-Hijo, sé que lo que diré ahora no te gustará, te pido me dejes terminar; me queda poco tiempo, pero estoy tranquila porque mi propósito en la vida fue cumplido; eres un hombre de bien, importante y tienes un gran corazón, lo único que me pesa en el alma es que al no estar yo, te quedarás solo, ya que no encontraste una buena mujer aún; sé que tú padre sigue vivo- estaba segura el objetaría ante su mención, por eso se detuvo.
Armando quiso responder con coraje, para el ese hombre estaba muy lejos de ser su padre, pero el gesto de su madre le arranco una sonrisa ya que aun sin verlo sabía exactamente como reaccionaria.
-Mama, esta conversación no me gusta, parece una despedida- trataba de ser comprensivo, pero, entre el tema y lo que significaba esa conversación le estaba costando mucho conservar la calma.
-Te pedí no interrumpas, obviamente no te pediré que lo busques, tú sabrás en que momento el merecerá tu afecto o perdón, pero recuerda que tuvo más hijos, ellos son tus hermanos, no les guardes rencor, igual que tú sufrieron el abandono de un padre, si, estuvieron más con él, pero estoy segura que fue tan irresponsable como contigo, creo que serán un gran apoyo, tanto tu para ellos, como ellos para ti, así que quiero que en este momento me prometas que intentarás acercarte a ellos y llevar una relación de hermanos.- No quería se quedará solo después de su muerte, desde que era niño esa siempre fue su mayor preocupación, esperaba no equivocarse y encontrara en ellos el amor y apoyo que ella ya no podría darle.
Armando no sabía que decir, en realidad si, le daba curiosidad saber sobre sus hermanos, la última y única vez que recordaba hablo con su hermana, se acababa de ir a Estados Unidos a probar suerte, de repente tenía información de ellos por su abuela, después de que murió perdió todo contacto.
-Está bien mamá, pero, iremos juntos a buscarlos, no digas que te queda poco tiempo, aún tienes muchas cosas que hacer aquí, ya voy a trabajar desde México, así que, busquemos una casa y veamos que te mejores; después, localicemos a mis hermanos; no tengo ni la menor idea de dónde empezar, pero los encontrare solo porque tú lo pides- no quería acercarse a la familia de su padre; eran personas difíciles que no tenía intención de frecuentar.
-Es simple; inicia en la casa de tu abuela, la familia Álvarez debe saber dónde encontrarlos- Silvia sonreía, la palabra de su hijo era suficiente; el cumpliría esa promesa, podía recibir el final sin ninguna mortificación; unos minutos después le pidió volver a su hogar.
Hablaron toda la tarde, recordaron muchas cosas de su infancia y rieron, su madre le dijo que en el ropero estaba una maleta con la mayor parte del dinero que había enviado a lo largo de esos años, Armando se molestó, pero no quiso reprocharle, después de todo a partir de ese día se encargaría de darle la vida que merecía y ante eso no recibiría objeciones de su parte.
Aunque quería seguir hablando, Silvia comenzó a sentirse muy cansada así que le pidió a su hijo la acompañara a recostarse; él le dio un beso en la frente y salió del cuarto, tomo su celular y se dispuso a buscar el mejor hospital de la ciudad para llevarla, llamo e hizo una cita, por la hora le fue difícil pero insistió tanto que al final lo consiguió; estaba ansioso y se repetía que haría hasta lo imposible porque su madre estuviera bien; no pudo dormir así que apenas amanecía y él ya estaba dándose un baño, era un día muy importante; salió a la tienda a comprar, después de tantos años que no caminaba por ahí, todo le parecía pequeño; pero algo prevalecía a pesar del tiempo, su deseo de darle una mejor vida a esa mujer que no solo le dio la vida, si no que hizo siempre todo a su alcance para que el estuviera bien; entusiasmado se dispuso a preparar el desayuno, intento ordenar y preparo la mesa, entro a la recamara y la llamo, se acercó pensando que dormía; tomo su mano con cariño para despertarla.
-Mamá, levántate, el desayuno está listo, tenemos cita en un hospital muy cerca de aquí; después quiero que almorcemos con Cristian, tiene ganas de verte y consentirte- a pesar de que una parte dentro de él sabía exactamente lo que ocurría, otra lo negaba, no podía ser que las cosas ocurrieran de esa forma.
