- Irene, please ¡No sigas! Te llamo cuando lleguemos a la casa de campo, ¿está bien? ¿Por qué siempre le andas buscando la quinta pata al gato? No tiene nada de raro que salga con mis amigas y sus padres, medio misteriosos y desagradables, que tienen casas de campo y demás lugares de recreo, si es verdad, pero ajá. - se echó a reír - Sally y yo somos amigas y queremos hablar un poco de lo que nos ha pasado en estos años, eso es todo. No hagas una tormenta en un vaso de agua y por favor si Jaime llama no lo pongas a pensar cosas raras, de por sí él no necesita ninguna ayuda para pensar lo peor y ponerse insoportable, no quisiera que le calentaras la cabeza con tus teorías.
- Sólo hacía un comentario. No era para tanto, el ultimátum estuvo fuerte ¿No crees? - se levantó del sillón en la que estaba para salir de la terraza - Yo no tengo porque calentarle la cabeza a tu novio, el se la calienta solito y creo que tu le das motivos suficientes... - se alejó en dirección a la cocina pero la pregunta de Vanessa la detuvo.
- ¿Que quieres decir? ¿Que yo me la paso dándole razones para celarme? ¿Eso es lo que tu crees?
- Aunque él es muy exagerado, a veces tú actitud alimenta sus celos. Eres muy independiente de él y creo que eso es lo no le gusta. Jaime es el típico macho protector. Lo que quiere lo toma y lo cuida, y a veces le es muy difícil controlarte... - dijo encogiéndose de hombros.
- No soy una cosa Irene. Si él quiere poseer algo que se compre un edificio, un carro, un perrito, que sé yo. Soy grandecita y sé cuidarme sola y me gusta tomar mis propias decisiones. No le doy motivos para celarme, me desvivo por él. No puedo creer que todo esto sea por la salida a casa de Sally o ¿sí?
- No, no lo es. - en ese momento sonó la bocina del carro de Don Alfonso. Vanessa lo vio desde la terraza. Irene se quedó callada.
- Esta conversación no ha terminado. Cuando regrese quiero que me expliques de que me estas hablando. Llamaré cuando lleguemos y Bueno... ¡olvídalo! - salió y subió al Mercedes negro propiedad de Don Alfonso.
Saludó a Don Alfonso y a Sally. Estaban cómodamente sentados en la parte de atrás, a Vanessa no le pareció que ella también se montara detrás y que el chofer fuera el único delante. Subió al asiento del copiloto e hizo un comentario al respecto. Don Alfonso estaba serio y Sally sólo sonrío por unos segundos.
- Vanessa tenemos que pasar a recoger unas cosas a la tienda de productos naturales a comprar unas pastillas para mi papá espero que no te importe. - le dijo Sally a Vanessa.
- Claro que no hay inconveniente. Estoy segura que llegaremos a tiempo a la casa de campo.
- ¿Qué quiere decir con eso?
- Bueno que no tenemos prisa en llegar y que por mi no hay ningún problema si llegamos a la hora de la comida o a la hora de la cena, da igual...
- Llegaremos temprano no te preocupes. La casa no está muy lejos de la ciudad. - se quedaron callados un buen rato. Llegaron a la tienda naturista y Sally le pidió a Vanessa que la acompañara. Don Alfonso y el chofer se quedaron en el auto. Una vez dentro de la tienda Sally se quedó mirando a través de la vitrina el Mercedes Benz mientras esperaban por las pastillas.
- ¿Qué te pasa? - le preguntó Vanessa a Sally.
- Estoy asegurándome que no me va a seguir. No le creo eso de que no quiere perder tiempo en esto de sus medicinas. Para mí que me está espiando.
- ¿De qué hablas?
- De mi papá. Él no me deja dar ni un paso sola y esto me parece extraño. Pero parece que no se va a bajar del auto. Vamos!
- ¿A dónde?
- A ver a Marco esta en la oficina de la agencia. Es una buena oportunidad para verlo.
- Pero...
- Ven, es aquí dentro de la plaza. Me gustaría que lo vieras antes de irnos. Ustedes nunca se conocieron en persona y me gustaría que lo hicieran ahora.
- Sí claro. Me parece magnifica idea. Lo que no logro entender es todo esto de tu papá y el espionaje. No me parece que a tu edad te escondas para verte con tu novio. ¿Qué es lo que pasa realmente? Deberías comenzar a preocuparte por eso ¿no crees?
- A veces me desespera no poder dar ni un paso por mi cuenta, pero otras veces me encanta estar protegida todo el tiempo y tener que ingeniármelas para ver a Marco, me gusta la emoción y el desafío de despistar a Don Alfonso Domecq.
