El papá de mi mejor amigo.
img img El papá de mi mejor amigo. img Capítulo 9 8
9
Capítulo 10 9 img
Capítulo 11 Confesión img
Capítulo 12 11 img
Capítulo 13 12 img
Capítulo 14 13 img
Capítulo 15 14 img
Capítulo 16 15 img
Capítulo 17 16 img
Capítulo 18 ¿Rechazado img
Capítulo 19 18 img
Capítulo 20 La fiesta img
Capítulo 21 20 img
Capítulo 22 Berek Krog img
Capítulo 23 22 img
Capítulo 24 23 img
Capítulo 25 Miedo img
Capítulo 26 25 img
Capítulo 27 26 img
Capítulo 28 No más mentiras. img
Capítulo 29 28 img
Capítulo 30 Rumor img
Capítulo 31 Algo inesperado. img
Capítulo 32 31 img
Capítulo 33 32 img
Capítulo 34 33 img
Capítulo 35 34 img
Capítulo 36 35 img
Capítulo 37 36 img
Capítulo 38 37 img
Capítulo 39 38 img
Capítulo 40 39 img
Capítulo 41 El viaje img
Capítulo 42 41 img
Capítulo 43 42 img
Capítulo 44 Fin a las casualidades img
Capítulo 45 44 img
Capítulo 46 45 img
Capítulo 47 46 img
Capítulo 48 47 img
Capítulo 49 48 img
Capítulo 50 49 img
Capítulo 51 50 img
Capítulo 52 51 img
Capítulo 53 52 img
Capítulo 54 Recuerdos img
Capítulo 55 54 img
img
  /  1
img

Capítulo 9 8

- Tienes cara de estreñimiento.

- ¿Dónde carajo aprendiste eso? -Austin grito observando a su hermana.

La menor levanto los hombros- No te voy a decir.

- Pequeña mocosa -el mayor de los Kinzler tenía todas las intenciones de irse encima de su hermanita para hacerle cosquillas.

- ¡Ehem!

- ¡Papi! No sabía que ya estás en casa.

Daphne corrió a los brazos de su padre quien la recibió con los brazos bien abiertos, mientras tanto Austin había quedado congelado ante la presencia de su padre. ¿Cómo iba zafarse de esa? Lo había descubierto infraganti, era hombre muerto.

- ¿Qué tratabas de hacerle a mi hija, jovencito?

- ¿Abrazarla? -aquello sonó más a una pregunta.

- Quería golpearme -la menor lo apunto- Vi el deseo en sus ojos, papi.

Austin cayó al sofá como peso muerto, se sentía demasiado abrumado y aquella no era la manera que pensaba despejar sus pensamientos, no con Daphne rondándolo y molestándolo en todo momento.

- Déjame a solas con tu hermano -el señor Kinzler se sentó en el sofá de igual manera.

Y de esa manera, quedaron solo ellos dos en la sala. Podía escuchar los latidos de su corazón y temía que su padre también los escuchara. Había llegado de casa de Rafael y se encontraba bastante agobiado, no porque había besado a su mejor amigo, sabía que de parte de ningún había significado algo "especial", sino por el hecho de haberse sentido bien besando a un chico. Eso quería decir que también le gustaban los chicos... Austin también era gay.

¿Cómo iba a decirle aquello a su familia? Aunque siempre ha tenido el apoyo de estos, no sabía cómo reaccionarían al saber que no solo se inclina por las mujeres, sino por ambos sexos.

Damián Kinzler palmeo el hombro de su hijo con suavidad.

- ¿Quieres compartir lo que te agobia?

El menor bajo la mirada, porque no sabía cómo mirar a los ojos a su progenitor. No quería hacerlo sentir decepcionado.

- Papá ¿Recuerdas al tío Roman? -Austin pregunto mientras jugaba con sus dedos.

- ¡Pero si es mi hermano! -respondió sin entender.

- Creo que soy igual al tío Roman... Bueno, no igual. Es decir, me gustan las mujeres ¿Sabes que he salido con un montón de chicas? -pregunto con nervios- Pero, resulta que he conocido a un chico y es tan precioso, papá. Es como un ángel, no -dijo pensando por un momento- Es un ángel y yo, no lo sé, sentí un flechazo y entonces me pregunté si también me gustaban los chicos y hoy, me ha besado uno...

El padre de Austin escuchaba de manera atenta a su hijo mayor, procesando cada palabra dicha y no podía negar no sentirse sorprendido, pero de alguna manera, escucharlo hablar de esa manera sobre otra persona, le resultaba demasiado tierno.

- Entonces ¿Te gusto?

