Me tomo de la cintura y me paro en el baño, menos mal que eran cerrados, solo así podía llegarle por lo menos a la nariz.
- Ella no es mi novia – dijo viéndome.
- Claro, pero Marcos si es mi novio - dije.
- ¿Cómo es posible que tengas dos novios?
- ¿De qué hablas?
- Le dijimos a Mariana que eras mi novia recuerdas.
- Mierda, es cierto.
- Supongo que ya que somos novios podemos besarnos.
- No puedes, nunca he besado.
- No quiero lastimarte, tú eres la hermana de mi mejor amigo y soy muchos años mayor que tú, pero me gustas y no sé qué es lo que tienen esos lindos ojos.
Me quedé sin palabras, era la primera vez que alguien me decía que le gustaba, y él no quiso besarme solo me abrazo.
- Prometo que cuidare de tus sueños - dijo abrazándome.
- ¿Por qué la vida es tan complicada?
- Tú hermano me ha dicho que tengo su permiso - dijo.
- Pero yo no quiero.
Me soltó y se sentó en el inodoro.
- ¿Por qué no te gusto? - preguntó.
- Tengo una enfermedad cardíaca y ahora las relaciones se basan en el sexo y yo no quiero eso y más a tu edad.
- Si quisiera tener sexo contigo hace mucho lo hubiese hecho, me gustas y se de tus enfermedades y las acepto, si no fuera así ¿Qué sentido tiene amar? ¿Me estás diciendo que soy un viejo que solo piensa en sexo?
- No quise decir eso, me estas entendiendo mal.
- No, basta quizá tengas razón - dijo abriendo la puerta.
Cerró la puerta y se marchó, mis inseguridades no me dejarían ser feliz con él, a parte mi madre no querrá esto, ella ya ha visto a William, pero no sabe su edad, solo sabe que es amigo de Mario.
Salí de los sanitarios y me dirigí a las bancas de los chicos.
- ¿Dónde está Marcos? - pregunté.
- Él se ha marchado - dijo Mayra.
William hablaba con su "mejor amiga" era imposible no sentir celos, estaban demasiado cerca.
- ¿William vienes? - preguntó la supuesta mejor amiga.
- Luego nos vemos - respondió, mirándome.
- Mayra y yo iremos a un restaurante chino, ¿te unes? - preguntó Mario.
- Paso - respondí.
- Me parece extraño que los novios estuvieran tan alejados - exclamó Mariana.
Mario, William y yo nos veíamos y sabíamos que hacer, porque la tipa parecía burlarse de mí.
- Tienes razón - dijo William.
Me agarro de la mano y me llevó al estacionamiento, ellos nos seguían, era muy caballeroso cuando quería.
- Sube amor - dijo.
- Gracias - dije nerviosa.
Él pasaba una mano por mi espalda y mi corazón empezaba a latir más fuerte y era algo que no podía tener que sentir porque padecía de una enfermedad que en cualquier momento podría morir.
- Quiero llevarte a mi lugar favorito, si quieres claro - dijo.
- Claro que sí.
- ¿Traes tus auriculares? - preguntó.
- Siempre, son mi esperanza - dije sonriendo.
Sonriendo llegamos al lugar, era tan espectacular, eran las seis de la tarde, estaba a punto de oscurecerse, los ruidos de la montaña se escuchaban tan perfectos que podría quedarme para siempre aquí.
- ¿Qué música escuchamos hoy? - preguntó.
- Las mejores clásicas que existen.
- Me parece perfecto.
Éramos como adolescentes, bueno yo si lo era, era extraño verlo porque su vida es solo pasar en una cámara, olvidándose del mundo y ver que su único tiempo lo pasa conmigo es para enamorarme.
- Gracias - dije.
- ¿Por qué? - preguntó.
- Porque eres lo que a mi vida le faltaba - rodeándolo con los brazos.
- Vale, vale tranquila, puedes agradecer me de otra forma - dijo levantando una ceja.
- ¿Cómo? - pregunté.
- Durmamos juntos debajo de este árbol - dijo, en señalando un árbol que está a la orilla de un barranco.
- ¿Y si tengo pesadillas?
- Yo te protegeré.
Hicimos café, no podría estar más feliz, compartíamos el mismo gusto por el café, a los dos nos gustaba amargo, no sabía para dónde íbamos, pero me sentía tan segura que nunca.
- Me siento segura contigo - dije, sosteniendo una la taza con café.
- Me alegro escuchar eso, porque yo también.
- Sabes, cuando alguien se me acercaba sentía que no era real lo que sentía, porque me preguntaba, ¿por qué querría tener a una inútil como novia?
- No eres una inútil.
- Si lo soy.
- No te pongas así, a ver mira cómo te explico, bien tú tienes sueños, sabes querer, yo me interese en ti porque eres ese tipo de chica que valora a las personas y sé que yo no soy bueno para ti, pero aun así aquí estoy.
- Puede ser, pero cuando alguien te daña es imposible volver a verte igual, ese chico, mis compañeros y mi maestra arruinaron mi vida, desde aquel entonces mi corazón arde de dolor y nadie más lo sabe, solo tú.
- Gracias por confiar en mí, quiero enseñar te algo.
Él empezó a cantar me una pequeña letra que había escrito para mí era lo más lindo que había vivido hasta ahora, era como un sueño del cual no quería despertar.
Veremos cometas volar, veremos como nuestras alas se rompen, pero si estamos juntos no caeremos, veremos cómo los pajaritos se levantan y volaremos junto a ellos, veremos como el cielo llueve por nuestro amor, veremos al amor reírse del destino, seremos la música tú y yo, bailando sobre el cielo en una eternidad.
- ¿Te gustó? - preguntó.
- Me encanta - dije, besando su mejilla.
- Sabes que no me voy a quedar solo con eso - dijo.
Paso su mano por mi cuello y me beso, sus labios rosaban los míos, nuestros cuerpos chocaban y era algo que nunca imagine, porque mi madre siempre decía que eso ser una descarada.