-Por favor; mamita, es hora de irnos - la tomo entre sus brazos; en ese instante lo acepto, su madre había muerto mientras dormía, la apretó con fuerza y lloro, se sentía furioso con si mismo por permitir que su madre acabará así sus días; no supo cuánto tiempo paso aferrado a ella pero hizo todo por contener esas lagrimas que salían incontrolablemente de él y la acomodo de nuevo como la encontró; después llamo a una ambulancia pero nada pudieron hacer, todos los vecinos se conmocionaron ante la muerte de Silvia, aunque ella lo había anticipado y dejado instrucciones para que su hijo no tuviera más mortificaciones; no evito fuera duro para todos; una mujer y su esposo le informaron a Armando lo dispuesto para el velorio; el parecía seguir en shock, solo pidió no escatimaran en gastos; cuando todo estuvo listo informo a su mejor amigo; que más que eso era un hermano para él.
Cristian no tardó mucho en llegar esperaba su llamada para ir con ellos pero jamás imagino encontrarse con esa situación, observo unos minutos a Armando parado junto al ataúd, su cuerpo estaba ahí pero su mente parecía divagar, nunca había visto ese semblante en él y no tenía idea de cómo manejarlo; se acercó a darle un abrazo, fue ahí cuando Armando se desmoronó, se sentía un idiota al dejar pasar tanto tiempo, culpable por poner todo antes de volver a asegurarse que su madre estuviera bien, simplemente lo abrazo y dejo que sacara todo eso que lo estaba desmoronando.
Una mujer mayor se puso frente a ellos.
-Me permites decirte unas palabras- entendía era duro para él, posiblemente no la recordaba pues era un adolescente la última vez que lo vio, pero eso no evitaba ella si lo tuviera presente, un hijo devoto y que siempre demostraba el gran amor que tenía por su madre.
Armando solo asintió mientras Cristian lo ayudaba a levantarse.
-Me da gusto ver que eres el hombre que tu madre siempre quiso; ella anticipo este momento y quería que supieras que fue feliz cada día desde que supo nacerías; después a lo largo de estos años la lleno de orgullo y satisfacción el hombre en que te convertiste; tal vez estés molesto porque continuo aquí, pero ella era feliz con esa decisión, porque el motor de su vida eras tú y mejor hijo no pudiste ser. - estaba segura en ese momento sus palabras no lo confortarían, pero cumplía la palabra a su amiga.
-Gracias, no solo por esto, si no por estar para ella cuando yo no estuve- una sonrisa casi imperceptible modifico un poco su semblante; entendía que eso venia de su madre, pero no evitaba la culpa que sentía.
-Tal vez no estabas físicamente, pero siempre estuviste junto a ella, así como de aquí en adelante ella siempre estará junto a ti- apretó su mano y se retiró.
La velaron esa noche y al siguiente día muy temprano fue el entierro; después de mucho insistir Cristian logro que fueran a comer algo, sabía que esté golpe sería muy difícil de superar para Armando ya que su madre lo era todo para él; a grandes rasgos durante la noche le conto sobre su petición, lo veía jugar con la comida en el plato así que después de un rato pregunto lo inevitable.
-¿Los buscaras? - tenía diecisiete años de conocerlo, era parte de su familia, no se imaginaba que él tuviera más parientes, era muy hermético en ese sentido.
-Se lo prometí a mi madre, ¿Cómo podría dejar de hacerlo?, pero, no creo que sea una buena idea, esa familia nunca me ha gustado-recordaba algunas cosas de su niñez y no era agradable.
-Es tu familia, llevas su apellido, sabes que cuentas conmigo para lo que necesites, aunque igual que tú madre creo es una buena idea reencontrarte con tus raíces-dudaba, pero quería mostrarle su apoyo.
-Te equivocas en eso, mis raíces sería mi padre, ese hombre ya no tiene nada que ver con mi vida, mis hermanos, bueno, no sé cómo serán, solo espero que no sean igual de egoístas que el -le guardaba mucho rencor, las pocas veces que lo vio y que recordaba, siempre humillo a su madre, a él lo trataba con desprecio pues decía nada le aseguraba fuera su hijo.
-¿Dónde te quedarás? - era obvio lo delicado de ese tema, no lo irritaría más; solo respaldaría el cómo quisiera hacer las cosas.
- Quiero estar donde estuvo mi madre, al menos eso me permitirá sentirla cerca- debía lidiar con su perdida, pero no tenía idea de cómo hacerlo.
-Es buena idea; yo me hice de un departamento, mi hermanita vendrá a vivir conmigo, mis padres siguen de viaje, pero sabes que esa también es tu casa, ya hay una habitación dispuesta para ti; igual en la casa de mis padres. - La familia de Cristian veía a Armando como un miembro más, todos se conmocionaron por la muerte de Silvia, pero tenían que cerrar sus asuntos en Texas, aun así, en la distancia sabia estarían apoyándolo.
-Gracias hermano- agradecía todas las consideraciones de la familia de su mejor amigo, pero en ese momento debía cumplir lo que prometió, tenía que buscar a sus hermanos.