- Mamá soñé que habías muerto en un accidente.
- Fue solo una pesadilla mi pequeña estoy aquí y jamás los voy a dejarlos.
Abracé fuerte a mi mamá y justo cuando bajamos a desayunar nos dio la noticia que mi padre nos dejó como herencia un restaurante, entonces ella renunciaría al hospital, pues su trabajo era complicado y no quería morir igual que papá.
- Vamos a trabajar juntos, porque solo así podemos salir adelante – dijo mi madre.
- Gracias por ser la mejor madre.
- Siempre mi pequeña.
- Cuando comenzamos - dijo Mario.
La charla fue muy larga, pero yo seguía deprimida, mis pensamientos aún me carcomían el alma, era esclava de mis propios pensamientos.
- ¿Puedo pasar? - preguntó mi madre.
- Si, pasa - respondí.
- ¿Quién es ese chico que estaba aquí ayer?
- ¿Te refieres a William?
- Si al tipo alto que estaba aquí ayer.
Mi madre me empezó a molestar, preguntando que, si era mi novio, lo mismo me preguntaba yo ¿por qué se preocupa por mí? Pasaron unas horas, cuando me llego una llamada, era William.
- Ponte guapa a los seis pasos por ti.
- No quiero salir hoy - dije en tono aburrido.
- Vale, entiendo - dijo y corto.
Quizá me pase, pero no quiero ilusionarme porque luego cuesta curarse de un corazón roto, a parte que soy menor para él.
- ¿Por qué hiciste eso tonta Jazmín? - me pregunté a mí misma.
Él se enojó y razón tenía, creo que soy muy infantil para un hombre como él, debo de entender que él no es como Alan Gutiérrez el estúpido que me arruino.
- ¿Quieres ir al partido de fútbol? - preguntó Mario
- Vale - dije rápidamente.
- Mayra irá con nosotros.
- Me parece bien.
Me fui a mi habitación y busqué la ropa adecuada para la ocasión, pero lo único que encontré fue una gorra blanca, un pantalón negro que me quedaba muy socado, una camiseta blanca y unos zapatos deportivos. Mi cabello siempre ondulado, me llegaba a la cintura, en tiempo de calor era mejor andar lo así.
- Vamos - dijo mi hermano tomando la llave del auto.
- Madre regresamos pronto - dijimos a coro, ella estaba con unas amigas.
- ¿Quién más llegará? - pregunté.
- William, su novia, Alan y Mariana.
- Pensé que Mariana era su novia - dije, con decepción.
- A él ya no le gusta ella.
Un silencio profundo se apoderó de los dos, me decepcionada la idea que William tuviera novia porque él me hizo bien.
- Ya hemos llegado – dijo Mario.
- ¿Vamos? - preguntó Mayra.
- Si - dije.
Al llegar al lugar William estaba junto a una chica de cabello corto, se veía muy fina y se notaba que estaba muy sana, también se veía que conectaba bien.
- Pensé que no vendrías - dijo William ignorando me por completo.
- Tú eres la pequeña hermana de Mario, ¿no es así? – dijo la chica viéndome.
- Si, soy yo – dije con mucha tristeza.
- Pero es que estas muy guapa, ¿verdad amor? - dijo la chica preguntándole a William.
La tristeza invadía mi corazón nunca pensé que estaba tan apresurado en buscar novia.
- Pero que guapa estas hoy - dijo un chico que conocí hace unos días invadiendo la tristeza y los pensamientos que me atormentaban.
William se voltio 7 solo hizo una cara de desagradó al ver que Arthur y yo estábamos abrazados.
- Quiero pedirte algo - dijo viéndome.
- ¿Qué cosa?
- ¿Quieres ir al cine mañana conmigo? - preguntó.
Vi hacia William y los vi de lo más enamorado, me dolía verlos así, y nunca había hecho lo que voy a hacer, pero siempre hay una primera vez.
- Claro que sí – dije abrazándolo.
William y todos voltearon a vernos, sus rostros parecían extraños, pues nunca ha-
bían visto al chico, era un chico moreno un poquito más alto que yo, vestía con una camiseta blanca, una sudadera negra, zapatos deportivos y una gorra negra.
- ¿Y tú quién eres? - preguntó Mario enojado.
- Él, es mi novio - dije interrumpiendo lo, antes que dijeron que es mi amigo.
William se levantó enojado y me veía de reojo, pero no podía hacer nada porque él no era soltero, no quería jugar con Marcos, porque él sabía que todo era un juego.
- Que mal, ya no te gusto - dijo Alan. - justo cuando iba a conquistar te.
- Cállate Alan – dijo Mario.
El silencio se apoderó de todo el estadio, pero justo Marcos era un jugador, del equipo contrario en el que participaba William.
- Voy al baño - dije.
- Ten cuidado - dijo mi hermano.
Llegué al baño, el lugar era muy elegante, no parecían baños de estadio, y justo cuando me estaba lavando las manos escuché un ruido, parecía que alguien había cerrado la puerta.
- ¿Acaso quieres darme celos? - preguntó William detrás de mí.
- ¿Qué haces aquí? - pregunté.
- Me estoy volviendo loco y es tu culpa.
Mis pies temblaban, mi respiración se paralizaba, sus manos tocaban mi cuello, su pierna estaba justo en medio de las mías, y aunque apenas le llegaba al pecho él intentaba bajar su altura.
- Ese día no quisiste ir conmigo al cine, ¿por qué? - susurro lamiendo mi cuello.
- Porque tuve una pesadilla.
- ¿Qué?
- Soñé que mi madre había muerto, los miedos se apoderaron de mí y no sabía qué hacer.
Él me miraba con preocupación, me abrazo y me pidió disculpas, pero ya era demasiado tarde, porque él tenía novia y yo respetaba eso, no sabía ni siquiera que pensar después de soñar con la muerte de mi madre siento que mi corazón puede detenerse en cualquier momento y es casi imposible olvidarlo, odio tener este sentimiento de tristeza.