Demasiado bella para morir
img img Demasiado bella para morir img Capítulo 7 CAMBIOS
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Capítulo 9 NUEVA VIDA img
Capítulo 10 Obsesiva img
Capítulo 11 ADAPTACIÓN A TARRAGONA img
Capítulo 12 ENCUENTRO Y DUDAS img
Capítulo 13 SUEÑOS Y REAPARICIÓN DE LOS SÍNTOMAS img
Capítulo 14 Encuentro img
Capítulo 15 RUMORES Y SECRETOS img
Capítulo 16 DESCUBRIMIENTOS img
Capítulo 17 Secretos img
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Capítulo 7 CAMBIOS

Las navidades se convirtieron en un auténtico infierno y la imagen de Evelyn, como era ella, estando todavía viva y deslumbrante, se repetía en mi cabeza una y otra vez; sus rasgados ojos azules intensos, su melena larga lisa de color negro oscuro, y su piel perfectamente cuidada.

Me costaba disfrutar con mi hermana de Madrid y sus calles céntricas llenas de luces por la decoración navideña, de su ambiente y sus mercados de la periferia, después de aquella terrible noticia. Sentía una enorme culpabilidad por las prácticas que había hecho contra ella . ¿Por qué lo hice? Ella nunca me había hecho nada, ni siquiera la conocía, solamente de vista. Nunca habíamos cruzado ni una palabra, no habíamos sido amigas, ni siquiera compañeras de universidad y jamás me había ni mirado. Sin contar en mis sueños.

Las primeras noches después de enterarme de su muerte no paré de soñar con ella, no me hablaba, al principio los sueños fueron como el primero que tuve. Ella estaba de espaldas y andaba hacía la playa hasta hundirse del todo en el agua, yo intentaba gritarle, avisarle de que no lo hiciera, pero mi voz no salía, era como si la hubiese perdido. Después, fueron sueños más extraños, en algunos si me miraba fijamente, estaba dentro del agua, su cabello estaba mojado, era como si yo estuviera allí, pero no físicamente porque no sentía el agua fría en mi piel. Solo podía observarla, simplemente ella me miraba, pero no decía nada y yo despertaba asustada.

No le conté a Andrea lo que había hecho, nada sobre los dos botes o el hechizo de enterrar aquello que había preparado Claudia en el cementerio. Realmente creí dentro de mí que era mi culpa, y me sentí como si yo la hubiese matado, terriblemente culpable. La había envidiado, y todo porque era lo que yo admiraba, tenía muchas cualidades que yo hubiese deseando tener, como la gran atracción que causaba para todo el mundo.

Andrea notó que yo no estaba bien, pero no preguntaba demasiado, cuando me fui en el tren me despedí con un abrazo y una sonrisa fingida, intenté mostrarme feliz, hasta que el tren salió y volví a hundirme en mis más pésimos pensamientos.

Llegué el sábado por la tarde y decidí quedar con las chicas de la universidad, Valentina no podía, su vida sentimental era inestable pero muy aventurera y había quedado con un estudiante de Erasmus italiano que había conocido en una fiesta estudiantil. Pero Almudena y Claudia si que aparecieron, realmente tenía que admitir que confiaba más en ellas. Valentina solo solía pensar en fiestas y sexo. Ella siempre solía bromear y lo aceptaba, ella y Claudia se conocían de antes y eran más amigas, pero realmente pensaba que si la hubiese conocido fuera del grupo tampoco hubiese iniciado una amistad tan intensa con ella, hubiese sido sencillamente solo una compañera más de clase.

Almudena llegó antes, yo había llegado a casa, dejado la maleta justo en la entrada, me había duchado y cambiado de ropa y había ido a la cafetería. Dani estaba allí y su madre le estaba ayudando como de costumbre, ella me saludó falsamente y me preguntó como habían ido mis vacaciones por Madrid. Dani, en cambio, solo me dijo un "Hola" y me ignoró como de costumbre, se notaba que estaba enfadado por haberme ido en navidades.

La cafetería era pequeña, estrecha, con un estilo vintage viejo, tan solo cabían seis mesas dentro del establecimiento, y fuera había algunas más prácticamente pegadas las unas a las otras. Por lo que funcionaba era porque estaba muy cerca de la universidad principal, a la que yo asistía y la mayoría de estudiantes de la ciudad, pero yo nunca iba solía ir allí. En aquella ocasión había decido pasar y ni siquiera sabía por qué, la verdad era que nada más llegar y ver el recibiendo pasivo agresivo de Dani me entraron ganas de irme.

Claudia llegó enseguida y nos sentamos en una mesa de fuera, no tardó mucho en hablar sobre el tema que era por lo que realmente habíamos quedado aquella tarde fría de enero, ya habían terminado las navidades y el lunes iniciaríamos de nuevo las clases.

_ Dicen que el aspecto que tenía cuando la encontraron fue horrible, llevaba ya dos o tres días desaparecida y su madre lo había denunciado.

En aquellos entonces aún no era tan habitual que cuando alguien desaparecía la foto de la persona se hiciese viral en las redes sociales.

_¿Y no lo sacaron por la televisión?_ pregunté a Almudena. Tarragona era una ciudad pequeña, y era extraño que la desaparición no se filtrara en la prensa, no era nada habitual que desapareciera nadie, y menos una chica joven. No era esa clase de ciudad como Barcelona o Madrid en donde hay delincuencia, violaciones, desapariciones y también homicidios o incluso asesinatos. En Tarragona eso no ocurría.

