Capítulo 8 Sin ley

Todas las personas en el Salón de Bronce estaban aterradas.

Tobin se desplomó en el suelo con sangre que le salía de la cabeza.

Los chicos que antes se habían burlado de Mathews ahora habían perdido el valor. Temblaban de miedo y no se atrevían a decir una palabra.

Las chicas se abrazaban entre sí con miedo, guardando silencio.

De repente, se escuchó una voz femenina clara.

"¡Cómo te atreves!

¡Vivimos en una sociedad regida por la ley! ¡Lárgate de aquí o llamaremos a la policía!"

Era Emory, quien tenía un fuerte sentido de la justicia.

Tan pronto como Rowe la vio, sus ojos brillaron.

Emory vestía una camisa blanca y llevaba el cabello recogido en una coleta ordenada. Era una chica universitaria de aspecto puro e inocente. Sus rasgos naturalmente hermosos resultaban muy atractivos para hombres como Rowe, que trabajaban en el bajo mundo.

"¡Vaya, qué belleza!"

dijo Rowe con lujuria.

"¡Vamos, déjame ver cuán valiente eres!"

Luego extendió la mano y estaba a punto de tocarle los senos.

Sin embargo, al siguiente segundo se escuchó un fuerte sonido de golpe...

Una botella de vino fue estrellada contra la cabeza de Rowe.

¡Y fue Mathews quien lo hizo!

Todos en la habitación quedaron atónitos.

"¡Estás buscando la muerte!"

Cubriéndose la cabeza con la mano, Rowe ardía de rabia.

"¡Mátenlo!"

Tan pronto como los matones escucharon su orden, se frotaron las manos y se acercaron a Mathews con una sonrisa siniestra.

Emory se puso ansiosa de inmediato.

El alboroto fue notado por el personal del hotel.

El gerente del hotel, Newell Cooper, caminó rápidamente con un grupo de guardias de seguridad.

Se veía muy digno e intimidante con su traje Armani.

Mirando fijamente a Rowe, exclamó: "¿Cómo te atreves a causar problemas aquí, Rowe?"

El ímpetu de Rowe se redujo enormemente.

No se atrevía a ofender a Newell. Aunque solo era un gerente de hotel, el hotel era administrado por la Familia Torres, y eso era lo que realmente le daba miedo.

Rowe no tuvo más opción que exagerar mucho los detalles para darle más sabor a la historia.

Luego se volvió hacia Newell y dijo con descontento: "Señor Cooper, soy el líder de la Banda del Tigre, y soy miembro plateado de su hotel. Este tipo me rompió una botella de vino en la cabeza. ¡No puedo dejarlo ir así!"

Al escuchar eso, Newell asintió con el ceño fruncido, perdido en sus pensamientos.

Y era porque no podía darse el lujo de ofender realmente al líder de la Banda del Tigre, aunque la Familia Torres lo respaldara.

Y Rowe solo estaba apuntando a un grupo de estudiantes universitarios.

Después de sopesar los pros y los contras de la situación, Newell tomó una decisión.

"Los jóvenes son demasiado impulsivos hoy en día. ¡Es justo que se les dé una lección! ¿Qué tal si rompes una botella en la cabeza de cada uno de los chicos, y las chicas se quedan con tus hombres para tomar algo? Pero no pueden ir demasiado lejos, ¿de acuerdo?"

Rowe sonrió con satisfacción. "Genial, no tengo objeción."

Sin embargo, se burlaba en su interior.

Mientras las chicas se quedaran con ellos, podría hacer lo que quisiera después de emborracharlas.

Rowe comenzó a fantasear con coger a la hermosa Emory mientras le agarraba la coleta desde atrás.

Volviéndose, Newell les dijo a los estudiantes: "Ya escucharon lo que dije. Mientras estén de acuerdo, les garantizo que llegarán a casa sanos y salvos."

Los chicos se sintieron aliviados al escuchar eso, pero aún había un toque de miedo en sus ojos.

Después de todo, podrían morir si Rowe les golpeaba demasiado fuerte con una botella en la cabeza.

Mirando a Rowe y a los matones feroces, las chicas palidecieron y temblaron de miedo.

¡Tenían que beber con esos matones!

No solo temían ser manoseadas, sino que estaban aún más aterradas de ser violadas en grupo.

Sin embargo, ahora no tenían otra opción.

Si no aceptaban, entonces no tendrían manera de escapar del aprieto.

"¡De ninguna manera!" Mathews se adelantó entre la multitud y dijo fríamente: "¿Qué tonterías estás diciendo?"

Tobin, que se cubría la cabeza sangrante, saltó de repente y replicó en voz alta: "No digas malditas tonterías. ¿Quieres meternos en un problema aún mayor?"

Los otros dos chicos también se burlaron con voces cargadas de un desprecio helado: "¿Estás loco? Aparte de hablar en grande, ¿qué más puedes hacer?"

"¡Interesante!"

Burlándose, Rowe miró a Mathews con diversión.

Parecía como si estuviera mirando a una hormiga que podía aplastar y matar sin esfuerzo.

Volviéndose hacia Newell, dijo: "Ahora no es mi culpa. ¡Este joven es el que se opone a tu sugerencia!"