Capítulo 6 Una buena acción

A la mañana siguiente, la familia Hammond estaba sentada en la mesa del comedor disfrutando del desayuno cuando Emberly bajó las escaleras y anunció: "¡Me voy a la escuela!". Luego salió, sin darles oportunidad de decir nada.

El clima en Barba Azul era muy bueno. Era como primavera todo el año. El aire alrededor del río era fresco. Emberly se detenía de vez en cuando para recuperar el aliento mientras corría.

"¡Oye, vieja bruja, estás tratando de chantajearme? Pareces bastante decente, pero resulta que en realidad eres una alborotadora. Déjame decirte algo. Los que chantajean a otros nunca terminan bien. Todos lo vieron, ¿verdad? Ella cayó antes de que siquiera la tocara."

Al final del puente había una multitud. Muchos peatones seguían uniéndose al grupo. En el centro estaba un hombre de mediana edad, que gritaba a todo pulmón. Se sentía realmente agraviado. Iba camino al trabajo esa mañana cuando una anciana apareció de la nada. Por suerte, logró frenar su motocicleta antes de llegar a ella. Pero aun así, ella cayó sobre el pavimento, sosteniéndose el pecho.

La mujer de cabello gris estaba vestida decentemente, pero su rostro estaba pálido. Yacía en el suelo en posición fetal mientras jadeaba y buscaba desesperadamente dentro de su bolso.

Emberly se dio cuenta rápidamente de que la anciana intentaba sacar su medicamento, así que se acercó a ella.

El hombre de mediana edad trató de detenerla. "Niña, no te acerques demasiado a ella. Podría intentar chantajearte también."

Emberly sabía que él lo decía con buena intención y solo trataba de cuidarla, así que dijo suavemente: "Señor, está bien."

Se agachó y revolvió el bolso de la mujer hasta que encontró un pequeño frasco de medicina. Leyó rápidamente la descripción y vio que eran tabletas de nitroglicerina. Parecía que la anciana tenía una enfermedad cardíaca y probablemente estaba sufriendo un ataque al corazón en ese momento. Sacó una pastilla y se la dio.

Después, Emberly se volvió hacia el hombre y gritó: "¡Llame a la ambulancia ahora mismo! ¡Es posible que esté teniendo un ataque al corazón y necesita atención médica urgente!"

"¿Qué?!" El hombre quedó atónito por lo que acababa de escuchar. Sacó su teléfono, con la intención de llamar al 911, pero de repente se detuvo y miró a Emberly con incertidumbre.

"¡Vamos, haz la llamada! No tengo teléfono. Si algo sale mal, asumiré toda la responsabilidad." Emberly lo instó una vez que percibió su miedo.

"Está bien. Nosotros seremos testigos."

"Así es. Esto es cuestión de vida o muerte. Si no haces la llamada, la señora podría morir."

La multitud animó al hombre.

Al final, marcó el 911 y les explicó cuál era la emergencia.

Poco después, llegó la ambulancia y la mujer fue subida a ella. El jefe de los paramédicos preguntó: "¿Quién hizo la llamada? ¿Hay algún familiar de ella aquí? Si no, el que llamó tendrá que venir con nosotros. "

"¡Ella fue quien llamó!" El hombre de mediana edad señaló apresuradamente a Emberly.

Emberly suspiró y subió a la ambulancia. No tenía miedo de verse involucrada en el asunto. Después de todo, solo había ayudado a alguien que lo necesitaba.

Una vez que llegaron al hospital más cercano, la anciana fue llevada al quirófano.

Emberly no tuvo más opción que esperar afuera. Por suerte, el doctor salió pronto. La operación fue exitosa. La anciana sería ingresada en la unidad de cuidados intensivos para ser monitoreada en los próximos días. La enfermera luego le entregó la factura a Emberly.

La boca de Emberly se abrió de sorpresa al ver las cifras en la factura. Era responsable de cubrir el pago ya que había traído a la mujer. Javier había guardado todos sus ahorros bajo su cuidado. No era mucho, pero era suficiente para pagar la factura. No le quedó mucho después de eso.

Más tarde, Emberly pidió prestados un bolígrafo y una hoja de papel a la enfermera que atendía a la anciana. Escribió algo y le pidió que se lo entregara a la señora cuando despertara.

Por suerte para Emberly, llegó a la escuela justo a tiempo. Después de dos períodos, fue a la sala de profesores y pidió inscribirse en el concurso de oratoria.

La profesora de inglés de Clase 14, Harley Swain, era muy estricta. Después de escuchar a Emberly, frunció el ceño y dijo: "¿Tienes idea de lo que implica el concurso? Acabas de ser transferida aquí, así que supongo que no sabes que el concurso no es un juego de niños. Según lo que he oído, la escuela a la que asistías antes ni siquiera tenía maestros calificados. ¿Cómo piensas competir con los mejores estudiantes de todo el país cuando no recibiste una educación de calidad hasta ahora? Un consejo amistoso, olvida el concurso y concéntrate primero en tus estudios. Tienes que ponerte al nivel de los demás estudiantes si no quieres repetir el curso. ¿Me he explicado?"

