"¡Bien, de acuerdo! Ya no te molestaré más. Como sea, vendrás a verme en algunas horas. ¡Te estaremos esperando afuera del aeropuerto cuando aterrices!". La emoción goteaba a través de su voz mientras una repentina nostalgia llenaba mi mente. Habían pasado dos años desde la última vez que los vi.
"Mantén a ese chico a un brazo de distancia", escuché gritar a papá en el fondo.
Sacudiendo mi cabeza, no pude evitar soltar una risita. "¡Muy bien! Los veré en el aeropuerto".
"¡Te amamos, cariño!", dijeron ambos al unísono.
"¡Yo también los amo!".
Después de dar un suspiro, miré por la ventana. Otro avión despegó de la pista y voló alto en el cielo. Esa escena siempre me había fascinado, aunque siempre luché conmigo misma para no voltear durante los despegues.
De pronto una figura se desplomó a mi lado, obligándome a girar la cabeza. Dejando escapar un bufido, él se acomodó contra el asiento.
"¿Cómo está tu estómago?", le pregunté mientras veía el sudor en su frente y sus mejillas enrojecidas.
"Nada bien. No debí haber comido los macarrones sobrantes anoche. ¡Dios! ¡Lo prometo! No volveré a tocar las sobras de comida", gimió.
¡Pobre hombre! Incluso a pesar de esa crisis accedió a acompañarme a mi casa.
"Lo siento mucho, Warner. No debiste viajar conmigo en este estado. Deberías haberte quedado, ¿sabes?".
Él me lanzó una sonrisa juvenil. "No tienes que disculparte. Fue mi propia decisión acompañarte incluso después de saber cómo estaba esta mañana".
"Pero fui yo quien te pidió que me acompañaras", dije mientras la culpa se apoderaba de mí.
"No seas tonta. Haría lo que sea por ti. Este no es más que un viaje un poco incómodo. Y todo pasará después de un día. Ya he tomado medicamentos". Él tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos, ante lo cual sonreí agradecida.
"Te amo", afirmó mirándome a los ojos.
Mi sonrisa amenazaba con desaparecer, pero me las arreglé para mantenerla y a cambio apreté su mano con más fuerza. El anuncio de la asistente de vuelo para que cada pasajero se abrochara el cinturón de seguridad me salvó de otra situación incómoda.
Hemos estado saliendo durante seis meses y nos conocemos desde que me uní a la universidad. Al principio solo fuimos buenos amigos. Después de mis varios intentos fallidos de salir con un chico durante más de una semana, dejé de intentar cualquier tipo de relación con nadie, pero cuando Warner un día me invitó a salir en la reunión de un amigo, no pude menospreciarlo.
Él era todo lo que una chica buscaría en un novio ideal. Era guapo, inteligente, humilde y honesto. Y lo más importante de todo, me conocía muy bien. A fin de cuentas llevábamos tres años de amistad. Entonces, cuando me pidió que fuera su novia, acepté de inmediato.
Pero aunque había confesado sus sentimientos miles de veces ante mí, no he podido obligarme a corresponder a su amor de la misma manera. No es que no me gustara. Él era un gran tipo. Era solo que tal vez necesitaría más tiempo para tener sentimientos más profundos por él, y yo estaba esperando ese día.
"Señora, ¿le gustaría tomar un café?". La voz de la azafata me sacó de mi trance.
"¿Tienen té?".
***
Después de unas largas cuatro horas y media, finalmente aterrizamos en California, donde encontré a mis padres justo donde me dijeron que estarían. Mientras sostenía en sus manos un cartel que decía 'bienvenida a casa', mamá me recibió con un abrazo más entusiasta de lo habitual, en tanto que papá tenía una mirada de satisfacción en sus ojos ahora que finalmente había llegado a casa. No obstante, solo estaría ahí por dos semanas antes de tener que volver.
Desde el día en que decidí mudarme a Nueva York para estudiar la escuela preparatoria, él tuvo que cargar con un mundo de preocupación por mí sobre sus hombros. Y también mamá. No fue fácil para mí estar tan lejos de ellos, pero hubiera sido más difícil quedarme aquí, en esta ciudad, puesto que necesitaba tiempo para sanar. Y la distancia era necesaria. Tan pronto como los recuerdos de esa noche comenzaron a inundar mi cerebro, apagué mi mente, enterrándolos en el fondo, tal como lo había hecho durante los últimos siete años.
