Capítulo 5 Aprovechándose de su situación peligrosa

Cuando Mateo salió del hotel, ya era de noche. Al mirar el cielo crepuscular, decidió ir directamente a casa.

Pero justo en ese momento, su teléfono vibró en el bolsillo.

Sacó el teléfono y vio dos mensajes.

El primero era un mensaje de su banco, diciendo que se habían depositado treinta mil dólares en su cuenta bancaria.

El otro era un mensaje de Debby, que decía: "Mi mamá congeló todas mis cuentas bancarias. Este es todo el dinero que tengo ahora.

Úsalo para pagar parte de las facturas médicas de tu madre primero. Haré todo lo posible por reunir el resto del dinero para ti esta semana."

Mientras Mateo leía este mensaje, una calidez envolvió su corazón.

Aunque la Familia Coleman era rica, Debby seguía siendo una estudiante universitaria sin fuente de ingresos, así que no tenía mucho dinero en sus manos.

Ahora que su madre había congelado todas sus cuentas bancarias, esos treinta mil dólares podrían ser realmente todos los ahorros que Debby tenía.

Al pensar en esto, Mateo no pudo evitar sonreír.

Aunque treinta mil dólares no eran nada comparado con los mil millones de dólares que ahora tenía en su cuenta bancaria, para él eran mucho más importantes porque provenían de Debby.

Mateo guardó su teléfono con un suspiro de satisfacción y tomó un taxi a casa.

Quería devolverle los treinta mil dólares a Debby y agradecerle en persona.

Cuando Mateo llegó al Distrito de villas de Inburgh y bajó del auto, lo primero que notó fue un Mercedes-Benz estacionado frente a la villa de la Familia Coleman.

No era raro que la Familia Coleman tuviera visitantes, así que Mateo no pensó demasiado en ello. Simplemente saludó al guardia y entró.

Tan pronto como entró a la villa, vio a Empanada, a Debby y a un hombre de mediana edad desconocido sentados en la sala.

Los tres estaban tomando té juntos, y había una tetera con agua caliente sobre la mesa de té junto a ellos.

"¿Qué haces aquí?"

Empanada frunció el ceño, mirando a Mateo con desprecio.

"Nuestra familia ya no tiene nada que ver contigo. Ya cancelé tu compromiso con Debby. ¡Sal de aquí ahora mismo!"

Empanada era una mujer arrogante que siempre había menospreciado a Mateo por ser pobre e impotente. Solo había aceptado a regañadientes su compromiso con Debby porque fue arreglado por el abuelo de Debby.

Pero ahora que el anciano había fallecido, Empanada negó el compromiso de inmediato y quería echar a Mateo y a su madre adoptiva de la villa de la Familia Coleman.

Antes de que Mateo pudiera responder, Debby gritó: "¡Mamá, no te pases!

Mateo sigue siendo un miembro de nuestra Familia Coleman."

Mientras hablaba, le hizo una seña disimulada con los ojos a su madre, recordándole que no debían discutir asuntos tan privados en presencia de extraños.

De lo contrario, sería una vergüenza para la familia.

Empanada frunció el ceño, pero no pudo refutar a su hija.

"Señor Gordon, lo siento.

Lo que quiero saber es, ¿cuándo podrá nuestra empresa obtener un préstamo?"

Dijo Debby al hombre de mediana edad con una sonrisa, tratando de suavizar la situación y cambiar de tema.

El hombre de mediana edad que estaba sentado con la madre y la hija era Hayes Gordon. Él estaba a cargo de aprobar y gestionar préstamos en Voz de los bancos.

Recientemente, la empresa de catering de la Familia Coleman había sido criticada por problemas de higiene, lo que provocó que su negocio cayera en picada. Para salvar la empresa, Debby y Empanada querían solicitar un préstamo. Por eso habían invitado especialmente a Hayes a su casa para intentar ganarse su favor y obtener el préstamo.

Hayes, que observaba la situación como un halcón, sonrió para sí mismo. La forma en que Empanada había menospreciado al hombre que acababa de entrar en la casa le indicó a Hayes que no era alguien de quien preocuparse.

Por lo tanto, volvió su atención a Debby y dijo con una leve sonrisa: "Señorita Coleman, cinco millones de dólares no es una cantidad pequeña.

Tomaría mucho tiempo obtener el préstamo si siguieran el procedimiento oficial.

Por supuesto, su familia ha trabajado conmigo muchas veces en el pasado. Naturalmente, no tengo el corazón para rechazarla."

Los hombros de Debby se relajaron; sintió que se le quitaba un peso de encima. "Entendido. Mientras podamos recibir el préstamo, no olvidaremos este favor, Señor Gordon."

Dibujó un número con la mano en el aire.

Cincuenta mil dólares. Esa sería su comisión.

De hecho, tal cantidad no era nada para Hayes.

"No, no. No quiero dinero."

Hayes dejó su taza de té, y sus ojos comenzaron a recorrer con codicia el cuerpo de Debby. Una sonrisa obscena se extendió por su rostro.

"Señorita Coleman, mientras acepte acompañarme durante un mes, ¡el préstamo de cinco millones de dólares será transferido a su cuenta mañana!"

Mientras hablaba, Hayes tomó la mano de Debby y comenzó a acariciarla.

El rostro de Debby se puso pálido como la muerte.

No había esperado que Hayes hiciera una petición tan descarada.

¿Cómo podía hablarle como si fuera una prostituta?

El rostro de Empanada también se ensombreció.

Pero sin importar cuán enojadas y ofendidas estaban madre e hija, no se atrevieron a alzar la voz contra Hayes. Solo pudieron sonreírle con torpeza.

Debby intentó sacar su mano del agarre de Hayes, pero él la sostuvo con fuerza. Sus ojos estaban fijos en Debby, y apenas podía controlar su excitación al pensar en tener a esa mujer hermosa y elegante para sí mismo.

"Señorita Coleman, no se preocupe. Mientras esté conmigo, la cuidaré muy bien."

Hayes jaló a Debby hacia sus brazos, ansioso por aprovecharse de ella de inmediato.

En ese momento, alguien tomó la tetera llena de agua caliente de la mesa de té.

Toda la tetera fue vertida de una vez, arrojando agua hirviendo sobre la cabeza de Hayes.