La semana pasó tranquila y aquel mismo viernes volvimos a casa de Claudia a realizar los "rituales" que dijo que debíamos hacer para conseguir lo que pretendíamos, dentro de mí me sentía como una niña pequeña cuando va al parque de atracciones por primera vez. No podía decir que creyera en aquellas prácticas, pero si me causaba curiosidad todo ese tema oculto. Era como adentrarse en un mundo oscuro e interesante.
Claudia cerró la puerta de la parte privada de la casa que daba al salón que era solo para ella y sus visitas, y que estaba justo enfrente de su habitación.
_He comprado algunas cositas que necesitaremos.
Eran las once de la noche, había sido un día largo en la universidad, Claudia nos había invitado de nuevo a su casa a dormir y todas estábamos sentadas en la alfombra roja de la sala haciendo un círculo entre nosotras. Ella sacó de la bolsa que sostenía una vela verde gruesa, otra blanca mediana, un bote de sal y otro de pimienta. Seguidamente, le dio a Almudena la vela verde y a mi la blanca.
_Para lo que queréis conseguir debéis hacerlo solas, os explico cómo y lo podréis hacer en vuestras casas, ya que no es bueno que hagáis los rituales en otro lugar que no sea en el que vivís. Almudena, tú tienes que escribir en un papel marrón la cantidad de dinero que necesitas para tu coche de segunda mano, ni más ni menos, y para qué deseas el dinero. Después tienes que doblar el papel, lo pones sobre un plato, colocas encima la vela, la enciendes y durante unos minutos, con los ojos cerrados, te imaginas a ti misma teniendo ese dinero y dándole el uso que quieres. Cuando la vela se apague, metes todos los restos que queden, menos el plato, en una bolsa de plástico, la cierras bien y la escondes en un lugar íntimo. Por ejemplo en el cajón donde tienes tu ropa interior.
_ Un poco raro todo esto ¿No?_ preguntó Valentina, que ya había tardado demasiado en hablar.
Claudia la ignoró y volvió a mirar a Almudena.
_ Los efectos deberían verse entre dos semanas y un mes, a veces pueden tardar hasta un mes y medio.
_No está mal, a ver si funciona_ dijo Almudena sonriente.
_Y tú Selena, solamente tienes que escribir lo que deseas y prometer dar algo a cambio que te cueste hacer. Debe ser algo bueno para alguien o incluso para ti misma, que te requiere algún tipo de esfuerzo.
_¿Cómo una especie de sacrificio? _ pregunté bromeando.
_Sí. Por ejemplo prometer que harás algo que te cuesta bastante hacer en el presente y sería positivo, como donar ropa a una beneficencia, dar dinero en la calle a alguien desamparado, pedir perdón a una persona a la que hiciste daño,... no sé.
_ ¿Puede ser hacer más deporte?_ pregunté mirando a Almudena irónicamente.
_Sí, se supone que es un sacrificio para ti y sería beneficioso, entonces sí, ¿Por qué no?
_ ¿Y cuánto tardará esto en funcionar?_ pregunté.
_Funcionará cuando deba funcionar. Si lo que querías eran cualificaciones altas eso es lo que deberías obtener este trimestre y sin un gran esfuerzo, que es lo que tú tienes que recalcar en lo que escribas en la nota. Luego te la guardas en tu monedero y enciendes la vela, cuando se consuma puedes dejar los restos un par días sobre el plato en el que la hayas puesto y luego los tiras a la basura. El papel debes conservarlo hasta que cumplas la promesa.
_Y no.. no vale hacer deporte un día _ dijo Claudia bromeando.
_Yes, seré constante.
Después de esto nos quedamos en silencio y Claudia miró a Valentina.
_Ahora haremos el bote de congelamiento, te daré un trozo de papel y tienes que escribir el nombre de la persona que quieres alejar de ti. Luego pondremos el papel dentro del bote, lo rellenaremos de agua y añadiremos vinagre que cogeré de la cocina, la sal y un poco de pimienta. Te ayudaremos todas en el momento final de concentración, repitiendo mentalmente el nombre de la persona. Luego te dejaré que lo metas en mi congelador, debería ser en el tuyo, pero bueno... haremos una excepción.
_¿Y esto cuándo se notará? _ Preguntó Valentina de forma burlona.
_Esto será rápido, en uno o dos días debería alejarse de ti.
_¿Por qué lo suyo es más rápido?_Preguntó Almudena.
_Ya lo expliqué, cuando lo mágico se acerca a lo oscuro los efectos son más rápidos, es más intenso, pero no deben hacerse estas cosas demasiado.
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Lo primero que sucedió fue lo que dijo Claudia. En apenas dos días Mateo dejó de molestar a Valentina.
