Capítulo 5 Al revés

-Hm, sí.

-Lo siento, no quería indagar, solo era curiosidad.

- ¿Y a dónde te ha llevado tu cita?

- ¿Recuerdas el lugar del sushi en el que te intoxicaste?

-No me lo recuerdes-se quejó e hizo un mohín de sentir nauseas nomas de recordar ese día.

-A ese lugar hemos ido, créeme que estaba nerviosa al ver donde cenaríamos.

-Espero no hayas pedido ese plato de sushi especial.

-No aparece ya en la carta, pero me he comido una orden de sushi de salmón, exquisito.

-Bueno, no hables de comida-se llevó la mano a su estómago, tenía hambre-cuéntame cómo estuvo tu cita.

- ¿Nunca te gusta que pregunte por tu vida pero tu si puedes hacerlo con la mía? -Alexandro rodó sus ojos de manera fugaz.

-Bueno, no me cuentes. -aunque si estaba interesado.

-Pues ahora te aguantas, -soltó una risa del otro lado de la línea-Es hijo de un antropólogo, de los que han sido importantes y famosos en su época.

- ¿Tu cita es "escarbador de tierra"? -preguntó curioso y a la vez burlón.

-Sí, también el hijo ha tomado el camino que su padre.

- ¿Sabes que los antropólogos son difíciles en las relaciones románticas?

-El hecho que una de tus conquistas en el pasado fue antropóloga no tienen todos que ser así.

-Son difíciles y tóxicos, Ash. Solo diré eso, no digas que no te lo advertí.

-Hemos quedado para el fin de semana...

- ¿Fin de semana? No me vas a cancelar ¿Verdad?

- ¿Este fin era el aniversario de bodas de tus padres? -Ashley torció sus labios.

-Sí. -Alexandro no quería ir solo y aparte sus padres adoraban a Ashley, así mantendrían su atención en ella y no en él, rogaba para que su hermana Alexandra interrumpiera su luna de miel para ir aunque sea ese día y así sus padres se mantendrían más ocupados lejos de prestar atención en él. - ¿Dónde estás?

-Hm, en el departamento.

-Bien, te alcanzo en un momento y hablamos. -Luego terminó su llamada, se dirigió al chófer. - ¿Puedes hacer una parada en ese lugar?

-Sí, señor.

Casi veinte minutos después, Alexandro estaba subiendo los escalones de la segunda planta de aquel edificio donde vivía Ashley. Tocó el timbre y ella abrió, él arqueó una ceja al verla solo con un diminuto bóxer, una blusa de tirantes mostrando la curva de sus pechos, hasta podía notar como sus pezones se erizaron, ella agitó su mano delante de su rostro y él la miró inquieto.

- ¿Qué pasa? -preguntó ella algo extrañada.

-No te había visto tan...descubierta. -ella torció sus labios y le quitó la caja de pizza que tenía en sus manos, le lanzó una mirada cargada de sarcasmo.

-Me has visto más descubierta. Pero ahorita me pongo algo más encima.

-Déjalo, solo fue una observación. -Alexandro cerró la puerta detrás de él, miró como Ashley se acercó a la mesa que se encontraba en medio de su sala, su mirada se quedó en su trasero redondo y trabajado, tenía curvas, más que las mujeres con las que solía salir, pero descartó de inmediato el pensamiento, tenía que dejarse claro por una millonésima vez que Ashley era su mejor amiga, su familia la conocía y la hicieron parte de ella, no podía simplemente ser una noche y terminar con tantos años de amistad.

- ¿Qué tanto piensas ahí parado? -ella se dirigió al interior de su habitación y se puso una camiseta con el logo de una banda de rock en el centro y un pantalón deportivo, se recogió el cabello en una coleta alta dejando a la vista su largo cuello, Alexandro tuvo que desviar su mirada y concentrarse en que tenía hambre. Se dejó caer en uno de los sillones para luego tomar una rebanada de pizza.

-Nada, solo algo agotado. -ella arqueó la ceja mientras ambos comenzaron a comer.

-Debiste de tener una noche...movida. -dijo divertida.

-Algo así. -siguieron cenando, solían intentar no hablar ya que tenían eso en común de no gustarles hablar por qué luego la pizza se enfriaba. Al terminar, ambos estaban recostados en los sillones. -Sí que tenía hambre-se limpió la orilla de sus labios con una de las servilletas.

-Tengo que quemar estas cinco rebanadas más tarde. -se palmeó despacio su estómago. -O se irán al trasero.

-Tienes buen trasero. -ella arqueó una ceja.

- ¿En qué momento me has visto el trasero? -entrecerró sus ojos y Alexandro sonrió.

-Inevitable no verlo mientras caminabas hacia acá. Y más con esa diminuta ropa con la que me has recibido.

-Uy, como si lo hubiera hecho a propósito.

- ¿Lo hiciste? -el ambiente se volvió algo extraño, pensaron ambos al mismo tiempo.

-No. -Contestó Ashley con el ceño arrugado-A ver, ¿Este fin es la ceremonia de Alexandra?

-Cambia de tema.

-Sabes que no llegaremos a nada.

-Bueno, puede que estés de suerte. -ella alzó sus cejas al escuchar sus palabras.

- ¿Yo? ¿De suerte? Suerte que me deje manipular por toda tu aura sexual que siempre cargas, pero sabes que nunca pasará nada entre nosotros.

- ¿Por qué arruinas el momento? -se quejó divertido Alexandro.

-Por qué luego te ilusionas conmigo, te enamoras y luego... ¿Cómo romperte ese corazón? Valoro nuestra amistad.

-No sería nada romántico.

-Y ahí es cuando debes detenerte. -Alexandro soltó un suspiro.

-Es el sábado, pero podríamos salir mañana por la tarde, solo lleva mudas para un par de días.

-Bien, entonces compraré el boleto. -él negó.

-Eres mi compañera de boda así que yo lo pagaré.

-Entonces no me quejaré. -Ashley guiñó el ojo, -Bueno, ya cenamos, es hora de que te marches a dormir, yo tengo aún pendientes por la mañana.

-Bien. -se levantó y se dirigió a la salida, ella caminó detrás de él para despedirlo, pero él se detuvo sin más haciendo que ella casi tropezara con él. Se giró a ella y bajó la mirada. - ¿Por qué crees que dejaría que me rompieras el corazón? -ella se mostró confundida.

- ¿De qué hablas, Byrne?

-Me has dicho que como me romperías el corazón.

-Oh, eso. Estaba de broma, relájate.

-Pero si tuviéramos una noche...

-Una noche que jamás pasará.

-...digamos que si pasa, ¿Crees que me ilusionaría y luego me enamoraría después de tener una noche juntos?

-Alex, solo lo dije sarcásticamente.

-Pero...

-Nada de pero, ya márchate es tarde.

- ¿Por qué no sería al revés? -Ella arrugó su ceño-Yo tendría que romperte el corazón. -dijo seguro de sí mismo, él siempre tenía esa fama y nadie lo arruinaría, ¿O sí?

- ¿Romperme el corazón a mí, tú, Alexandro Byrne? -él asintió-...en tus pesadillas solamente.

            
            

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