintura para acercarla a él y darle un beso lleno de deseo y necesidad.

-Ew -susurró Jenna.

-Mendigo hijo de puta -susurré por lo bajo, porque aunque no quisiera me moría de celos y de envidia, ¡lo que odiaba sentir porque yo no era así!

Cuando los dos se pusieron algo entusiastas con sus caricias, decidí marcharme hacia los bocadillos, quizá un pene de chocolate y crema funcionara para reactivar mi honor de esta noche.

-Jason me hizo una escena de celos cuando realicé mi despedida de soltera -recordé en voz alta.

Victoria y Jenna me siguieron.

-Sí, lo recuerdo, siempre fue muy posesivo -destacó la rubia, temerosa de comerse el pene de colores.

-¿Por qué con ella es tan diferente? Parece que de verdad se enamoró y conmigo no existía aquello.

Victoria se cruzó de brazos y suspiró.

-Creo que no fue muy buena idea venir después de todo.

Un hombre con una charola y unas cuantas copas de champagne se nos acercó, ofreciendo el brebaje mientras sonreía cortés.

-Gracias -exclamé, tomando una y bebiéndomela de un solo trago-. Y... -Deposité la vacía desde donde la dejé y tomé una segunda, repitiendo el proceso-. Gracias de nuevo.

-Creo que debes comer algo e irnos pronto, es mejor que Jason no te vea, menos con unas copas demás. - Jenna me tomó la muñeca mientras hablaba, seguida de Victoria, que estaba más preocupada de mirar a los futuros esposos.

-¿Saben qué? Le di mis mejores años a ese hombre, pasé por alto tantas cosas, y veo que sólo fui una pasada en su vida -insistí, mirando hacia las luces como si se trataran de la luna-. Incluso dejé de trabajar un año porque él quería pasar más tiempo conmigo.

Una mujer me miraba extrañada, escuchando mi conversación con mis amigas.

-¡Y finalmente prefería quedarse con sus amigos después de su trabajo en esta maldita discoteca! -le conté a la desconocida-. ¿Saben qué? Necesito otro trago.

-Te acompaño -respondió Victoria.

-¡No! Basta de beber -suplicó Jenna.

No hice caso alguno y caminé hacia otro de los chicos, bebiéndome dos copas más de champagne.

-¡Vicky! ¡Te lo dije! ¡No es buena idea cuando Julianne está enojada!

-No me digas Vicky, Tetas Falsas.

-¡Ash! -gruñó, pasándose una mano por el rubio cabello.

Uno de los Gogo Dancer bajó de la jaula y se nos comenzó a acercar, y yo como estaba totalmente soltera y con ganas de enviar todo a la mierda, simplemente me acerqué para que me bailara. Sin embargo, y cuando la cosa se estaba poniendo divertida, la música bajó hasta no escucharse.

-¿Qué mierda?

Al fondo había un escenario y Jason se encontraba al medio usando un micrófono. Las personas sonrieron y dejaron de bailar y hablar para escucharlo.

Busqué a Amanda y no tardé en encontrarla en medio de la gente, mirando a su prometido con los ojos embobados, la misma mirada que Jason le daba en este momento.

-Bueno, quiero agradecer a todos por presentarse en la despedida de soltera de mi preciosa futura esposa -comenzó diciendo-. Tranquilos, sé que es raro ver al novio aquí, pero sólo vine a asegurarme de que todo estuviera perfecto y que mi Pastelito lo pasé increíble esta noche.

-¿Pastelito? -murmuré-. Dios, qué horror.

-Amor, sólo quiero que sepas que te amo y que eres la mujer de mi vida -añadió, sacando suspiros de todas las asistentes-, que buscaré toda forma de demostrarte que eres esa mujer que me he pasado años buscando. Por ti y por el amor que te tengo, buscaré la manera, sea cual sea, de hacerte feliz, porque esta vez sé que es amor y que el pasado fue un proceso de aprendizaje para encontrarte y finalmente unirnos como tanto esperé.

Amanda se llevó las manos al pecho y caminó hacia él para nuevamente envolverse en un beso intenso y lleno de calor.