Desde entonces he seguido adelante.
"¡Bienvenida a casa, ratoncito!". En el momento en el que atravesé el umbral, fui atrapada por un abrazo aplastante. "¡Solo mírate! ¡Cuánto has crecido!".
En ese momento puse los ojos en blanco. "Me viste apenas hace dos meses".
"Sí, pero se siente como una eternidad desde la última vez que te irrité", replicó él con los ojos cálidos por la nostalgia.
No pude evitar sonreír. A decir verdad lo echaba de menos a pesar de que me visitaba a menudo en Nueva York debido a sus viajes de negocios.
"¡Te lo advierto de una buena vez, será mejor que mantengas tu estúpido trasero lejos de mí!", le advertí fingiendo una mirada seria.
Él se rio entre dientes antes de que su mirada se posara en Warner, cuyo rostro se veía azul debido a su maratón hasta los baños cada diez minutos. Parecía que se desmayaría en cualquier momento. Él se mostró extremadamente avergonzado cuando tuvo que correr hacia el baño antes de que pudiera siquiera estrechar la mano de papá.
¡Vaya manera de dejar una impresión en mis padres!
Yo quería que su primer encuentro fuera bueno, pero a papá ya no le podía desagradar más después de eso.
'Es demasiado bueno para ser verdad', le dije una vez a papá por teléfono. Yo no sabía por qué, pero él no lo aprobó en el mismo momento en que escuchó que estábamos saliendo.
"¡Hola, Warner! ¡Qué bueno verte, hombre!", Tobias lo abrazó de costado. "¿Estás bien? Pareces estar enfermo".
"No es nada serio, es solo una infección estomacal. Es bueno verte también". De repente, el joven se retorció como si alguien le hubiera dado un puñetazo en el estómago. "Eh, si no les importa...".
"Es a la derecha y después hacia arriba, la primera puerta. Ahí encontrarás la habitación de huéspedes", indicó papá en tono disgustado.
Lanzándole un rápido 'gracias', él corrió adentro mientras yo soltaba un suspiro.
Tendré que hablar más tarde con papá sobre esto. Aunque Warner no se dio cuenta de su tono en ese momento, pronto lo haría.
"Pobre muchacho", murmuró mamá, enviándole a papá de manera sutil una mirada de reprimenda, la cual él ignoró mostrándose orgulloso antes de entrar. Sacudiendo la cabeza, mi madre me miró. "Cariño, ¿por qué no vas a tu habitación y te aseas? Mientras tanto, te prepararé algo rápido".
Recibiendo un asentimiento de mi parte, ella fue tras papá. Definitivamente le iba a dar un sermón.
Tobias me rodeó con su brazo mientras subíamos las escaleras. "¿Y entonces? Te vas a quedar con este, ¿eh?".
Al igual que a papá, a él tampoco le agradaba mi novio. Sin embargo, mientras papá se mostraba abiertamente reacio al respecto, él era más sigiloso.
"Es un buen muchacho, Tobias. Y la mejor parte es que es mi mejor amigo".
"¿Eso es todo? ¿Te quedarás con él solo porque es un buen tipo y tu amigo?", me cuestionó levantando la ceja.
"¿No te parece suficiente?".
Él se encogió de hombros. "¿Y los sentimientos? No veo que lo mires como solías mirar a A...".
Yo le cubrí la boca evitando que terminara la frase. "Me gusta. Y creo que eso es suficiente para mantener una relación con él. Deberías estar feliz por mí, ¿no?".
Yo detecté un brillo en sus ojos que no pude descifrar, y entonces sonrió. "Si eso es lo que te hace feliz, está bien Em".
Mis labios se curvaron ante sus palabras. "Gracias por entenderlo".
Una vez que me dejó en mi habitación para asearme, les dejé un mensaje a Casie y a Beth sobre mi llegada y me preparé para un largo baño tibio. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que las vi, pero antes solíamos pasar mucho tiempo juntas. Ellas querían irse conmigo para estudiar la universidad, pero Beth no pudo hacerlo porque su novio estaba aquí. Y Casie, bueno, ella dejó los estudios por su carrera como modelo.
