Capítulo 7 Una petición y una trampa

Vernon se rehusaba a doblegar su orgullo. Si a Danielle no le importaba, él tampoco se preocuparía por ella. Aun así, la idea de que ella pudiera estar en peligro le resultaba insoportable. Por desgracia, Stefan no intentó influir en su decisión.

Justo en ese instante, su teléfono sonó inesperadamente.

Con una expresión fría, Vernon ojeó la pantalla. Al ver el identificador "Esposa", sus ojos se iluminaron.

Sin embargo, su rostro permaneció frío.

Contestó la llamada y preguntó con voz gélida: "¿Qué sucede?".

El tono glacial de Vernon sorprendió a Danielle, y su voz se suavizó por instinto.

"Vernon, necesito que me prestes algunos de tus hombres".

"¿Qué?", preguntó Vernon con el ceño fruncido.

Danielle explicó con franqueza: "Mi padre me contactó hoy y me pidió que regresara a casa. Estoy segura de que es una trampa. Aunque no tengo miedo, esperaba tomar prestados algunos guardaespaldas de ti. ¿Es posible que lo arregles para mí?".

Planeaba hacer una entrada triunfal y darles a los Gilbert una sorpresa mayúscula.

Aunque tenía sus propios hombres, pedirle prestados los de Vernon era más conveniente.

El hecho de que acudiera a él lo reconfortó, pero aun así se mofó: "Solo te acuerdas de mí cuando necesitas algo".

"Por supuesto". Danielle no entendía la razón de su molestia, pero sabía que debía apaciguarlo. "Somos una pareja, ¿no? Es natural que recurra a ti cuando necesito ayuda".

Una pareja... ¿Realmente acababa de decir que eran una pareja?

Vernon respiró hondo y sentenció: "Ya que realmente somos una pareja, entonces todo lo mío es tuyo. Eres libre de hacer lo que te plazca".

Su declaración indicaba que estaba de acuerdo.

Danielle sonrió, radiante. En esta vida, Vernon le parecía sorprendentemente complaciente.

"¡Gracias!".

Expresó rápidamente su gratitud y terminó la llamada apresuradamente.

Vernon se sintió un poco irritado. ¡Esa mujer solo lo buscaba por conveniencia!

¡Qué malagradecida!

Aun así, su humor mejoró notablemente después de la llamada.

Una vez que terminó la llamada, Danielle reunió a los guardaespaldas de la villa.

Cinco minutos después, una caravana de diez autos de lujo desfiló en fila saliendo del distrito de villas. El convoy avanzó con una autoridad imponente por la carretera principal, en dirección a la casa de los Gilbert.

En la casa de Shane, Hattie lloraba desconsoladamente en sus brazos: "Papá, ¿cómo voy a dar la cara ahora? ¡Varios productores ya cancelaron mis contratos por esto!".

Había superado incontables obstáculos para alcanzar su posición en la industria del entretenimiento. ¡Y ahora, todo su esfuerzo se había reducido a cenizas!

"Querido, todos estos años he tratado a Danielle como si fuera mi propia hija. Sin importar lo que hiciera, nunca la culpé. ¡Pero esta vez fue demasiado lejos!". Julissa Gilbert, la madre de Hattie, a pesar de sus casi cuarenta años, conservaba un aire encantador y lastimero al llorar, con los ojos enrojecidos.

El llanto de madre e hija le partía el corazón a Shane. Invadido por la culpa, se apresuró a consolarlas: "Ya contacté a Danielle y le pedí que viniera. Me aseguraré de que se arrodille y les pida perdón. ¡Esta vez no se librará del castigo!".

La rabia de Shane crecía con cada palabra. El escándalo de Hattie lo había convertido en el hazmerreír de su círculo.

Hattie seguía derramando lágrimas, pero un destello de malicia brilló en sus ojos.

No había podido hacerle nada a Danielle en el calabozo por la presencia de Vernon. Pero ahora que la tenía de vuelta en su territorio, planeaba vengarse y hacerla sufrir mil veces más por el dolor que le había causado.

En su mente, ya maquinaba cómo humillarla: le arrancaría la ropa, le tomaría fotos desnuda y las difundiría por internet.

¡Se aseguraría de que la reputación de Danielle también se hiciera añicos!

Como resultado, Vernon la abandonaría sin pensarlo dos veces.

Mientras hablaban, la puerta de la villa fue abierta de una patada y un séquito de guardaespaldas de traje irrumpió en la sala.