Yo miré al suelo mientras fruncía el ceño y pensaba en las palabras que le acababa de decir.

-Ahora sí me marcharé. ¡Que se diviertan! -prosiguió Jason, tomando a Amanda de la mano y luego mirándola para tomar sus mejillas y darle caricias dulces.

Se me llenaron los ojos de lágrimas y caminé en automático hacia la salida, deseando escapar de lo mucho que dolían las palabras del hombre al que aún me mantenía clavada como las estúpidas. -¡Julianne! -me llamaron mis amigas.

Tenía las manos apretadas y la vista fija en el suelo.

-Vamos al coche, será bueno irnos a casa, así podremos hablar mejor -dijo Jenna.

Mientras me conducía al estacionamiento, vi de reojo el coche de Jason, posicionado justo a mi lado. Todo me daba vueltas debido al alcohol, pero no cabía dudas en que esa cara máquina estaba cerca de mí.

-Él y su coche caro, varonil, grande -balbuceé, caminando hacia él.

-¿Qué haces? -inquirió Jenna.

La ignoré.

-A esta maldita máquina la cuidabas más que a mí. ¡Unos cuantos dólares eran más importantes que yo! ¡Y mira que le ha cambiado hasta el color! -le dije a Victoria.

Las lágrimas me cayeron por la cara, pero enseguida me las quité.

-Así que es el amor de tu vida -espeté, apretando la mandíbula con fuerza-. ¡Así que ahora sabes que esto es amor! ¡Porque lo nuestro valía mierda!

Puse las manos en el capó y me subí al auto, hundiendo con fuerza mis tacos en la carrocería.

-¡Julianne baja de ahí inmediatamente! -me ordenó Victoria.

-¡Te esperaba feliz en casa mientras te acostabas con esa mujer! grité, pateando el acero y luego subiéndome al techo.

-Dios mío, ¡yo sabía que esto iba a descontrolarse! -lloriqueaba Jenna.

-¡Y aún así no me amaste! ¡Maldito cerdo! -bramé, saltando sobre el caro coche-. ¡No debiste meterte conmigo, malparido!

-¡Julianne! Pero ¿qué demonios haces? -insistió la rubia con desesperación.

-¡No sabes lo bien... ! -Di un salto, pateando todo lo que pudiera ¡Que se siente! -añadí con la respiración acelerada-. ¡Dios, este es el mejor ejercicio en contra de ex maridos palurdos!

Seguí saltando y luego pateé el espejo retrovisor.

De pronto, vi que alguien se nos acercaba corriendo, pero no me importó.

-¡¿Qué mierda le estás haciendo al auto?! -vociferó un hombre, tomándose la cabeza con desesperación.

Yo miré, tambaleándome arriba del coche e intentando fijar la mirada revoloteada producto del alcohol. Cuando eso fue posible, me encontré con un espécimen masculino muy alto y de hombros anchos. Tenía el cabello desordenado y los ojos más verdes que alguna vez había visto. Uau, qué guapo, pensé, sonriendo mientras el alcohol me desinhibía más y más.

-¿Y a ti qué te importa? -me reí, volviendo a meter mis tacones en la carrocería.

-Oh no -dijo Victoria, poniéndose las manos en la cara.

-¡Sal de ahí, maldita sea! ¡Estás demente!

-Mierda, mierda, mierda -gemía Jenna.

-¿Por qué tendría que hacerlo? ¿Eh? ¡Es el coche de mi ex esposo y se lo merece, por maldito! Además, ¡¿quién carajos eres tú?!

Él se cruzó de brazos, mostrándome unos fuertes bíceps tras una chaqueta de cuero. Los ojos le llameaban como un demonio.

-Soy William Covington -profirió-. Y ese coche al que te has subido es mío.

Oh, mierda.

Pestañeé y estiré los labios. De pronto había dejado de saltar y de clavar mis tacones en el coche. Mis amigas tenían los dientes apretados y las manos en la cara, mirando con los ojos bien abiertos.

Definitivamente la había cagado.

            
            

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