El Castigo del CEO
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Capítulo 6 Capitulo 6

Había esperado paciente y tranquila en su habitación a que sus padres y su hermana Monique se fueran a dormir, ella no bajó a cenar alegando una terrible migraña.

Cuando el silencio reinó en la casa finalmente ya eran pasadas las nueve de la noche, ella tomó sus cosas y abrió la puerta de su dormitorio, la luz de la habitación de su hermana se coloca por debajo de su puerta cerrada, Monique seguía despierta, por lo que dudó en salir por el corredor, no quería arriesgarse a que la madera del piso crujiera y ser descubierta, era su única oportunidad de salir de la casa sin ser vista, ya que desde que le habían dado de alta, sus padres la mantenían muy vigilada, pensando en que quizás llegará a cometer una tontería, o desarrollará algún trauma como les aseguró el doctor Morrison que sucedía en casos de abuso sexual, eso suponía Hanah en caso de que la víctima recordara a su atacante, o el episodio, pero en cambio ella no recordaba absolutamente nada de lo que pasó después de la copa de vino que le ofreció Ares. Hanah miró a su espalda y pensó en salir por la ventana de su dormitorio, pero dado a su terrible vértigo le pareció imposible arriesgarse de ese modo, quería huir de su casa, no quería terminar con el cuello partido en el patio trasero de la casa de sus padres, y aunque debía admitir que había pensado en el suicido los últimos días, pero no era su estilo ser tan cobarde y atentar contra su propia vida, no estaba en sus planes futuros. Hanah se quitó los zapatos, dejándose solo los calcetines gruesos puestos y echo a andar con lentitud para no hacer ruido, la habitación de sus padres estaba en el fondo del pasillo, así que ya había pasado el peligro de ser descubierta, llegó hasta las escaleras que daban a la planta baja de la casa y se sintió aliviada, bajo lo más rápido que pudo, con la respiración contenida y los nervios disparados al máximo nivel. Cuando posó la mano en el picaporte de la puerta, escuchó un ruido a su espalda, y un escalofrío le recorrió la espina dorsal.

_ Hola hermanita, te vas de paseo nocturno _ dijo Monique en tono burlón.

Hanah sé dio la vuelta y se encontró de frente con el rostro de su hermana quién tenía un vaso de leche en una mano, y su pijama de conejo puesto. Hanah soltó el aire que tenía comprimido en sus pulmones, y pensó que hasta ahí había durado su intento de fuga.

_ Monique, por favor! _ dijo Hanah suplicante _ No me delates.

_ Ay! No te pongas melodramática_ la interrumpió_ Si yo fuera tú; también me iría, pero haznos un favor a todos incluyéndote a ti misma, y no regreses nunca más.

_ Tanto me detestas_ dijo la chica con la voz quebrada, y sin poder evitar que le corrieran las lágrimas por las mejillas.

_ Termina de largarte de una vez, me avergüenza ser tu hermana _ dijo con desprecio_ Que esperabas que te aplaudiera un acto tan bajo y vil. Como sabías que no tenías oportunidad con Ares Prokopis lo embaucaste para obligarlo a que se casará contigo. Estas enferma Hanah _ agregó con asco_ Yo merecía ser la esposa de Ares Prokopis, soy más bella, y valgo más que tú, que siempre ha sido un ser insignificante. Con aires de grandeza y superioridad solo porqué se había ganado media beca en una universidad de porquería. Me das lastima Hanah. Pero ahora todos saben quién eres realmente, hasta mis padres se dieron cuenta de lo que eres, solo te tienen lástima, pero yo no.

_ Como puedes decirme esas cosas tan perversas, eres mi hermana _ dijo Hanah llorando.

_ Me enferma oírte decir eso_ le lanzó Monique, y le dio la espalda para comenzar a subir las escaleras_ Cierra bien cuando salgas.

Hanah sintió como su mundo se de le venía encima, sentía su corazón cercenado, al parecer todos creían que era una manipuladora, obsesiva, y como podía demostrar lo contrario sino recordaba nada, en qué momento pasó de ser la víctima a la victimaria. Pero ya eso no le importaba ahora solo quería marcharse de aquel lugar, y no regresar nunca más como le había aconsejado su hermana. Ya no le quedaba nada que la atara a ese lugar, quizás con el tiempo sus padres la perdonaran por no quedarse y ser parte de la locura que pretendía hacer. Algún día demostraría su inocencia a todos, les dejaría saber que ella no tenía nada que ver con aquel acto tan descabellado, pero ahora mismo no tenía idea de que lo iba hacer.

La manera más silenciosa de salir de las montañas de Snowfiel era andando los veinte minutos que la separaban del pueblo más cercano, el frío viento de la tranquila noche secaban las lágrimas que rodaban por sus mejillas, mientras iba caminando con paso apresurado para alejarse rápidamente de aquel lugar. No tenía idea de a dónde pensaba ir ni lo que pensaba hacer una vez que se hubiera alejado de toda esa pesadilla, estaba segura que de Ares la buscaría le había dejado claro que no iba a permitir que arrastrará el apellido de su familia con ella, así que tendría que moverse rápido, la boda estaba planeada para realizarse dentro de un mes, así que necesitaba ocultarse muy bien de aquel hombre tan despiado el causante directo de todas sus desdichas. Por ahora solo trataría de llegar cuanto antes a Tomwville el pueblo cercano donde se encontraba la estación del metro que llegaba hasta el centro de Oregón, por lo menos contaba con el dinero que había ahorrado para la universidad con eso se mantendría en movimiento hasta que se sintiera segura, y fuera del alcance de Ares Prokopis. Después se preocuparía de encontrar un trabajo o un lugar donde vivir donde se sintiera a gusto, o adelantaría sus planes y si iría a Inglaterra, el orden de sus metas ahora no era tan importantes.

            
            

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