- Me ha gustado.

Y no podía evitar pensar, como sería besar al señor Kannard.

Austin espero a que su padre dijera una palabra, pero este permanecía mudo a su lado.

- Entiendo -el mayor suspiro- Sabes que tu madre y yo te amamos por encima de todo ¿Cierto?

- Lo sé -el menor sonrió.

- Agradezco la confianza que tienes para decirme algo tan importante y quiero que sepas que sea cualquier cosa, mala o buena, yo estaré para escucharte. Te gusten las chicas o los chicos, quieras o no hacer la carrera de arquitectura, tu eres mi adoración junto a tu hermana, claro. Pero Austin, así como las chicas, existen chicos frágiles y no te permito que los vayas a lastimar ¿Entendiste? - Damián miro a su hijo con total seriedad- Nunca te des el lujo de jugar con los sentimientos de alguien, porque será en ese entonces donde me sentiré decepcionado de ti. Si te gusta alguien y estas completamente seguro de tus sentimientos, arriésgate y nunca entregues todo de ti si no es alguien como tu madre ¿Entendiste? -el padre de Austin sonrió.

- Entendido, papá.

¿Cómo no iba a sentir nostalgia con aquel discurso? Admiraba y amaba a su padre por cómo era.

- ¿Alguien como yo?

Amanda Kinzler ingreso a la sala y se acomodó en las piernas de su esposo- Alguien por quien daría mi vida -el señor Kinzler respondió mirando a su esposa con amor.

- Mejor los dejo solos -el menor se puso de pie- Gracias papá.

- ¿De qué han hablado ustedes dos? -la castaña pregunto intercalando mirada entre padre e hijo.

- Así como las chicas, también me gustan los chicos -Austin confeso mirando a su madre con temor.

Amanda se puso de pie y camino hacia su hijo. Ojos vidriosos y sonrisa en el rostro, se encargó de llenar de besos el rostro de su hijo, como hacia cuando este era solo un bebé.

- Nada cambia el Austin que eres aquí -hablo llevando su mano hacia donde se encontraba el corazón de su hijo- Tu padre y yo te amamos y a quien tu ames, será parte de nuestra familia ¿Cierto, cariño? -pregunto aun con la mirada fija en su hijo.

- Así es.

- No tengas miedo de amar, pero se cuidadoso y no le entregues tu amor a cualquiera. Mejor alguien que sea así como tu papá -asintió sonriente- Alguien que daría la vida por ti y que tú en su lugar, harías lo mismo.

Fue en ese momento en que entendió el significado del amor y sintió tantas emociones que sus ojos se llenaron de lágrimas, porque agradecía que sus padres se amaran tanto y de esa manera les enseñaran a amar, con intensidad, con respeto, con prudencia. Austin nació en la familia perfecta, nunca dudaría de aquello.

[...]

Y en cinco minutos Austin ya no podía más.

- ¡Corre! ¡Los niños de primero están listos para patearte el trasero! -gritaban- ¡Estás volando, Kinzler de avioncito! -se burlaba.

Ooh Dios, Rafael ¿Quieres callarte? Pensaba el pelinegro.

- ¡Mi abuelo tiene 80 y es más rápido que tú! -continuaba molestando.

Y Austin lo miraba feo, amenazante, pero continuaba detrás del balón, rápidamente alcanzo a Daniel, con agilidad lo sobrepasa, se acercó al área... pasa el balón a Leo; este tira a puerta, Axel recoge y saca un tiro largo que regresa a Austin quien se acerca por la banda, tira a puerta y mete un ¡Goooooool!

La euforia invade el cuerpo del pelinegro y sale corriendo, siendo seguido por sus compañeros, alegres, contentos y con la adrenalina bien alta.

- ¡Rafael! -empezó a gritar, cuando el pálido dejo de saltar para mirarlo de regreso- ¡Ni conoces a tu abuelo, desgraciado! -grito para luego tirarse al suelo, agotado.

A lo lejos el entrenador San sostenía el pálido cuerpo de Rafael, quien tenía todas las intenciones de abalanzarse contra Austin, cortarle la cabeza, de paso la lengua y pegarla en la puerta de la casa de los Kinzler- ¡Acabaré contigo, maldito!

Austin escuchaba los gritos, pero se sentía demasiado cansado como para ponerse de pie o siquiera mirar a su mejor amigo.

- ¡Kinzler, salite de la cancha pendejo! -Berek gritaba tratando de alentar al pelinegro- ¡No digas que no te lo advertí! -grito de nuevo.

¿Ah?

                         

COPYRIGHT(©) 2022