- Sally, eso no me parece un juego. Esta raro lo que pasa entre ustedes...
- ¡No te metas! - la interrumpió y salió de la tienda naturista por la puerta trasera y Vanessa la siguió.
- Discúlpame solo...
- No tenía porque hablarte así, discúlpame tú a mí. Olvidemos el incidente. Mira aquí es. Tenemos que darnos prisa. Antes que el odioso de Ramiro, el chofer, venga a buscarnos. -
Entraron a la agencia de modelos donde trabajaba Marco. Él era uno de los más reconocidos. Vanessa lo había visto en algunos comerciales de televisión y en carteles. Cuando lo vio lo reconoció de inmediato.
- Mira él es Marco Pisatti
- Lo sé ya lo había visto en televisión y en anuncios. ¡Hola! - Vanessa reconoce que es más atractivo en persona que por televisión. El las saludó emocionado. Abrazó a Sally con cariño estaba feliz de verla. Era un tipo alto de ojos claros y pelo oscuro.
- Nos tenemos que ir! - dijo Sally después de unos segundos - Sólo quería presentarlos. Sin más, se despidieron y regresaron al auto rápidamente.
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Llegaron a la casa de campo. Vanessa echó un vistazo alrededor y quedó impresionada con lo bonito que era el lugar y la casa misma. Se veía impecable y acogedora, por fuera.
- ¡Es hermosa! Pensé que me iba encontrar con una cabaña de madera con aires de una viaja casa de campo o algo por el estilo, pero déjeme decirle que la casa está muy bonita. - dijo Vanessa.
- ¿Eso crees?
- Claro que lo es. Cuando estabas hablando de las cosas que no tenía la casa me preocupé un poco pero creo que exageraste - le dijo a Sally que tomaba su mochila y una maleta del baúl del auto. Ramiro y Don Alfonso se adelantaron, en dirección al interior.
- Ya no me parece tan extraordinaria. Estoy cansada de venir aquí y me gustaría ir a otros lugares. Él sabe que me encantaría pasarme un fin de semana en un hotel, con mi grupo de amigos pero no me lo permite.
- Eso es un castigo Sally. Que no puedas salir sola con tus amigos no es justo, ni saludable. Pero por qué no buscas la forma de hacerlo entender.
- Olvídate del asunto. Gracias por venir. Y por favor no menciones a Marco frente a mi papá. No quiero que pase nada desagradable durante tu estadía aquí.
- Esta bien. Vamos a pasarla bien ya que estamos aquí. Me alegra haber venido y no tienes porque darme las gracias, para eso somos amigas ¿no?
- ¡Claro! - entraron en la casa. Una joven morena con caderas de mujer, manos grandes, de rostro triste y enorme ojos tristes, las recibió. Don Alfonso y Ramiro estaban encerrados en una de las habitaciones de la casa. La muchacha que las recibió miró a Vanessa con ojos de angustia, era como si quisiera decirle algo usando la telepatía.
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- ¡Luisa! ¿Dónde está mi mantequilla? - Don Alfonso vociferó . Vanessa se sorprendió bastante al oírlo gritar. Lo miró y luego miró a Sally quien se quedó como si nada, ni siquiera había levantado la cabeza. En pocos segundos salió la muchacha de la cocina con la mantequilla del señor.
Luego del incidente con la mantequilla todo volvió a la tranquilidad en la mesa. Vanessa sintió que algo le estaba rozando la rodilla. No podía decir lo que era pero le pareció que era la mano de Don Alfonso que la acariciaba. Se exaltó y lo observó durante mucho tiempo. El señor seguía comiendo como si nada pero su mano por debajo de la mesa repitió el movimiento rozando la rodilla de la invitada, como si nada.
- ¿Qué te pasa Vanessa? Tienes una cara! - dijo Sally.
- ¿Ha sido usted verdad? ¿Cómo se atreve? - le dijo Vanessa a Don Alfonso. El se quedó muy tranquilo.
- No sé de que está hablando señorita - se puso de pie supuestamente ofendido por algo y dejando a Vanessa con la duda. Sally miro debajo de la mesa y regañó a "Tarzán" un french bulldog blanco con negro que Vanessa ni siquiera habia visto antes, salió disparado lejos del comedor visiblemente asustado.
- Te juro que lo que sentí fue la mano de tu papá sobre mi rodilla.
- ¡Olvída eso! ¿Sí? Me encanta que estés aquí. ¿Por qué no me cuentas de tu novio?
