Alexandra lo detuvo rápidamente. "Josh, no es necesario. Si armamos un escándalo solo hará que parezca que no puedo dejarlo ir".
La expresión de Josh se volvió sombría, pero se detuvo.
"¿Qué pasa con Caiden? ¿Ustedes no eran felices juntos?", preguntó, volviéndose hacia su hermana.
Alexandra le contó brevemente la historia de esos dos.
Su padre, furioso, golpeó la mesa de centro con la mano. "¡Maldito desgraciado! ¡Pensé que era leal, pero lo juzgué mal!".
Alexandra esbozó una sonrisa llena de amargura.
Ella también lo había juzgado mal.
La familia Clayton era una de las más destacadas en la Provincia de Glimon, y Alexandra, como la hija mayor de la familia, era deslumbrantemente hermosa y tremendamente capaz.
En aquel entonces, sus pretendientes podrían haber formado una fila desde la hacienda de los Clayton hasta diez millas más allá.
Y Caiden había sido uno de ellos.
Al principio, ella se sintió atraída por su apariencia, aunque no lo suficiente como para considerar casarse con él.
Pero luego tuvo un grave accidente automovilístico, y mientras sus otros pretendientes se desesperaban, Caiden le buscó incansablemente a los mejores doctores.
Permaneció fuera de su habitación de hospital durante toda una semana sin descanso.
El día que fue dada de alta, ella lo besó y le sonrió proponiéndole: "Caiden, casémonos".
En aquel momento, al recordar el pasado, se dio cuenta de que su devoción probablemente tenía motivos ocultos.
Los labios de Alexandra se distorsionaron formando una mueca de auto burla y su expresión lentamente se volvió severa.
Si ese era el caso, ya no lo quería.
"Por cierto, Alex", dijo Josh, recordando algo. "¿Todavía piensas asistir al evento benéfico mañana?".
Alexandra rió con frialdad y le respondió: "¿Por qué no habría de hacerlo? De todos modos, la persona que fue infiel, no fui yo".
El evento benéfico era una gala de recaudación de fondos para el desarrollo comunitario, a la que asistía la élite de la ciudad.
Cuando ella llegó, el evento ya estaba en marcha.
Al verla llegar sola, todos intercambiaron miradas sutiles.
Algunos curiosos querían indagar si ella y Caiden estaban teniendo problemas, pero su posición les imponía respeto.
Sus amigos más cercanos, al percibir su renuencia a hablar del tema, actuaron como si nada estuviera mal. "Alex, ven aquí", dijo uno, atrayéndola.
Ella sonrió y aceptó una copa de champán.
En ese momento se escuchó un alboroto en la entrada y ella se giró para mirar.
Una mujer con un vestido azul de sirena entró agarrada del brazo de Caiden.
Alexandra se quedó de piedra y luego se rió.
'Bien hecho, Caiden. Realmente has superado todas las expectativas'. Pensó ella.
La mujer tenía un sorprendente parecido con Alexandra; se podría decir que se parecían en un sesenta por ciento.
¡La estimada hija mayor de la familia Clayton había sido la sustituta de alguien durante siete años!
Casi rompe la copa de champán con su fuerte agarre.
Pero se negó a permitir que otros la vieran como el hazmerreír.
Le costó todo su autocontrol no dirigirse a Caiden y abofetearlo en el acto.
Este, como si no la hubiera visto, llevó a Leyla a otra esquina del salón.
Después de un momento incómodo de silencio, la gala retomó su animado murmullo.
Sus amigos ya no podían fingir que no pasaba nada.
"Alex, ¿estás bien?", preguntó uno.
"¿Qué le pasa a ese idiota de Caiden? Pensé que los rumores eran falsos, pero realmente te está engañando", dijo otro.
Algunos intentaron consolarla.
"Esa amante claramente solo es una sustituta tuya. Seguro que él solo quiere perseguir algo nuevo", dijo otro.
"Los hombres son así. Una vez que se aburra, la dejará de lado", agregó otro más.
"Ella no es ninguna sustituta", interrumpió una voz fría y profunda desde detrás.
Alexandra levantó la vista para ver a Caiden allí, con su brazo alrededor de Leyla, la cual lloraba sin parar.
Él era alto e imponente, emanando una autoridad que había adquirido tras años de poder.
Vestido con un traje azul marino, parecía imponerse en la sala.
Su mirada penetrante recorrió al grupo, para finalmente posarse en Alexandra. Luego habló lentamente. "Siempre he amado a Leyla. Hace siete años, lo hice. Y ahora sigo amándola".
La implicación de quién era realmente la sustituta flotaba en el aire.
Las miradas llenas de lástima se dirigieron hacia Alexandra, haciéndose más intensas que antes.
Sus uñas se clavaron en la palma de su mano.
Pensó que ese declaración pública de amor era lo más bajo que podía caer.
Sin embargo, continuaba pisoteando su dignidad frente a todos.
Como si eso no fuera suficiente, el hombre hizo una pausa y luego volvió a hablar. "Ella no es ninguna amante. Yo fui quien la pretendió incansablemente", dijo. "Y aquí, exijo formalmente el divorcio de Alexandra, la hija mayor de la familia Clayton".
La sala estalló en exclamaciones.
Alexandra ya no pudo contenerse. Dio un paso adelante y abofeteó a Caiden con fuerza en el rostro.