Capítulo 4 : Una lección de crueldad

Las intenciones de Danielle intrigaban a Vernon. Miró a Stefan, quien salió de la habitación y regresó momentos después, seguido por un lobo enorme.

El animal, de casi un metro de altura, gruñía mientras avanzaba de forma amenazante hacia Hattie y Wilbur.

"¡Ah!", gritó Hattie, y retrocedió a gatas, despavorida.

"¿Qué demonios estás haciendo, Danielle?", Wilbur también palideció. Ese día, Danielle parecía otra persona; sus acciones se habían vuelto impredecibles. Ignorándolos por completo, se agachó, acarició la cabeza del lobo y le habló con suavidad.

"Buen chico. Esos dos son malas personas. Me hicieron daño. ¿Puedes ayudarme a darles una lección?".

Para sorpresa de Danielle, el lobo le gruñó agresivamente, como si quisiera decirle que ella tampoco era inocente.

"Atácalos", ordenó Vernon al lobo con voz severa.

"¡Auuuu!".

Advertido por Vernon, el lobo se sintió muy agraviado. Transformó su dolor e indignación en motivación y se abalanzó sobre Wilbur y Hattie.

El animal le clavó los colmillos en el hombro a Wilbur y le arrancó un pedazo de carne.

Luego, le mordió el brazo a Hattie, arrancándole otro trozo de carne.

"¡Ah!".

Los gritos resonaron en la mazmorra, convirtiéndola en el escenario de una pesadilla.

"Danielle, ayúdanos...".

Al principio, Wilbur y Hattie suplicaron piedad, but sus voces se fueron apagando a medida que las fuerzas los abandonaban. Sus cuerpos quedaron cubiertos de heridas y su respiración era apenas un susurro.

Danielle permaneció en silencio, observándolos sufrir. Vernon la miraba con un dejo de curiosidad, preguntándose si de verdad era capaz de infligir un castigo semejante.

No se inmutó ante una escena tan sangrienta.

¿Por qué sentía de pronto un odio tan profundo hacia ellos?

¿Acaso le habían hecho algo que él no supiera?

"Ya es suficiente", dijo Danielle finalmente, con indiferencia.

Si esto continuaba, sin duda morirían, pero ella no quería que tuvieran un final tan fácil.

Quería que pagaran cien veces por el sufrimiento que le habían causado.

"Alto", gritó Vernon. El feroz lobo se detuvo al instante y se quedó dócilmente a su lado, en busca de su aprobación.

"Stefan, desnúdenlos y sáquenlos de aquí. Ah, y denles un afrodisíaco", dijo Danielle con una sonrisa maliciosa.

¿No les gustaba tanto el sexo?

Pues iba a darles el gusto.

"¿Qué?". Stefan no daba crédito a lo que oía.

¿Desnudarlos y echarlos?

¿Y además darles un afrodisíaco?

¿Qué sentido tenía todo aquello?

Al ver que Stefan no se movía, Vernon preguntó con frialdad: "¿Estás sordo?".

"No, no, no...".

Sacudiendo la cabeza enérgicamente, Stefan ordenó a sus hombres que se llevaran a Hattie y a Wilbur. También se llevaron al lobo.

Solo Danielle y Vernon quedaron en la mazmorra.

El cuerpo tenso de Danielle comenzó a relajarse, pero entonces notó la mirada fija de Vernon sobre ella y la ansiedad la invadió de nuevo. Pensó que un cambio tan drástico podría despertar las sospechas de él.

"Vernon...", susurró, suavizando la voz y adoptando una expresión lastimera. "Me duele ahí abajo... ¿Puedes llevarme en brazos?".

Vernon arqueó una ceja y se acercó a ella con lentitud. Su estatura lo obligaba a mirarla desde arriba.

"Deja de actuar", dijo él, sabiendo que su sumisión era fingida.

"Es verdad...". Los ojos de Danielle brillaron de angustia.

No terminó la frase, pero la insinuación era clara. El rostro de Vernon se endureció por un instante, y su propia inquietud crecía.

"Danielle, ¿qué es lo que quieres exactamente?". Simplemente no podía descifrarla.

Su cambio repentino era demasiado sospechoso, sobre todo porque ocurrió justo después de que él la forzara.