- ¿De Jaime? - Sally asintió. Vanessa cambió de semblante inmediatamente - Hace año y medio que salimos. Nos conocimos en el club en las clases de natacion y polo. Jaime es muy resposable, tan resposable que el mismo día de la muerte de su papá teníamos un torneo y no faltó, por suerte ganamos el torneo, creo que eso lo consoló un poco, aunque yo no podía asimilar que prefería estar ahí y no despidiendo a su padre. La verdad fue que verlo tan triste me rompió el corazón y así fue que nos acercamos. Bueno él tenía su novia de toda la vida y en cierta forma él seguía pensando en ella, pero Edgar me dijo que ella lo estaba volviendo loco porque ella era parte de un grupo de rock, o algo así, por lo que viajaba mucho y el no quería viajara o amaneciera en esos conciertos y fiestas privadas. Entonces ahí estaba yo, la muchacha tranquila que él necesitaba. Comenzamos a salir porque su novia se fue de viaje, el resto, es un año y medio en el cual yo duré seis meses encerrada en un hotel del este haciendo mi pasantía.
- ¿Le quitaste el novio a la tipa? - comentó Sally.
- Eyyy noooo, claro que no fue mi intención solo sucedió - dijo apenada al recordar aquel tiempo - Él es muy especial y primero terminó con ella por teléfono. - ambas se echaron a reir. - Pero mira te confieso que es un hombre difícil ,pero a pesar de todo lo adoro. Es trabajador, el negocio de su padre nunca estuvo mejor que ahora y en su corazón sólo hay lugar para mí, según él. La verdad es que yo no soy una santa pero trato de que las cosas entre nosotros funcionen.
- ¿Por qué dices que no eres una santa?
- Lo digo por que algunas veces he pensado dejarlo. Es que no aguanto el control que quiere ejercer sobre mí. Le digo mentiras para que se tranquilice y eso no me gusta. Por ejemplo, estar aquí genero una pequeña discusión...
- A veces es bueno guardarse secretos. Mantener el misterio es puede mantener la llama viva en una relación. Lo digo porque yo sé decir mentiras y guardar secretos. Por eso yo y Marco seguimos juntos a pesar de todo lo que nos separa. ¿Tu crees que yo no sé que él tiene otras por ahí, que cada vez que va a uno de esos viajes a Italia o cualquier otro país no se enreda con mujeres y que tiene aventuras amorosas de todo tipo? Lo que pasa es que no puedo hacer nada al respecto y lo acepto porque sé que al final siembre me buscará a mí, sé que me quiere y eso me basta para soportar algunas cosas. Yo tambien me invento unas mentiras para que mi papá no se entere de nada, son casi seis años escondiendo a Marco de mi padre ¿qué crees? ¿Soy buena o no manteniendo un secreto?
- Muy buena... - buscó su atención viendola a los ojos antes de agregar - ¿Nunca piensas decirle a tu papá lo de Marco?
- No.
- ¿Y a Marco no le importa? Claro que no! - se respondió ella misma al instante - Que tonta soy a él le conviene seguir así... disfrutando de la libertad que le das para estar con otras
- Ay por favor Vanessa. Tu no sabes nada de nosotros y no entiendes nada, solo estas haciendo conjeturas - Sally cambió de humor y se puso a la defensiva.
- ¡Tranquila amiga! No tienes que enojarte. Solo pensé que... Bueno olvidalo. - Luisa se acercó para retirar los platos. Sally sonrió resignada poniensose de pie.
- Vamos a mi cuarto, no quiero que Don Alfonso nos escuche. Déjame ir a buscar una botella de vino a la vinera. A Vanessa le extrañó el intercambio de miradas entre la chica de servicio y su amiga. La joven se notaba nerviosa todo el tiempo.
Sally se alejó y se perdió en dirección a la cocina.
- Tengo que decirle algo muy importante - dijo Luisa. Miró hacía la cocina y alrededor para que solo Vanessa la escuchara.
- Dime de que se trata... eh ¿cómo te llamas?
- Luisa, señorita... su amiga la joven Sally y su papá no son lo que usted cree. - escuchó los pasos de Sally que se acercaba.
- ¿Qué quieres decir?
- No le puedo contar nada más por ahora, pero cuídese, no son lo que parecen... - tomó los platos y se retiró rápidamente y se cruzó con Sally en el camino.
- Vamos. Escucharemos algo de música y nos bébemos ésta botella. Es curioso pero a papi no le molesta que beba, bueno, a decir verdad no le molesta que beba vino o lo que sea si estoy en casa. Aunque aquí solo hay dos tipos de bebidas: Vino Chardonnay y Cognac Napoleón. No se te ocurra ofrecerle una cerveza o un trago de ron, insultarías su buen gusto. - Sally se echa a reir mientras camina hacia su habitación. Vanessa solo se levanta de su silla para seguirla en silencio, preguntandose que había sido todo eso con la joven de servicio. Parecía tan asustada que no podía dejar de pensar en lo que le acababa de decir.