_No, porque se ve que pensaron que no era una desaparición de riesgo. Supongo que imaginaron que volvería y que quizás estaba en casa de alguien después de alguna fiesta, que aparecía muerta también sorprendió a la policía.

_¿Estaba reconocible?

_Sí... a ver los rumores de gente que estaba en la playa cuando apareció el cuerpo dicen que la piel ya estaba bastante mal... muy azul, los ojos inexpresivos, ... estaba medio desnuda... pero un familiar la reconoció. Creo que lo hizo un tío suyo, sus padres estaban destrozados.

Claudia llegó enseguida, se sentó y no tardó más de unos segundos en unirse a la conversación.

_¿Aún no se sabe nada de la autopsia?_pregunté con curiosidad, así al menos se podría descubrir que le había pasado.

_No... _ me contestó Almudena.

_El caso por ahora está bajo secreto de sumario, eso vi en las noticias ayer al medio día.

De repente Dani apareció ante nosotras, eran las cuatro de la tarde, y apenas había nadie en el local, pero como siempre su actitud déspota no se hizo esperar.

_Si quieres algo y tus amigas también, entra tú y hazlo, yo estoy ocupado_dijo con su habitual tono soberbio.

Cada vez lo detestaba más, y tras la noticia de Evelyn no había parado de preguntarme por qué seguía soportando a semejante gilipollas.

_ ¿Queréis algo?_ Dani ya se había ido y no intenté disimular mi voz de desagrado.

_No, no, tranquila _ dijo rápido Claudia.

_No os preocupéis voy a hacer cafés para todas.

_Ponlos para llevar y vamos a dar una vuelta _ sugirió Almudena para romper el mal ambiente que se había creado gracias a él.

Me metí en la cafetería, dentro había más gente tomando algo, cargué la maquina de café y me puse a calentar la leche.

Dani enseguida se metió dentro de la barra.

_Podrías venir a ayudarme de vez en cuando.

_Ayudo en lo que puedo, además, yo estudio.

_Los estudiantes de verdad también trabajan_ dijo con tono irónico.

_Es gracioso que digas tú, que no has estudiado una carrera, lo que hace un estudiante de verdad.

_ Bueno todas mis amigas lo hacen.

_ Los empresarios de verdad pagan o compran un local, no tienen uno gratis de su novia. _ dije dejándole con la palabra en la boca.

Salí indignada de la cafetería, le di su café a cada una de las chicas y nos largamos. Ninguna de las dos dijo nada hasta que pasaron algunos minutos, y no sacaron el tema sobre la actitud de Dani.

Claudia decidió que fuéramos a la playa y a mi me pareció bastante morboso y oscuro ir allí.

_Vamos, no pasa nada, antes íbamos.

_Sí, antes de una chica apareciese muerta.

_La verdad es que la última vez que pase por el coche, apenas había nadie, además la parte donde la encontraron tiene varias vallas. Supongo que la policía necesita investigar más por la zona.

Al final Claudia insistió tanto que acabamos allí, en la playa en la que habían encontrado a Evelyn, fuimos con su coche porque estaba lejos para ir andando y a ninguna de nosotras nos apetecía. Cuando bajamos vimos en la parte rocosa del lado izquierdo las vallas y entendí claramente cuál era la zona en la que había aparecido el cuerpo sin vida de Evelyn.

Nosotras fuimos a la zona contraria y nos sentamos en la arena, alejadas del paseo y a la vez de la orilla porque el mar estaba revuelto.

_Pienso que no volveré a bañarme aquí en verano _ dije con sinceridad.

_Yo pienso que no tendré problema en bañarme aquí, es la playa más bonita de toda Tarragona, no creo que deje de venir en verano_ dijo Claudia.

_¿Chicas creéis que murió ahogada? ¿O que alguien le hizo algo? _ preguntó Almudena.

_Yo creo que iría a alguna fiesta, bebería demasiado, y sin saber cómo acabó en la playa, se metió en el agua y murió_ especuló Claudia.

_¿En invierno? ¿Sola?... eso no tiene ningún sentido. Yo estoy segura de que alguien le hizo algo, si no se hubiese encontrado su coche aparcado. ¿Cómo llego hasta aquí? ¿Caminando desde Highland?... esa teoría no cuadra _ dijo Almudena.

Yo miré hacía el mar, aquella tarde era agresivo y violento, el cielo estaba comenzando a oscurecerse, no tardaría mucho en anochecer. Sentí un escalofrío, y no sabía si era por el frío o por la sensación extraña que recorría todo mi cuerpo y erizaba mi piel al hablar de la muerte de Evelyn. Yo creía más la teoría de Almudena, alguien le había hecho algo, no tenía sentido que hubiese andando hasta allí sola, la playa estaba demasiado lejos de la zona de fiesta de Tarragona, era una zona oscura y era difícil llegar sin coche. Se necesitaban aproximadamente treinta minutos o más andando para llegar a aquella playa. ¿Y para que hubiese ido sola hasta allí caminando sin su coche? ¿Si fuese así no sería extraño? Quizás le había ocurrido algo en aquella fiesta. ¿Quizás llegó con el coche de alguien hasta allí? ¿O alguien le hizo algo en otro lugar y tiró su cuerpo al mar?

Prefería no pensar en ello, no me gustaba hablar de aquello y la muerte de Evelyn me perseguía por todas partes, en conversaciones e incluso por las noches en mis sueños.