Al menos su decisión terminó siendo la correcta, puesto que ahora era una modelo sumamente exitosa y yo no podía estar más orgullosa de ella.
Durante la cena, Warner se veía mucho mejor que esa mañana. Esa noche fue nuestra cena familiar, por lo que los deliciosos platillos hechos por mamá fueron la especialidad. Si durante todos esos años hubo algo que me perdí de mi familia, fue la cocina de mamá.
Cuando ella colocó un plato de tartas de manzana delante de mí, la miré boquiabierta y, mi rostro se partió en una sonrisa codiciosa. "¡Mi favorito!".
Riendo, ella se sentó en su lugar al lado de papá.
Cuando Tobias trató de tomar una tarta, le aparté la mano de un golpe. "No te atrevas a tocarlas, son todas mías".
Él frunció el ceño ante eso. "¡Eso no es justo! ¡A mí también me encantan!".
"Tobi, deja que tu hermana tenga lo que quiera. Tú tuviste todos estos años para ti solo, así que ahora es su turno", lo reprendió papá.
"¡Están siendo muy parciales!", se quejó mi hermano nuevamente, haciéndonos reír a todos. Los ojos de mamá brillaron al vernos bromear como en los viejos tiempos. En ese momento su mirada se posó en mi muñeca izquierda.
"¡Qué hermoso brazalete! ¿Cuándo lo compraste, cariño?".
Yo bajé la mirada para verlo mientras una sonrisa involuntaria se formaba en mis labios. Era una fina cadena de oro decorada con esmeraldas y diminutos diamantes relucientes en forma de rosas.
"Alguien me lo regaló el día de mi graduación", fue mi respuesta. Aún sigo recordando ese día. Mamá y papá no pudieron asistir porque su vuelo fue cancelado debido al mal tiempo. De hecho, nadie de mi familia asistió. Cuando regresé a mi apartamento esa noche con el estado de ánimo decaído después de una fiesta salvaje con mis amigos, encontré una pequeña caja tirada frente a mi puerta.
Era de alguien anónimo, pues no había una nota ni tenía escrito ningún nombre. Aunque al principio no quería conservarlo, no pude resistirme. Me enamoré de esa joya a primera vista.
"¿Quién?".
Yo me encogí de hombros. "No tengo idea. No había ningún nombre escrito en la caja".
"Princesa, no deberías aceptar regalos de desconocidos. Eso puede resultar arriesgado. ¿Y quién te daría un brazalete tan caro sin revelar su nombre?". La frente de papá se arrugó mientras hablaba.
"Podría haber sido Tom. Estoy seguro de que es él quien te envía rosas en cada cumpleaños", exclamó Warner.
"¿Quién es Tom?". Mamá me volteó a ver y me interrogó.
Yo suspiré. "No es nadie, mamá. Es solo un chico de mi universidad que una vez me invitó a salir".
"¿Que no es nadie? Él literalmente te acechaba por todas partes hasta que algo sucedió y desapareció sin dejar rastro. Debe haberse tomado en serio mi amenaza de entregarlo a la policía", comentó Warner con expresión sombría.
"¡Un acosador!", chillaron al mismo tiempo mamá y papá.
"¿Por qué ni siquiera consideraste informarnos sobre ello?", me regañó papá mirándome con disgusto y decepción.
Warner se movió con incomodidad en su silla ante mi mirada. Tenía que abrir su gran boca.
"¡Tranquilízate, papá! Él desapareció antes de que yo pudiera tomar ninguna medida".
"¿A dónde se fue?".
"No lo sé. Un día simplemente... Se esfumó", expliqué encogiéndome de hombros, "Tal vez se dio cuenta de que no me interesaba y se rindió".
"Incluso desapareció de la universidad", murmuró Warner antes de recibir una nueva mirada de mi parte.
Honestamente, no me importaba lo que hubiera sido de ese tipo. Ni tampoco creía que hubiera sido él quien me dio este brazalete. Era imposible que una idea tan hermosa se le ocurriera a un psicópata.
"Aun así, debiste habérnoslo dicho, princesa", repitió papá sacudiendo la cabeza.
