Aquello salió más como un lamento. Porque Joshua no tenía ni idea de la orientación sexual de su hijo, no le molestaba en lo absoluto que fuera gay, claro que no. Pero verlo ahí, besando de manera lenta y con un aura de romance juvenil a Austin, lo dejo demasiado impresionado. El pelinegro trato de acercar a su hijo para continuar besándolo, pero fue empujado y en ese momento giro a su dirección.
¿Qué pensarían de él? Que era un entrometido, eso era lo más seguro.
- Papá -Rafael se puso de pie.
- Señor Kannard ¿Cómo ha estado?
La actitud de su hijo era tranquila, como si no hubiera sido la gran cosa aquella escena que vio, en cambio Austin parecía temblar de los nervios.
- Lo siento por interrumpir... Yo no planeaba hablar, sigan en lo que estaban haciendo.
Y continuo su camino hacia su habitación, su lugar seguro. Se quitó los zapatos queriendo descansar sus pies, pues la rutina que había ensayado con sus alumnos lo tenía molido, quizá debía meter los pies en agua fría para evitar el dolor en las noches. De nuevo la imagen de aquel beso vino a su cabeza, odiaba admitirlo, pero su hijo se veía bien junto al mocoso, como una especie de pareja inesperada.
- Papá -se escuchó al otro lado de la puerta- ¿Podemos hablar?
- Gatito -Joshua abrió la puerta de su habitación- ¿Y tu amigo?
- Ya debía irse... ¿Te sientes bien? -pregunto observando fijamente el rostro de su padre.
- S-Si ¿P-Por qué?
- Tu rostro esta rojo -respondió apuntándolo.
- Hace bastante calor -Joshua empezó a darse aire con su mano- ¿Quieres pedir algo para cenar?
- ¿No te molestaste por lo de hace un momento? -pregunto con temor.
- Si la verdadera pregunta es si me molesta saber que eres gay, la respuesta es un no -Joshua puso sus manos en las mejillas de su hijo- Me pone triste que no me lo hayas dicho.
- No sabía cómo hacerlo -Rafael murmuro- Austin es el único que lo sabe.
"Austin es el único que lo sabe" aquello se repetía en su cabeza, como si de un disco rayado se tratase.
- ¿Te gusta Austin?
- ¿Gustarme? -pareció pensarlo por un momento- Mm no, no me gusta. Es mi mejor amigo.
- ¿Y ese beso que se estaban dando? -pregunto algo confundido.
- Era solo eso, papá -Rafael se alejó de las manos de su papá- No me gusta Austin. Tengo hambre ¿Podemos cenar?
- Pide lo que quieras, yo tomaré una ducha primero.
- Bien, entonces te espero en la sala.
Su hijo desapareció por las escaleras, dejándolo ahí. De inmediato mensajeo a su mejor amigo, lo necesitaba ¡Ya! Debía darle la noticia, hace meses Keven le comento que creía que su hijo era gay y Joshua no creyó, porque de ser así, su hijo se lo hubiera confesado, olvidando por completo la gran distancia que había entre ellos.
¿Cómo era posible que no tuvieran ese nivel de confianza? Apenas estaban acercándose, tenían gustos similares con respecto a la música y aquello había sido una sorpresa para Rafael. Porque no tenía ni idea, que Joshua un día busco entre los álbumes de música de su hijo y empezó a escuchar uno que otro cd cuando se quedaba solo en casa, quizá así tendría de que conversar con su gatito en el futuro y había acertado.
Le envió un mensaje a Keven pidiéndole que fuera a cenar con ellos esa noche, quizá podía convencerlo de que se quedara a dormir también.
[...]
- ¿Entonces el mujeriego besaba a mi bebé? -Keven susurraba.
- Te lo he dicho como 10 veces, Kev.
Joshua susurraba de la misma manera que su mejor amigo, pues en el sofá a unos pocos metros se encontraba su bendición, viendo la televisión.
- Pero entonces la confesión... -el castaño murmuro confundido.
- ¿Cuál confesión? -Joshua miro a su amigo con curiosidad.
- Nada, nada -respondió nervioso.
¿Nada? ¿Enserió se atrevía a decirle que nada cuando hacia esa expresión de tristeza? Su mejor amigo, Keven, era de su mismo bando. Le gustaban los chicos y aunque era alguien demasiado atractivo, nunca tuvieron "algo", su amistad era de un nivel demasiado alto, que los llevaba a verse como hermanos. Nunca le había conocido una pareja al castaño y aunque aquello le causaba demasiada curiosidad, Joshua no quería entrometerse en la vida sentimental de su risueño amigo.