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No me sentía nada bien, aquella primera semana de inicio del segundo cuatrimestre fue difícil volver a la universidad. No vi a Alan en los pasillos y cuando llegó el miércoles decidí irme antes a casa para no asistir a su clase. Les dije a las chicas que me encontraba mal, no era cierto, pero si me sentía muy cansada, quería dormir y no encontrarme con Alan. Me costaba volver a verlo, era incómodo para ambos, antes de lo de Evelyn había pensado mucho en él. Estaba claro que se arrepentía de cuando nos habíamos besado aquella noche, quizás ni siquiera le gustaba. Él había bebido mucho, seguramente más que yo, puede que no supiese lo que hacía y como cualquier hombre solo se había dejado llevar por una chica fácil que lo estaba acosando.

Era una ridícula, me había rechazado directamente y me había sentido dolida, me había preguntado una y otra por qué no le gustaba lo suficiente, y había llegado a la conclusión de que seguramente era superior a mí, mucho mejor... y eso era obvio, estaba fuera de mis posibilidades. Andrea, a quien le había contado todo decía que no estaba viendo la realidad con perspectiva, que yo era una chica muy guapa y que si no quería seguir viéndome era porque quizás era alguien que no quería nada estable. ¿De todas formas como iba a empezar algo estable?, le había sido infiel a Dani y aún seguía con él. Dani era un idiota, pero tampoco se merecía que hubiese besado a otro. ¿O sí?

Si quería ser libre era mejor acabar con esa relación que no iba a ninguna parte...

Aquella tarde al llegar a casa, dormí durante horas, ni siquiera abrí el bolso para repasar los apuntes y ordenarlos, no tenía emoción por hacer nada relacionado con la universidad.

Después le envié un WhatsApp a Claudia y le dije que por favor me llamase cuando estuviese sola.

En mi casa solo estaba yo, calenté un té con limón, la calefacción llevaba encendida horas, me puse mi batín de terciopelo sobre mi pijama largo y rosa, apagué el microondas, cogí la taza de té, me dirigí al sofá y encendí la tele. No había nada interesante en ningún canal hasta que en la pantalla apareció la foto de Evelyn, al lado aparecía un policía en la zona de la playa en la que habíamos estado hablando hacía unos días atrás.

El policía estaba siendo entrevistado, dando nuevos detalles sobre la investigación. En ellos se especulaba con la teoría de que Evelyn hubiese mantenido una relación con alguien semanas antes de su muerte, y decía que la autopsia había confirmado que había mantenido relaciones sexuales, siendo estas consentidas, antes de morir.

Claudia enseguida me llamó y cogí el móvil sin desviar la atención de la televisión.

_¿Lo estás viendo?

_¿Tu que crees? _ le pregunté con ironía.

_No puedo creerlo. Entonces la mataron.

_Sí, eso parece. Dicen que tampoco esta muy claro.

Ambas nos quedamos en silencio.

_¿Claudia estás sola?

_Sí, estoy en mi habitación.

_Tengo que preguntarte algo.

_Dime.

Me costaba mucho preguntar aquello.

_¿Tu crees que lo que hicimos tuvo algo que ver?

_¿A qué te refieres?

_ Ya sabes a lo que me refiero.

_¡Vamos Selena! ... hacer un par de botes no significa matar a alguien, lo hace más gente de lo que crees. Solo implica alejar a la persona o conseguir que esté más cansada, como sin energía, más no sé... apática.

_No me refiero a los botes. Quiero decir lo del cementerio.

_Lo que hicimos allí no mató a Evelyn. A ella la mató alguien.

_ Quizás lo que hicimos propició que alguien la atacase.

_¿Pero que estás diciendo ? ¿Te estás escuchando a ti misma?

_ Solo digo que Evelyn está muerta, al poco tiempo de que hiciésemos eso, y no sé tú pero yo me siento bastante culpable.

_Yo no me siento culpable. Te digo que Evelyn está muerta y no es por lo que hicimos. Que fuese una zorra que iba tonteando con todos los chicos guapos que conocía no tiene nada que ver con nosotras.

_¿Cómo puedes decir eso? Ni siquiera la conocíamos.

_Fuiste tú quien estaba obsesionada con ella.

_Me arrepiento, siento lástima por lo que le ha ocurrido.

_Oh, ¿Ahora sientes lástima? Eres una hipócrita, por favor no me molestes más tengo cosas que hacer y no voy a discutir contigo _ me dijo completamente enfadada, nunca antes me había hablado así, y en ese mismo instante cortó la llamada.

Nunca antes habíamos discutido. ¿Cómo podía estar tan a la defensiva? Yo no la estaba culpando a ella de nada, me culpaba a mi misma por haber envidiado a alguien que nunca había sido mala conmigo. Evelyn era conocida, adinerada y odiada, pero lo que se decía de ella eran rumores, ¿Y era suficiente eso para desearle el mal?, si hubiese podido retroceder jamás hubiese hecho aquellos jueguecitos oscuros con Claudia. No debería haber confiado en ella, además ni siquiera la conocía demasiado solo de pocos meses atrás, confiar rápidamente en la gente era un error que cometía una y otra vez.

