Eran dos personas con personalidades diferentes y con gustos opuestos, pero sin duda era mejor amigos. El tiempo que compartían juntos, siempre estaba acompañado de risas y las bromas eran totalmente espontaneas. Austin se quedó en silencio después de que la risa disminuyo de sus cuerpos. Se quedó pensando en las preguntas sobre la familia de su amigo ¿Debería preguntarle?
- Te has quedado en silencio ¿Qué quieres preguntar ahora? -Rafael se recostó en la cama al lado del pelinegro.
- ¿Qué le sucedió a tu mamá?
- Murió al tenerme -respondido luego de unos minutos- No resistió a la cesaría, a veces pienso en ella y no puedo evitar sentirme malditamente culpable -finalizo con un largo suspiro.
- No hay muchas fotos de ella en la casa ¿Por qué?
- Que curioso te volviste -Rafael se rio- Tenemos solo una foto, mi papá solo pudo sacar esa de la casa de mis abuelos y la tenemos en el estudio de la casa. No tenemos buena relación con mis abuelos, nos sacaron de la familia en el momento en que nací, increíble ¿cierto? Que unos ancianos hayan querido decidir cómo debían vivir mis padres, no me gusta hablar de mi familia por esa razón, aunque solo somos mi papá y yo, no me importan esos ancianos.
- Que se vayan al diablo -Austin escuchaba las palabras de su amigo atentamente- ¿Cómo pueden hacer eso? Tu padre es increíble, ha podido sacarte adelante el solo, eso es de admirar, ahora entiendo porque no hablas de tu "familia"
- Esta Keven -el pelinegro mantenía los ojos cerrados- Él es increíble, es la segunda persona que más aprecio en este mundo. Lo conozco desde que tengo memoria, es el mejor amigo de mi padre.
- ¿Tu famoso enamorado? -pregunto con burla.
- Creo que está enamorado de papá o eso me hace creer a veces.
- No negaste que es tu enamorado -Austin se levantó de la cama emocionado- ¿Es el chico de cabello castaño que aparece contigo en algunas fotos?
- ¿Quieres callarte? -pregunto parándose de la cama con molestia- No te atrevas a decirle esto a nadie ¿me escuchaste? Menos a mi padre, él menos que nadie.
- Tus secretos están a salvo conmigo y lo sabes.
El Rafael tímido le resultaba algo ¿tierno? Sabía las preferencias de su mejor amigo y ocasionalmente lo molestaba con eso, pero saber que su enamorado era el mejor amigo de su padre, le hacía creer que estaba en una situación similar, después de todo pensaba que el señor Kannard, era malditamente hermoso y no dudaría en estrellar sus labios, en los carnosos y apetitosos labios del mayor.
Toc Toc
El sonido de la puerta hizo que los dos miraran en aquella dirección, Rafael se acercó la puerta y la abrió. Observando al señor Kannard en la puerta con una sonrisa en su rostro ¿Habrá escuchado la conversación? ¡Diablos! Esperaba que no.
- ¿Sucede algo? -Rafael pregunto.
- Quería avisarles que tendremos compañía, Keven me acaba de llamar para decirme que se viene a quedar esta noche, quizá podemos ver una película y comer comida chatarra ¿Te parece bien? -el rubio miro a su hijo nervioso.
- Me parece bien -el pálido respondido levantando los hombros, como dándole cero importancia.
- Espero no te moleste, Austin -Jimin miro en dirección al menor- Keven es mi mejor amigo.
Los bombillos encima de su cabeza se perdieron y no pudo evitar que una sonrisa se escapara de sus labios.
- No tengo problema, entre más personas mejor ¿Cierto, Rafael? -el pelinegro pregunto sentándose en la cama y mirando a padre e hijo.
- ¡Perfecto! Pediré la comida y buscaré algunas películas -hablo emocionado el mayor- Ya se cuales te gustan, los dejo para que continúen con sus deberes.
La puerta se cerró y Austin observo un Rafael totalmente rojo, hasta sus orejas se habían enrojecido ¿Cómo iban a desaprovechar una oportunidad como esta?
- Si dices una palabra eres hombre muerto -amenazo cuando se giró hacia su amigo- Lo acabamos de invocar ¿Por qué tuviste que mencionarlo? -hablo alterado.
- No entiendo que hay de malo, acabas de decirle a tu padre que te parecía bien.
- No puedo decirle que no quiero que Keven venga a la casa, es su mejor amigo -la cama se movió por la brusquedad del pálido al acostarse.
- Sigo sin entender que sucede con eso -hablo confundido mirando la postura de su amigo- Creí que te llevabas bien con él.