Emberly no retrocedió a pesar de las duras palabras de la profesora. En cambio, preguntó: "Señorita Swain, habrá una audición, ¿verdad? ¿Hay alguna restricción en el cupo?"

"No, es solo que..." Harley vaciló.

"Está bien, entonces quiero inscribirme." Emberly insistió.

Harley la miró y finalmente cedió. "Ya que insistes, tienes que estar bien preparada. Puedes venir a mí por consejo si encuentras alguna dificultad."

Emberly escribió su nombre y le dio las gracias. Luego se dirigió a la puerta.

"Harley, ¿de verdad vas a permitirle hacer esto? Tú serás su instructora. Cuando haga el ridículo, también te criticarán a ti. ¿Sabes eso?" Dolores, la profesora titular de Clase clave, se regodeó.

Harley la miró y dijo: "Soy maestra, así que sería poco profesional de mi parte impedir que mis estudiantes lo intenten. Emberly parece una chica decidida. Ya que soy su instructora, haré todo lo posible por ayudarla. No importa si gana o pierde. Lo que importa es que cada estudiante tenga una oportunidad justa de competir."

Dolores insistió: "Aunque admiro que tomes en serio a todos los estudiantes, me gustaría recordarte que pronto se publicará la evaluación trimestral de los maestros. Esa torpe podría arruinar tus registros. Deberías-"

"¡Eso no es algo agradable de decir, Dolores!" Harley la interrumpió con enojo.

"Bueno, señora Cooper, usted no me enseña, así que no creo que sea asunto suyo que yo quiera participar en el concurso. Debería preocuparse por sus propios estudiantes. Tengo mucha confianza en mis habilidades. Y estoy agradecida de que la señorita Swain confíe en mí." Emberly, que lo había escuchado todo, no pudo evitar intervenir. Estaba molesta con Dolores, pero feliz de que Harley la defendiera.

"Emberly, el exceso de confianza sin verdadera inteligencia no te llevará a ningún lado. Pareces una chica problemática. Es realmente una bendición que no hayas sido admitida en mi clase."

Esto fue una novedad para Emberly. Sonrió y dijo: "¿Ah, sí? Creo que también es una bendición para mí."

Dolores era muy respetada tanto por los maestros como por los estudiantes de la Escuela Secundaria Maybourn. Era la primera vez que una estudiante discutía con ella. Soltó una risa maliciosa. "En ese caso, esperemos y veamos. Me encantaría ver hasta dónde puedes llegar." Tomó unos cuantos libros de texto y se fue apresuradamente a su siguiente clase.

Emberly hizo una ligera reverencia a Harley, que parecía preocupada, y salió de la sala de profesores con la cabeza en alto.

La noticia de que Emberly se había inscrito en el concurso fue recibida con sentimientos encontrados por Clase 14. Mientras Ivana le daba un pulgar arriba, el resto de la clase la miraba como si estuviera loca. Emberly los ignoró a todos.

De vuelta en el hospital, la anciana finalmente recuperó la conciencia y tocó el timbre junto a su cama. Su enfermera entró en la habitación y le explicó que una chica de secundaria fue quien la llevó al hospital. La enfermera también le entregó la nota que Emberly había dejado. Solo había dos frases en ella, acompañadas de algunos números. "Me alegra que esté despierta. Por favor, haga el reembolso a esta cuenta." La señora elogió a la chica en su corazón.

Al mirar los números, suspiró aliviada. No le gustaba deberle nada a nadie. Era bastante interesante que la chica que la ayudó fuera amable pero no excesivamente amable.

Emberly no habría pedido un reembolso si el dinero fuera suyo. Sin embargo, era el dinero de Javier. Sabía cuánto tiempo le había tomado ahorrar esa cantidad, así que no podía simplemente regalarlo.

Después de pensar un rato, la señora sacó su teléfono y llamó a su hijo.

"Hola, mamá. ¿Cómo está? ¿Pasa algo?" Una voz masculina tranquila se escuchó del otro lado de la línea.

"Estoy en el hospital. Ven aquí ahora."

"¿Qué?" El joven exclamó preocupado: "¿Por qué está ahí? ¿Tuvo una recaída? Está bien, iré enseguida."

En cuestión de minutos, el hijo de la anciana llegó al hospital. Si Emberly hubiera estado allí, podría haberlo reconocido. Era un rostro familiar que aparecía con frecuencia en el canal de televisión local. Era el Secretario del Comité Municipal de Barba Azul, Orlando McCoy.

Orlando bombardeó a su madre con preguntas apenas llegó a la habitación.

"Hijo, estoy bien ahora. Solo me asusté y tuve un ataque al corazón. Gracias a una niña que me llevó al hospital, pude recibir tratamiento a tiempo. Ella pagó la factura y dejó esta nota. Por favor, haz el reembolso y envíale un regalo también", dijo la anciana, entregándole la nota a su hijo.

Orlando asintió de inmediato, con el corazón lleno de gratitud hacia esa chica anónima que había ayudado a su madre.