También me ocurrió con Dani , lo conocí cuando solo tenía quince años, pasar tiempo con él me gustaba, mi padre siempre estaba trabajando en la gestoría y con Dani me sentía acompañada en todo momento, me trataba bien y sentía aquella seguridad que nunca había sentido. Pero al año ya empezó a mostrar su verdadera personalidad, era distante, muchas veces estaba enfadado conmigo sin razón, criticando indirectamente mis aspiraciones o sueños, y supongo que había durado tanto con él porque esperaba a que volviese a ser como al principio, aquella persona que realmente fingió ser para estar conmigo. Ya ni siquiera necesitaba más su compañía, estaba más tiempo sola que con él, pasaba los fines de semana con amigas, los días en el campus, y desde que besé a Alan le había dicho que nuestra relación no iba bien y que era mejor que durmiésemos separados.

Falté dos miércoles seguidos a la clase de historia de la psicología, la semana que tuve aquella discusión con Claudia ni siquiera volví a ir a la universidad. Llamé a Almudena y le conté todo, y me dijo que no me preocupase que ella me pasaría los apuntes, supongo que estar en casa hizo que me sintiese más refugiada.

Al volver a las clases Claudia ni siquiera me miraba, íbamos las cuatro como siempre, aunque la sensación de pertenecer a un grupo se desvaneció. Estaba claro que Claudia y Valentina habían hablado, igual que Almudena y yo lo habíamos hecho, yo sentía tensión al estar con ellas y el frío era evidente entre nosotras.

La situación no mejoró y la relación entre las cuatro siguió igual o al menos eso pensé yo. Aquel miércoles decidí asistir a la clase, Alan también evitó mirarme, hizo como si yo no estuviese en el aula, y cuando acabó la sesión y me disponía a salir me llamó justo en ese momento.

_ ¿Selena puedes quedarte un minuto?

Espero a que todo el mundo se fuese y cerró la puerta.

Llevaba un jersey azul oscuro que resaltaba sus ojos claros, y pensé lo bien que le quedaba y eso hizo que me avergonzase aún más.

_Me gustas... pero es mejor que lo de la otra noche quede entre nosotros y no vuelva a pasar nada más_ lo dijo con tono serio y estricto.

_¿ Es por qué estás con alguien?

_No, es porque esto podría traerme problemas. A parte yo siempre estoy ocupado. No tengo tiempo para ver a nadie.

Me sentí ofendida ante aquella excusa de mierda pero intente disimular y hacerme la fuerte, como solía hacer cuando Dani me atacaba una y otra vez indirectamente.

_No te preocupes no voy a decir nada. En el pub no había nadie conocido, y mis amigas tampoco están ahora mismo pensando en lo de aquel día.

No pensaba hablar del tema con nadie, y más si iba a suponerle algún problema a Alan. Aunque pensé que quizás le avergonzaba aquella situación y no era lo suficientemente buena para él. Alan era el prototipo de chico perfecto que puede embaucar y seducir a cualquier mujer. Y me sentía pequeñita e insignificante a su lado, invisible hubiese sido una palabra demasiado extrema, pero inferior cuadraba con lo que yo pensaba.

_Gracias. No es por ti, de verdad.

_ No tienes que darme explicaciones. No voy a causarte ningún problema, aparte de que ahora mismo todo el mundo habla de lo sucedido con Evelyn.

_¿La estudiante que apareció en la playa? _ me preguntó. Ni siquiera la llamó por su nombre y eso me hizo pensar en lo estúpida que era. Ni siquiera la conocía, mis obsesiones eran demasiado raras, a veces presuponía realidades que no existían.

_Sí, todo el mundo habla de eso, no solo aquí también en la ciudad.

_Ya... _ dijo Alan impactado y soltó un suspiro._ Es un pena lo que le ha pasado a esa pobre chica.

Al salir me alejé andando muy rápido hacía la parada de autobús, no me sentía bien, todo se desvanecía y solo quería llegar a casa, estaba triste, decepcionada, nada parecía ir peor.

Aquella noche me dormí temprano y Evelyn apareció en mis sueños, estaba en la playa, esta vez me veía a mi misma allí, sentía el viento gélido, mis pies estaban descalzos y la arena estaba fría y húmeda.

_¡Ven! _ Evelyn aparecía de repente y cogía mi mano llevándome con ella. Lo decía contenta como si fuese un juego y se reía.

_¿Donde vamos?_ le preguntaba, era como si fuésemos amigas.

_A bañarnos.

_Está oscuro. Yo no quiero bañarme.

Ella soltaba mi mano y se dirigía a pocos metros hasta la orilla, las olas bañaron sus pies.

De repente se giró y me miró seria.

_¿Por que me odiabas Selena?

_Yo no te odiaba...

Me desperté sobresaltada, era casi la hora en la que sonaría la alarma, tenía un largo día en la universidad.

Dentro del campus, en el pasillo principal había una gran foto de Evelyn, con velas, cartas escritas por los estudiantes y pequeños carteles donde ponían frases como "Te echaremos de menos" o " Descansa en paz". Pasar por allí cada día y ver su foto empezó a ser duro, y me costaba acostumbrarme como parecían a ver hecho Claudia, Valentina y Almudena.

¿Cómo podía Claudia seguir con su vida?, ambas sabíamos lo que habíamos hecho, y yo también le había contado todo a Almudena después de nuestra discusión.

Había empezado a hablar más con Carolina, la que había sido mi íntima amiga en el instituto. Los primeros meses en la universidad habían sido estresantes para las dos, pero tras lo de Evelyn y que Claudia me hubiese decepcionado, empecé a quedar de nuevo con ella. Carolina estudiaba administración y lo llevaba bastante bien, se había ido a Barcelona y solamente volvía en Tarragona los fines de semana.