"Todo está bien, señor Hutton. Yo estaba allí con ella", intervino Warner.
Papá observó su falta de musculatura y volvió a comer. Al mismo tiempo, los labios de Tobias se movieron a un lado con diversión. Él sabía lo de Tom, pero no les informó a mis padres porque sabía lo inquietos que solían ponerse por cada pequeña cosa.
Los ojos de mamá estaban fijos en la puerta. Mi hermana aún no había llegado. Como siempre, seguramente tenía cosas más importantes que hacer que cenar con su familia.
Justo cuando acababa de tomar un pastel de manzana y me lo llevaba a los labios, un sonido de tacones contra el piso de baldosas llegó hasta mis oídos.
Ella tenía una gran sonrisa en su rostro mientras se acercaba. "¡Hola a todos! Lo siento, me quedé atascada con algo".
Vestido informal amarillo, tacones de aguja altos, cabello rubio liso hasta los hombros, ojos azules y un maquillaje perfecto. Impresionante y sofisticada como siempre.
"¡Hola, hermanita!", ella se sentó a mi lado mientras besaba ligeramente mis mejillas, "Mírate, luces más hermosa de lo que recuerdo la última vez".
Mis labios se curvaron en una sonrisa apretada. "Gracias. ¿Cómo te ha ido?".
"¡Oh, muy bien! ¡Más que bien, en realidad!", exclamó, su piel brillando bajo la luz.
Cuando su mirada se posó en Warner, ella lo reconoció de inmediato. Aunque no estaba mucho en contacto con ella, aparte de mi visita ocasional de uno o dos días, Tobias la mantenía actualizada sobre mí con regularidad a pesar de que ella no estaba interesada.
Después de que terminamos con nuestra cena, el postre fue servido.
"¿Entonces, Em? ¿Ya sabes sobre la fiesta de mañana por la noche?", me preguntó Tess.
Mamá se puso tensa ante la mención de esa fiesta, y yo levanté las cejas.
"¿De qué fiesta hablas?".
"¿No te lo han dicho? La fiesta en la casa Valencian". Ahora era mi turno de ponerme tensa, en tanto que sus ojos brillaron de emoción. "Se dará una fiesta en celebración de la llegada de Valencian Corp a la revista Forbes. Ahora esa compañía domina el mundo empresarial del país. ¿No te parece genial?".
Tobias tenía una mirada de preocupación en su rostro, al igual que mamá. Yo solo asentí con la cabeza ante la pregunta de Tess.
"Sí, ese joven ha trabajado duro para estar ahí. Después de su padre, él comenzó a manejar todos sus asuntos sin ayuda", comentó papá con admiración.
"Por supuesto. Después de todo es mi mejor amigo", comentó Tess.
Destellos de esa noche flotaron en mi mente mientras mi mano se apretaba alrededor del cristal.
"¡Una cosa más! Anunciaré algo realmente importante ante todo el mundo en esa fiesta, de manera que todos deben asistir".
Cuando estaba a punto de abrir la boca para negarme, mamá jadeó.
"¿Ese es un anillo en tu dedo, Tess?".
Una nueva sonrisa se extendió por sus labios mientras levantaba tímidamente la mano para que todos lo vieran. "M... Me propuso matrimonio anoche. Mañana anunciaremos nuestra fecha oficial de compromiso".
El asombro se dibujó en el rostro de todo los presentes mientras yo sentía que algo se revolvía en mi estómago.
"¿Cuándo pasó todo eso? Pensé que lo suyo no era serio", preguntó mamá.
"Lo sé, hemos tenido nuestras altas y bajas. Ha habido algunos problemas entre nosotros. Especialmente de su parte, ya saben, después de lo que le pasó a su familia. ¡Pero finalmente se armó de valor y me propuso matrimonio anoche! ¡No puedo explicar lo feliz que me siento!". Los ojos de mi hermana brillaron con lágrimas de felicidad.
Entonces mi mirada se posó en la letra que estaba grabada en su anillo.
"¿Qué significa la 'V', Tess?". Mis ojos estaban clavados en esa letra. Mi mano se apretó aún con más fuerza alrededor del cristal.
Ella siguió mi mirada. "Oh, es la 'V' de 'Valencian'. ¿No es hermoso?".