- Y lo hago, pero Keven se cambió el color de su cabello y se ve tan guapo que no puedo evitar ponerme nervioso en su presencia, me veré como un adolescente enamorado.
- Eres un adolescente enamorado -concluyo el pelinegro riéndose.
- No me estas ayudando para nada.
- ¿Piensas en él como un simple gusto o quieres ir más allá? -el más bajo pareció pensar en las palabras de Austin.
- Quisiera poder decirle mis sentimientos, pero la realidad es que no creo que el piense en salir con un "niño" como yo -suspiro rendido.
- Pero no eres un niño, ya somos mayores de edad.
- Para Keven sigo siendo un niño o un bebé, así suele llamarme.
- Dile que te deje de ver como un niño, si de verdad quieres dar un paso más allá, debes arriesgarte.
- ¿Qué pensara mi padre? -pregunto girándose y quedando boca arriba- Es como si tu salieras con mi papá, jamás permitiría eso.
¿Qué?
- ¿Por qué? -pregunto nervioso el más alto.
- ¿Enserió preguntas el motivo? -miro a su amigo con mala cara- Austin, tu eres mi mejor amigo, además eres heterosexual ¿no? Te gustan las mujeres y andas con ellas de arriba para abajo, eres el mujeriego del instituto y además sales con mujeres mayores, por diversión según tú. Punto uno: Eres mi mejor amigo, punto dos: Eres un mujeriego -enumeraba con sus dedos- Ni se te ocurra pensar en coquetear con mi papá, el no será tu experimento ¿me escuchaste?
Su mejor amigo tenia puntos válidos, siempre le contaba de sus aventuras con aquellas señoras amigas de su madre, pero eran cosa de una sola noche y nunca volvían a hablar y si se encontraban en eventos, hacían como si no se conocían, aunque debe recordar aquella vez donde tuvo la mejor mamada en los baños de la empresa de su familia. Además, era heterosexual, le gustaban las mujeres, nunca le habían interesado los hombres, pero el papá de su mejor amigo lo había hechizado.
También se preguntaba cómo era posible eso, quizá debía esperar a ordenar sus gustos, por el momento no haría ningún movimiento con el rubio bonito.
- Tampoco pensaba en enamorar a tu papá, pero sabemos que no dudaría en caer en mis encantos -dijo acomodando su cabello.
- Me das asco -Rafael fingía que vomitaba.
- Hablando enserió -Austin se acostó en la cama- Deberías decirle tus sentimientos, necesitas sacártelos de adentro y expresarlos, así no te sentirás más nervioso en su presencia, lo más realista es que te rechace, porque te vio nacer y porque eres hijo de su mejor amigo del que según tu está enamorado. A veces es mejor ser sinceros abiertamente, te sentirás mejor luego.
- Wow -Rafael miraba sorprendido a su amigo- Nunca me habías dado un consejo tan malditamente bueno como ese.
- Tengo mis momentos -Austin suspiro.
- Esta bien, buscaré el momento adecuado para decirle, me arriesgaré -hablo con determinación ¿Quieres que vayamos un rato al centro comercial? -Rafael pregunto.
- ¿Al centro comercial?
- Si, necesito conseguir unas cuerdas para mi guitarra, ya hemos terminado los deberes, tendremos tiempo y en la noche venimos a ver películas con mi viejo, ya le dijimos que lo haríamos, entonces no podremos evadirlo.
- Esta bien -acepto.
Los dos bajaron las escaleras fueron bajadas de dos en dos, rápidamente buscaron al señor Kannard para avisarle que iban al centro comercial, el rubio se ofreció a llevarlos, pero querían tiempo para ellos así que lo rechazaron amablemente. Al contrario, les presto su auto y como solo Austin sabía manejar, fue quien acepto emocionado, por lo que así lo hicieron, prometieron regresar a las 7 para la noche de películas y no podían pensar en faltar o llegar tarde, porque ni querrían imaginar que les haría Joshua.
[...]
El semáforo permanecía en rojo y su amigo yacía dormido en el puesto del copiloto, tenía cierto desánimo por la corta conversación de hace unas horas, en el retrovisor del carro había una foto de Rafael con Joshua, parecía una foto reciente y sonrió por la cara de amargado que tenía su amigo en la foto, decía que no era fotogénico. Escucho como el auto de atrás pitaba, miro el semáforo y este ya estaba en verde, por lo que arranco directo a casa de los Kannard.
Le agradecía a su padre por enseñarle a conducir, aunque según su padre, Austin era alguien que aprendía rápido, por lo que tardo 2 semanas en aprender y dos días en tener confianza en las calles como conductor, se le daba bien.
- ¿Ya estamos cerca? -Rafael pregunto aun con los ojos cerrados.