Antes de que llegase febrero decidí dejar a Dani, no sabía si podría llevarlo bien, pero esa relación era inexistente, prácticamente éramos dos compañeros de piso que una pareja. Llevábamos meses sin darnos un beso y aún más sin tener relaciones. No era que él no lo hubiese intentado, pero yo lo había rechazado una y otra vez, me había decepcionado su lejanía y frialdad emocional constante y ya no sentía apenas nada con él. Aparte prefería estar sola, estaba confundida y seguía sintiéndome culpable después de lo de Alan.

_¿Entonces cuando te vas del piso?

_Yo no voy a irme del piso. Tú tienes familia aquí, puedes estar con ellos.

Él me miró con rabia.

_Esta bien, pero si te quedas con el piso y me voy yo al menos tendrás que ayudarme. Tengo que seguir con la cafetería, yo la levanté y es mi medio de trabajo.

_Vale _ no quería discutir, me sentía tan mal y tenía tanta necesidad de acabar con aquella relación que en lo último que pensaba era en quitarle el local o hacer que me pagase una mensualidad. En esos momentos era lo que menos me importaba.

Antes de llegar febrero dejé de asistir a la mayoría de las clases y empecé solo a relacionarme con Almudena en la universidad. Un fin de semana fuimos al cementerio, me acompañó para desenterrar aquello que había hecho Claudia y luego lo tiré en un contenedor. Debía admitir que sentí algo de alivio después de hacerlo, pensé que quizás dejaría de soñar con Evelyn, aunque no fue para nada así.

Luego fuimos a su casa y como era costumbre acabamos en el piso de arriba de su habitación tapadas viendo una película.

_¿Vas ir al cumpleaños de Valentina este fin de semana?

_No tenía ni idea de que era su cumpleaños...

_De verdad. Vaya..._me dijo como si acabase de meter la pata hasta el fondo, y se creó un un silencio entre nosotras.

Desde que nos habíamos alejado se habían dedicado a hacerme desprecios, y yo me había autoaislado bastante. Ellas, en cambio, estaban muy felices, o eso mostraban en el campus o en sus redes sociales, habían empezado a relacionarse con mucha más gente, dedicaban mucho menos tiempo a las tareas y más a asistir a fiestas desde los jueves a los sábados. Yo no me sentía así, estaba deprimida y muy cansada, soñaba con Evelyn prácticamente cada noche y empecé a pensar que quizás Claudia me había hecho alguna de sus prácticas oscuras, pero no lo había hablado con nadie porque no quería que pensasen que estaba loca.

_ Voy a irme en febrero en Barcelona.

Almudena se quedó callada unos segundos sin comprender nada.

_¿A pasar un fin de semana?

_No. He pedido el traslado en la universidad, una de mis mejores amigas del instituto estudia allí administración y una habitación del piso donde vive se queda libre en febrero. Ya la he reservado.

_No puedo creerlo..._ dijo Claudia sorprendida.

_Necesito un cambio. No me siento bien aquí.

_ Tú no tienes la culpa de lo que le ha pasado a esta chica.

Yo me quedé callada, sabía que no era culpa mía que alguien decidiese matarla sin más, pero si me sentía culpable de haberla envidiado sin motivo y todo por una persona que seguramente me consideraba insuficiente para estar con él.

_No es solo por eso. Dejar a Dani me ha hecho darme cuenta de que necesito cambiar de aires. Almudena, esta ciudad se me está cayendo encima, quiero irme a un lugar donde no vea a las mismas personas día tras día.

El último día a finales de enero que fui a la universidad, Yago vino a despedirse, empecé a hablar con él por Facebook y la verdad era que me caía muy bien como amigo.

_¿Entonces seguiremos en contacto?

_Claro.

_Algún día puedo ir a verte si quieres, Barcelona está aquí al lado.

_Sí, es como si me fuese a la otra punta del mundo, a veces se me olvida que solo estoy a cuarenta y cinco minutos en tren de esta ciudad.

Yago me entendía, el había viajado mucho, le encantaba la fotografía, era bastante bueno y había recorrido muchísimos lugares por todo el mundo.

_Por eso, tú solo dime cuando necesitas un amigo para que vaya a verte.

Quedamos en vernos, aunque al final tardamos años en volver a encontrarnos, yo nunca le dije nada y al final él tampoco insistió lo suficiente para subir a verme, y cada uno siguió con su vida.

Cuando me dirigí por el pasillo que daba a la puerta de entrada y salía principal, vi que Alan venía de frente, me miró fijamente con aquellos ojos azules preciosos y sentí de nuevo como mi corazón se aceleraba. Cuando estábamos a pocos metros me sonrió, y yo no pude evitar bajar la cabeza como autodefensa, cubriendo mi boca con la gran bufanda blanca que llevaba y después salí rápidamente por la puerta. Aquella sería la última vez que lo vería aquel año y en los tres siguientes.

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Estuve pensando si coger el tren o un autobús , pero finalmente decidí coger tren, ya que creía que sería mucho menos cansado.

Sin pensarlo , hice las maletas , no estaba cómoda en este lugar , después de todo lo que había pasado solo quería olvidarlo todo.

Quería comenzar una nueva vida, comenzar desde cero, como si nunca nada hubiera pasado. Aunque no veía Barcelona como mi futuro hogar para toda la vida, estaba demasiado cerca de Tarragona y no pretendía vivir allí para siempre.