_No sé exactamente que le debe haber pasado, pero su actitud ha cambiado así de repente. No he recibido ni un whatsApp durante estos dos días, ni siquiera ha mirado mis estados cuando era siempre el primero en hacerlo y eso me ponía los pelos de punta. Estaba a punto de bloquearlo de todas partes.
_Eso es lo que deberías a ver hecho. No entiendo por qué no bloqueaste a ese pesado_ dije con sinceridad, a mi no me costaba nada eliminar de redes sociales a personas indeseables o que no me agradaban.
_No todos somos como tú. Me parecía radical hacer eso.
_¿El qué? ¿ Bloquear a alguien que parece un acosador?_ preguntó Almudena. _ Lo que no es normal es que alguien siga enviándote mensajes cada día y prácticamente persiguiéndote por la universidad entre clase y clase.
_No solamente eso, si estuve a favor de hacer la locura del bote es porque ya empezó a asustarme. Creía que me estaba volviendo loca.
_ ¿A qué te refieres? ¿ Hay algo que no nos hayas contado? _ le pregunté confundida.
Valentina se quedó en silencio y luego pareció intentar calmarse.
_ No tengo claro si podían ser casualidades o no, pero aparecía en los mismos lugares en los que yo estaba. Por ejemplo, subí una historia en mi cuenta de Instagram mientras tomaba un café con dos amigas del instituto en la Plaza de la Font y en veinte minutos apareció allí con amigos suyos. Me pareció extraño...
_Bueno es un lugar que siempre está lleno de gente _dijo Almudena.
_Sí, pero ocurrió lo mismo dos veces más en otros sitios, por ejemplo en el Highland.
Ese lugar era un pub donde la gente solía salir de fiesta, era uno de los pocos sitios, por no decir el único, donde la gente que no quería coger el coche para ir a Salou o Barcelona, podía salir a tomar algo por Tarragona durante el fin de semana. Además, también era un lugar de éxito por sus fiestas universitarias de los jueves.
_Otro sitio donde va todo el mundo _ argumenté yo.
_¡Selena, que se apuntó a mi gimnasio!... quizás lo veis casualidades pero yo empecé a sentirme bastante perseguida, veía a ese cretino por todas partes, no sabía ya cómo evitarlo. Es patético cuando le dices que no a alguien y lo ignoras y sigue sin entenderlo.
Yo asentí, sonaba como una auténtica pesadilla, si me hubiese pasado a mi también me hubiese cuestionado si estaba paranoica.
_Y ahora sencillamente parece que él me evita, es como si me tuviese miedo o algo parecido. Llevo dos días completamente tranquila.
_¿Y qué crees que ha pasado? _ le pregunté con curiosidad.
_Puede que se haya dado cuenta de que estaba actuando como un psicópata _ opinó Almudena.
_Me cuesta admitirlo, pero pienso que ha sido esa chapuza a la que llamamos brujería que hicimos el otro día _ confesó Valentina.
Claudia sonrió en aquel momento.
_ De verdad. Vosotras no habéis visto su actitud_ dijo mirándonos a Almudena y a mi._ Parecía él asustado de mí, no mostraba esa actitud persistente y segura, era al contrario. Era como si quisiera desaparecer de mi vista.
Nos preguntamos que podría haberle sucedido, pero Claudia dijo que no pensásemos demasiado en ello. ¿No pensar demasiado en ello? ¿Cómo no íbamos a tener curiosidad y preguntarnos por lo que había pasado? Valentina se había quitado a un indeseable de un plumazo, solamente en cinco minutos, gracias a un bote de cristal de esos que tiene cualquiera por casa de cuando se acaba.
Aquel día hubo una nueva sorpresa que nos sacudió a todos los estudiantes, principalmente a las estudiantes. La universidad había contratado a un nuevo profesor y no tenía nada que ver con Fernández.
_Me llamo Alan, y seré vuestro nuevo profesor de historia de la psicología.
Valentina nos miró más feliz que nunca.
_ Me parece que a partir de ahora me va a encantar esta asignatura_ dijo muy bajito.
Almudena me metió un codazo para asegurarse de que estaba mirando.
Era bastante alto y tenía muy buen cuerpo, una sonrisa espectacular, unos ojos azules muy claros, el pelo castaño y un magnetismo que nunca antes había visto en ningún otro hombre.
No entendí muy bien si fue la aparición de Alan en mi vida estudiantil, o si realmente aquel "hechizo " por llamarlo de alguna manera que hicimos aquella noche en la casa de Claudia había funcionado, pero estaba más activa que nunca. Me levantaba con muchísima energía por las mañanas, llegaba a casa tarde y aún podía mantenerme en pie para recoger el piso, ordenar mi ropa, revisar tareas,... incluso había empezado a salir a correr aunque ya estuviese oscuro y podía aguantar el ritmo, era extraño no estar cansada, siempre me había sentido agotada.