- ¿Te hacías el dormido? -pregunto mirando a su amigo y regresando la vista hacía el frente.
- Solo no quiero mirar como conduces de rápido, siento que voy a vomitar.
- No seas exagerado, soy un buen conductor -Austin conducía con una sola mano.
- ¡Eres idiota! -Rafael se alarmo- No sueltes la dirección ¿Quieres causar un accidente?
- No seas llorón, tengo todo bajo control, además no hay muchos autos por esta zona y estamos cerca de tu casa -explico bastante tranquilo.
Era cierto, el pelinegro era muy bueno a la hora de conducir, pero parecía que el idiota que venía detrás de ellos, iba de afán, porque intentaba pasarlos, pero se frenaba ¿Acaso lo estaba provocando? Miraba por el retrovisor por si el idiota del Mazda rojo hacía alguna estupidez.
Miro si su amigo tenía puesto el cinturón de seguridad y al confirmarlo acelero.
- Austin -Rafael miraba por los espejos- El idiota que viene detrás de nosotros está un poco raro.
- Lo sé -respondió aún pendiente.
- Ya estamos cerca de casa, así que no hagas ninguna estupidez -amenazo al pelinegro.
- Este auto no es mío, no haré ninguna estupidez.
Austin reconoció la casa de los Kannard y se dispuso a cruzar hacía su derecha, para subir a la pequeña colina e ingresar al garaje. El idiota que los venía siguiendo, empezó a pitar de manera desesperada, recién pudo escuchar el sonido de la fuerte música y no quiso pensar que quisieran problemas con ellos.
Se bajaron del auto y su sorpresa fue que aquel Mazda rojo se estaciono frente a la casa de Rafael. El pelinegro se bajó del auto un poco irritado, los habían estado siguiendo casi todo el camino a la casa.
- Creo que he visto ese auto antes -el pelinegro llego al lado de Austin- El padre de Daniel creo que manejaba un auto así.
- Puede ser, el imbécil estuvo presumiendo que su papi le daría un regalo por su cumpleaños, quizá fue el auto, aunque debo admitir que no está nada mal.
- ¿Qué les hiciste? -Rafael se cruzó de brazos- Ellos no se meten contigo a menos que les hayas hecho algo, suéltalo ¿Qué hiciste?
El rostro de Austin se quedó congelado, repasaba en su cabeza todo lo que había hecho para molestar al idiota de Daniel, pero no recordaba alguna reciente. Se cruzó de brazos como el pálido y un recuerdo fugaz vino a su cabeza.
- Digamos que su novia es muy ardiente -se encogió de hombros.
- ¿Te cogiste a la novia de Anderson? -el rostro de Rafael se puso rojo de la rabia- ¿Acaso eres idiota? Esa chica se acuesta con más de medio instituto, de seguro quieres contagiarte de alguna enfermedad.
- Solo fueron unos besos calientes y una buena mamada -respondió con indiferencia- No es tan buena como dicen por ahí.
- ¿Cómo somos amigos? -pregunto con rostro arrugado.
- Porque soy cool -dijo asintiendo- Por cierto ¿Cuánto se tardarán en bajar del auto?
- Supongo que son amantes del drama -Rafael bostezo- Tengo hambre, además se hace tarde.
- Hey Kinzler -la ventana del auto bajo y un Daniel sonriente se asomo- No sabía que eras un muerde almohadas.
- ¿Enserió viniste para decirme semejante estupidez? -el pelinegro quería reírse.
La puerta del auto se abrió y Daniel bajo junto a los del equipo de futbol, 4 de ellos, quienes cargaban palos que lucían algo peligrosos.
- Te arrepentirás de haberte metido en las piernas de mi novia, Kinzler -amenazo.
- No es el momento para tus estupideces.
¿En serio pensaba atacarlo en casa de Rafael? Eso era algo que no veía venir, no podía tirar a la basura la buena imagen que había mostrado ante Joshua, se sentiría demasiado avergonzado si se enterara de sus andanzas. Miro al pelinegro y este se encontraba un tanto nervioso, es decir eran cinco, contra ellos dos.
- Deberías entrar a la casa Rafa -Austin sugirió, poniéndose frente del pálido- No quiero que tu padre piense que soy una mala influencia.
- Ya lo piensa, después de todo ha estado en la puerta de la casa todo este tiempo -el pálido suspiro.
¿¿Qué??
Austin giro su rostro y ahí se encontraba el rubio, miraba la escena con una expresión tranquila, se veía demasiado tierno. Este hablaba con una persona que aún no lograba ver.
- ¡Por qué no me dijiste! -el más alto miro a su mejor amigo- ¿Qué pensara de mí?
- Que eres un mujeriego y un bravucón -confeso.