Tuve que ir a comprar una maleta y de las grandes, yo ya tenía dos, pero no me alcanzaba para guardar toda la ropa, libros y documentos que debía llevarme, ya que no iba a volver nunca al piso donde había pasado años con Dani y tenía dudas de si volvería a Tarragona de nuevo en un futuro.

Tiré cientos de objetos, cientos prendas de ropa y muchas papeles innecesarios que ocupaban mi pasado piso, incluidas todas las fotografías en las que aparecíamos Dani y yo juntos.

Cogí el bono del bus, mi simple e informal abrigo y mis gigantescas maletas. La verdad es que fue bastante vergonzoso entrar tan cargada en el autobús, tan lleno como siempre de gente.

Creo que ni la persona más fuerte del mundo podría coger tanto peso como yo sostenía en ese momento. Llegué a la estación de trenes y esperé a que llegase mi tren. Cuando subí me senté en un asiento para dos personas, en el que no se sentó nadie a mi lado durante todo el trayecto.

La verdad era que no fue muy agradable el viaje, no podía parar de pensar en aquel tema, no podía parar de darle miles vueltas en mi cabeza, hasta que deje de torturarme cuando escuché una notificación de mi teléfono móvil. Lo saqué del bolso y vi que se trataba de Almudena.

_¿Cómo estas? ¿Has llegado ya a Barcelona?

-Mal, no puedo parar de pensar en lo que paso.

-No te preocupes, como te dije lo que ha pasado no tuvo nada que ver contigo. Era solo un juego.

-¿Estás segura?

_Selena creo que necesitas un descanso y distraerte conociendo gente nueva, ir a Barcelona te vendrá bien, aunque te echaré de menos.

_Yo también lo pienso.

_Además, no sabemos con que clase de hombres se relacionaba Evelyn. Quizás se relacionaba con los equivocados. Es mejor que dejes de pensar en ella, ni siquiera la conocíamos. ¿Y de verdad piensas que esos hechizos que hicimos funcionaron? Seguramente fueron casualidades.

_No me refiero a que funcionase lo que Claudia y yo hicimos en el cementerio, me culpo por haber tenido malas intenciones contra una chica a la que no conocía de nada. Las últimas semanas ella no parecía estar bien.

_Era casi final de trimestre, estaría estresada como todo el mundo por los exámenes.

_Creo que le sucedía algo... aparte todos hablaban mal de ella, sobre todo las mujeres.

_Selena enserio, no puedes culparte de lo que hacía Evelyn para que la gente hablase así de ella.

_Sí, porque no se merecía pasarlo mal o ser juzgada, yo también la juzgué y no la conocía de nada.

Cuando miré la hora quedaban solo treinta minutos. Entonces me preparé y en un momento me bajé del vehículo. Cogí el taxi y me distraje con mis pensamientos, ni siquiera me enfoqué en observar la ciudad , de todas formas pasaría el día siguiente visitándola.

Me rencontré con mi amiga Carolina que no veía desde hacía un par semanas, justo la última vez que había venido a Tarragona a pasar el fin de semana. Compartir piso con ella y una amiga suya en Barcelona me parecía bien, no sería un chollo de alquiler pero tampoco era caro para ser una vivienda bastante céntrica.

Estuvimos hablando sobre cómo me había ido el viaje, aunque de Tarragona a Barcelona el trayecto era de menos de un hora, en realidad me preguntaba a mi misma por qué no había decidido un primer destino más algo lejano. Aunque enseguida me quité aquel pensamiento, debía ser positiva y darle una oportunidad a esta nueva ciudad, de todas formas el punto a favor es que era enorme, Tarragona era nada a su lado.

Al día siguiente, decidí salir a observar la ciudad, hacer un poco de turismo me vendría bien para despejarme y empezar a familiarizarme con mi nuevo hogar, al menos temporal. Tenía que admitir que estar allí era fantástico, yo ya había visitado Barcelona muchas veces, pero tener la oportunidad de vivir allí era excitante.

Lo que más me gustaba de aquella ciudad era lo inmensa que era y lo fácil que era perderse en sus calles céntricas, algunas muy estrechas con edificios demasiado viejos, pero con un aire especial y que conseguían envolverte y hacerte desear fotografiar sus balcones despintados, decorados con macetas que sostenían distintos tipos de flores. También me encantaba la multicultural que había, siendo una cosmopolita donde podía encontrarte con gente de cualquier nacionalidad y lugar del mundo.

No podía negar que Barcelona era una ciudad que me enamoró enseguida; la majestuosa Sagrada Família con sus altísimas torres cónicas que parecían tocar el cielo, el Parque Güell que conseguía que perdieses la noción del tiempo al observar sus construcciones de formas coloridas repletas de mosaicos de variados colores, el barrio gótico que podría inspirar a cualquier escritor al adentrarse en sus callejuelas estrechas y plazas medievales... Cada uno de sus monumentos y espacios más famosos y también la gente y la caoticidad que la envolvía, siendo una ciudad que jamás parecía estar dormida.

Me sentía diminuta en Barcelona y eso era precisamente lo que estaba buscando, sentirme totalmente anónima después de lo sucedido. La realidad era que veía Barcelona como un lugar de transición, para pasar solamente un período de tiempo, cambiar de aires y coger fuerzas. No quería encariñarme con ella y creo que por eso intenté conectar lo menos posible con gente nueva. Yo sabía dentro de mí que estar unos meses allí estaría bien pero no mucho más, aunque para ser honesta no tenía claro que destino elegir, solamente me estaba moviendo por impulsos sin planear demasiado nada, intentando escapar de lo sucedido en Tarragona.

