Aquello se convirtió en una lucha divertida por tratar de poner a Austin a su lado y realmente no enfrascaron en su pequeña burbuja de amistad, ignorando totalmente a los mayores, como estos hacían antes de que el pelinegro bajara. Aquello aligero el ambiente, porque Rafael ya se encontraba más tranquilo.
Las miradas curiosas de los mayores fueron lo que sorprendió al pelinegro. ¿Por qué lo miraban como si de un fantasma se tratará?
- Nunca había escuchado a Rafa riendo de esa manera -Keven comento pensativo.
- ¡Es cierto! -Joshua hablo feliz- Ya ves porque decía que Austin era un buen muchacho.
- Pero si me dijiste que era un mujeriego -el castaño miro confundido a su amigo.
- ¿Mujeriego? -Austin pregunto desconcertado.
- ¿Quieres callarte? -el rubio tapo la boca de su amigo y sonrió con inocencia mirando a los menores- No le hagan caso -hablo sonriendo con vergüenza.
- Que sepan que ya no soy un mujeriego -el pelinegro hablo con seriedad- He decidido cambiar.
- Un mujeriego no cambia, Austin -Rafael hablo con simpleza.
- ¿De qué lado estas? ¡Apóyame un poco! -hablo empujando al pelinegro- Como decía -suspiro luego de acomodarse en su sitio- He decidido cambiar y enfocarme en una sola cosa.
Austin pensaba que estaba siendo tomado enserió, pero fue recibido por las fuertes carcajadas de los mayores. Observándolos con curiosidad y sintiéndose demasiado avergonzado, sonrió a medias, acomodándose al lado de Rafael.
Se le habían quitado las ganas de hablar.
- ¿Cómo es que un bebé como tu es un mujeriego? -Keven pregunto luego de calmar su risa- Si son unos bebés ¿Los escuchaste, Joshua?
- Hace mucho no reía de esta manera, gracias Austin -el rubio hablo limpiándose las lágrimas, producto de la risa.
- Si, como sea -Rafael respondió por su amigo, girando los ojos.
Aquello había generado un gran silencio entre todos. La película había iniciado y se habían acabado dos pizzas. Para ser viernes en la noche, no la estaban pasando tan bien como esperaban.
- Psss -Austin susurro- Pss Rafa... -el pelinegro intentaba llamar la atención de su mejor amigo.
- ¿Qué quieres? -pregunto con expresión confundida.
- Creí que buscarías la manera de hablar con Keven -hablo cerca del rostro del pálido.
- No entiendo de qué hablas -respondió susurrando.
- No has hablado con él desde que comimos pizza ¿Cómo piensas confesarte de esa manera? -pregunto queriendo reírse de su amigo.
- ¿Qué tanto murmuran?
Un castaño se encontraba sentado detrás de los menores, quienes se quedaron congelados ante la presencia del mayor.
- ¡Mierda! -Austin grito poniendo la mano en su pecho- ¿En qué momento se hizo detrás de nosotros?
- No a las malas palabras -Keven le dio un golpe suave en la cabeza del menor- Ya es tarde, hora de a dormir -aviso mientras apuntaba hacia un rubio, quien se encontraba dormido en el sofá- Llevaré a Joshua a la cama, ustedes también vayan a dormir.
Sin responder nada, Rafael se quedó observando a su padre, quien estaba siendo cargado por el castaño. Aquella mirada cargada de tristeza, no pasó desapercibida por Austin. Suspirando paso su brazo por el hombro de su mejor amigo y abandonaron la sala, dirigiéndose a la habitación del pálido.
- ¿Ya ves porque no puedo confesarme? -pregunto el más bajo apenas ingresaron a la habitación.
- No -Austin respondió mientras se quitaba la camisa- Si apenas te acercaste a él ¿Cómo esperas confesarte?
- ¿Dormirás así?
- Sabes que duermo sin camisa -dijo mirando a su amigo con una sonrisa.
- Quisiera ser como tú y salir con cualquier chico -Rafael suspiro mientras se tiraba boca arriba en la cama- Así no tendría que preocuparme por ser correspondido. Todo sería más fácil.
