Capítulo 5 El escape (Primera parte)

'¡Ay por Dios! ¿Le pegué demasiado fuerte? No era mi intención tratar de matarlo. Si la policía me arresta, van a descubrir lo que hice. ¿Iría a la cárcel?'.

No sabía qué hacer: el pánico se apoderó de ella. Agarró la mano de Darren buscando su pulso. Gracias a Dios, aún lo tenía. Aun así, estaba al borde de perder la cordura.

De hecho, tuvo la intención de abrir la puerta e irse cuando escuchó las voces de dos hombres del otro lado. A pesar de que no podía entender qué decían, lo más probable era que estaban vigilando la entrada. Es decir, si salía por la puerta, sin duda la atraparían.

Eliana comenzó a morderse el labio inferior con fuerza cuando pensó: 'Debo volver a casa. He estado ausente toda la noche, Abby y Sally van a empezar a preocuparse por mí'.

Empezó a mirar alrededor de la habitación por unos instantes, buscando algo que la ayudara a escapar, hasta que encontró unas sábanas dentro del armario. Las anudó en los extremos para formar una cuerda improvisada.

Cuando se acercó a mirar por la ventana, Eliana descubrió que estaba en el quinto piso. Había tomado unas lecciones de Kung Fu cuando asistió a la secundaria, por lo que bajar no debería ser ningún problema. De igual manera, esperaba que la oscuridad de la noche fuera suficiente para pasar desapercibida.

Amarró la sabana al alféizar de la ventana y empezó a bajar despacio. Para su mala suerte, la improvisada cuerda no era lo suficientemente larga para llegar al suelo, y aún estaba a unos cuantos metros de altura. No tuvo más remedio que llenarse de valor y saltar. Le alegró que tuviera la fuerza suficiente para soportar el dolor que le produjo el impacto de la caída. Si fuera una persona promedio, sus piernas no lo habrían soportado.

Tiempo después, cuando Darren empezó a recuperar la consciencia, ya era mediodía. Levantándose de donde estaba, sintió un dolor de cabeza que iba en aumento. Se frotó el lugar donde le dolía con la mano. A pesar de que muchas horas habían pasado, todo le seguía dando vueltas. De hecho, no era motivo para sorprenderse, ya que bebió demasiado.

De repente, Darren vio su mano manchada de sangre. Corrió al baño para mirarse al espejo, abrió los ojos de par en par por la sorpresa: su cabeza estaba cubierta de sangre. Su desconcierto era evidente.

Recordó parte de la noche anterior: vio a Alena con una marca en el cuerpo a causa de una reacción alérgica. No podía ser posible que ella siguiera con vida, sin duda era la única persona que podría haberle hecho esto.

Darren se irguió rápidamente. Segundos después, notó las sábanas atadas a la ventana. Caminó hasta acercarse al borde para ver la distancia y se sorprendió. Este era un quinto piso. ¿Se escapó de esta habitación así?

A él le resultaría bastante fácil salir de aquí ya que había practicado kárate. Pero, ¿cómo podría una frágil mujer lograrlo? ¿O acabó lastimándose? Para Darren era imposible no preocuparse por ella. Si lo pensaba mejor, Alena y esta mujer eran igual de obstinadas.

En ese momento cuando Saul entró a la habitación, se asustó al ver la cabeza de su jefe cubierta de sangre. Pero si solo había estado ausente una noche. ¿Cómo pudo lastimarse en tan poco tiempo?

Con rabia, pateó a los dos guardaespaldas de la puerta y les gritó: "¿Por qué no protegieron al Sr. Leng? ¿Cómo se lastimó?".

Ambos guardaespaldas tenían una expresión de ofendidos. "Saul, ¿no dijiste que no teníamos que prestarle atención, mientras que no escucháramos ningún ruido fuerte proveniente del interior?".

En ese momento, Saul tenía ganas de darse un golpe en la cara. ¿Cómo diablos sabría que Darren saldría herido? Después de todo, simplemente había pensado que Darren se lo iba a pasar bien con esa mujer.

"¿Quién es esa mujer?", preguntó Darren ansioso, y nunca había estado tan inquieto como en esos momentos.

No importaba si era Alena o no, realmente quería volver verla.

"Señor Sun, usted fue quien arregló la cita, debería saberlo".

"Ve y pídele que venga a verme".

"Está bien, se lo diré de inmediato".

Cuando Mason escuchó que Darren solicitaba su presencia, se emocionó. Imaginó que Darren debería haber estado muy complacido con esa mujer y le gustaría invertir más en su club.

Por otra parte, después de que Darren terminara de ponerse su traje nuevo, volvió a su habitual temperamento frío y despiadado.