-Mi niña, es hora de irte a la cama...
-Pero mami quiero jugar un rato más.
-No, es tiempo de dormir, pequeña... Vamos, te leeré un cuento.
-Si mama...
"Había una vez un marciano que quería ser paseador de estrellas.
Todos los demás marcianos se reían de él.
-Mejor será que te pasees por las estrellas, porque pasearlas va a ser un poco complicado.
*Se reían sus vecinos*.
Pasaron los años, y el marciano seguía con lo mismo.
-Seré paseador de estrellas, cueste lo que cueste.
Y así paso un largo tiempo, mientras el marciano trabajaba en su sueño de pasear estrellas, todos los que lo conocían se reían de él.
Un día, sorprendiendo a todos, el marciano soñador se presentó en una gran nave espacial.
-¿Qué es eso?
*Preguntaron todos con gran asombro*.
Es la nave con la que cumpliré mi gran sueno.
*Dijo el marciano lleno de felicidad*.
La respuesta que recibió ante su afirmación, fue las carcajadas de burla de sus conocidos.
-Me voy a pasear estrellas.
*Comento el marciano con mucha dignidad*.
Tristemente, eso no hizo más que seguir arrancando carcajadas interminables a sus vecinos.
El marciano tomo la decisión de irse, pensando que ya estaba bien de aguantar burlas de los demás.
El marciano viajó muy lejos, porque en el sistema solar solo había una estrella, el sol, y estaba muy ocupada, sobre todo con los terrícolas.
El marciano no se rindió y continuó paseándose por la vía láctea, pero había tantas estrellas que no sabía por cuál comenzar.
Después de observarlas por un rato, decidió empezar a pasearlas.
Al principio, las estrellas no estaban muy contentas de que el marciano las paseara por toda la vía láctea... Más, pronto descubrieron que los paseos eran increíbles.
Así transcurrieron varios años, incluso siglos, las estrellas estaban contentas de que hubiera un paseador de estrellas que las llevara a lugares increíbles que ellas no veían desde su posición, incluso llegaron a calentar algunos planetas, y a iluminar a otros.
Todo gracias al marciano".
-Princesa... Recuerda que debes luchar cada día por tus sueños y metas sobre todo por saber quien eres realmente. No te rindas hasta descubrir quien eres en realidad...
-¿Por qué me dices esas cosas, mami?
-Porque cuando crezcas las olvidaras mi niña, y no sé si pueda estar contigo para recordártelo cada día.
-Yo quiero que siempre estés conmigo, mamá.
-Lo estaré, mi amor... De alguna forma lo estaré.
-Te Amo, Mami.
-Te amo, mi pequeña...
***************
Siento mi cuerpo muy pesado no puedo moverme envío señales a mi cuerpo para moverme y es imposible, no siento estar acostada en mi cama, me siento en el aire, mi respiración es pesada, hace calor, siento mi cuello y mi frente húmedas del sudor. Mis ojos se abren, me cuesta enfocar mi vista todo está oscuro, no puedo distinguir el lugar donde me encuentro. Siento un ligero aroma a cera el calor es intenso, pestañeo en un intento de poder ver algo, al frente de donde estoy de pie hay unas estatuillas de distintos tamaños cada una es diferente a la otra, no puedo ver sus caras solo la sombra, a simple vista es aterrador, paseo mis ojos por el lugar y a mi costado derecho observo una línea de velas, apenas si tienen la llama iluminada, junto con las velas hay una bandeja y un jarrón con flores algunas marchitas.
El lugar parece un iglesia abandonada, las paredes están llenas de humedad, la pintura está traqueada a lo largo de la pared, el techo está cubierto de moho, telarañas, ni siquiera está pintado como el resto de las paredes, algunos de los vitrales que hay alrededor del lugar están quebrados permitiendo que entre una leve brisa que mantiene la llama de las velas opaca, las pocas flores que había en el lugar están marchitas, lo que hace que se propague el olor a pudrición que se combina con el del fuego, el de cera derretida, el de humedad, el de abandono y descuido. La combinación de olores es repugnante me produce arcadas, el aspecto de este lugar es perturbador, no recuerdo haber visitado un lugar así nunca, no me explico qué hago en un lugar como este, que se supone que debo hacer aquí, ni siquiera me puedo mover, no sé si es del miedo que siento al estar aquí o por otra razón.
Al final del pasillo donde estoy petrificada hay una tenue luz, enarco mis ojos en su dirección para lograr distinguir algo, pero solo veo algunos destellos que provienen de la misma luz, continuo observando cuando algo llama mi atención, al final donde se encuentra la pequeña luz es la pared hay mal colgado un cuadro de madera antigua sus bordes están decorados con pequeñas piedras color oro, que contrasta con el color de la madera roble oscura lo que le da el protagonismo a la obra que enmarca, a pesar de la oscuridad que reina en el lugar y lo antigua que se ve la obra, el cuadro se puede apreciar con gran claridad, en la pintura hay plasmado un paisaje sublime que está siendo calcinado con llamas de fuego, donde las llamas son más intensas, más fuertes, sale una mujer hermosa con un vestido rojo carmín entallado, la mujer tiene una belleza irreal, su cuerpo es delgado aun así está lleno de curvas que podrían ser la perdición de cualquier hombre, es alta esbelta, su rostro es refinado, ojos en forma de almendras de un color gris azabache que resaltan en su rostro con el tono rojo cobrizo de su cabellera, esa mujer es la perdición personificada y la manera en que está retratada en la pintura simplemente es sublime.
Observo cada detalle del lugar donde me encuentro, cerca del cuadro de la mujer que observe hace unos instantes, hay una escultura de cerámica que debe medir fácil dos metros o más, ya que sobrepasa mi estatura, me sorprende mucho los detalles que tiene situados en su rostro, es la personificación de una persona valga la redundancia, el rostro de la pieza que está frente de mí, me da la sensación de que he visto a esa persona en algún lugar, pero mi mente confusa no recuerda el lugar o la situación donde pude llegar a conocerlo... Su rostro está diseñado con cejas un poco pobladas, pero bastante definidas, su nariz es un poco perfilada aunque la punta es más redonda, sus labios son bastante gruesos, y ligeramente delineados por una fina línea de un tono más oscuro al rosa natural de los mismo, su barbilla es un poco cuadrada, las mejillas están ligeramente teñidas de rosa claro, y sus ojos, son una mezcla de cielo y mar alucinante, son azul oscuro con pequeños destellos en un verde agua, te cautivan de inmediato, las pestañas gruesas y largas le dan un marco perfecto...
Me pierdo en la escultura, en sus ojos que son como un imán atrayendo a otro, navego por el mar de sus orbes perdiéndome en lo profundo de ellos... De la nada un ruido me distrae de mi escrutinio al personaje de cerámica, pero de manera inconsciente no puedo apartar la mirada, observo como poco a poco la tormenta donde esta perdida cobra vida, unos orbes brillantes me observan atentamente, presa del pánico intento gritar y mi voz no sale a la superficie queda presa en mi pecho y en mi faringe, mis pies quedan enterrados en el suelo de madera vieja, la escultura se mueve como si estuviera sacudiéndose el polvo de la ropa, sus carnosos y perfectos labios se estiran a los costados en una sonrisa, ahora la que está de piedra soy...
-¡Bienvenida! Anne...