_No sé para que sales a estas horas.
Acababa de entrar por la puerta y Dani estaba en salón con tele encendida y comiéndose una hamburguesa.
_¿Por qué lo dices?
Su desaprobación constante me provocaba nauseas, últimamente sentía la necesidad de evitarlo a toda costa, pero desde que había empezado a tener tanta energía y salía a correr parecía ser él quien intentase cruzarse conmigo. Como si viese un cambio en mi que en cierta manera llamase su atención.
_ Porque hace bastante frío y también está oscuro.
_El frío me da igual y que esté oscuro también. Muchas mañanas tengo universidad a primera hora y cuando salgo a coger el autobús aún no ha amanecido, y no veo que te haya importado.
Se quedó callado sin saber que contestarme, yo fui hacia el baño para pegarme una ducha, cada vez mi rencor crecía más por aquella persona que debía ser un apoyo para mí y era todo lo contrario. No lo soportaba.
Los días transcurrieron siendo todos iguales con la única diferencia de que había algo que había cambiado dentro de mí. Alan, aquel profesor que había parecido de la nada estaba presente en todo mi tiempo vital y solo tenía una clase con él a la semana, apenas lo veía por los pasillos, pero era como si no pudiese sacarlo de mi cabeza. Sus ojos aparecían en mi mente una y otra vez, incluso había soñado varias con él, que nos besábamos, y había despertado sudando y sintiendo ansiedad. Su nombre y mis pensamientos con él era tan intensos dentro de mi cabeza que creía que me estaba volviendo loca, cuanto más intentaba evitar pensar en él más aparecía dentro de mi mente, no podía parar aquello y me sentía muy culpable, porque aunque mi relación estuviese prácticamente muerta, siempre había creído en la fidelidad y pensar tanto en un hombre me hacía sentirme en cierta forma como una chica infiel. Dentro de mí sabía que sentía una gran atracción por él, que quizás nunca había sentido con aquella intensidad por nadie, pero eso no significaba que quisiera pensar en Alan constantemente, incluso hacerle protagonista de mis sueños. Quería que mi mente descansase y su imagen no paraba de repetirse una y otra en mi cabeza, incluso cuando estudiaba o estaba realizando las tareas académicas, cuyas entregas no estaban muy lejos. Lo único positivo era que esa energía imparable había crecido dentro de mí y necesitaba mucho menos tiempo para estudiar y hacer los trabajos, por lo que había obtenido más tiempo libre para estar en la cafetería del campus entre clase y clase con las chicas, y también tenía más tiempo para mi misma o para socializar con otras personas.
_No os lo vais a creer_ Almudena irrumpió en la mesa en la que estábamos Valentina y yo tomando un café. Era mediodía y estábamos sentadas dentro porque el frío en la terraza ya era bastante insoportable. Parecía contenta, algo extraño en ella para ser un lunes por la mañana.
_Mi abuela me ha enviado un sobre con dinero para mi cumpleaños. Me ha mandado mil euros, dice que me los da porque llevaba dos años sin regalarme nada por mis cumpleaños y las navidades. Sabía que era su nieta favorita, pero sinceramente no esperaba tanta pasta de golpe.
Mis abuelos solamente me dan las felicitaciones y mi abuela prepara una tarta casera en su chalet. Entiendo tu alegría..._ dijo Valentina con algo de envidia.
_¿Y sabéis que significa eso?
_¿Qué? _ preguntamos las dos a la vez.
_Que entre eso y lo ahorrado del trabajo del verano puedo empezar a buscar coche de segunda mano.
_¡Guau... enhorabuena! _ Exclamó Valentina.
_¿Entonces cuando vaya a tu casa iremos en coche?_ le pregunté, estaba harta de tragarme una hora de autobús entre montañas y carreteras estrechas.
_Sí interesada_dijo bromeando.
_Creo que deberíamos de hacerle un regalo a Claudia_ dijo Valentina. _ Al final va a tener razón, lo que hicimos ha funcionado.
_Me sorprende que tu lo admitas tantas veces_le dije riéndome.
_Me sorprendo hasta yo de admitirlo.
_La verdad es que todo lo que pedimos ha llegado.
_Sí, incluso lo del coche que era lo más difícil _ dijo Almudena.
_¿Enserio? Yo creía que lo más difícil era quitarme a Mateo de encima _ dijo Valentinas, y Almudena y yo no pudimos evitar reírnos.
_Bueno no, quizás lo más complicado es que Selena termine las tareas tan rápido, sin revisarlas millones de veces como hacía antes con su odioso perfeccionismo.
_Que zorra eres_ le dije ofendida a Valentina, aunque estaba en lo cierto.