"¿Cuántas veces tengo que repetirte que no necesitas preocuparte por mí? No es tu trabajo cuidarme".
"¡Alguien tiene que hacerlo si ese supuesto amigo tuyo es tan perdedor que ni siquiera puede defenderte!", se burló, con una mirada dura.
¿Amigo mío?
¿Entonces sabía lo que había pasado afuera?
Con esto en mente, entrecerré los ojos. "¿Perdón? ¿No crees que estás cruzando el límite aquí? ¡No tienes derecho a decir nada sobre cómo es mi novio o no!".
Ante mi reproche, pude ver su mandíbula tensándose. "Solo estoy diciendo la verdad; ¡alguien que deja a su amiga sola cuando unos borrachos la atacan no es más que un perdedor!".
"Pero él no me dejó. So-solo fue a atender una llamada telefónica", me defendí. "Además, yo soy su novia, no solo una amiga".
Sus ojos brillaron mientras ladeaba la cabeza con las fosas nasales dilatadas. "No por mucho tiempo", respondió.
"¿Qué quieres decir con eso?", pregunté, confundida.
Entonces, se acercó a mí, obligándome a retroceder. Dio un paso más, hasta que mi espalda chocó contra la pared, y su imponente figura bloqueó mi ruta de escape.
"¿Qué... qué estás haciendo? Aléjate". Su mirada intensa hizo que mi corazón diera un salto, a medida que su embriagante colonia llenaba mis pulmones. Necesitaba que se alejara un poco, pues esto era demasiado.
Colocando sus manos a ambos lados de mi cara, se inclinó hacia mí, haciendo que el corazón se me quisiera salir del pecho. "Quiero decir, NO serás su novia por mucho tiempo", aseveró, con una clara determinación en los ojos.
"¿Y cómo sabes eso?", susurré. Su proximidad estaba empezando a afectarme demasiado y, cuando acarició suavemente mi mejilla con sus nudillos, un traicionero y tembloroso suspiro abandonó mis labios. Entonces, el moretón de sus nudillos me llamó la atención. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de preguntarle por esto, mi respiración se quedó atrapada en mi garganta mientras la yema de su pulgar trazaba el contorno de mi labio inferior.
"Lo sé porque...", inclinándose, susurró en mi oído, con su aliento caliente haciéndome cosquillas: "...ya le perteneces a otra persona".
¿Qué?
Mi mente estaba enloquecida, impidiéndome pensar con claridad.
Intentando comprender sus palabras, lo aparté para crear cierta distancia entre nosotros.
"¡N-no vuelvas a acercarte tanto a mí! ¿Y a qué te refieres con eso de que ya le pertenezco a otra persona? ¿De quién estás hablando?".
Él se quedó callado en respuesta. Su mirada me hizo sentir escalofríos, y lo único que pude hacer fue pasar saliva.
¡No, no, no! Eso no era lo que estaba pensando; debo haber malinterpretado su mirada. Después de todo, asumir probabilidades incorrectas ya había arruinado mi infancia en el pasado, y no pensaba volver a cometer el mismo error.
"Pronto lo sabrás".
¡Otra maldita respuesta incompleta!
Iba abrir la boca para decir algo, pero el fuerte anuncio y los gritos de celebración me interrumpieron; la carrera había terminado y el nombre del ganador se podía escuchar desde la galería exterior.
Entonces lo miré. "Parece ser que la palabra 'perdedor' te sienta mejor ahora". Mis labios se curvaron ante el nombre del ganador mientras que él permaneció igual. "Mis condolencias por tu perdida; pobre de Jordan y Jockey, se esforzaron mucho, ¿sabes? A veces, el destino simplemente no está a tu favor en todos los aspectos".
"¿Ya terminaste?", preguntó Warner, apareciendo repentinamente en la salida. Guardándose el teléfono en el bolsillo, sus ojos se posaron en Ace, y la confusión se volvió evidente en su rostro. Pero de inmediato sonrió. "Hola, señor Valencian".
Ante esto, el hombre se quedó quieto como una piedra. Su mirada sobre Warner era totalmente ilegible.