- Papá -Rafael se acercó con su móvil en la mano.
- Mañana me quedaré en casa de Austin ¿No hay problema? -pregunto con tranquilidad.
- No hay problema -el mayor respondió entre dientes.
- ¿Y por qué te quedarás en casa de ese mocoso? -Keven indago con molestia.
- Debemos hacer un trabajo y como Austin tiene entrenamiento mañana, no podemos reunirnos luego de la escuela, entonces haremos el trabajo en la noche.
Su hijo era un encanto ¿Cierto? Quería suspirar ante la tranquilidad de su hijo y quería creer que lo había heredado de su padre, porque Joy era la mujer más histérica que había conocido en su vida.
- Recuérdame comprarle algo a los padres de Austin.
- No es necesario, papá.
- Claro que si, después de todo te están cuidando -insistió.
- ¿Por qué no hacen el trabajo aquí? -el castaño nuevamente pregunto.
- ¿Desde cuando eres tan preguntón? -el menor miro con curiosidad a Keven- No es la primera vez que me quedo en casa de Austin, además saldrá demasiado cansado del entrenamiento y su casa es la más cercana.
- Tranquilo, gatito. No hay problema.
- Entonces iré a jugar un rato -el pelinegro empezó a alejarse.
- ¿Por qué lo has dejado con tanta facilidad? -Keven se cruzó de brazos.
- Kev, no tiene nada de malo. No es la primera vez que se queda en casa de los Kinzler.
Joshua se sentía tranquilo por la noticia. Los Kinzler eran personas demasiado amables, no los conocía por que sus hijos compartían clase, sino porque la empresa Kinzler financiaba su academia de danza y por eso les estaba demasiado agradecido. El reloj ya marcaba las 11 pm, también deberían ir a dormir, pero, aunque tuvo las intenciones de ponerse de pie, la expresión preocupada de Keven lo detuvo.
- ¿Enserió lo dejarás ir a casa de ese mujeriego?
- A Rafael no le gusta Austin -respondió divertido.
- ¿Y si al mocoso si le gusta Rafa?
Ambos se observaron fijamente ante aquella pregunta y si fuera el caso, no tendría ningún problema, después de todo su hijo estaba joven y era un chico demasiado apuesto.
- No le vería ningún problema.
- Ese mocoso lastimara a Rafael ¿Qué no entiendes? -Keven se levantó enojado de la silla y se dirigió a las escaleras.
- ¿Y a este que mosca le pico?
Joshua se quedó pensando en las palabras de su amigo y por más que quiso pensar en una solución, no la encontraba. Ya su hijo le había dicho que no le gustaba Austin, entonces ¿Por qué preocuparse? La imagen del beso paso por su mente con un flash y una mueca se dibujó en su rostro. Quizá aún debía procesar bien lo sucedido y tratar de olvidar aquella escena. Su celular empezó a vibrar y al levantarlo un número desconocido aparecía en la pantalla.
¿Quién lo llamaba a esas horas?, se preguntó.
La llamada se cortó y Joshua se puso de pie para dirigirse a su habitación, pero nuevamente su celular empezó a vibrar, dejando ver el mismo número de hace unos segundos.
- ¿Diga?
- ¿Joshua?
- Si ¿Quién habla?
- ¿No reconoces la voz de tu madre?
Un poco confundido alejó el móvil de su oreja y observo el número, pensaba que tenía el número de su madre agendado en caso de emergencias. Porque, aunque ya no fuera parte de esa familia, Joshua siempre estaba al pendiente de la salud de sus padres.
- Tu padre está cumpliendo años el viernes, te enviaré la invitación mañana y más te vale que te presentes.
- Veré si estoy disponible.
Aquello era lo único que podía responder, no le hacía ilusión, no le hacía feliz recibir aquella llamada, menos recibir una invitación a una reunión de personas a las que ya no era cercano. Por lo que colgar la llamada no fue difícil, no espero a que su madre respondiera, bloqueo su celular y se dirigió a las escaleras. Agradecía que su hijo no estuviera mañana, así no vería la tarjeta de invitación, porque por nada del mundo lo llevaría a esa familia.
Joshua protegería a su gatito con su vida si era necesario.