- Tiene sus ventajas -el pelinegro pensó por un momento- No creas que siempre es increíble salir con una y otra. Además, contando con que ni sabes mentir -intento burlarse del pálido.
- No bromees -lanzo una almohada al rostro del pelinegro.
- Además tampoco has hablado mucho con tu padre -Austin tomo la almohada del suelo y se recostó al lado de Rafael- Debes tener la iniciativa, acercarte un poco a tu padre. Quizá de esa manera puedes saber si sucede algo entre él y Keven.
- Mañana lo intentaré -respondió decidido mientras bostezaba a causa del sueño.
- Así se habla.
Austin dirigió su mano hacia el cabello de su amigo, acariciándolo suavemente y lo hacía porque sabía que este no reaccionaria, estaba adormilado y eso lo volvía un poco menos agresivo de lo que solía ser siempre. En ese momento se dio cuenta, que, aunque los Kannard no se parecían físicamente, los dos eran malditamente tiernos.
Un suspiro se escapó de sus labios y es que había sido un día demasiado inusual. Joshua le doblaba la edad y era el papá de su mejor amigo, pero sentía una fuerte atracción hacía el mayor. Es cierto que nunca había estado interesado por los hombres, pero tampoco le disgustaba la idea de salir con un chico. Nunca había dudado de su sexualidad y también respetaba los diferentes gustos de las demás personas ajenas a su círculo de amistad. Sus padres tampoco tenían problemas con el tema de la homosexualidad, después de todo su tío favorito y único, a ser verdad, era homosexual y tenía pareja, quien le agradaba bastante y le habían enseñado que en el amor no importaban las diferencias sexuales.
Austin era ¿Hetero curioso?
Quizá debía preguntarle a su tío sobre aquel tema con más atención.
El sueño iba ganando, pero sintió como Rafael descanso la mano en su pecho. Dio una mirada rápida a su mejor amigo y al verlo completamente dormido, decidió seguirlo y cayó en el mundo de los sueños.
[...]
Rafael había despertado hace unos minutos, pero sentía ganas de seguir durmiendo. Llevo su mano a sus ojos y los masajeo con suavidad. Odiaba la gran ventana que había en su habitación, toda la luz del sol le pegaba en el rostro, quizá debía decirle a su padre que consiguiera otras cortinas. Su mejor amigo se encontraba aun dormido, acostado boca abajo, sin camisa. Pensaba que Austin era un desvergonzado y claro que a veces se cuestionaba como es que eran amigos si eran tan opuestos. Bostezo y se sentó en la cama, debía tomar una ducha y luego ir a desayunar, odiaba los sábados y al mismo tiempo le gustaba, ya que eran sus días de tomar las clases de piano.
- Austin -Rafael movió el cuerpo semidesnudo del pelinegro- Vamos, son las 8, debo irme a las 9 -continúo moviendo de un lado a otro a su amigo.
- D-Déjame dormir -respondió girándose y acurrucándose más.
- ¡Dormir mis pelotas! -Rafael se subió sus pies a la cama y empujo el cuerpo del pelinegro hasta que este fue a dar al suelo.
- ¡Mierda! -grito al caer al suelo- ¿Qué diablos te sucede? -pregunto poniéndose de pie- Son las 8 de la mañana, Rafael -se quejó cuando observo su celular.
- Y yo debo ir a mis clases de piano y por lo que se tú debes ir a la empresa con tu padre los fines de semana ¿Estoy en lo cierto? -el más bajo estiro sus brazos con tranquilidad.
- ¡La empresa! -Austin grito con desespero- Debo irme de inmediato -dijo recogiendo la sabana y dejándola en la cama- Mi padre me ahorcara si no llego a tiempo.
- ¿No tomaras una ducha? -pregunto mirando como su amigo caminaba por toda la habitación, buscando sus pertenencias.
- ¡Quieres quedarte sin mejor amigo? -pregunto mirándolo completamente asustado- No miento, mi papá puede matarme ¡Aun soy muy joven! Te veré el lunes en el instituto, gracias por dejarme quedar y dale las gracias a tu papá -y salió de la habitación, con su camisa a medias y su bolso colgando de su hombro.