¡Qué imbécil!
"¡Sí, vamos!", dije, uniendo mi brazo con el de Warner. Un par de ojos tormentosos siguieron cada uno de mis movimientos. "Mucha suerte la próxima vez", una vez dicho esto, me volví para irme con mi acompañante.
No sé por qué, pero cuando lo miré, el estómago me dio un vuelco.
Una sonrisa apenas visible tiró de sus labios, susurrando un secreto que no pude descifrar.
"¿Qué estaba haciendo allí?", preguntó Warner en cuanto estuvimos fuera.
Simplemente me encogí de hombros en respuesta. "Nada. Dime tú, ¿cómo lo conoces? En esa fiesta, parecía que ustedes ya se conocían antes de que alguien los presentara".
Él se rio, como si fuera la pregunta más tonta que hubiera escuchado en la vida. "¿Y quién no conoce a Achilles Valencian?".
Puse los ojos en blanco.
"¿Hay algún problema entre ustedes dos?".
"¿Por qué lo preguntas?".
Uno de sus hombros se alzó. "No lo sé, pero... cada vez que estás con él o escuchas hablar de él, pareces ponerte tensa".
Hice lo mejor que pude para no ponerme tensa en ese momento. "Oh, no es nada. Es solo que... nunca nos hemos llevado bien", mentí, con un tono que le indicó que sería mejor dejar de preguntar. Entonces se quedó callado.
Cuando pasamos por el lugar donde habían estado esos tipos borrachos, ya no los vi. Pero había algunas gotas de sangre esparcidas por el suelo. Al mirar hacia arriba, me encontré a un par de guardias arrastrando a esos tipos por las escaleras hasta la salida. Uno de ellos se estaba cubriendo la nariz ensangrentada, y descubrí que era él quien me preguntó si estaba interesada en su dinero.
Entonces, el hematoma en los nudillos de Aquiles me vino a la mente. Un jadeo silencioso se me escapó de los labios. ¿Él... les hizo esto?
Pero, ¿por qué?
Cuando regresamos con nuestra gente, seguía perdida en mis pensamientos, pero el rostro sombrío de mi hermana me llamó la atención. ¡Claro! El caballo al que estaba animando había perdido. Pero Tobias, al otro lado, sonreía de oreja a oreja mientras empujaba a Tess.
"¿Ves? Te dije que Jordan perdería. ¡Ahora me debes mil dólares!".
"¡Pero si tú tampoco apoyabas a Cage! ¿Cómo podría perder la apuesta entonces?", ella lo fulminó con la mirada.
"Eso no importa; la apuesta era sobre si Jordan ganaba o perdía. Y perdió, ¡así que el dinero es mío!".
Con un resoplido, Tess se dejó caer junto a Caleb, quien negó con la cabeza divertido. "¡Todo esto es culpa de Ace! ¿Por qué no me dijo que ahora estaba apostando por Cage en lugar de Jordan? ¡Eso no es justo!".
Mis ojos se abrieron. ¿Él había apostado por Cage? ¿No por Jordan? Pero pensé que...
En ese momento, mi mirada se encontró con la de Caleb, quien me lanzó una sonrisa tímida. "Ni yo lo sabía. Pero lo que dije resultó cierto, ¿no?".
Él nunca pierde.
En ese momento, entendí el significado de su sonrisa antes. Y aquí estaba yo, pensando que había perdido y llamándolo perdedor en su cara. ¡Dios mío! Debe haberse estado riendo de mi ignorancia por dentro.
Eché un vistazo hacia la sección VIP. Él se encontraba en su lugar anterior y sus gafas oscuras estaban de regreso. La gente a su alrededor estaba felicitándolo, pero su silueta estaba inclinada hacia nosotros.
Mis ojos se quedaron clavados en los suyos mientras acercaba a Warner, aferrándome a su brazo. La tensión en su mandíbula afilada aclaró mis dudas; efectivamente, me estaba mirando.
Pero en cuanto a mi acto repentino, y a su reacción... Apagué mi cerebro antes de que me diera cuenta de algo que no pudiera manejar.
