-Estás acalorada. -dijo ella, mirándome fijamente.
Parecía que estaba leyendo mi alma con sus ojos. O quizás yo estuviera demasiado aterrada.
-Has venido a entrenarme. -me adelanté a decir, me di cuenta que de verdad me hallaba sonrojada.
-Sí cariño, no te apures. -Sophie caminó por toda mi habitación.
Ella llevaba un vestido de color rojo, con tel