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Cuando entre a mi apartamento note que Sofia aún dormía, decidí entrar a mi despacho, allí llame al hospital e informe que ese día no podría ir ya que tenia asuntos personales que atender.
Luego de revisar los papeles que me envió Rogers salí y me dirigí al cuarto, para darme un baño, podía escuchar la respiración de Sofia, era muy profunda, debes en cuando suspiraba, en otros momentos sollozaba, pude sentir el dolor que guardaba dentro y recordé cuando mi madre murió, a causa de tanto dolor, yo hice cosas descabelladas, que me llenaron y después me dejaron vacío, hasta que conocí a María y luego de tres años a su hija y ahora ella estaba allí acostada en mi cama, pasando por el mismo dolor que yo pase, cuando era un adolescente con un futuro.
Le di un beso en la frente y me levante de la cama, dejándola dormir, entre al cuarto de baño y me duche, al salir pude notar que la respiración de Sofia estaba muy acelerada, comprendí que estaba a punto de despertar, me puse una camisa y un pantalón rápidamente, me seque mi cabello y me senté a su lado, lo que escuche después rompió mi corazón.
Sofia comenzó a llora desesperada, yo tome su mano.
-Sofia, no te asustes, estoy aquí contigo llora todo lo que necesites llorar. -Sus ojos se abrieron lentamente, pude ver sus largas pestañas onduladas llenas de lágrimas que hacían que se pegaran, ella se sentó y me abrazo.
-Se fue, ella se fue, ya no tengo a nadie. -No dije ninguna palabra ella lloró, hasta que ya no tenía más lágrimas, hasta que sus ojos se secaron de tanto llorar y a su vez ya el dolor de cabeza le aviso que no debía llorar más, pronto note que ella vio que estaba en un lugar desconocido.
Sofia:
-Scott, donde estoy, porque no estoy en mi casa. -Dije con mi voz carrasposa de tanto llorar, era una habitación hermosa, los pisos eran de cerámica negra, no había alfombras, la cama tenía una gran cobija térmica blanca, pero las sabanas eran color vino tinto y material de ceda, la cama era de madera pintada de un gris claro, las mesas de noche eran blancas, sobre cada mesa había una lámpara que estaban diseñadas con unas figuras insinuantes pintadas de negro, me sorprendí en gran manera.
-Sofia, debemos halar de muchas cosas, pero ahora no lo haremos, quiero que descanses, estas bien, estas en mi casa este es mi cuarto.
-No, no puedo estar aquí, tengo que ir a mi casa. -Dije frustrada, la cara de Scott no me decía nada, no tenía ninguna expresión, nada que pudiera darme indicios de lo que sucedía.
-Si no me vas a decir nada voy a mi casa. -estaba a punto de levantarme, pero Scott tomo mi mano.
-Sofia, tu casa va a ser embargada, tu tal vez aun no lo sepas, porque aún están haciendo los informes de tus propiedades, pero la casa fue embargada, como pago de un crédito que tu mamá saco para mantener la empresa a flote, la empresa está bien, aún funcionara por bastante tiempo, pero tu casa ya no es tuya, ahora le pertenece al banco, el trato que tu madre tenía con el banco es que mientras ella viviera no les podían quitar la casa, pero una vez tu mamá muriera la casa seria del banco, por esa razón te traje a mi apartamento y otras cosas más que aún no hablaremos pero son por tu bien y el mío.
Sus palabras me dejaron impactada, no podía creer que había perdido tanto en una noche, al menos tenía de consuelo que el emporio que mi papá construyo aún seguiría en pie,
-Entiendo que debo quedarme aquí por un tiempo, pero no quiero dormir en tu cuarto. -ambos reímos brevemente. Luego suspiramos yo con tristeza y frustración y el quizás por agotamiento.
-No te preocupes ya George mi asistente organizo tu cuarto, está al lado de este, debo cuidarte, no quiero que te pase nada, y créeme si te digo que vas a estar aquí por un buen tiempo.
Asentí ante sus palabras, el me ayudo a levantarme tendiendo su mano izquierda, yo estaba acostada al lado izquierdo de su cama, así que me levanté, pero sentí un mareo muy fuerte que en seguida me hizo caer sentada, el me sostuvo con fuerza, y luego me miro.
-Olvide que te habían dado un calmante, vas a comer primero, quédate aquí, voy a cocinar un consomé, para que recojas fuerzas, y cuando tu pulso este más fuerte te llevare a tu cuarto.
-Bueno. -Dije sin más remedio que esperar, el me ayudo a sentarme antes de irse.
Luego de unos cinco minutos, me sentía vacía sin mi madre, el solo recordarla, hacia que mi corazón doliera, me quede mirando el suelo, hasta que mi mente abandono mi cuerpo, recordé todos los momentos felices, y lo tristes con mi madre y mi padre, recordé, todo lo que me habían enseñado, luego me deje caer sobre la cama recordándolos, decidí no llorar más, al fin y al cabo pude estar con mi madre en casa antes de que muriera, la noche anterior le conté todo lo sucedido con Scott, naturalmente omití detalles, pero nunca había estado tan unida a ella.
Luego recordé sus últimas palabras.