"La carrera ha terminado, ¿por qué no vamos a comer a algún lado? Tengo hambre", dije, queriendo irme de allí.
Caleb asintió con la cabeza, se puso de pie y arrastró a una Tess quejumbrosa con él. "Em tiene razón, hasta yo tengo hambre. Vamos cariño, vayamos por una bebida fría para que puedas refrescarte un poco".
Cuando salimos por la puerta, no me atreví a mirar atrás esta vez. Sin embargo, sentí la mirada ardiente sobre mí todo el camino hasta que finalmente estuvimos fuera de la vista.
***
Después de un día entero deambulando por la ciudad, la jornada finalmente terminó. Si bien había disfrutado mi tiempo con Tobias, Caleb y Warner, la incomodidad de la presencia de mi hermana siempre obstaculizaba mi alegría.
Y es que cada vez que veo su cara, no puedo evitar recordar esa noche...
Cerré los ojos, intentando alejar ese recuerdo de mi mente.
"¿Estás bien?", me preguntó Warner. Después de una larga caminata, nos detuvimos frente a mi casa, había decidido andar en vez de dejar que Tobias nos llevase en coche, pensando que esto podría ayudarme a aclarar mi mente. Pero no fue así; el embriagador aroma de él permanecía en el fondo de mi mente, y esa voz profunda pero ronca seguía resonando en mi oído.
La mano que tenía libre se cerró en un puño.
"Estoy bien, un poco cansada nada más".
Sonriendo, él tomó mi rostro. "Te entiendo, hoy tuviste un día largo". Sus orbes marrones brillaron con adoración y amor mientras parpadeaban hacia mis labios. "Sabes, estoy feliz de haber venido contigo. De no haberlo hecho, me hubiera perdido este día tan increíble".
Cuando sus labios se encontraron con los míos, simplemente dejé de respirar. Cerrando los ojos, me quedé esperando algo, lo que fuera. Pero no sentí nada; solo una mezcla de carnes, eso es todo. Sentí una quemazón detrás de mis párpados cerrados.
Ni siquiera el beso de un chico al que llamaba mi novio podía provocar aunque fuera un poco de la sensación que experimentaba al sentir sus ojos sobre mí.
Algo se abultó en mi pecho; una mezcla de frustración, culpa y una emoción abrumadora a la que no quería poner nombre.
Cuando su lengua comenzó a separar mis labios, me aparté, y pude ver el dolor cruzando su mirada.
"Yo... lo siento mucho, Warner. Estoy realmente cansada ahora mismo. ¿Podemos entrar?".
Aun cuando obviamente estaba herido, intentó disimularlo con una sonrisa, y eso me hizo sentir terrible. "No te preocupes, Em, lo entiendo. Vamos a refrescarnos". Luego de eso, se dio la vuelta, y pude verlo alejarse en silencio.
***
Una brisa suave tocó mi piel mientras veía las nubes oscuras cubriendo la luz de la luna llena. Hasta ese momento, las estrellas no habían hecho su aparición, mientras que la noche desnuda no ofrecía nada más que el sonido de los grillos.
Este solía calmar mi mente, pero no esta noche. Nada parecía domar la tormenta que se desataba en mi pecho.
Una punzada de culpa me golpeó de nuevo al recordar el rostro de Warner esta noche cuando lo rechacé, una vez más. Esta no era la primera ocasión en que me negaba a tener intimidad con él y, de hecho, no era el único, pues en los últimos años, no solía pasar de un beso cuando salía con alguien.
Simplemente no podía.
Y ningún chico querría hacer algo con una chica que ni siquiera podía dejar que la besaran adecuadamente, y ni hablar de pasar a lo físico. Pero Warner no era cualquier chico; él respetó mis deseos y se mantuvo a distancia. Lo más íntimo que habíamos hecho fue besarnos ya que, fuera de eso, no podía ofrecerle nada más. Y él nunca se quejó, a pesar de que sentía claramente su deseo por llevar nuestra relación al siguiente nivel.
Pero esa noche, ni siquiera pude darle un beso.
Una lágrima de frustración se deslizó por mi mejilla.