- No me digas...
- Le he contado a mi padre sobre ti -Rafael sonrió triunfante- Eres mi único amigo y él siempre quiere saber con quién estoy todo el tiempo.
- Me estas jodiendo ¿cierto? -pregunto incrédulo.
- No -respondió le dio la espalda y empezó a caminar hacia su casa.
Tras de ser un soplón ¿Lo abandonaba? Austin quería hacer un hueco y meterse toda su vida ahí, hace un momento cuando se había acercado al mayor, este se había sonrojado, se quedaría con ese recuerdo, tendría que limpiar su imagen de ahora en adelante. Suspiro rendido, adiós chicas guapas del club, adiós a las amigas de su madre, entraba en periodo de abstinencia.
- Vete a tu casa Daniel, no creo que quieras ser expulsado del equipo ¿Qué dirá tu querido papito? No querrás decepcionarlo ¿cierto? -Austin empezó a caminar hacia el grupo de chicos- Si no quieres ser el hazmerreír de todo el instituto te aconsejo que te largues, créeme que te hice un favor, hasta tus amigos se han acostado con tu novia -la cara de sorpresa del contrario hizo que Austin sonriera- Oh ¿No lo sabías? Tal vez deberías mirar quienes son tus verdaderos amigos. No vayan a dejar basura en la calle, nos vemos en la práctica de mañana.
Con esas últimas palabras el pelinegro dio la espalda y empezó su camino hacia la casa, alcanzo a escuchar un bufido detrás suyo y luego como las puertas del carro se cerraban y Daniel se había marchado del lugar. Joshua continuaba en la entrada de la casa, mirando todo con cierta curiosidad, se había cambiado de ropa y ahora utilizaba una pijama de gatitos, no había podido notar eso desde la distancia.
- ¿Todo bien? -pregunto mirando como el auto se perdía en la distancia- ¿Amigos tuyos?
- Compañeros del equipo de fútbol -respondió- Lamento toda la escena, solo querían molestar.
- Rafa ya nos dijo que te cogiste a la novia del chico -una tercera voz se unió a la conversación.
- ¡Keven! -Joshua miro mal a su amigo- No hables tan grosero, delante de los chicos.
- Pero eso dijo Rafa -puchereó.
- Este es Keven, es mi mejor amigo -el mayor le hizo saber- Les comenté que vendría a quedarse hoy.
- Así que tú eres quien me roba a mi gatito -dijo cruzándose de brazos- Mucho gusto, soy Keven Smith -su expresión se volvió sonriente.
- Un placer -Austin se sentía algo incómodo.
- Ya he pedido la comida, solo los estábamos esperando -Joshua cerró la puerta- Entonces, ve a cambiarte y baja a comer, Rafael ya esta arriba.
El pelinegro subió las escaleras como alma que lleva al diablo, su mejor amigo lo había traicionado de la peor manera. ¿Cómo es posible que le contara de su vida alegre a su padre? Corrió hacia la habitación del pálido y abrió la puerta con brusquedad.
- ¡Eres un traidor! -hablo yendo a tirarse a la cama- ¿Cómo voy a mirar a los ojos a tu papá?
- ¿Qué tiene de raro? Antes te sentías orgulloso cuando contabas tu vida alegre -Rafael se encontraba cambiándose la camisa, por una pijama, como la que tenía Jimin.
- Es diferente Rafa -suspiro rendido.
- Mantente lejos de mi padre -dijo tranquilo- Las personas suelen tener esa reacción cuando conocen a mi papá, es como un enamoramiento estúpido, me ha sucedido antes -las puertas del armario fueron cerradas- Se cómo lo miraste en el almuerzo, así que vuelve a tus sentidos y cámbiate.
- Voy a cambiar -dijo con la voz ahogada por la almohada.
- Un mujeriego nunca cambia -Rafael se fue a sentar a la cama- Cámbiate de una vez, papá vendrá a llamarnos si no te apuras.
Austin se puso de pie y empezó a quitarse la camisa. Le demostraría a su mejor amigo que él podía cambiar, tomo la camisa que le había prestado Rafael, un polo de color negro y cuando estaba apenas en su cabeza, la puerta de la habitación se abrió.
- Chicos -Joshua tenía intenciones de ingresar a la habitación, pero al observar al pelinegro medio desnudo se quedó en silencio.
- ¿Papá? -el pelinegro miro a su padre sin poder creerlo.
El pálido se puso de pie y tomo una toalla de su armario, se la paso a Austin y halo de la mano a su padre para salir de la habitación.
- ¡Iré en un momento! -grito emocionado por la reacción del mayor.
Quizá no ahora, pero Joshua Kannard, sería suyo.