Me encantaba caminar sobre la rambla, era completamente inmensa comparada con la de Tarragona, había cientos de personas caminando por ella y me gustaba sentirme completamente anónima entre toda aquella gente.

El segundo día intenté buscar un trabajo. Dejé mi currículum por todas partes, hoteles, cafeterías y tiendas, y no tardaron más de una semana en llamarme. Me hicieron una entrevista para una tienda de ropa de la misma rambla. No tenía pinta de que fuera a ser el trabajo de mi vida , pero no quería seguir tocando mis ahorros y aquella ciudad era un buen lugar para buscar trabajo mientras continuaba estudiando. Además, solo eran veinte horas a la semana por lo que fue fácil compaginar los trabajos de la universidad.

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Meses después no podía negar que amaba y odiaba Barcelona al mismo tiempo. Mi vida se traducía en levantarme a las seis de la mañana para ir a trabajar a la tienda de lunes a viernes cuatro horas por día, y después asistir por las tardes a la universidad. El mejor día era los viernes que no tenía clases, y quedarse los fines de semana en casa haciendo trabajos no volvió a ocurrir prácticamente nunca más. Barcelona era desenfrenada, el movimiento era constante y los planes superficiales también, y digo superficiales por quitando mi amistad con Carolina y la que también creé con Marta, la otra compañera de piso que estudiaba historia del arte, lo demás fueron amistades superfluas y de paso, que creé con compañeras de trabajo y de la universidad, con las que tú misma sabes que no vas a conectar y simplemente te acoges a ellas para sentirte más acompañada durante la semana o tener a alguien con quien visitar sitios de la ciudad, tomar una cerveza los viernes por la noche o tomar un café un par de tardes durante la semana.

Tengo que admitir que llegar al piso y estar con Carolina o Marta, y digo esto porque creía que prácticamente nunca había estado sola en la casa, era genial. Lo que se había creado entre nosotras si podía definirse como amistad.

_¿De verdad vas a abandonarnos? _ Carolina estaba sentada en el sillón blanco del pequeño salón. Yo acababa de salir del lavabo, me encantaba relajarme en una bañera de espuma y más después de una larga de semana de exámenes finales en la universidad._ No puedo creer aún que te vayas. Creo que eres la mejor compañera de piso, junto con Carolina, que ha pasado por aquí.

_ Sí, pero aún queda un mes para que me vaya.

_Un mes no es nada aquí.

_Sí cuando ya has terminado los exámenes y entregado casi todo.

_Suerte por ti_ dijo Marta frustrada mientras cerraba su portátil de golpe.

_ Ya está bien por hoy, estoy harta de arte gótico.

Me dirigí solamente envuelta con una toalla blanca corta a la cocina. Era estilo americana, con decoración vintage, cogí de la encimera la cafetera de color turquesa y me vertí una taza de café, aun se sentía caliente.

_¿Te pongo una taza? _ le pregunté.

_No, gracias.

Luego volví al salón y me senté a su lado. Ya no hacía frío, más bien lo contrario, era mediados de mayo, y solo algunas noches hacía algo de fresco.

_A saber que clase de compañera vendrá ahora. Aquí las hemos tenido de todas los tipos, hasta psicóticas.

_Hacer entrevistas o algo, y algunos test psicológicos para aseguraros de coger a alguien normal.

_Podrías traer algunos de tu universidad _ propuso de manera irónica. _Ahora enserio, ¿De verdad te ha gustado tan poco vivir en Barcelona que quieres marcharte? Si llevas menos de seis meses aquí...

_Barcelona me gusta, pero quiero seguir moviéndote. Cuando vine ya había planeado estar de paso. Pero no descarto volver, desde luego hay posibilidades laborales, quién sabe si vuelvo de nuevo cuando acabe la carrera.

Marta parecía resignada.

_Además, ya he dado el aviso de quince días en el trabajo. Y siempre me ha hecho ilusión vivir en otro país y aprender otro idioma.

_Seguro que te irá bien, y si no llámame y déjame un hueco en tu habitación.

_No sé, no eres demasiado ordenada que digamos_ dije mirando a la pila de platos que había en el fregadero, aquella semana le tocaba a Marta limpiar la cocina. Ella no tardó ni dos segundos en tirarme un cojín a la cara.

_ ¿Seguro que no te vas por lo de aquella chica? _ Marta sacó el tema, una noche al poco tiempo de llegar se lo conté a las dos. Les conté casi todo, mi relación con Dani y como había decidido terminarla, el distanciamiento mío con mi grupo de la universidad y lo que le había sucedido a Evelyn, pero lo de los juegos extraños que había hecho en su contra lo conté muy por encima, era duro dar demasiados detalles. Y bueno, también terminé hablándoles de Alan.

Ambas me dijeron que no podía culparme por haber hecho esas cosas a modo de juego, y que Dani tenía toda la pinta de ser una psicópata emocional, que había hecho bien en alejarme. Después de haber llegado a la Barcelona continué durante varias semanas la comunicación con Almudena, pero después de ver muchas publicaciones en su cuenta de Instagram con Claudia y Valentina en fiestas, su casa y compartiendo mucho tiempo juntas decidí pasar página y simplemente perdí la confianza en ella y dejé de contestarle. Una parte de mí sintió pena, había pasado mucho tiempo con ella, y no era envidia de que ella continuase teniendo una buena relación con ellas, era simplemente que para mí una amiga de verdad se hubiese "mojado", me hubiese defendido o intentado hablar con ambas partes para resolver el problema. Tampoco confiaba que a mis espaldas no hubieran habido comentarios sobre mí, ya que cualquiera que conociese a Valentina más de quince minutos sabía como era.

