Capítulo 5 Sueño Confuso

Tras haberme tomado todas las muestras de los exámenes, las radiografías requeridas el equipo médico de enfermeros se marchan de la habitación llevándose todo el equipo, mi mamá se marchó a buscar algo digno de comer creo que escucho mis quejas silenciosas por la comida del hospital y mi padre aún no regresa de la casa, realmente me desconcierta que no haya venido a verme, ¿dónde estará?... Me encuentro sola en la habitación lo que hace que mis pensamientos se intensifiquen de manera exorbitante, no puedo evitar sentir algo de ansiedad, siempre me ha costado mucho permanecer tranquila, mi mente

va muy rápido exigiéndome hacer cosas que desconozco, es como si algo dentro de mí necesitara cambiar, ya estoy comenzando a pensar que me faltan unos cuantos tornillos en la cabeza.

Luego de un rato sumida en mis pensamientos oscuros y confusos, frustrada por no conseguir silenciar a mi cerebro por un rato me recuesto en la cama con el único fin de intentar conciliar el sueño, pero siendo honesta no dejo de darle vuelta a las cosas sobre todo a las ocurridas recientemente, esto es muy extraño... No recuerdo bien el accidente lo cual me frustra mucho ni siquiera recuerdo haber tenido un puto accidente que es lo peor, de igual manera, que se supone que hacía en la calle a esa hora, no entiendo nada, me siento más perdida que Tarzan en la ciudad de New York; Tras unos largos minutos de lucha con mi atormentado cerebro el Dios del sueño se apiada de mí y me arrastra a su mundo permitiéndome perderme en él para tener paz, tranquilidad, silencio por un rato.

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Hay lugares oscuros, silenciosos que por muy terroríficos que parezcan me transmiten paz, unos orbes color esmeralda resaltan en dicha oscuridad mientras me observan, transmiten fuerza, se ven imponentes, temibles, me intimidan un poco; Aunque extrañamente no siento nada de miedo, al contrario, es como si supiera que no pueden hacerme nada, como si desde su lugar me transmitieran la seguridad que necesito. Hay varias sombras alrededor de una figura, no logro distinguir si es hombre, mujer o incluso algún animal, una luz se refleja en ella, haciéndola ver mítica, cargada de misterio, pero al mismo tiempo la hace ver suprema, altiva, como si fuera un mismísimo Dios a los que todos les rinden pleitesía; la sombra se ve tan cómoda rodeada de las otras que lo siguen, la imagen por si sola da escalofríos, no es solo la sombra de ojos color esmeralda es la niebla que lo rodea mientras está de pie observándome detenidamente, siento deseos de acercarme un poco más, Sin embargo; mis pies no se mueven no permiten avanzar, únicamente puedo verla.

Siento unos ligeros toques en mis brazos que no provienen de mi sueño o eso creo porque aquí no tengo a nadie a mi lado, los toques se hacen más intensos, escucho una voz a lo lejos es dulce, parece que la conociera, pero no quiero abrir mis ojos aún no todavía tengo curiosidad de saber quien es esa sombra; se mueve en mi dirección, la niebla se va disipando a medida que avanza la imponente sombra, sin embargo; la voz se vuelve a pronunciar alejándome del lugar donde estoy...

-¡Nooooo!

-¡Mi niña!... Es hora de que comas algo y tomes la medicina para el dolor... ¡Despierta!.

La voz exasperada de mi madre me vuelve a la realidad, poco a poco abro mis ojos y me encuentro con una sonrisa cariñosa en su rostro, trato de incorporarme, pero aún me duele el cuerpo, es difícil estar así siento que mi cuerpo no responde del todo a las órdenes que envía mi atormentado cerebro, ella sujeta mi nuca para poder tomar agua y tragar las pastillas, acomoda mis almohadas en la espalda para que pueda quedar un poco sentada, me vuelvo a tender en la cama, ella termina de acomodar mis almohadas y la cobija para que esté más cómoda.

-¿Cómo te sientes?, hija.

Pregunta con la voz llena de preocupación.

-Un Poco mejor, madre... Aunque aun mi cuerpo duele horrores.

-La Doctora Montoya me comento que debes estar de reposo por dos semanas mínimo, sin hacer fuerza solo debes descansar.

Su tono es serio, me conoce muy bien sabe que no puedo quedarme quieta por mucho tiempo.

-Eso es absurdo, necesito ir a la universidad ya he perdido clases y apenas comienzo, a este paso no llegaré al final del semestre.

Aunque para ser honesta no recordaba que debía asistir a clase, me incomoda seguir perdiéndolas, acabo de iniciar la universidad y me gusta, me divierte y justo me vienen a atropellar.

-No te preocupes por eso, Anne, ya llame al director y le notifique lo sucedido, él comprende la situación... En este momento hay cosas mucho más importantes...

-¡Claro!... ¿Como cuáles?

Pregunto con mi voz cargada de sarcasmo

-Como que recuerdes lo sucedido... No recuerdas quien te atropello o quizás a la persona que te trajo, ¿de verdad no recuerdas nada?.

¡POR AMOR A DIOS!

¡¿QUE CLASE DE PREGUNTA ES ESA?!...

Me mira a la espera de una respuesta... Suspiro sin ganas antes de responder.

-Fíjate que si recuerdo, solo me hago la interesante para que me lo pregunten cada cinco minutos.

Comento con todo el sarcasmo del que soy capaz.

-Anne, ¿qué sucede?... No tienes motivos para hablarme de esa manera.

-Nada... Lo siento... Me puedes dejar sola, por favor... Quiero dormir.

Digo con el tono de voz serio, me siento de la mierda encima mi humor no ayuda mucho y mi madre con sus preguntas me saca de mis casillas.

-Está bien, llámame, si necesitas algo, cariño...

Comenta poniéndose de pie para salir de la habitación y dejarme sola.

Una vez más encuentro sola en la habitación del hospital, esta vez por pura elección, no quiero hablar con nadie, no tengo ganas de ver a nadie; Aunque en realidad muchos amigos no tengo, mis padres se han encargado de hacerme entender que nadie en esta vida es tu amigo, nadie te ayuda sin querer obtener algo de vuelta... De pequeña me preguntaba por qué razón decían esas cosas, a estas alturas ya ni me esfuerzo por buscar una respuesta, ellos mismo se han encargado de enseñarme que así es; Desde que tengo uso de razón lo poco o lo mucho que han hecho por mí, me lo han cobrado con creces e intereses...

Mi madre me ofusca con sus preguntas, con su falso interés, incluso su presencia agota, te roba la poca o la mucha paz que puedas tener, es como un vampiro... Nunca ha estado presente en mi vida, al menos no desde que recuerdo, cuando comencé a valerme por mi misma ella solo me dejo a un lado como si no fuera su hija, y ahora viene como si nada y se muestra interesadas como si eso puede borrar años de ausencia, muy a mi pesar la conozco bastante bien... No es de las personas que se arrepienten de nada.

                         

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