-Mi pequeña Sofia, el doctor me agrada para ti, hija no te metas en más problemas, yo se que el te gusta y tu también le gustas, él me lo dijo en el hospital, el día que me dieron de alta, y puedo ver que los dos se hacen muy buena compañía, si te gusta, lucha por él, déjate llevar, y pórtate como una mujer debe hacerlo, cuídate, y recuerda que a pesar de todo lo que has vivido, siempre te voy a amar, eres mi única hija, mi bebé, mi roca, entonces se fuerte, se feliz, y no llores cuando no este, debes seguir adelante, yo voy a estar bien del otro lado, tomada de la mano con tu padre y tus abuelos, si te quedas sola en este mundo, recuerda que debes darme muchos nietos, para que ellos no estén tan solos como tu y como tu padre y yo, se feliz y vive.
Luego de tanto pensar, escuché unos pasos fuera del cuarto, me senté en la cama y vi entrar a Scott con una bandeja en sus manos, se veía muy guapo, sonreí levemente.
-Veo que aún estás despierta. – dijo mientras se acercaba, cuando llego al lado de la cama bajo la bandeja sobre la gran mesa de noche, me ayudo acomodarme en la cama, se sentó a mi lado y puso la bandeja en su regazo, se disponía a darme la comida en la boca, como si fuera un bebe me pareció un gesto muy tierno, pero antes de que sacara la primera cucharada, le detuve la mano en señal de que yo podía hacerlo, le retire la bandeja de sus piernas y la puse en las mías, y comencé a comer.
-ja, ja, ja, veo que estás un poco mejor, pero no quiero que te obligues a demostrar satisfacción o felicidad, no quiero que reprimas tus emociones. -Sus palabras me congelaron por completo.
-No estoy reprimiendo mis emociones, solo que ya lloré lo suficiente, y no es lo que mamá quería, me queda de consuelo que pudo estar con ella y que en sus ultimas horas hablamos con nunca pude abrazarla verla sonreír, fui feliz y eso es todo lo que quiero recordar de ella, pude estar con ella y es lo que cuenta, llorare debes en cuando, me hará falta verla, pero se que está bien que ya no está sufriendo y debo vivir como ella quería, debo ser responsable y madura, debo cuidar lo que ella y papa me dejaron.
-Suenas muy madura y decidida sin embargo no te fuerces, es necesario dejar salir todo el dolor, para que no cometas errores te lo digo por experiencia, termina de comer y cuando estes lista te llevare a tu cuarto, voy a hacer unas llamadas.
Vi como salía a la terraza. Decidí terminar de comer, cuando termine vi que aún hablaba por teléfono, así que decidí no molestarlo y salí a explorar el lugar.
Saliendo del cuarto de Scott, vi una puerta de madera de color negro, las paredes eran blancas, todas las paredes del apartamento son blancas, entre a ese cuarto y vi que había una cama, muy grande, tenia tendida una colcha de color blanco, a los pies de la cama, había una silla de descanso, tenia el largo de la cama, los cojines eran de color beige, y la madera sobre la que estaban los cojines era negra, a cada lado de la cama había una pequeña mesa de color negro, la cama no tenía cabecera o espaldar, al lado de la mesa, del lado derecho, había un tocador, de color negro, era grande y tenia en sus cajones algunas cremas para el cuidado de la piel y algunos utensilios para el cabello, al frente casi a unos tres metros alejado de la cama había una pared con dos puertas de color gris, y en medio de estas había un gran televisor de 80 pulgadas, era gigante.
Entre por la puerta del lado izquierdo del televisor y vi un enorme armario, había un perchero con todo mis trajes colgados y parecían ordenados por color, debajo de este había unos cajones con un espacio en el suelo, dentro de los cajones estaba toda mi ropa ordenada, también por colores, me ruborice de solo pensar que el asistente de Scott había tocado mi ropa interior, en el espacio del suelo estaban todos mis zapatos, eran cerca de 10 pares, salí de allí y entre por la puerta contraria y vi un enorme baño de cerca de unos 4 metros cuadrados o quizás más, en lugar de pared al costado derecho vi un enorme ventanal, al asomarme me di cuenta que estaba en el último piso de un gran complejo de apartamentos, me impacto demasiado la vista, no sabía si se veía del otro lado del vidrio como se veía por dentro, al fondo de este lado había una bañera y al lado una regadera, del lado izquierdo estaban los cajones del baño, muy grandes, cerca de 2 metros de largo, sobre este había una especie de encimera, donde estaba el lavamanos y un espejo inmenso.
Sali un poco mareada de ver ese lugar tan grande, me sentí muy pequeña y sola en ese momento, me senté en la silla, y mire hacia mi derecha ahí vi que había un pequeño balcón, Sali y vi que era de al menos unos 4 metros de ancho, tenia techo y una pequeña mesa y una silla, quizás para tomar el café, camine por el balcón y vi donde estaba la ventana que se supone es del baño y me di cuenta que era polarizada, me sentí aliviada al darme cuenta que nadie de afuera podía ver hacia dentro el cuarto o el baño, esto porque frente a este edificio hay otro a unos 10 metros de distancia, no es igual de alto pero alguien con unos buenos binoculares podría espiar.