_No no es por eso. Es porque es la primera vez al llegar aquí que hice un cambio y no quiero parar ahora.

Y era cierto, aparte no había vuelto a soñar con Evelyn desde que había llegado a Barcelona, la imagen de ella viva o muerta no estaba incrustada en mi cabeza, y eso me hacía sentirme bien. No podía decir que no me culpase, Carolina y Marta me habían ayudado a entender que yo no era culpable, aunque aún me sintiese un poco, pero no por aquellas prácticas oscuras si no por haber envidiado a alguien que nunca me había hecho nada, solo ser perfecta y llamar la atención de un hombre que me había vuelta loca y atraído muchísimo.

_Si no sale bien allí, no dudes en volver.

_Gracias por el ofrecimiento, pero por lo menos tendré que estar un año, eso es lo que dura mi beca Erasmus.

_Osea que si te sientes como una mierda allí tendrás que quedarte sí o sí.

Eso parece _ dije riéndome.

Pedir aquella beca también fue un impulso. Me había dicho a mi misma que era una nueva oportunidad para cambiar de nuevo, y cambiar no estaba mal. No pertenecer a un lugar me había gustado y no quería encariñarme demasiado con las personas, eso podía hacerme recordar el pasado, y el pasado aún me hacía daño y no quería enfrentarlo.

_¿Buscarás trabajo?

_Por la cuenta que me trae sí. Aunque mi prima me ha dicho que allí no es complicado, siempre hay trabajo. Además, he ahorrado algo más aquí, si tengo que estar un mes sin trabajar hasta que me adapte tampoco pasa nada.

_Prométeme que nos llamarás cada semana.

_Si quieres lo prometo, pero sabes que con el ritmo intenso que seguro que hay en Londres eso solo pasará el primer mes. Y tampoco creo que tengáis mucho tiempo, Barcelona también es una locura _dije con sinceridad.

_Si tienes razón, por lo menos intenta contestar mis WhatsApp.

_Sí, contestaré los tuyos, lo apuntaré en mi agenda, ya sabes que no hago "ghostings" adrede.

A veces podía estar sin contestar los WhatsApp durante semanas, no lo hacía adrede, no era una persona que pasase con el móvil o revisando las redes sociales muchísimo. Yo lo guardaba en modo silencio en el bolso y al final del día chequeaba los mensajes y pensaba que ya contestaría, pero la mayor parte del tiempo se me olvidaba.

Cuando llegué a Barcelona muchas personas se pusieron en contacto conmigo, como por ejemplo Yago, me escribió bastantes veces, pero mis contestaciones fueron vagas y siempre tardaba bastante en responderle. Creo que a la única persona que contesté fue a Almudena, al menos durante el primer mes que pasé allí, la gente imaginó que me marché de Tarragona por mi ruptura con Dani, pero no fue solo por eso. Lo sucedido con Evelyn revolucionó algo en mí y me hizo darme cuenta de que necesitaba cambios en mi vida.

Cuando pensaba en ella me daba cuenta de que era una gran desconocida, envidiada por muchas mujeres y seguramente odiada incluso por hombres que habían intentado algo con ella y nunca habían conseguido nada. Y que lo único que conocía de ella eran las informaciones maliciosas y rumores inconcretos por parte de gente frustrada y aburrida. No sabía realmente como era su personalidad, que gustos tenía, que aspiraciones, si estaba enamorada de alguien o simplemente cuáles eran sus planes más cercanos. Solo tenía una imagen externa de ella, superficial, marcada por su perfección física y la admiración corrompida que provocaba en la universidad, incluso en la pequeña ciudad. "Era demasiado bella para morir" creía firmemente, ¿Qué clase de persona podría haber acabado con la vida de una chica así? Ella realmente no parecía capaz de hacer daño a nadie, a pesar de las malas palabras que dijesen sobre ella.

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La despedida en el aeropuerto fue bastante triste, mi periodo en Barcelona había sido mejor de lo que esperaba y tenía que admitir que era solamente gracias a Carolina y Marta. Ellas habían sido un gran apoyo para mí durante todos los meses que había vivido en esa gran ciudad.

_Llámame nada más llegar _ dijo Carolina abrazándome.

_¿Cuando llegue a casa o al aeropuerto?

_Se refiere al aeropuerto _ dijo Marta bromeando.

_Os echaré de menos.

_Te va a ir bien _ dijo Carolina.

_Dile a tu prima si sabe de alguna habitación para mi también _ dijo Marta en broma, aunque yo sabía que ella si amaba Barcelona de verdad.

Me costó despedirme de las chicas, que habían sido lo más parecido a una familia que había tenido en mucho tiempo, y cuando me subí al avión y tuve que apagar el móvil, no pude evitar llorar a medida que despegaba, se adentraba en el cielo y se alejaba de aquella ciudad que me había regalado tan buenos momentos.

Londres me esperaba, tenía un año por delante en un nuevo país, prácticamente una nueva lengua, y sin contar a mi prima, estando prácticamente sola.

            
            

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