Juro que lo intenté. Hice lo mejor que pude para romper mis defensas, pero fallé. Entre más lo intentaba, más me disgustaba conmigo misma, sintiendo algo muriendo dentro de mí. Incluso ahora que había cerrado un capítulo de mi vida, no dejaba de sentirme atada, y la sensación de hacer algo mal no se me quitaba. Y me hacía mal al obligarme a sentir algo por todos esos hombres con los que salía, pero nunca pude hacer que mi corazón latiera por otra persona como lo hacía por él.
Así que simplemente dejé de intentarlo.
Cuando Warner me pidió ser su novia, estaba al tanto de mi condición. No sabía lo que me había sucedido en el pasado, pero sabía de mi corazón roto. Le dije que tal vez nunca podría corresponder su amor, pero él estuvo dispuesto a intentarlo. Nunca fue mi intención lastimarlo en el proceso, pero su persistencia me dio esperanza. Tal vez podría volver a sentir el amor.
Pero no fue así.
Por más que él quisiera una relación entre nosotros, acepté por mi propio egoísmo. Y gracias a esto, lastimé al hombre que siempre estuvo ahí para mí cuando todos los demás desaparecieron.
Y todo por culpa de mi estúpido corazón. Simplemente no sabe reaccionar ante nadie que no sea él.
Con esto en mente, apreté la mordida y otra lágrima corrió por mi mejilla.
Ojalá supiera cómo detenerme...
De pronto, sentí un movimiento a mis espaldas y me limpié los ojos. Su perfume de sándalo me llegó incluso antes de que ella se sentara a mi lado.
Nos quedamos sentadas en silencio por unos momentos antes de que finalmente hablara. "¿Sigues enojada conmigo por lo de esa noche?". Su mirada permaneció dirigida al cielo, mientras las nubes liberaban lentamente a la luna.
"No puedo estar enojada con nadie cuando la tonta fui yo", respondí, sin mirarla todavía.
Por el rabillo del ojo, noté que me estaba mirando. "No fuiste tonta, Em. Solo eras una joven enamorada de alguien en el lugar y el momento equivocados".
Dejé escapar una risa seca, con mis uñas clavándose en mis palmas. "Es curioso, pero tú fuiste quien me hizo darme cuenta de mi estupidez".
Todavía recuerdo aquel día en que la confronté por eso, y cómo se rio en mi cara cuando me recordó lo ingenua que habia sido al pensar que un chico como Ace me querría a mí en lugar de a alguien como ella.
Pensando en esto, lanzó un suave suspiro. "Lo siento. Sé que fui una perra contigo esa noche, cuando en realidad soy tu hermana. Pero créeme, nunca deseé nada malo para ti".
Luego de un momento de silencio, continó en voz baja.
"Debido a los malentendidos y a la puerilidad, hemos perdido muchos años. Puedo decir que extrañé mucho a mi hermana durante ese tiempo. Incluso cuando me visitabas a veces, estabas tan distante que no podía llegar a ti y, sinceramente, nunca encontré el valor necesario". El temblor en su voz me hizo voltear a verla. Sus ojos azules brillaban bajo la luna. "Quiero la relación que teníamos antes. Quiero a mi hermana de vuelta, especialmente ahora que se acerca el día más importante de mi vida. ¿No podríamos simplemente olvidar el pasado y empezar de nuevo? ¿Tener un nuevo comienzo?".
"¿Por qué lo hiciste?". Sabía que no era el momento adecuado para preguntarle esto, pues había hablado de un nuevo comienzo. Pero tenía que saberlo. Tal vez pareciera una simple adolescente con el corazón roto por su primer amor, pero para mí era mucho más que eso.
Apartando la mirada, ella lanzó otro suspiro. "Sé que me odias por eso; pero créeme, nunca quise nada malo para ti. Siempre he querido que estés bien".
"¿Podrías responder mi pregunta nada más?". Quería saber por qué lo había hecho; por qué me rompió el corazón después de saberlo todo.
Ella pareció dudarlo al principio, pero luego asintió con la cabeza.
"¿Lo amabas?".