Si, sin duda no comprendía como eran mejores amigos.
Tomo una ducha y al encontrarse totalmente vestido, bajo a la cocina para desayunar e irse a la academia, que estaba a una hora de la casa donde vivía. Las risas provenientes de la cocina hicieron que sus pasos se detuvieran. Keven y su papá, había pensado Rafael, esperaba no encontrarse con una escena melosa entre su padre y el castaño, porque sin duda le quitaría el apetito. Al entrar a la cocina, pudo verlos servir la comida en tres platos, la comida era diferente, había dos platos con huevos revueltos y pancakes y un solo plato repleto de pancakes y fruta, siendo este el mío.
Al escuchar la sonrisa de su padre, pensó en la conversación que tuvo con Austin, quizá si se acercaba a su padre, podría saber si ellos tenían algún tipo de relación. Mataba dos pájaros del mismo tiro, acercarse a su padre y confesar sus sentimientos sin preocuparse.
- Gatito -Joshua se acercó a su hijo, abrazándolo cariñosamente- ¿Cómo has dormido? Te preparé pancackes y te puse fresas y banano, tus frutas favoritas -finalizo sonriendo con satisfacción al separarse del menor.
- Eso está genial papá, gracias -el pelinegro abrazo de nuevo a su papá, por aquella acción.
Siempre estuvo agradecido por todas las comodidades en las que vivía y a pesar de que en su infancia la mayoría de veces estuvo solo, sabía que su padre trabajaba duro para darle una mejor vida y nunca le reprocharía por la soledad que paso cuando era más niño, Rafael entendía el gran sacrificio de su padre. No sabía que un abrazo suyo haría que su padre llorará, porque grande fue su sorpresa cuando sintió el cuerpo de su padre temblar.
- G-Gatito...
- Papá ¿Por qué lloras? -pregunto separándose del rubio- Solo te di un abrazo.
- Para ti es solo un abrazo -el mayor sorbió su nariz- Pero para mí es la acción más linda del mundo, porque, aunque no lo creas, llevas demasiado tiempo sin abrazar a este viejo.
- Eres un exagerado -Rafael sonrió- Pero si no quieres que llegue tarde a la academia, deberías soltarme y dejarme desayunar ¿No crees?
- ¡Cierto! -el mayor se separó rápidamente y tomo el plato en sus manos, llevándolo a la mesa- ¡Están calientes, ven rápido!
- Buen chico -Keven revolvió su cabello y tomo los platos faltantes, saliendo de la cocina con una sonrisa en su rostro.
No estaba acostumbrado al contacto físico, pero abrazar a su padre se había sentido bien, quizá hacerlo más seguido de ahora en adelante. Con una sonrisa en el rostro salió de la cocina directo al comedor, pero no contó con que Keven estuviera muy cerca del rostro de su padre, por lo que bajo su mirada un poco avergonzado por la escena.
¿Y si estaban saliendo? No se había cuestionado aquello. Se acomodó en el lugar de siempre y empezó a comer, debía salir cuanto antes de la casa, si no quería llegar tarde a su clase.
- Keven te llevará a la academia -su padre le informo.
- No es necesario, papá -el menor negó con la cabeza- Puedo tomar el autobús.
- ¿Acaso no quieres dar un paseo con el tío Kev? -el castaño pregunto fingiendo estar ofendido.
- No eres mi tío... -susurro incómodo.
- No seas aguafiestas, te dejaré en la academia y me iré al trabajo, después de todo me queda de paso.
- Me quedo más tranquilo si vas con Keven -Joshua sonrió a su hijo- Te recogeré cuando salgas e iremos a dar un paseo ¿Te parece?
- Esta bien.
Así transcurrió su desayuno, siendo ajeno a la conversación de los mayores, pero con un propósito en su mente. Si Keven lo iba a llevar, aprovecharía para hablar sobre sus sentimientos. Le demostraría a Austin que no era ningún cobarde.