Capítulo 6 La CEO del Grupo Murphy

Cuando Lucian reconoció la figura familiar que entraba a la sala privada, su rostro se ensombreció instantáneamente.

Era Giselle.

La mujer que le había pedido el divorcio estaba ahora nuevamente frente a él. ¿Acaso no se daba cuenta de que estaba en medio de una reunión importante? Sabía que ella quizás estaba arrepentida o molesta, ¡pero no esperaba que fuera tan imprudente para aparecer en un almuerzo de trabajo!

En el momento en que Giselle entró al lugar, sus ojos se encontraron con los de Lucian.

A pesar de su firme resolución de alejarse de él para siempre, la tristeza se apoderó de ella cuando lo vio. No obstante, la chica se tragó sus sentimientos, respiró profundo para estabilizarse y apartó deliberadamente la mirada de él.

Ignorando a Lucian cuando estaba a punto de hablar, la mujer dirigió una mirada gélida a Collin.

"Señor Stark, dígame, ¿por qué no ha cumplido su promesa?".

Su voz clara estaba teñida de una frialdad implacable.

Por su parte, Lucian fue tomado por sorpresa. No esperaba que ella estuviera allí por Collin Stark.

Por supuesto, el desconcierto era compartido por ambos hombres.

¡Estaban hablando de negocios en ese momento! ¿Quién era esa mujer que se atrevió a interrumpirlos sin ser invitada?

Pero antes de que Collin pudiera contestar con impaciencia, Nellie entró de repente en la sala privada y se ubicó detrás de su jefa.

¡Él no sabía quién era esa mujer, pero conocía a Nellie muy bien!

Verla allí despertó una sensación de inquietud en Collin, sobre todo ante la pregunta directa de Giselle.

Segundos después, Nellie lució una sonrisa encantadora y habló: "Señor Stark, permítame hacer las presentaciones formales. Esta es nuestra CEO, la señorita Murphy".

El rostro del hombre palideció.

"¿La señorita Murphy...?", tartamudeó, incapaz de creer esa revelación.

¿La misteriosa mujer finalmente había regresado?

¿Acaso no había desaparecido ya del ojo público desde hacía varios años?

¡Incluso hubo rumores de su muerte!

Pero allí estaba ella parada frente a él, haciéndolo cuestionar su propia cordura.

Mientras tanto, Lucian, en su asiento, sintió como si le hubieran dado un fuerte puñetazo.

Sus ojos se clavaron en Giselle, mientras su ira creciente era casi tangible.

"¿Eres la señorita Murphy?", logró preguntar.

Si Nellie no hubiera estado presente, él habría descartado todo como una vulgar mentira. Pero la secretaria estaba justo detrás de Giselle.

¡Eso no era ninguna broma!

La mujer, que él alguna vez pensó que lo amaba, había ocultado algo tan crucial. ¿Cómo él podía mantener la calma ante semejante situación?

Ignorando por completo al otro hombre, Giselle miró fijamente a Collin y le preguntó: "Con respecto al terreno en los suburbios del oeste, ¿tiene algo que decir?".

Su tono era amenazadoramente sereno, pero gélido; incluso recordaba a una sombra siniestra que se arrastraba desde el infierno. Esa sola intimidación dejó a Collin empapado en un sudor frío, mientras buscaba a tientas las palabras en su mente.

Lucian frunció el ceño mientras dirigía su atención al otro hombre.

"¿Qué está pasando aquí?".

Nellie parpadeó, consciente de la difícil relación entre Giselle y Lucian. Ella lo miró antes de explicar: "Antes de que usted se acercara al señor Stark, el Grupo Stark ya había llegado a un acuerdo con el Grupo Murphy. Estábamos a punto de firmar el contrato en tres días".

Lucian se burló con amargura. En ese punto, su preocupación ya no era ese proyecto. Fijando una mirada penetrante en Giselle, pronunció cada palabra con mucha fuerza: "Giselle Murphy, ¿eres la CEO del Grupo Murphy?".

Su atención se centró únicamente en la altiva mujer frente a él. La furia que burbujeaba dentro de Lucian estaba a punto de desbordarse.

Solo después de que su pregunta quedó flotando en el aire por segunda vez, Giselle lo miró, pero su atención fue fugaz.

A continuación, ella volvió a centrarse en Collin y lo presionó: "¿Qué explicación tiene para el grupo Murphy, señor Stark?".

La ira en los ojos de Lucian se intensificó. ¿Cómo se atrevía a ignorarlo tan descaradamente?

Su mirada gélida y escalofriante amenazaba con congelar a todos los presentes en la sala.

"¡Giselle!", gritó en voz alta, perdiendo la compostura.

La CEO del Grupo Murphy había estado ausente durante tres años. Y Giselle había sido su esposa durante ese mismo tiempo.

Al principio, basándose en su elocuencia, él la había catalogado como un miembro más de la alta sociedad. Sin embargo, ella siempre insistió en decir que era una huérfana de origen humilde. ¡Y él le había creído estúpidamente!

¡Qué ridículo!

¡La mujer que había dicho amarlo no era más que una maldita mentirosa!

Al pensar en eso, se le escapó una risa siniestra.

Desde el principio, Giselle lo había tomado por idiota.

¡Qué absurdo!